jueves, 14 de octubre de 2021

Innato o elegido

 



Viendo un vídeo de Jillian Keenan que compartiré próximamente, lo que decía en el me hizo pensar y lo comenté con diversas personas, para conocer su opinión y sacar conclusiones.

Jillian Keenan defiende el spanking cómo una orientación sexual, al igual que ser heterosexual u homosexual. Yo siempre he pensado que dicha afirmación es igual un poco exagerada, por ejemplo a mí el spanking no me altera para nada mi condición de heterosexual, no jugaría nunca con otro hombre. 

Sin embargo, hay cosas en las que si estoy de acuerdo y creo que convierten en mi caso al spanking en algo más que una perversión.

En primer lugar es algo de lo que tengo conciencia de atracción desde siempre. No es algo que haya descubierto experimentando la sexualidad adulta. Desde incluso antes de la pubertad ya sentía una extraña atracció, perturbación y vergüenza con todo lo relacionado con los azotes. Eso ha sido permanente el resto de mi vida, aunque he tenido relaciones "vainilla", el spanking ha seguido estando en mis fantasías, incluso teniendo sexo convencional, imaginar escenas de spanking las hacía más placenteras. Una vez di el paso y me atreví a hacerlas realidad, no he tenido una relación que no incluyera los juegos.

Entiendo que para otra gente, el spanking es otra cosa, es algo descubierto en la sexualidad adulta, que puede ser pasajero o simplemente una etapa más de experimentación y que aunque guste no es central en su sexualidad, ni decisivo para tener relaciones plenamente satisfactorias en su ausencia.

Vamos la diferencia, muy resumida, es que para algunos no ha sido una elección, un quiero probar, sino que siempre ha estado ahí y no pocas veces reprimido y escondido.

Un día alguien me decía que de niña, fantaseaba con portarse mal y ser castigada, luego también me decía que realmente nunca se atrevió, pero que conforme fue creciendo, ese portarse mal fantasioso era cada vez más potente y que su iniciación en el placer adulto fue fantaseando con eso.

Así que si eres de los que buscaban la palabra azote en el diccionario, si de algún libro que leíste o película que viste, tienes grabada esa escena de azotes. Si cuando ves un cinturón o un cepillo del pelo, los imaginas no precisamente sujetando un pantalón o peinando una melena, si el reposabrazos de un sofá te parece diseñado por alguien que "entendía", si de siempre te han atraído las manos o los culos, si una personalidad segura y que aparenta autoridad te hace cosquillas. Si te pasa todo esto, muy probablemente no te puedas librar del spanking en la vida. Podrás autoengañarte, pero te acompañará el resto de tus días. 

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