sábado, 1 de febrero de 2020
Piel de melocotón.
Cuando llegué aquel viernes la casa estaba vacía, ya lo sabía, antes de salir me había enviado un mensaje:
-Me voy de rebajas, tu mismo, no llegaré muy tarde ceno contigo.
Bueno conociéndola ya más o menos sabía que significaba aquel escueto mensaje: "enróllate y cúrrate algo de cenar, que vendré con hambre". Como cuando llegué aun era pronto, y más o menos calculaba a que hora aparecería la "señora", lo primero que hice nada más dejar las cosas fue echarle un vistazo a la nevera, algo podía improvisar pero tenía tiempo y cocinar me relaja, así que decidí acercarme al supermercado a buscar algún ingrediente más y hacer algo especial. Hacía un frío de la hostia, una brisa helada de esa que se te mete por el mínimo hueco en la ropa, encima cometí dos errores, uno ir andando, no quedaba muy lejos el supermercado, el otro no cubrirme la cabeza con la gorra inglesa, los que tenemos poco pelo sabemos lo que es. Sobreviví a mi irresponsabilidad y de vuelta, ya me puse cómodo y a la cocina. Como era cena me había decidido por algo suave pero especial, una merlucita a la vasca o en salsa verde según se mire. Así que nada delantal y al lio, cervecita incluída, entre momentos de no hacer nada.
Estaba ya culminando, cuando escuché la cerradura de la puerta y allí estaba con la nariz y las orejas rojas del frío y un par de bolsas, su primera frase fue.
-Mmmm que bien huele!!!!!!
La miré con sonrisa de picardía.
-Se pillar la indirectas
-Jjajajjaajja tanto se ha notado
-Tu que crees?
-Vamos es que si llego y estás tirado el sofá me enfado jajajajajaj
-Menudo bicho ¿que has comprado con tanta bolsa?
-Paso palabra
-¿No ibas a por unos vaqueros?
-Si y lo tengo, pero también unas botas, un par de camisetas y media docena de tangas jajajajjja, que si te portas bien igual te enseño.....puestos
-Anda tira...
-Si pero porque necesito una ducha, no porqué lo digas tú.
Al darse la vuelta le dí un palmada en el culo, cariñosa pero ruda, se giró y me miró pero sonriendo y se perdió pasillo abajo hacía la habitación. Desde la cocina le dije.
-No tardes mucho, que esto en diez minutos está al punto
-Valeee!!!!!!!!
Se metió en el baño y ya cuando paré la puñetera vitro después de pelearme con ella como de costumbre (uno es antiguo y tira de gas aun) tenía cierta urgencia provocada por el par de cervecitas que había tomado mientras cocinaba, así que me fui al baño con el objeto de desfogar la necesidad vital. Podía haber usado el otro baño, pero sin pensarlo me fui al principal, acto reflejo. Al abrir la puerta sonaba desde el móvil a todo trapo "Extremoduro" así que no se percató de mi presencia, iba a ir a lo mio pero a través de la mampara empañada veía su silueta dibujada bajo el agua vaporosa y algo centró mi atención, uno de sus brazos parecía pegado a su cuerpo, las piernas entre abiertas y un sospechoso movimiento, desde la puerta dije.
-Nena, espabila que la cena ya está.
-Joder tío que susto, voy.....
Cerré la puerta, fui a desfogar al otro baño.
Cuando salió roja, ahora no de frío sino de la ducha caliente, yo ponía terminaba de poner la mesa. Botellita de vino blanco incluido.
-No te quejarás...
-No, no ya veo hasta el último detalle y esto tiene un pinta espectacular.
Nos pusimos a cenar charlando de nuestras cosas, me estuvo contando lo contenta que estaba porque la dieta estaba empezando a dar sus frutos y que los vaqueros que se había comprado eran una talla menos y le sentaban genial. Yo la escuchaba con atención de vez en cuando le hacía alguna pregunta y seguíamos, hasta que terminamos entonces me dijo.
