domingo, 1 de marzo de 2020

No me busques...






Habíamos salido a tomar algo, un sábado por la tarde, para salir un rato de casa y que nos diera el aire. Ya en casa medio nos  la habíamos tenido por ese orgullo y cabezonería tan suyos, por eso entre otras cosas decidí que nos diera el aire  un poco, por tener la fiesta en paz. Pero fuera siguió en esa actitud, tiritos, contestaciones y momentos de un comportamiento entre infantil e impertinente, vamos en eso que los ingleses llaman "bratting" y que yo llamo pedirlo a gritos, pero tenía el día paciente, aunque soy de aquellos que va apuntando y en el momento más inesperado o por una tontería me las cobro todas, no era la intención aquel día la verdad y de hecho cuando ya volvíamos para casa estaba como más relajada, así que pensé que igual la tontuna se quedaba ahí. Que equivocado estaba o que inocente soy, porque anda que aquel día no se veía venir que hasta que no lo pusiera el culo caliente no iba a parar.

Aprovechamos para coger algo de cenar de camino a casa y quitarnos de tener que hacer cena, se presentaba una noche de sábado tranquila o eso parecía de hecho incluso estuvimos hablando de vernos un peli y barajando opciones de camino. Al llegar me dijo que iba a ponerse cómoda y mientras yo empecé a poner la mesa  para cenar. Cuando ella salió con el pijama puesto, fui yo a hacer lo mismo, pero al entrar al baño vi algo que hizo de mecha, en el fondo llevaba toda la tarde quizás con cosas peores, pero aquello me sonó a tan descarado que estallé eran las medias que llevaba en el suelo, me fui a buscarla, pensando que estaría terminando de poner la mesa, pero estaba en el sofá trasteando el móvil, entré y le dije:

-Ya puedes levantarte y recoger las medias que has dejado tiradas en el suelo
-Joder que más te da. Ya las recojo mañana.
-Mañana no ahora, así que deja el puñetero móvil y mueve el culo.
-Mira tío las recogeré cuando me de la puñetera gana a mi.

Y aquella fue ya  la última gota que colmó el vaso que llevaba llenando toda la tarde, me fui para ella directo, le quité el móvil, es más me lo puse en el único bolsillo del pijama, la cogí con fuerza de la muñeca y tiré de ella hacía el baño, una vez estuvimos allí la solté y le dije.

-Recógelas.
-Pero que más te da no tiene que venir nadie.
-Puffffff voy a contar hasta tres, recógelas y si son para lavar el cesto de la ropa y si no las guardas, pero tu recoges las medias.
-No sale del chichi
-¿Que?
-Ya me has oido.

Tal y como terminó decirlo, la cogó del brazo le di la vuelta y empecé a darle en el culo de pie, no fueron tres o cuatro azotes no, al menos una veintena se llevó. La solté y le repetí.

-Recoge las medias.

Se agachó sin decir nada orgullosa y las recogió a mala gana, una pequeña victoria que aproveché para restregársela.

-¿Has visto que fácil es? a la que te empieza a picar el culo entiendes las cosas.

Lo volví a coger del brazo con la intención de salir del baño, al pasar por la puerta cogí el cepillo, la llevé sin soltarla hasta el canasto del ropa sucia, dejó allí las medias y sin soltarla directos al salón. Cuando la solté para sentarme en el sofá, se dio cuenta que llevaba el cepillo en la mano y que aquello iba en serio y entonces bajó el tono.

-Se nos va a enfriar la cena.
-No te preocupes que cuando acabe contigo las podremos calentar en tu culo, que hoy me tienes hasta ahí.

Tirón y a mis rodillas sin tonterias, y nada más ponerla empecé a darle por encima del pijama y con alegría desde el primero, ahí hizo un intento en vano de retractarse.

-Vaaaa que solo estaba jugando un poco, no te pega ponerte tan serio tampoco hay para tanto.

Paré.

-Bueno tu ya has jugado, pues ahora me toca a mi.

Entonces tiré del pantalón del pijama para abajo, al notarlo llevó la mano para intentar impedirlo, pero se llevó un toque en la mano.

-Las manos agarradas al cojín o te juro que no te sientas en una semana.

