sábado, 18 de marzo de 2023

Vaguitis aguda.

 




-Nena ¿No has ido a hacer la compra? 

La miraba con los brazos cruzados y serio desde el umbral de la puerta del salón. Ella estaba estirada en el sofá con una sudadera vieja rosa y unos leggins negros.

- Pfffff es verdad!!! -me dijo poniendo cómo una cara de sorpresa fingida- no me he acordado.

- Ayer tampoco te acordaste.

- Pffff Santi es que estoy de vacaciones y no sé ni en qué día vivo.

Se había cogido una semana de vacaciones porque aún le debían días del año pasado, de hecho me había estado contando mil cosas y proyectos que quería hacer esa semana, los dos primeros días nada, pero entendí que quisiera descansar, aunque soy partidario de quitarte lo pesado cuanto antes y así poder disfrutar los días restantes.

- Pues ya sabes que te toca. 

- Pffffff y no podemos pasar hoy y ya iré mañana...-me dijo poniendo cara de niña buena- 

- Ni hablar, además esta semana te toca, vístete y ve a hacer la compra, que mientras me voy a dar una ducha. 

Fueron las últimas palabras, me metí en la habitación y la cama sin hacer, además toque la tele de la habitación y estaba caliente. Cogí ropa, me metí en la ducha, me puse una lista de Spotify y a relajar. 

Cuál no sería mi sorpresa, cuándo al salir de la ducha estaba exactamente en la misma posición jugueteando con el teléfono. 

- ¿Aún no has ido a comprar?

- Pfffff Santi, ya te he dicho que iré mañana, ya haremos cualquier cosa de cenar.

- Nena, no estoy negociando vas ahora y punto, llevo dos días diciéndotelo.

- Que no pesado!!!! Ahora no me voy a vestirme estoy de vacaciones y me apetece vaguear.

Me agotó la paciencia, tuve la extraña sensación que me estaba vacilando y no dije más me fui para ella, le quité el móvil de un manotazo.

- Confiscado. Cómo a las niñas, ahora vístete y ve al super. Ya. 

- Dame mi teléfono.

- Cuando te comportes cómo una adulta.

Se levantó e intentó quitármelo, forcejeamos un poco.

- Se acabó.

La cogí del brazo, me senté en el sofá y la tumbé en mis rodillas. Mi pierna izquierda por encima de las suyas para inmovilizar la y empecé a zurrarle el culo con ganas.

- Nos ha querido ir por las buenas, muy bien pues vas a ir con el culo como un tomate. 

Durante un par de minutos luchó en vano, pero sólo conseguía que le diera con más ganas, hasta que dejó de resistirse, y aún así seguí un rato más calentándole, el culo, hasta asegurarme que estaba bien calmada.

- Levanta.

Quité mi pierna que sujetaba las suyas y se levantó.

- Ya que tienes que cambiarte de ropa, te voy a ayudar.

Metí los dedos por la cintura de los leggins y de un tirón se los bajé a medio muslo, hice lo mismo con el tanga y otra vez a mis rodillas, ya tenía un colorcito bonito, pero un par de tonos más seguro que le convenían.

Retomé la zurra, ya con el culo al aire, sin protección. 

- En cuanto termine, te vistes y vas al super, no quiero escuchar ni un sólo reproche ¿Estamos?

Me aseguré de ponerle el culo como un tomate, antes de dejarla ir. Quería que hiciera la compra sintiendo que el culo le quemaba. Un par de palmadas ya de pie y a vestirse.

Salió de casa enfurruñada y sin decir ni adiós, además dando un portazo al salir y sin lista de compra. Unos tres cuartos de hora más tarde se abría la puerta y escuché cómo dejaba la bolsas en la cocina. Me fui para allá. Allí estaba con la misma cara de enfado sacando las cosas de la bolsa.

- ¿Has ido sin lista? Mañana te va a tocar volver, seguro.

- Ni hablar si hubiera tenido "mi" teléfono te hubiera preguntado, así que si falta algo ya sabes.

- Ya sé ¿Qué? 

- Que vas tú, yo ya he hecho la mía ahora te toca a ti. 

Ni le contesté la cogí de la oreja, la saqué de la cocina y para la habitación. Una vez dentro la solté y cerré la puerta. Abrí el armario y saqué el uniforme. 

- Pontelo y te espero en el salón. 

Antes de irme le di un par de cachetes sobre los vaqueros.

