A veces pienso que todo esto tiene una función más allá de lo meramente sexual o erótico. Que funciona cómo una especie de burbuja evasiva de la realidad a veces tan dura, tediosa o aburrida.
Los juegos son nuestro jardín secreto, un lugar dónde escaparnos, relajarnos y disfrutar. No sé si os pasa, a mí sí y es que cuanto más problemática es la realidad más fuerza y espacio ocupa la fantasía. Estos ya casi dos años de pandemia, restricciones y demás, son una buena muestra de ello. Y no deja de ser gracioso que algo que cuando hacemos lo sentimos tan real, sea o pueda ser una forma de evadirnos de ella. Tal vez sea por eso, por su capacidad de crear una realidad paralela, que reproduce las relaciones de poder reales, pero que a la vez las pervierte y las relativiza. En un juego somos nosotros quien decide en cada momento y no terceros.
Sea lo que sea, lo que no se puede negar es la capacidad de los juegos para ser un pequeño oasis dentro del mundo que nos rodea. Un especio mental y sensorial dónde sólo cabe la excitación y el goce. Y su efecto es igual de eficiente fantaseando que practicando. Obviamente nada es comparable a la práctica compartida, pero la capacidad de evadirte de la realidad por un rato, también la tiene leyendo o simplemente fantaseando con ello. De alguna forma fantasear es algo siempre presente y recurrente aún cuando tienes la posibilidad de hacerlo real, siempre o al menos yo, fantaseo en algún momento u otro cómo manera de ir siempre un paso más allá, de innovar y generar nuevas mariposas.
Hay muchas formas de evadirse de la realidad, algunas las tenemos tan asumidas que ni vemos esa capacidad (escuchar música, leer un libro, ver una película, hacer deporte...) Todos necesitamos espacios de evasión, pero a mí nada me funciona mejor. En un juego compones una canción, creas una aventura, escribes un guión y terminas cómo si hubieras hecho una maratón, todo a la vez. Agotado física y mentalmente, pero con una sonrisa de placer y una resaca muy dulce.
Creo que esto, esa capacidad de evadirnos por un momento y cargarnos las pilas para seguir, es otra de las cosas que sin saberlo, lo hacen tan adictivo, eso y que compartir jardín secreto, es también muy agradable.
Por supuesto que jugar te libera, es más yo digo que me rescata de la vida. Luego están las fantasías, es la fuerza motriz para moverlo todo; pasión, deseo, juego... Puedo fantasear para luego hacerlo real, puedo fantasear mientras leo un relato o mientras lo escribo, porque también es una forma de evasión, no juego físicamente pero si con la imaginación por eso puedo escitarme leyendo más que con alguna persona, escribiendo es igual me meto tanto que me una vez que acabo me perturba releerme
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