Se quejó, pero acabó por ceder y yo de bajarle el pantalón hasta las rodillas. En cuanto lo tuve bajado seguí dándole con la mano, me tenía calentito asi que con ganas con muchas ganas, armando bastante escándalo, yo creo que los vecinos estaban acostumbrados ya a ese extraño ruido de vez en cuando, pero aquel día era especialmente sonoro. Ya no paré de darle hasta que empezó a picarme la mano y ella tenía el culo ya como un tomate. Cuando paré le dije.

-Ahora vamos a cenar que tengo hambre, así que siéntate y calladita.

Fui a por la cena, ella me esperaba sentada con el pantalón del pijama en los tobillos. Cenamos en absoluto silencio, en calma, aunque ella apenas probó bocado, yo si tenía hambre, cuando terminé le pregunté si no iba a cenar más me dijo que no y le dije que recogiera la mesa, que podía subirse los pantalones, pero que al terminar, se fuera al rincón y se los volviera a bajar, porque pensaba continuar con su castigo un rato. Lo hizo, en el último viaje intentó persuadirme de que igual era más divertido hacer otras cosas, pero con un gesto le indiqué el rincón y resignada se fue para allí.

-¿Que te he dicho?
-Pufffff voyyyyy

Se bajó el pantalón, yo me senté y me encendí un cigarrito, aun tenía el culo bastante rojo, pero mucho más que le tendría dentro de un rato. Me fumé el piti tranquilo, el terremoto parecía un angelito ahí en el rincón con el culo rojo. Pero aquel día había jugado demasiado con fuego. Así que que cuando me terminé el "piti" la llamé en mis piernas estaba el "odiado" cepillo, cuando se acercó lo cogí.

-Ya puedes ponerte, ya sabes el culo bien levantado y ni se te ocurra ponerlo duro.

Cuando se colocó, como no me gustó ni la posición ni la actitud, la hice volver a levantarse y volver a colocarse, a la segunda ya entendió que era mejor no tentar más a la suerte. Le pasé un poco la parte lisa del cepillo por la piel, pero enseguida empecé a darle a base de bien, insistiendo especialmente en la parte más baja del culo, que ahí pica más, aunque de vez en cuando la dejaba descansar un poco, volvía enseguida a la carga, aquel día si quería que lo sintiera como que la estaba castigando en serio y eso pasaba por llevarla al límite. Hasta el punto que también se llevó unos cuantos en la cara interna de las nalgas que ahí si duele, y aunque cuando separé una de las nalgas para hacerlo, volvió a llevar las manos para evitarlo un par de azotes con el cepillo en los muslos y automáticamente quitó las manos. Llegó un momento que me di cuenta que estaba llegando a ese punto de no poder más casi y paré, me quedé un rato mirando sin tocar, ya en ese momento sabía que las marcas iban a estar ahí mínimo un par de días, aunque en ese momento era todo piel con distintos tonos de rojo.

Le dije que se levantase, cogí una silla y la puse con el respaldo mirando a la pared y le dije.

-Subidita de rodillas encima de la silla, las manos en la cabeza, que yo me voy a la cocina a fumarme un "piti".

Lo hizo ya sin protestar tan siquiera solo un largo suspiro.

Sali del comedor y me fui a la cocina me encendí  un cigarrito, le di una calada y entonces no se porqué pensé que si tenía el día tonto y desafiante....total que sin hacer ruido sigilosamente pegado a una de las paredes del pasillo me fui hasta la puerta del salón y mi previsión resultó ser acertada, estaba subida en la silla mirando al rincón si, pero con las dos manos frotándose el culo.

-¿Se puede saber que haces?

Al escuchar mi voz se llevó de inmediato las manos otra vez a la cabeza.

-¿Que hacías?
-Puffff es que pica mucho
-Pues parece que no los suficiente. Voy a acabarme el piti, pero ahora cuando vas a ver que aun puede picar más.

Y ahí la dejé me fui a la cocina me termine el cigarrito y de vuelta hice parada en la habitación, para coger mi cinturón de cuero vuelto marrón, entré lo dejé encima del brazo del sofá

-Ven aquí

Se bajó de la silla, se dio la vuelta y se acercó, al ver el cinturón en el brazo del sofá, reaccionó.

