martes, 29 de enero de 2019

Ansiedad y spanking. (Por Isabelle)





Hacia mucho tiempo que no compartía la traducción de un artículo de páginas o blogs en otro idioma y creo que si alguien merece el honor de inaugurar de nuevo esta sección es Isabelle, que fue la persona que mas veces traduje en la anterior etapa.El artículo original de hoy es obra de una habitual de la sección Isabelle. Que en un artículo titulado originalmente: "Anxiété et fessée" (Ansiedad y spanking), toca el interesante tema del miedo y los juegos,  desde un visión muy interesante, que da que pensar. Os dejo con Isabelle y luego comentamos.

"Para entender mejor el tema, creo que tenemos que hacer una distinción. Por un lado tenemos a los pragmáticos, que les gusta explorar lo concreto y tangible. Tales como los límites de la piel para conocer el éxtasis, una especie de fusión entre mundo exterior y mundo interior. Por otro lado nos encontramos con los fantasiosos o soñadores, en los cuales la parte evocadora tiene vital importancia en su modo de obtención del placer. Es más incluso esta parte imaginativa puede ser suficiente por si misma. Dicho esto recuerdo que no estamos aquí para juzgar el placer de los demás.

Yo que formo parte del grupo de los imaginativos, diría que es difícil atrarme a través de las promesas. La promesa del mega-orgasmo o de sensaciones placenteras increíbles, me deja fría. Lo que despierta mis emociones es otra cosa: es sentirme expuesta lo que me provoca una tensión interna que pone de relieve los fenómenos de la ansiedad. 

Es entonces para mi el momento de la verdad, sin perder su misterio, que se resume perfectamente en la expresión alemana: Mein Herz rutscht mir in die Hose ! (Mi corazón se desliza a mis pantalones).

Mi pareja sabe como elevar mi tensión nerviosa, hasta llevarme a un punto de ansiedad que solo se calma, cuando empieza la azotaina. Para meterme en una situación tan perturbadora como la anterior, pero más calmada. Debo admitir sobre todo cuando mi percepción es de un castigo altamente merecido que mi sensación es la de no saber ni donde estoy. En esos casos yo siento sobre todo el dolor de los azotes en mi culo y deseo que termine cuanto antes. Pero una vez terminado mi cuerpo habla con mayor claridad y ese corazón que baja a mis pantalones, se expresa en forma de humedad sagrada en  mi entrepierna. Húmeda contra mi voluntad, ya que no es lo que se pretende en un castigo. Esa extraña confusión entre someterse a los azotes y huir al mismo tiempo, casa a la perfección con los fenómenos de angustia. Voy a citar al analista Jacques Caïn y su obra de 1979. Un tiempo para el placer, un tiempo para la angustia.

"...El miedo ante un peligro real, se convierte en angustia tan pronto como se tiñe de ambivalencia, es decir cuando se presentan a la vez deseo de fuga y atracción. Es si duda una de las mejores definiciones de lo que estamos tratando de profundizar: debido a que la angustia aparece antes de que ese peligro real sea evidente, podemos concluir que se trata de una señal que nos recuerda el retorno de una amenaza que resurge de nuestra memoria,  un sesgo mnésico que proviene de nuestra infancia, que siempre se presenta en forma ambivalente: placer, displacer, huida y curiosidad. Es ese sentido se puede decir que toda ansiedad, es en realidad "angustia de espera" o la "ansiosa espera" de un evento. Tenemos una perfecta definición de esto en el lenguaje, cuando usamos el verbo temer, seguido de una afirmación: "me temo que vendrá". Eso implica sin duda la ambivalencia entre algo que se espera y rechaza a la vez... "

No es necesario ser un experto, para entender como la angustia puede transformase en excitación sexual o como la amenaza de  un castigo puedo convertirse en fuente de placer."

Bueno yo creo que lo explica muy bien Isabelle, pero por si acaso vamos a comentar un poco. Hemos hablado muchas veces del miedo y su capacidad de excitación, el miedo nos provoca diversas reacciones, un aumento de agudez de los sentidos por ejemplo y evidentemente excitación. Sin embargo hay algo que debemos comprender, el miedo provoca respuesta de huida, mientras que la angustia provoca a la vez escapar y permanecer. Eso explica muy bien esa contradicción tan inexplicable, como la de provocar una situación que lleve a una consecuencia conocida y cuando esta es inevitable tratar de evitarla. O esa otra también muy expresada, del quiero pero no quiero.

Está claro que usamos la angustia y la ansiedad en los juegos, que jugamos con eso que define el analista como: "ansiosa espera"  con el "me temo que pasará". Con la dualidad excitante entre deseo y huida.

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