23 de Diciembre por la tarde, se podía decir que formalmente habían empezado las deseadas vacaciones de Navidad.
Y yo lo estaba celebrando a mi manera, con el pijama, en el sofá y tomando una cervecita. El sonido de las botas me hizo mirar hacia la puerta. La vi y sonreí.
- Muy guapa...
- Gracias
Llevaba un vestido de manga larga granate entallado hasta las caderas, a partir de ahí cogía algo de vuelo, hasta justo por encima de las rodillas, botas negras de caña, medias negras también.
- Ya estás lista?
- Si -dijo cogiendo las llaves y metiéndolas en el bolso-
Se acercó y me dio un beso.
- No quieres que te lleve?
- No, que igual vengo tarde y tú estás cansado, podría ir andando, pero me da pereza con este frío.
- Cómo quieras, pásalo bien y pórtate bien
- Si, papá
Me dio otro beso y se fue. Tenía la cena de Navidad del trabajo, pero habían decidido hacerla en casa de una compañera, que vivía cerca. Así que tocaba noche en soledad.
Cómo estaba cansado me hice algo de cenar y al terminar me fui directo a la cama, me estiré cómodamente y puse la tele. Sin darme cuenta me quedé dormido profundamente, me despertó el zumbido del teléfono vibrando en la mesita de noche, lo cogí sin ver quién llamaba.
- Si?
- Santi?
- Si, quien eres? Soy María la compañera de...
- Pasa algo?
Entonces empezó a explicarme, resulta que ella había bebido bastante y le dió por volver, pero las compañeras le habían quitado las llaves del coche y enfadada se había ido.
- Me visto y voy seguro que la encuentro de camino.
- Que va si hemos ido nosotras y no la vemos. Ni coge el teléfono.
- Ahora voy.
Colgué, me vestí, cogí las llaves del coche y salí. Imaginé el camino más corto para volver a casa y nada, solitario ni un alma. Aparqué cerca de casa de la compañera dónde hacían la celebración, iba a llamar a la puerta cuando se me ocurrió antes marcar su número y escuché algo en la pequeña plaza, me giré y vi su coche, seguí el sonido y me fui acercando, hasta que la vi, sentada en el suelo rebuscando en el bolso. Al notar la presencia de alguien levantó la mirada.
- Pffffff qué haces aquí?
- Bueno... cómo vas...
-La ayudé a levantarse, apenas se sostenía y con la lengua trabada decía.
- Estas putas me han quitado las llaves del coche...
Me dio la risa, nunca la había visto tan perjudicada.
- Pues menos mal o pensabas conducir.
- Si..pues claro
- Estás helada, venga vamos a casa.
- Yo quiero mis llaves!!!
- Mañana venimos a recogerlas, anda tira.
Por suerte no me costó mucho llevarla al coche, sentarla, ponerle el cinturón y arrancar. Ella seguía con su monólogo sobre las llaves. Por suerte en tres minutos estábamos en casa. Le abrí la puerta y le quité el cinturón.
- Estás bien?
- Siiii, sólo un poco mareada.
La guié hasta el ascensor subimos, abrí la puerta y nada más abrir corrió al baño a vomitar. Estuvo un rato así que entré.
- Estás mejor?
- Si...
- Pues venga a la cama
La llevé hasta la habitación, destape la cama y cayó, sólo pude quitarle las botas. La tapé porque estaba helada. Me metí en la cama y me dijo.
- Pffff me da todo vueltas, que mal....y se quedó dormida.
Les puse un WhatsApp a su compañera, diciéndole que ya estábamos en casa y todo bien e intenté dormir algo.
Me levanté pronto y la dejé durmiendo la borrachera. Me llamó su compañera y estuvimos hablando un rato, cómo seguía durmiendo fui a buscar las llaves, el abrigo y el bolso que se habían quedado allí. De vuelta al entrar escuché el sonido de la ducha y la esperé en la cocina. Cuando apareció parecía un alma en pena, se sentó y lo primero que dijo fue.
- Dios, que mal me encuentro.
- Es lo que tiene la resaca. Come algo anda, te preparo un café con leche?
Fue decirlo, levantarse y correr al baño a vomitar.
Así que le preparé un vaso de agua y la manta en el sofá. Cuando salió se fue directa al sofá. Yo puse las sábanas a lavar, manchadas de maquillaje, su ropa y cuando terminé me senté con ella en el sofá. La agarré de los tobillos.
- Mejor?
- Si un poco...
- Bueno nadie se muere de resaca.
- De resaca no, pero de vergüenza...la lié bien no?
- Un poco.
- Pffffffff si es que no estoy acostumbrada.
Entonces sonó su teléfono, lo cogió era su compañera y estuvieron un rato hablando, cuando colgó me miró con cara de pena.
