Últimamente en su canal de Youtube, Jillian Keenan está tocando temas muy interesantes y a la vez profundos. Tengo muchos pendientes de ver, anteriores e imagino que habrán también temas más banales.
El de hoy es un tema especialmente delicado y del que he recibido muchas consultas o han compartido experiencias conmigo. Y no es otro que ese tema a veces tan complejo, de la persona con la que estoy bien, me siento a gusto y quiero seguir con ella, no comparte mi gusto.
Jillian en su vídeo cuenta con el testimonio de Kyle, que nos presenta el mejor de los finales posible. El no siente ninguna atracción por el spanking, su pareja si , hasta el punto de considerarlo parte indispensable de su sexualidad. Kyle lo acepta y disfruta de ver que ella obtiene esa parte que el no puede darle con otras personas. Y si es el final ideal.
Pero a mí, la realidad me dice otra cosa y es que ese final se da pocas veces. Muchas veces simplemente se silencia el gusto a la pareja y se vive con esa insatisfacción, otras se cuenta abiertamente con la esperanza de la "conversión" y aquí hay dos opciones diferenciadas por roles. No es lo mismo decir, me gusta que me den, que me gusta dar. En la primera opción se suele dar bastante el intento de la pareja en satisfacer. Pero yo no he conocido caso que haya resultado. Es cierto que un determinado momento a casi todo el mundo le puede excitar dar unos cachetes en el culo de su pareja, pero ser spankee va más allá de eso, no se trata sólo de que te den unos cachetes, es la atracción por una actitud y un juego mental muy elaborados, además una spankee quiere una azotaina cómo Dios manda y ahí surgen los problemas y la frustración. Todos los casos que eje conocido en los cuales la pareja ha accedido a complacer sin sentirlo, han resultado en decepción, precisamente por eso, porque se busca una actitud y una forma de crear una escena que no sale natural.
En el caso contrario, el "a mí me gusta dar" aún es más complicado.
Así que si que la única forma de realmente tenerlo todo ( la pareja que quieres y no renunciar a parte de tu sexualidad) es incluir una tercera persona, tal y cómo se dice en el vídeo. Pero aún así tampoco es tan fácil, se tienen que tener las ideas muy claras y un grado de madurez y confianza entre el triángulo que no es nada fácil de conseguir.
Jugar, el spanking para mí es algo muy íntimo que requiere de conexión, confianza, complicidad y consistencia. Eso nos lleva a posibles situaciones de celos, inseguridades y demás. Cada cuál tiene sus límites, pero en mi caso por ejemplo, jugar en fiestas, locales y demás no entra en mi idea de todo esto. Cómo tampoco tener un juego con un espectador, que además es la pareja de con quién estás jugando, eso me cohibiria de tal modo, que no resultaría. Porque algo que hay que tener en cuenta también, son los límites y el respeto a esa tercera persona, que no puede ser sólo un juguete.
Y esta es mi visión de algo tan complicado, cómo llevar una relación vainilla, sin renunciar a tu ración de chocolate. Ojalá todos los casos se resolvieran como el de Kyle.
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