jueves, 7 de julio de 2022

Caprichos de viernes.

 



No me lo podía creer, un viernes y había salido pronto de trabajar!!! Eso había que celebrarlo. Además empezaban ya las noches calurosas donde apetece salir al fresco, sentarse en una terraza a tomar algo y cenar.

Se lo propuse nada más llegar y aceptó, ella también estaba llevando un final de curso complicado y necesitaba despejar la cabeza. Cómo era pronto, nos dio tiempo de todo, incluso de descansar un rato antes de ponernos con los rituales de vestir y arreglar, nos pusimos y cómo siempre me tocó esperar, finalmente salió y me dijo.

- Cuando quieras...

- Joder, que buena estás!!!

- Que idiota eres y pelota.

- ¿Cogemos el coche? 

- No vale la pena, a saber dónde tenemos que aparcar, pillamos el bus mejor.

- Genial, así tampoco hay que controlar. 

Cogimos lo necesario, nos bajamos, caminamos a la parada del autobús y cogimos el primero al centro. De dónde nos dejaba el bus a donde íbamos había unos diez minutos caminando, y fue de camino dónde la empecé a notar rara.

- ¿Te pasa algo nena? 

- ¿Tanto se me nota?

- Será que te conozco, venga habla...

- Pues que llevo desde que hemos bajado del bus comiéndome la cabeza con la ropa.

- ¿Que le pasa a la ropa?

- Igual es demasiado de verano y desentono un poco.

- Es que hace calor.

Llevaba una mini vaquera blanca y una camiseta ajustada de tirantes amarilla.

Soltó un suspiro pesado, que me sonó a resignación, pero siguió.

- Va si es momento, cogemos el bus y en media hora estamos aquí otra vez.

- Que no nena, que ya me he tirado media esperando mientras elegías y ahora no vamos a volver...

- Si quieres voy yo sola y me esperas.

- Venga va quítate la tontería de la cabeza y disfruta joder.

- Ya pero estoy aún muy blanca y enseño mucha pierna.

- No es que enseñes, es que hay pierna.

- Pffff y si volvemos un momento y me cambió, no voy a estar cómoda. 

- Anda tira que estás preciosa 

Inspiró hondo y contestó.

- Vale, da igual.

Seguimos hasta llegar a la terraza que habíamos elegido, nos sentamos e intenté sacar conversación, pero estaba cómo distante, respondía con monosílabos o con cosas que se notaba que no estaba en la conversación, incluso cuando llegó el camarero lo ignoró y ni contestó, con lo que pedí yo por ella. 

Cuando se fue el camarero, le dije.

- ¿Nena ya te has cogido la pataleta porque no he querido volver? ¿Te parece una actitud adulta?

- Yo no he cogido ninguna pataleta -me contestó sin mirarme y con ese golpe de orgullo tan suyo- 

Decidí cortar por lo sano antes de que fuera a más 

- Nena cuando me hables mírame a los ojos y te aviso no sigas por ese camino, que no te va a llevar a ningún sitio bueno.

Se puso frente a mí cruzando las piernas y me soltó.

- Pues no entiendo por qué te molesta tanto que no quiera tomar nada.

En ese momento el camarero servía las bebidas y la escuchó.

- No pasa nada señorita, ya me llevo su consumición.

- Déjela caballero, por si cambia de opinión. 

Cuando se alejó un poco el camarero le dije.

- Lo que me molesta ya sabes que es, esa actitud desafiante y provocadora.

- Vaya ahora tampoco voy a poder enfadarme por no molestar.

- Sigue así y al final te vas a salir con la tuya y nos vamos a ir a casa antes de tiempo.

- Ya, vamos que estás admitiendo que no me puedo enfadar porque a ti no te da la gana.

- Pfffff se acabó la tontería, voy al baño.

Me levanté entre dentro, pagué las dos cervezas sin empezar, salí y sin sentarme la cogí del hombro.

- Enhorabuena, objetivo cumplido, vámonos a casa. 

- Santiiiii si estaba de broma no hace falta que nos vayamos.

- Levanta el culo del asiento.

Resopló y se levantó, empecé a caminar y vino detrás.

- Santi, de verdad estaba bromeando...no te lo tomes así.

- Pues chica, no le pillado el sentido a la broma.

En ese momento paré un taxi, nos subimos, le di la dirección y se hizo el silencio todo el camino. No dejó en la puerta, le pagué la carrera y para dentro. Silencio tenso en el ascensor, hasta que se paró y se abrió la puerta. Salí primero y abrí la puerta del piso, aguanté la puerta abierta y entró, entonces cerré. Se me quedó mirando sonriendo.

- No voy a negar que cuando te pones serio estás muy sexy, pero...