- Todo eso hice?
- No sé, yo te encontré sentada en el suelo al lado del coche.
- Pffffff tierra trágame
- Jajajajaja no seas dramática, que eso nos ha pasado alguna vez a todos, ya está...
Un rato después me levanté para hacer algo de comer, con mucho esfuerzo conseguí que al menos accediera a intentarlo con un plato de sopa, que le llevé al sofá y que se tomó. Hubieron un par de llamadas más de compañeras y risas, buena señal.
- Que bien me ha sentado la sopa
- Hay más
- Gracias pero lo que necesito ahora es una siesta.
- Pues hazla, yo aprovecho y voy a buscar tu coche.
- Pfffff es verdad, gracias.
La dejé enroscada en la manta y fui dando un paseo hasta su coche, al volver vi la cruz luminosa verde y roja de la farmacia y paré.
De vuelta a casa, seguía durmiendo al llegar. Así que fui a la habitación y preparé unas cosas.
De vuelta al salón ya se había despertado.
- Ya has ido a por el coche?
- Ya está en el parking
- Eres un sol
- Y tú? cómo estás?
- Pues mucho mejor la verdad, aunque creo que algo resfriada.
- No me extraña, para pillar una hipotermia.
- No me lo recuerdes.
Entonces volvió a sonar el móvil, era otra compañera y allí estuvieron de risas un rato, al colgar me dijo.
- Me acaba de entrar hambre.
- Que quieres?
- Mmmm esas galletas de chocolate -me dijo poniendo morritos-
Se las fui a buscar y le hice un café con leche.
- Ahora si soy persona...
- Me alegro.
- Gracias y lo siento, no sé qué pasó.
- Que no comiste nada.
- Ya....
En ese momento se levantó.
- Dónde vas?
- A por un parecetamol, creo que tengo algo de fiebre.
- Crees?
- Si me noto, un poco de malestar.
- Pues antes del Paracetamol trae el termómetro.
- Pfff Santi no tengo cuerpo para juegos.
- No estoy jugando o crees que te vas a salir de rositas? Tráeme el termómetro y no lo voy a repetir.
- Santiiiii
La miré con la mirada más seria que pude, resopló y enfadada se fue al baño. La esperé sentado pero incorporado, cuando apareció llevaba el estuche del termómetro. Extendí la mano y me lo dio.
- Pffff no me encuentro bien.
- Pues eso es lo que voy a comprobar.
Entre quejas la bajé el pantalón del pijama, pero creo que no tenía muchas fuerzas para resistirse. Así que aunque quejándose todo el rato, la tumbé en mi regazo, abrí el estuche metálico, saqué el viejo termómetro de mercurio, lo agité con fuerza para hacerlo descender. Con mi mano izquierda le separé las mejillas para tener acceso, y muy lentamente le metí el frío termómetro de cristal hasta la mitad más o menos. Y ahí lo dejé mientras le acariciaba la espalda.
- Que pensabas que iba a olvidarme?
- Pffffff
Dos minutos y se lo quitaba.
- 35,6 tú lo que tienes es el cuerpo destemplado, pero no te preocupes que calor no te va a faltar.
Guardé el termómetro en el estuche y empecé a acariciarle las nalgas desnudas y heladas en mi regazo.
- Cuando terminé contigo vas a estar curada de la resaca y de la tontería.
Entonces empecé a darle palmadas muy progresivamente y despacio, durante un minuto, hasta calentar algo esa piel helada y empezar a aumentar el ritmo, cuando le puse ya el culo rosadito, era que ya había calor suficiente para seguir como Dios manda y los golpes empezaron a caer continuos y rápidos. Mientras yo le iba recordando, toda y cada una de las tonterías que había hecho y cómo la lista era larga, al terminar de recitarla, tenía el culo ya bien rojo.
- Que señorita, vamos entrando en calor?
- Es injusto, no había intención.
- Sólo faltaría, pero no te da vergüenza haberte comportado cómo una adolescente? Que ya tienes una edad...
Creo que en ese momento su cara estaba mas roja que su culo.
- Levanta y ponte a mirar el árbol de Navidad, no porqué me daba que ibas a pasar mucho rato mirándolo.
Al levantarse los pantalones del pijama cayeron hasta los tobillos y resignada se puso mirando al árbol, dándome la espalda. Yo me levanté cogí el termómetro, lo lavé en el baño y lo guardé. De vuelta venía armado con el cepillo del pelo cuadrado, me fui directo a buscarla la cogí del brazo, me senté en el sofá, la hice tumbarse en mi regazo y sin mucho ritual, empecé a aplicarle tratamiento de cepillo, por un largo rato y con ganas. Cuando paré parecía que en la parte baja de sus nalgas habían dos bolas de decoración del árbol. Empecé a pasarle las púas del cepillo rozando su piel.
