jueves, 29 de julio de 2021

La cultura del spanking.





Creo que alguna vez ya había contado esta anécdota. Todas las personas con las que he intimido/jugado tenían un uniforme/disfraz de colegiala, todas. Es más algunas ni tan siquiera lo habían usado nunca para jugar, simplemente se lo habían probado en alguna ocasión. Por lo tanto no es algo que en momento dado pidiera yo, sino que era anterior a mi, incluso anterior a tener experiencia real en el spanking, por lo tanto podríamos hablar de un fetichismo, curioso y por pura estadística parece que muy frecuente y tengo la fea costumbre de no creer en casualidades, y claro la pregunta es:

¿Por qué puede resultar morboso y atractivo, a una mujer adulta, algo relacionado con la infancia y adolescencia?.

La respuesta fácil, es pensar que dicho atuendo puede resultar sexy y hacer que se sientan deseadas con el. Algo de eso hay esta claro. De hecho esos uniformes son utilizados por adolescentes también, que ya tienen cuerpo de mujer y ya hemos hablado del atractivo biológico hacia la apariencia de juventud en los hombres. Pero también es innegable, que a la vez, que una mujer adulta se ponga un uniforme escolar implica, una infantilización innegable, incluso porque no, cierto grado de vergüenza o sentimiento de ridículo. Curiosamente ambos ingredientes, deseo y vergüenza forman parte de los juegos.

Pero pesonalmente creo que hay algo mas profundo, que las raíces del fetichismo por los uniformes se hunden más en la tierra de la cultura. Culturalmente es inconcebible que un adulto azote a otro adulto y menos aún cuando a esa azotaina se le da un componente de "castigo". Se supone que los adultos somos responsables de nuestros actos y estamos extentos de la corrección de los mismos, salvo por los las instituciones pero nunca de por otra persona. El concepto de igualdad, hace que nadie pueda "sancionar" o "corregir" a nadie por iniciativa propia. Sin embargo eso mismo es totalmente aceptado, tolerado y entendido como correcto y deseable en las etapas de crecimiento. Vamos que distintas autoridades, que siempre son adultos (padres, profesores, educadores....) corrijan y castiguen a un menor, es algo natural, aceptado y que todos entendemos como correcto. Con el añadido que pese a que al afectado obviamente no le produzca ningún placer, en teoría es algo por su propio bien, para evitar males mayores en un futuro, como situaciones de riesgo o una correcta inclusión en la sociedad.

Esta descripción ya nos puede dar una idea de hacia donde van las raíces de este curioso fetichismo. Ciertamente el castigo corporal a menores, es algo cada vez más residual y mucho menos el castigo corporal ritualizado, sin embargo si existe aún un substrato cultural al respecto muy difundido.  Por ejemplo las personas de las que os hablaba al principio, nunca recibieron mas allá de algún azote esporádico durante su crianza, alguna ni eso, en cambio estoy seguro que recibieron más de una amenaza y a veces el impacto de la amenaza es mucho más potente que el de la acción, ya que la acción no deja lugar a dudas y la amenaza es interpretable y por la tanto susceptible de fantasear con ella. Así el típico "te voy dar como no te estés quieta" puede crear ansiedad y angustía, en forma de fantasía (no lo entendáis como erótica). También nos podemos encontrar con el caso contrario, la indiferencia o la sobreprotección, que acaben generando una sensación de desamparo, puede ser mucho más traumático que los adultos pasen de ti o que te desprecien que unos azotes, que pueden ser asumidos como atención.

Personalmente creo que si mezclamos todo lo dicho  hasta ahora llegamos al fondo de la cuestión. Se juntan varios factores. Por una parte ese componente de picardía adulta, de provocar deseo en el otro a través del vestuario, pero por otra parte no podemos negar la influencia cultural. El infantilizarse durante el juego, por una parte rompe el tabú cultural de la igualdad, una evasión de la realidad donde se adopta el papel de "menor" que justifica la "corrección" por su propio bien, por parte de quien asume el papel de adulto. A lo que le suma, que esa "correción" tiene un marcado componente de atención, protección y seguridad, todo ello bañado siempre con el erotismo y la sexualidad adulta, que siempre están presente en un juego. Esta es al menos mi visión del habitual fetichismo del uniforme de colegiala en muchas spankees.

Y para terminar una pregunta: ¿Cuantas teneis uniforme?.


1 comentario:

  1. ¡Buenos dias! Tu publicación es muy interesante. Debo decir que aunque siendo muy femenina, a veces femme fatale y coqueta. A menudo me han intrigado y perturbado por el uniforme de colegiala o la falda escocesa para que me quedara adolescente (por diversión porque no había ropa obligatoria)…
    Es para mí esta mezcla de erotismo adulto y adulto la que se rinde ante la autoridad, el control y la protección del otro que da la emoción, la problemas y vergüenza!

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