- Vete a mirar la pared del comedor, ahora!!!

- Pfffffff 

A pesar del soplido se fue, yo detrás de ella a esperar que se pusiera y entonces fui a la cocina, me abrí una cerveza y me senté en el sofá. Le di un trago y le dije.

- Cuando tengas algo que decir sal, vienes y me lo cuentas, mientras ahí paradita, quieta y pensando. 

 Y empezó a pasar el tiempo, me terminé la cerveza y ya vi, que sin bajada de humos, era capaz de dormir cara a la pared por orgullo.

- Bueno cómo veo que no tienes nada que decir, para perder el tiempo más, ven aquí.

Volvió a suspirar pesado antes de darse la vuelta y avanzó hasta mi aún en actitud bastante desafiante y se quedó parada frente a mí 

- ¿Que haces ahí? He dicho aquí (golpeé mis piernas con las dos manos)

Se quedó un momento sin moverse, con mirada clavada, al final bajó la suya, sopló y se puso en mis rodillas. 

Nada más ponerse rodeé su cintura con mi brazo izquierdo y posé mi mano derecha en su culo 

- ¿Has visto dónde te ha llevado el camino que te avisé que era mal camino? Pues ahí directa y aquí estás en mis rodillas como una cría caprichosa, que hay que castigar. 

Ya no dije nada más y empecé a azotarla. Durante dos minutos y en silencio menestive ocupando de su culo, pero la gruesa tela vaquera de la falda, es eso, gruesa y empezó a serlo demasiado para mi mano.

- Levanta.

Otro suspiró largo...Nos volvimos a mirar.

- Levántate la falda. 

Bajó la mirada y empezó a levantársela. O más bien darle la vuelta. Cuando lo hizo, sin decir nada busqué las tiras laterales de las caderas del tanga y de un tirón hasta los tobillos, la cogí de la mano la llevé hasta mi pierna derecha y a mis rodillas otra vez. Nada más ponerse la sujeté bien de la cintura con el brazo izquierdo y le di unas palmaditas en su culo algo coloreado ya.

- Te avise que si seguías ese camino acabarías así y aqui estás en mis rodillas con el culo desnudo para que te lo caliente bien.

Entonces empecé a azotarla, durante cinco largos minutos de azotaina intensa, sin pausas y sin palabras. Hasta que empezó a resoplar pero está vez con razón y a mover las piernas.


- Hace un rato estabas muy soberbia y desafiante así que ahora quiero ver ese culo bien levantado con el mismo orgullo que antes.

Dicho esto continué durante otros largos minutos, hasta dejárselo al rojo vivo y cuando ya empezaba a retorcerse y es que a veces nada mejor que la mano, para bajar los humos.

- Vuelve al rincón y espero que ahora sí pienses.

Se levantó y se fue cara a la pared. Sabía que por ella misma no diría nada, pero confrontandola si. Pasados cinco minutos la llamé.

- Ven aquí.

Se acercó, su cara estaba casi tan roja cómo su culo. 

- ¿Tienes algo que decir?

Cogió aire profundamente

- Vale...me he pasado un poco antes.

- Eso está bien ¿y dime en qué te has pasado exactamente? 

- En ponerme de mal humor por una tontería...

- Pues si tienes razón, pero sabes para mí lo más grave de todo ha sido tú falta de respeto a una persona que sólo hacia su trabajo ¿que piensas? 

- Que actué como una maleducada al ignorarle...

-  ¿Y no crees que una adulta en un caso así pediría disculpas? 

- Sería lo correcto.

- Pues es exactamente lo que vamos a hacer, pero antes trae la crema y el plug.

No dijo nada, se dio media vuelta y volvió con ambas cosas que le había pedido. Las dejé en el brazo del sofá, la hice tumbarse otra vez en mis rodillas, cogí la crema y le hice un rápido masaje de nalgas para calmar lo justo, en un rato volvería a salir el escozor tal y como tenía el culo. Luego cogí el plug, lo lubriqué, con mi mano izquierda separé sus nalgas y lo apunté, despacio presioné lentamente y se fue abriendo paso, hasta que al vencer la resistencia la parte más ancha desapareció a la vez que ella soltaba un gemido. Entonces le terminé de quitar el tanga que dejé al lado del bote de crema, le di una palmadita.

- Levanta.

Se levantó, fui a bajarle la falda, pero antes jugué un poco con mis dedos en su sexo sin llegar al final, sólo para ponerla un poco cachonda. Entonces le bajé y coloqué bien la falda y nos fuimos. Fuimos exactmente al mismo local, nos disculpamos, el camarero flipaba y nos sentamos tranquilamente y en paz. Eso si ella con el el culo rojo, sin nada bajo la falda excepto el plug metido dentro de su cuerpo. 















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