- Creo que se te está pasando el frío...
Dijo algo entrelabios procurando que no la entendiera. Entonces paré las "caricias" con mi mano izquierda separé una de sus nalgas y unos golpes de cepillo cayeron ahí, en esa piel tan delicada y sensible, esta vez los soplidos estaban fundados. Cómo los que dio cuando repetí en la otra nalgas antes de terminar con una tanda rápida apuntando bien a la arruga que separa el culo de los muslos, que hizo que tensara los glúteos para aguantar.
Dejé el cepillo, en el brazo del sofá, le separé las piernas y llevé mi mano a su coño.
- Si parece que ya has entrado en "calor". Pero aún nos falta "curar" tu cuerpo, que seguro aún está intoxicado. Vete otra vez a mirar el árbol, ahora de rodillas.
Se levantó y me miró con cara de pena, le indiqué el árbol y resignada con el culo en llamas se arrodilló frente al árbol, manos en la cabeza.
Me levanté, estuve un rato entre habitación y cocina, de vuelta llevaba una bandeja que dejé encima de la mesita con varias cosas, lo único que cogí fue un toalla, que puse en mi regazo al sentarme. Esperé un poco, hasta llamarla, se levantó y al darse la vuelta su cara se congestionó.
- No por favor!!!
- No lo hagas más difícil.
- Santi!!! Ya no bebo más te lo prometo.
- Ese no es el problema, no bebes, el problema es el numerito y que hay que limpiar ese cuerpo.
En la bandeja habían dispuestas tres botellas de enema de Farmacia, el lubricante y un plug.
- Si ya lo vomité todo!!!!
- Vale ya!!!! Ponte en mis rodillas ahora!!!
Con cara de derrota se colocó de nuevo en mi regazo, mientras yo cogía el lubricante.
- Colabora...
- Pfffff
Llevó las manos a las nalgas y separó las nalgas.
- Nena más, la modestia la tuviste que tener ayer.
Otro suspiro y separó más las nalgas. Dejé caer un chorro de lubricante por el canal entre sus nalgas, que extendí bien alrededor de su entrada más oculta, otro chorrito en mi dedo y metiendo sólo la mitad del dedo, lubriqué también por dentro, entonces cogi la primera botella, le quité el precinto a la cánula, eché un poquito de lubricante en ella y lentamente le metí la cánula hasta el fondo. Ella estaba tensa, un pequeño gemido cuando haciendo presión en la botella el líquido empezó a entrar, una vez empiezas lo mejor es que sea un seguido hasta terminar el contenido. Entonces saqué la botella y cogí la segunda, mismo ritual, fuera precinto, lubricar la cánula y directa al recto. Y con la tercera lo mismo. Al sacar la tercera cogí el plug, también lubricado y se lo puse.
Entonces empecé a acariciarle las nalgas, despacio, ella se había relajado y mis dedos bajaron a investigar qué me decía su coño.
Me lo esperaba "contento" pero no así, los labios estaban hinchados, el doble de lo normal, y tenía los muslos mojados, ante ese recibimiento, empecé a jugar un poquito sin intención pero mi sorpresa fue cuando se corrió sin apenas haber forzado nada.
Me quedé sin palabras, pero enseguida se levantó y salió apurada encerrándose en el baño.
Media hora después salió duchado y se acercó a mí con la mirada baja y el aceite de coco en la mano. Me lo dio, lo dejé en el brazo del sofá le volví a bajar el pantalón hasta los tobillos y otra vez en mi regazo.
Estuve un buen rato acariciando y masajeándole las nalgas, en silencio, de vez en cuando se retorcía por algún pinchazo residual del enema. Pero la humedad calaba la toalla que había en mis piernas.
- El orgasmo de antes ha sido accidental y este gózalo bien porque en días no vas a tener.
El dedo índice y corazón entraron en su coño y el pulgar en su culo, empecé a jugar a meterlos y sacarlos al unísono y otra vez en apenas un par de minutos se retorcía de placer.
Aún jadeante y acariciándole las nalgas le dije.
- Ahora vamos a cenar, después te follaré el culo y mañana antes de la cena de Nochebuena, tendrás una azotaina de recuerdo y a parte de los pendientes y demás llevarás otra joya en el culo toda la cena. Así que elige una ropa interior absorbente.
Me incliné y le repartí unos cuantos besos por las nalgas rojas y calientes.
Feliz Navidad.

Me encanta, gracias por compartir.
ResponderEliminarGracias a ti por comentar, que van caros los comentarios...
EliminarMe fascinó!!!
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