sábado, 3 de abril de 2021

Los castigos se cumplen

 





Me acababa de encender un cigarrillo, el comedor estaba a medio oscuras, yo sentado en el sofá y ella al lado de la tele de rodillas, aun conservaba las botas puestas, pero el vaquero gris elástico de pitillo, estaba enrollado hasta la caña de las botas, tenía las manos detrás de la espalda sujetando levantado el jersey blanco con un hombro al aire, pero lo que más destacaba era su culo rojo escarlata, con algún punto ya tirando al azulado, en la tele sonaba una sintonía y salían las letras de los créditos.

Aquello había empezado unas cuantas horas antes. Después de mucho tiempo por fin parecía verse la luz a final del túnel, la vacunación avanzaba y los casos disminuían día a día, eso había hecho que por fin se levantasen algunas restricciones y algo de libertad tras casi un año , de restricciones, confinamientos perimetrales, ocio cerrado y demás. Precisamente aquella semana en la que entraron en vigor las medidas de relajamiento, me dijo que para celebrarlo, aquel viernes habían quedado en salir a tomar algo con alguna compañera de trabajo, no me pareció mal, además yo había tenido  una semana a tope de trabajo y estaba cansado, necesitaba descansar un día y había todo el fin de semana por delante. Llegué a casa pronto, ella acababa de salir de la ducha y empezaba a arreglarse, se estaba maquillando en el baño y cuando fue a vestirse y sólo llevaba el jersey, la abracé por detrás, me apartó en plan impertinente, lo cual me sentó mal, era sólo un gesto cariñoso, pero me hecho en cara que le iba a estropear el maquillaje. Le recordé que el toque de queda seguía en vigor y la respuesta fue seca y cortante a ese siguieron un par más de malas contestaciones y la tercera terminó en mis rodillas a medio vestir, con un ligero forcejeo que de nada le sirvió.

Una larga y metódica azotaina hasta dejarle el culo bien rojo y entonces la dejé terminar de arreglarse. Pero con la advertencia que antes de salir la quería ver. La esperé sentado en el salón, y ya cuando iba a coger la chaqueta y el bolso la hice acercarse.

-Puffff que quieres ahora, que ya voy tarde!!!!!!

-Quiero que aprendas a respeto y a calmar tus nervios cada vez que tienes que salir.

La cogí de la cinturón tiré con fuerza y determinación hacía mi y se lo desabroché, se quejó, empezó con el si ya había recibido, que era tarde y demás, le desabroché los botones impasible a sus quejas, tiré un poco del pantalón hacía abajo y sin darle tiempo a mucho, la puse en mis rodillas de nuevo. El tanga no tapaba las dos nalgas aún rojas de la zurra en la habitación, simplemente aparté un poco la tira del tanga entre sus nalgas, las separé y le metí el más pequeño del set de tres plugs metálicos lisos, no hizo falta usar lubricante artificial, el suyo propio me sirvió, entonces la hice levantarse y terminar de vestirse mientras le decía.

-Lo vas a llevar puesto un rato, cuando crea que es suficiente, ya te enviaré un mensaje y te lo podrás quitar ¿esta claro?

Ni el maquillaje podía disimular su rubor en aquel momento, mientras escuchaba y asentía.

-Y para el toque de queda te quiero aquí.

-Que siiiii además hoy dan la serie en la tele y no quiero perderme el episodio.

Ruborizada aún, me dio un beso y se fue. En cuanto se fue me di una ducha, me puse cómodo y me abrí una cervecita de relax en el sofá. Me la imaginaba, allí en un terraza con las compañeras, intentando encontrar una posición que le fuera lo menos  molesta posible, con el hormigueo en las nalgas de la azotaina y el plug dentro, pero también me imaginaba su sexo empapado, pese a la incomodidad y sin poder concentrarse del todo. Cuando me terminé la cerveza, miré el reloj y le envié el mensaje que le daba permiso a quitarse el plug, me contestó con un emoticono y ahí quedó la cosa.

A las 10 en punto, hora de toque de queda, escuché la cerradura, yo había cenado ya y esperaba que llegara, llegó contenta y efusiva, buena señal, me dio un beso, le pregunté si se iba a poner cómoda y me dijo que no, que pusiera el canal de la serie que debía estar a punto de empezar, lo puse y en efecto estaba en publicidad y a punto de empezar se sentó en el sofá y entonces le dije.