- Hoy has acabado el cupo de paciencia.

Me fui a esperarla sentado en el sofá, pero antes había ido al despacho y había cogido el taburete que estaba en el centro del salón. Cuando apareció llevaba la faldita a cuadros y el polo.

- Ven aquí.

Se acercó.

- ¿Sabes porqué vas vestida así? 

Suspiró...

- Vas vestida así porque te comportas cómo una colegiala, exactamente igual y cómo te comportas así tú vestuario tiene que ir en consonancia. Las manos sobre la cabeza o detrás de la espalda cuando te regaño.

Lo hizo y nada más hacerlo, metí las manos bajo la falda y le bajé las braguitas hasta los tobillos.

- Ponte de rodillas frente a la tele, mirando al sofá.

Hizo la intención de quejarse, pero bastó una mirada, para que fuera frente a la tele y se pusiera de rodillas mirándome, con las manos sobre la cabeza. Entonces me levanté y fui hasta la librería. Cogí el Larousse, español/francés, francés/español y el Harper Collins español .

- Extiende los brazos con las palmas de las manos hacia arriba.

Esta vez si resopló, pero lo hizo, le puse un diccionario en cada mano.

- Ahora me voy a colocar la compra, y de paso haré la lista de lo que falta, que te la colgaré en la puerta de la nevera. Si se te cae un diccionario lo escucharé. 

Y allí le dejé castigada, mientras colocaba la compra y hacía la lista, fui rápido y al volver me fui directo a ella, al quitarle el peso de los diccionarios suspiró y agitó lo brazos aliviada.

- Ve a buscar el cepillo.

- Pffffff 

- Si lo prefieres te tengo 10 minutos más con los libros, tu misma.

Se levantó, fue camino del baño. Yo me senté en el taburete y esperé que volviera, cuando lo hizo le pedí el cepillo.

- Sobre las rodillas con la falda levantada.

El taburete es bastante más alto que una silla así, que queda en una posición muy infantil al colocarse en las rodillas, los pies no llegan al suelo y su único agarre son las propias patas del taburete. Esperé a que se colocará bien. La sujeté con fuerza de la cintura y empecé a acariciarle el culo aún rojo con el cepillo. 

- A parte de ir a hacer la compra que falta mañana, quiero un planning hecho sobre que vas a hacer cada día de los que te faltan. Se acabó el vaguear. 

Empecé a zurrarle el culo con el cepillo ovalado al ritmo de dos y dos azotes alternos en cada nalga y apuntando bien a la zona de sentarse, que es la que quería que sintiera bien cada vez que se sentara el resto de las vacaciones. Cómo de costumbre lo hicepor tandas, entre tanda y tanda haciendo un pausa más o menos larga para jugar un poco a las sensaciones en la piel sensible. Cuando ya tenía dos grandes ronchas escarlata en cada nalga paré. Alargué el brazo y dejé el cepillo sobre la mesa.

La acaricié un poco, pero no mucho rato. Al terminar la ayudé a levantarse. Cuando estuvo de pie, le pedí las braguitas.

Roja se agachó y me las dio, entonces le hice darse la vuelta, le enrollé la falda sobre su propia cintura por detrás y dándole un azote le dije.

- Ahora ves a hacer la cena. 

Y así hizo y sirvió la cena con la falda levantada y enseñando el culo rojo como un tomate. Obviamente también se sentó a cenar así, lo cual no debió ser muy cómodo. Al terminar recogió la mesa y cuándo ya estuvo, yo tenía su teléfono sobre la mesilla y en la mesa grande el taburete, el cuaderno y un bolígrafo.

- Ahora señorita carácter, te vas a sentar en el taburete y me vas a copiar 100 veces: no daré portazos cuando me enfado. Cuando estés recuperaras tú teléfono. 

No protestó, se fue para el taburete se sentó con mucho cuidado y empezó a copiar las líneas, en un momento determinado me levanté, me acerqué por detrás, mi cabeza por encima de su hombro y llevé mi mano entre sus piernas, inconscientemente las separó un poco y palpé a ver qué encontraba.

- ¿Así estamos señorita? ¿Jugosita? 

Empecé a jugar un poco con mis dedos en su sexo a la vez que contaba mentalmente las líneas, entonces paré.

- Te quedan 28, termina y luego ya veremos si hay premio...






1 comentario:

  1. Si las holgazanas recibieran todos los azotes que se merecen, sé de alguna que ya no tendría culo xD

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