-Puffff ¿más? me escuece mucho de verdad.
-Escocer con el cepillo no creo, si acaso te debe picar, pero bueno para eso he cogido el cinturón, no hace falta que te diga como tienes que ponerte ¿no?.

Suspiró otra vez, pero se pusó tumbada por encima del brazo del sofá, con el culo bien expuesto, le termine de bajar el pantalón hasta los tobillos y cogí el cinturón que ya estaba doblado. Aquel día no le dije ningún número, aunque yo si más o menos conté, fueron 4 tandas de una docena de azotes con el cinturón cada una, con una pausa entre tanda y tanda, en las que si pasé mis dedos por la piel bien marcada ya de su culo. Después de la revisión tras la última tanda decidí que ya era suficiente castigo para su piel, iba a estar marcada unos días, pero quería terminar de bajarle del todo el orgullo y la chulería desafiante y le pregunté.

-¿Hay jengibre?
-No

Dijo como aliviada.

-Habrá que comprar entonces, de todos modos agárrate los cachetes y separalos.

Emitió un resoplido de desaprobación y no hizo nada.

-Tengo que volver a coger el cinturón.

La amenaza surgió efecto y llevó las dos manos a su culo una a cada nalga y separó un poco ambas. Yo sabía perfectamente que aquella situación era de las más vergonzosas para ella y más cuando le dije.

-Mas separadas.

Lo hizo no le quedaba otra, exponiendo esa parte tan íntima. Junté tres de mis dedos y empecé a pasarlos por ahí entre las nalgas mientras le decía, esto hubiera sido más fácil con jengibre pero como no hay lo haré a mano. Entonces con los tres dedos le dí un golpecito en esa zona, supongo que no lo esperaba, porque soltó las manos y todo.

-Vuelve a separártelas.

Tardó un poco pero lo hizo.

-No las sueltas hasta que no te lo diga.

Y con los tres dedos juntos empecé a darle una especie de azotitos en la zona del ano, como un docena o tal vez 15 los justos para ponérselo también algo rojito. Entonces yo mismo, le quité las manos, haciendo que todo volviera a su posición original. Y le dije.

-Ahora mismo no creo que quede un centímetro de tu culo si calentar. A ver si así la próxima vez mides mejor.

Llevé de inmeediato mi mano a su coño, estaba mojado no, literalmente chorreaba  por sus muslos.

-Lástima que te hayas portado mal....

Le dije mientras le frotaba el coño.

-Hoy te quedas sin postre, pero yo no. Vuelve a separarte las nalgas.

Lo hizo creo que en aquel momento estaba tan dolorida como cachonda y ya actuaba sin pensar. Me desnudé, utilicé mi saliva para lubricar su ano enrojecido, le metí  un dedo, después dos, sin mucha dificultad jugué un poco con mis dedos dentro de su culo, dilatando bien. Y cuando los saqué acometí directamente su culo con mi polla, despacio pero sin echarme atrás hasta que toda ella despareció en su culo, me quedé un rato quieto con mi polla metida hasta el fondo de su culo, mi pubís y la parte de arriba de mis piernas tocaban la piel de sus nalgas que hervían, la cogí de la cintura alli sobre el brazo del sofá y empecé a moverme entrando y saliendo despacio para que su ano se fuera acostumbrando, cuando ya estuvo hecho a mi forma y no ofrecía ninguna resistencia empecé a moverme más rápido y ella a suspirar y gemir, mi piel chocaba contra la suya marcada y dolorida de los azotes entonces entre jadeos me dijo.

-No vas a dejar que me corra?
-De momento no, ya te dije que estabas castigada sin postre.
-Joder....
-Haberlo pensado

Yo si me corrí dentro de su culo.

Pero las noches de sábado pueden ser muy largas, no hay que madrugar, un rato después estábamos en la habitación, ella tumbada boca abajo y yo poniéndole crema y dándole un masaje en el culo y ahí le dije.

-¿Quieres postre?
-¿Tu que crees?

Comprobé otra vez como estaba su coño antes de responder.

-Parece que si
-Pues eso...
-Mmmm te ofrezco un trato, yo te levanto el castigo sin postre y tu mañana, me escribes en forma de relato lo que ha pasado hoy...

Ahora ya que siga la imaginación.

Continuará....

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...>