-Dame el plug, que voy a limpiarlo y guardarlo.

Justo en ese momento se iniciaba la sintonía de la serie.

-Por el bolso debe estar tu mismo......cabrón.

Fui a su bolso, pero no estaba y le dije.

-Aquí no está

-Bueno que más da, ya aparecerá y no me desconcentres.

-¿Cómo que ya aparecerá?

-Puffff pesado, lo dejé en la guantera del coche

Algo no me cuadraba ¿en la guantera del coche? ¿a razón de qué?

-Nena, mírame.

No me hizo ni caso, hipnotizada con la puñetera serie, así que me acerqué hasta la tele y la apagué directa del botón.

-¿Se puede saber que haces?

-Apagar la tele y que me mires y contestes cuando te hablo ¿Dónde está el plug?

-Ya te lo he dicho en la guantera

-Antes me dijiste que en el bolso

-Bueno joder!!! y que más da ahora!!!!!!

-Te lo has quitado antes ¿verdad?

No contestó, pero es fácil de pillar cuando miente, el rubor la delata y los gestos la delatan.

-Es que me ha parecido injusto

-¿Cuando te lo quitaste?

-Paré a repostar, era muy incómodo y no quería estar así.

Le dí al botón y encendí de nuevo la tele, estaban en ese momento en publicidad.

-Joder, ya me he perdido...

En ese momento la levantaba del sofá, me sentaba la cogía otra vez del cinturón de los vaqueros, se los bajé con fuerza y seguido lo mismo con el tanga, tirón y a mis rodillas y empecé a azotarla con la mano, con ganas, mientras le recordaba que los castigos son para cumplirlos, ya no quedaba rastro de la zurra anterior, pero enseguida se le empezó a enrojecer la piel, estuve así sin pausa el par de minutos de publicidad, y en cuanto volvió a empezar la serie, la hice levantarse y la acompañé junto a la tele, se resisitió, así que no me dejó más remedio que llevarla de la oreja, al lado de la tele, de espaldas a mi y sin poder ver la serie, sólo escucharla. 

-Las manos detrás de la espalda, que el jersey tapa!!! y ni se te ocurra moverte, ni girarte.

Llevaba siguiendo aquella serie semanas, no se había perdido ni un episodio, pero las desobediencias se pagan. Mientras estaba allí junto a la tele pero pegada a la  pared, me levanté y fui a buscar el cepillo al baño, lo dejé en el brazo del sofá y me senté y esperé en cuanto hicieron otra pausa publicitaria la llamé, cuando se giró con una mano daba golpecitos en la palma de la otra con el cepillo, me puso cara de pena.

-¿Te tengo que ir a buscar yo?

Suficiente para convencerla, se acercó y ella misma se puso de nuevo en mi regazo, pasé el cepillo por sus nalgas ya algo rojizas, un par de pasadas por cada nalga y el cepillo empezó a golpear su piel desnuda, era el cuadrado ligero de madera clara, mucho más soportable que el ovalado denso y pesado de madera oscura. La azotaba metódicamente alternando nalga y nalga y la estuve azotando todo el rato que duro el corte publicitario, en cuanto acabó la envié otra vez a la pared. Protestó con más ganas que antes, así que la llevé yo otra vez y esta vez de rodillas. Otros 20 minutos de serie, escuchándola pero sin poder verla, hasta un nuevo corte publicitario. La llamé de nuevo y se repitió la escena, durante toda la duración de la pausa, ella en mis rodillas con el culo bien expuesto y yo trabajándolo a base de cepillo, dejándolo ya bien rojo de verdad, al reanudarse de nuevo la serie vuelta a mirar la pared. Como esta vez no hubieron quejas, la dejé estar de pie. Mientras no llegaba la siguiente  pausa, fui a la  habitación y cogí el más ancho del set de plugs, ese estaba sin estrenar y el lubricante.

Llegó la última pausa de publicidad de la serie, la volví a llamar, de nuevo a mis rodillas y de nuevo una ración de cepillo, la más corta, pero la más intensa. Al terminar cogí el plug, lo lubriqué y lo dejé apoyado en su espalda, le separé las nalgas y le lubriqué bien el culo, entonces le dije.

