No soy muy amigo de los compromisos sociales laborales, bastante tiempo solemos pasar ya en el trabajo, como para después encima, en el tiempo libre, tener que ver las mismas caras y repetir las mismas conversaciones. Pero al final aunque sea alguna vez todos sucumbimos aunque solo sea para evitar el sambenito de antisocial.
Aquel Viernes hubiera preferido mil veces, llegar a casa ponerme cómodo y quedarme en casa viendo una peli y tonteando con ella, pero había dado mi palabra de asistir a aquella cena y posterior salida y aunque estuve a punto de llamar poniendo una excusa, al final no me atreví, todos acabamos cediendo aunque sea un poco a la presión social.
Aunque hacia días que ella lo sabía, su cara precisamente no era de entusiasmo, lo cual hacia que todavía me diera más rabia haberme comprometido a acudir al puñetero evento. Ya preparado, le dije algo que habíamos acordado previamente.
- ¿Ya estoy listo me llevas?
No me contestó, simplemente resopló, se levantó y cogió el bolso. Ante su reacción le pregunté, como quién espera un milagro de última hora.
- ¿Estás bien? ¿quieres qué me quede?
Si me hubiera respondido un si, ni me lo hubiera pensado, de algún modo era que lo pedía mi subconsciente, pero la respuesta fue:
-Si, no te preocupes, pásalo bien.
-Vale.
Nos montamos en el coche, conducía ella, puso la radio como ausente sin decir nada y por romper el hielo se me ocurrió decir...
-¿Has vuelto a fumar en el coche?
-SIIIII!!!!!!!, QUE PASA!!!!!!
-Nada, nada.... cómo me dijiste que fumarías más en el coche
-Joder no se te puede decir nada, que ya estás vigilando
- ¿Estás bien seguro?
-Ya es la segunda que te digo que si...
-Es que no lo parece la verdad
-Si ya lo tienes claro ¿para que preguntas?
Decidí no contestar y así no dar pie a una conversación que no nos llevaba a ninguna parte. El resto del trayecto lo hicimos sin hablar, hasta que me dejó cerca del local donde habíamos quedado.
- ¿Cómo vas a volver?
-Ya me llevarán y si no cogeré un taxi, no volveré tarde, bueno y si hay cualquier cosa llámame.
- ¿Y que tiene que pasar? anda pásatelo bien
Nos dimos un beso y ella arrancó el coche, pero ya me quedé con la mosca detrás de la oreja.
La noche transcurrió según el guión previsto, la típica cena de empresa, con los mismos chistes y las mismas gracias de cada cena, las mismas anécdotas y las mismas ansias de diversión de quien parece que su vida fuera del trabajo sea mas un cárcel que una liberación. Después fuimos a tomar una copa al típico local, con la típica música, después de esa primera copa decidí que mi dosis de sociabilización y fomentación del compañerismo era más que suficiente para los próximos meses, así que me despedí de todos y cogí un taxi que me llevó hasta casa.
Cuando llegué entre una cosa y otra eran ya las 3 de la mañana, así que entré haciendo el mínimo ruido posible, antes de meterme en la cama fuí a la cocina a beberme un vaso de agua y fumarme un cigarrito. Cuando terminé me desnudé en el comedor para no hacer ruido en la habitación y sin encender la luz con mucho cuidado me metí en la cama y me quedé dormido.
Me despertó el ruido del aspirador por la mañana, evidentemente la cama estaba vacía, mire el reloj eran las 9 y media de la mañana, me extrañó esa prontitud en pasar el aspirador un sábado, estuve unos minutos intentando dormir un poco más, pero con aquel ruido era imposible y más cuando de repente se abrió la puerta de la habitación y a los pies me arrojó la ropa que había dejado en el salón.
-Muchas gracias por tu delicadeza conmigo, buenos días
-Yo no tengo la culpa que salieras ayer, buenos días. Ademas el salón no es sitio para dejar la ropa.
-Lo hice por no despertarte.
-Pues muchas gracias por el detalle, pero tal y cómo te la quitas la coges y la dejas en la habitación y seguro que no me despiertas.