-Si te portas bien y colaboras, será rápido y te dejaré ver el final de la serie, si no, volverás al rincón, tu elijes.

Esperé unos segundos, suspiró, sus manos agarraron sus nalgas marcadas y las separaron resignada y avergonzada, cogí el plug, comparado con el anterior tenía el doble de grosor y peso, empecé la operación de insertarlo en su culo, pero al llegar a la parte más ancha costaba, así que tuve que usar más lubricante y paciencia, hasta que entró, no debía ser precisamente cómodo, le acaricié un poco las nalgas bien rojas y empezó la serie la dejé levantarse, pero con una consigna clara. De rodillas piernas separadas, manos en la espalda y a medio camino entre el sofá y la tele y así terminó de ver el último corte de la serie.

Al terminar me acerqué, me agaché detrás de ella, pasé mi mano por su coño, estaba mojada, de hecho hasta la cara interna de los muslos y allí arrodillada empecé a masturbarla, rodeé con mi brazo su cintura, mis dedos entraban y salían de su coño, con ese sonido a chapoteo tan excitante, empezó a gemir y suspirar, aún me animé a masturbarla mas fuerte, pero de repente cuando de haber seguido unos segundos más se hubiera corrido paré. La cogí del brazo, la ayudé a levantarse, y nos fuimos al sofá, me senté y la puse de nuevo en mis rodillas, le acaricié las nalgas con mucha suavidad, la piel roja escarlata se erizó, entonces con mi mano izquierda presioné la piedra del plug y empecé a azotarla de nuevo con la mano, incidiendo en la hermosa línea glútea, esa curva tan bonita que hace una especie de línea horizontal que separa nalgas de muslos. Un ráfaga rápida, constante en intensa, en plan llover sobre mojado, pero no se tensó en ningún momento, supongo que lo intentó, pero eso hacía más molesta la presencia del grueso plug en su culo, que además debía vibrar con los azotes. Cuando me detuve soltó un gemido de alivio. La dejé coger aire, mientras terminaba de quitarle, botas, pantalones y tanga, con toda la ropa fuera, pude separarle bien las piernas, la cogí de la cintura y la puse lo más expuesta posible y empecé a masturbarla de nuevo en mis rodillas, empecé muy despacio, jugando con todos sus pliegues a la vez con la otra mano también movia el plug, lo hacía rodar, tiraba de el como si fuera a sacarlo, pero sin sacarlo....hasta que de nuevo empecé a masturbarla con ganas, pendiente a cada pista de su respiración, jadeos y gemidos y de nuevo cuando estaba a punto paré, volví a sujetar el plug y otra tanda de azotes con la mano rápidos e intensos, que la dejaron sin aliento. 

Al parar, empecé de nuevo a acariciarle las nalgas y le dije.

-Si quieres que te lo quite, quiero ver como te corres tu solita con el puesto, el culo marcado y en mis rodillas, yo sólo voy a mirar. Para ponérselo más fácil, la hice apoyarse solo en una de mis piernas, con las piernas bien abiertas. Dudó un instante, pero de repente su mano se fue entre sus piernas y empezó a masturbarse, cuando llegó a ese punto de no retorno, en el cual el orgasmo es ya inevitable, a la vez que se corría en un orgasmo brutal, yo sacaba el gran plug de su culo y esperaba a que recuperara el aliento mientras notaba mi pierna mojada de su orgasmo.

Luego ya en la cama vinieron las caricias, la crema y más cosas, pero eso ya es otra historia.


4 comentarios:

  1. Ay... es que las hay desmemoriadas 😅.
    De todas formas, lo de la azotaina, sin pegas, pero lo del plug... Mucho os gusta ponernos la vida dura con toda esa suerte de útiles "porcinos".
    Muy buen relato.

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    Respuestas
    1. Utiles "porcinos"? desarrolla esa idea por favor ;-)

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    2. 😂😂😂
      No hay mucho que no explicar, es una forma bonita de decir "cochinote".
      Y un plug, sin tener nada que objetar, por supuesto, ya entra, sobradamente, en el terreno de lo erótico.

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    3. Es que para mi el spanking es lo más erótico que hay y para mucha gente cuanto más punitivo más erótico...más que una práctica, yo lo considero un estado mental, un ritual del erotismo, que muchas veces lleva más allá.

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