No contesté medio dormido aun, me levanté mientras ella seguía pasando el aspirador por el piso, me fui hasta la cocina, me preparé un café y un par de tostadas, iba a desayunar en la cocina, pero entonces llegó ella con intención de ponerse a hacer la cocina, así que cogí la bandeja con el café y las tostadas y me fui para el comedor. Estaba desayunando tan ricamente cuando apareció ella y me dijo.
-JODER TIO, ACABO DE PASAR EL ASPIRADOR!!!!!!!!!
Sin alterarme y con mucha calma le respondí
- ¿Sabes que es ya la segunda vez que me gritas, está mañana?
- ¿Y que quieres decir con eso?
-Que no soporto los gritos y menos aún de buena mañana.
-YO TAMPOCO SOPORTO ENCONTRARME ROPA EN EL SALÓN O QUE ACABE DE PASAR EL ASPIRADOR Y ESTÉS ENSUCIANDO OTRA VEZ
-Tercera vez,¿ que te apuestas a que antes de mediodía haces el paseo de la vergüenza?
- ¿Cómo?
-Si el espacio que separa el sofá del rincón, pero con las braguitas en los tobillos y el culo rojo
-¿ Por qué?
-Por qué parece que te mueres de ganas...
-Pues te equivocas, no estoy jugando
-NI YO
-Quien ha gritado ahora?
-Yo no he gritado, he marcado lo que decía sin gritar,¿o acaso me ves alterado?
-Que quieres decir con eso, que estoy alterada.
-Bastante...
Al terminar de decirlo podía ver el resplandor de los chisporroteos dentro de su cabeza y como era imposible que tuviera esa bocaza callada y así fue.
-PUES ES LO QUE HAY Y SI NO TE GUSTA YA SABES!!!!
Mi reacción fue instantánea me levanté como un resorte y me fui directamente hacia ella, la cogí de las dos muñecas, ella intentó resistirse.
-Ya te dije, que no habría cuarta vez....
-Sueltáme joder!!!!...
El forcejeo duró unos segundos, hasta que conseguí que pasara delante y le solté tres o cuatro azotes en el culo y entonces se calmó, se quedo quieta con las dos manos frotándose el culo y entonces la agarré con fuerza del brazo y le dije.
-Ahora me toca gritar a mi, pero yo no grito, así que voy a hacerlo con mi mano.
Sin resistencia ya, me siento en el sofá y la coloco tumbada encima de mi regazo, entonces con furia, manifestando enfado le bajo el pantalón del pijama hasta la mitad de muslos y después hago lo mismo con su ropa interior, entonces ella reacciona, se queja, mueve las piernas, a lo que respondo con dos sonoros azotes sobre su piel desnuda.
- ¿Te vas a estar quieta?...
Mi acción surge efecto y se calma dejando de moverse, la cojo de la cintura y la recoloco en la posición perfecta para ocuparme un largo rato de su culo, que parecía pedir a gritos la zurra y empiezo a cumplir ese deseo oculto directamente sobre la piel desnuda sin calentamiento, las palmadas llueven a ritmo constante sobre su culo, a ritmo cadencioso, un plas, plas, plas constante y sin pausas, recorriendo toda la geografía de sus nalgas, que poco a poco van cambiando de color y tomando temperatura, al principio relajada, pero a medida que avanza la zurra tensa los músculos, lo cual no me gusta, entonces paso mi mano izquierda por debajo de su cuerpo, hasta encontrar su pubis desnudo y suave y hago una ligera fuerza hacia arriba haciendo que levante el culo, entonces sigo con la azotaina, con parsimonia y firmeza, sin descanso, hasta que esos dos globos carnosos de sus nalgas están completamente teñidos de escarlata.
Entonces me detengo, con la misma mano que le aplicaba el castigo empiezo a acariciarle el culo, mientras que con la mano que sigue debajo de su cuerpo busco con un dedo el surco entre sus labios, que también esta caliente y mojado, ella no dice nada suspira...durante unos instantes dudo si seguir o no y finalmente le digo, quitando la mano que esta debajo de su cuerpo y dándole unas palmaditas en su culo rojo.
-Ya te dije que tenías todos los números de hacer el paseo de la vergüenza, así que ya sabes.
Quito la mano de su culo, y espero unos instantes, coge aire y despacio sin decir nada se levanta y se va hasta el rincón del comedor, allí se queda quieta mirando a la pared. Me levanto y salgo del salón, voy hasta la habitación, abro el armario y cojo algo de el que me pongo en el bolsillo, después voy al baño y cojo el cepillo de madera del armario del baño, entro dándome golpecitos con el mano, haciéndolo sonar, mientras ella sigue allí en el rincón, antes de sentarme lo dejo en el brazo del sofá, junto con algo que saco de mi bolsillo es un pequeño plug anal. Me siento y la llamo.
Ella se da la vuelta, le hago el gesto de ven con el dedo y cuando esta a mi lado, la invito a volver a colocarse encima de mi regazo, hace un gesto de desaprobación al cual respondo con una mirada y al que sigue un gesto de resignación antes de dejarse caer de nuevo en mis rodillas. Repito el ritual de recolocarla cogiéndola de la cintura en la posición ideal para el "castigo". Entonces cojo el cepillo, lo paso rozándole las nalgas con su cara lisa y fría de madera, hasta que de repente empiezo a azotarla, sin usar demasiada fuerza, no es necesario, tras unos pocos azotes el cepillo empieza a hacer su trabajo y el picor de cada impacto es considerable, tal y como imaginaba a los pocos azotes, empieza de nuevo a tensar sus músculos, intentando soportar la zurra, entonces me detengo, dejo el cepillo en el reposabrazos y cojo el pequeño plug con la mano derecha, con la izquierda le acaricio la cara interna de los muslos, hasta que me cambio el plug de mano, para con total descaro llevar mi mano derecha entre sus piernas, pasando dos dedos por su sexo empapado y metiéndoselos de golpe en su sexo, el gesto inesperado la hace gemir, pero enseguida los saco para coger el plug y introducirlo en su sexo, con la idea de lubricarlo con su propia lubricación, la mantengo ahí hundido, mientras mojo un dedo con mi saliva, entonces con la mano izquierda separe levemente sus nalgas y con el dedo mojado en mi saliva, lubrico su estrecho agujero, acto seguido le saco el plug del sexo y lo llevo a su culo, cogiéndolo de la parte del tope empiezo a apretar despacio, poco a poco se va abriendo espacio, hasta que llega a la parte mas ancha y ligero apretón mas y desaparece. Entonces vuelvo a coger el cepillo y empiezo de nuevo la azotaina, con el mismo ritmo de antes, sin aplicar excesiva fuerza pero sin pausa, alternando nalga y nalga, hasta que su culo se va volviendo de color púrpura, durante un rato permanece relajada, hasta que conforme avanza la zurra, se vuelve a tensar y a empezar a quejarse del escozor de la azotaina.
Me detengo, le vuelvo a acariciar las nalgas muy despacio, no queda ni un centímetro de piel que no tenga ya un color rojo intenso, con la misma mano que le acaricio le separo un poco las piernas, llevo un dedo de la mano izquierda al tope del plug y lo empiezo a manipular moviéndolo, mientras los dedos de la derecha se sumergen en su sexo, palpando cada uno de sus pliegues, entrando y saliendo, frotando su clítoris, pellizcando con dulzura sus labios, hasta que comienzan a entrar y salir de su sexo, primero despacio lentamente recreándose, jugando, dando la vuelta en su interior para terminar entrando y saliendo en el movimiento de un pistón de carne, entrando y saliendo de ese cilindro de carne lubricada de su vagina, mas rápido cada vez mas rápido, ella apoya con fuerza la punta de sus pies en el suelo, arquea la espalda, tensa sus músculos, expone aun mas su culo, gime y jadea, hasta que no puede mas y grita de éxtasis...mientras los dedos siguen entrando y saliendo entonces se deja caer y se relaja aunque sigue jadeando, los dedos salen de su cuerpo y vuelve a acariciarle el culo, al notarlo suspira, la piel castigada esta sensible a cualquier roce, pasan unos minutos así y entonces entre jadeos aun me dice.
-Acabo de gritar otra vez y no parece que te haya enfadado mucho...
-Lo sé y por eso vas a volver a hacer el paseo de la vergüenza y yo mientras voy a mirar el espectáculo..
Sin decir nada mas, se levanta despacio y se va hasta el rincón. Yo me quedo sentado disfrutando de la escena, con el pantalón y la ropa interior por los muslos, el culo rojo, con el plug dentro, el coño empapado y el humor cambiado.
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