-Para que no te quejes, tu ya has hecho bastante ya recojo yo...
-No vendrá ahora de ahí.
-Nada "señorito" que luego me lo echas en cara.
No insistí más me senté mientras ella recogía, pero en mi cabeza tenía grabada la imagen del baño, lo que pasa es que no estaba seguro si estaba haciendo lo que creía que estaba haciendo...Cuando terminó y vino hacía el sofá a apalancarse antes que se sentara solté el globo sonda, yo sabía perfectamente que si era lo que yo creía terminaría por delatarse.
-¿Sabes? cuando fui al baño a avisarte llevaba ya un rato ahí...
Se puso roja al instante, sin capacidad de reacción.
-Creo recordar que tienes un castigo en vigor aun ¿no?.
Todavía se puso más roja, la miraba fíjamente. Tragó saliva y con voz aniñada me dijo.
-La culpa es tuya
-A ver explícate.
-No se, ha sido un cúmulo de cosas.
-No te entiendo, tenemos toda la noche así que intenta hacerte entender.
-Pues.....veras....llegar, verte cocinando, además que has ido a comprar, no se me ha disparado la imaginación y ya para rematar el azote cuando iba para la habitación...
¿Y que imaginabas?
-Pufffff tengo que contarlo?
-Si
-... ¿en serio?
-Si...
-Pues....ha sido meterme bajo el agua caliente desnuda y he notado que estaba mojada, he cerrado los ojos y he imaginado que llegaba con las bolsas, que me regañabas porque había comprado cosas que no necesito, que allí mismo en la cocina, me ponías sobre tus rodillas sentado en el taburete y que me azotabas, al terminar con el culo bien caliente, me hacías apoyar sobre la encimera y me follabas...
Yo la míraba fijamente y le dije.
-¿Creíste que te iba a regañar por comprar?
-No
-¿Y te hubiera gustado?
-No, no creo, es solo imaginación.
-¿Te corriste?
-No cuando entraste...
-Ya, sabes que estás castigada aun ¿verdad?
-Si
-¿Y cual era el castigo?
-....una semana sin placer
-¿Y cuando vencía?
-Mañana
-Entonces te lo has saltado
Ahí vino el intento de hacerme reír, un truco que puede ser muy efectivo.
-Bueno técnicamente no me lo he saltado, porque no he llegado al final ¿no?
Y puso gesto de emoticono de whatsapp, ya imagináis cual.
-Bueno a ver si con el culo rojo de verdad, estás tan graciosa. Mis regazo te está esperando impaciente.
-Pufffff Santi de verdad....
Una mirada, solo una mirada y se rindió, se colocó encima de mis rodillas, en el sofá. Empecé a acariciarle el culo por encima del pijama.
-Mira por donde al menos parte de lo que has imaginado se va a cumplir.
Y empecé a azotarla con la mano, con la ropa puesta aun, aunque tras media docena de palmadas cogí el pantalón de la cintura y lo estiré hacía arriba con fuerza haciendo que quedase ajustado a su piel y continué un rato hasta parar y entonces le dije.
-Sabes que considero saltarse un castigo como la falta más grave, ya que me parece una clara violación de la autoridad que me diste ¿verdad?
No dijo nada, dos azotes fuertes e insistí.
-Te he hecho una pregunta contesta!!!!
-Si....lo se
-Mucho mejor levanta el culo, que va a estar un buen rato al aire.
Lo hizo, entonces le bajé el pantalón del pijama hasta los tobillos de un tirón. Cuando tuve su precioso culo completamente desnudo y sonrosado empecé a azotarlo de nuevo cogiendo un ritmo constante que componía una sinfonía deliciosa. Empecé repartiendo los azotes por todas las nalgas, pero llegado un momento determinado me centré solo en la zona de sentarse, poco a poco se fue enrojeciendo hasta conseguir ese rojo intenso que suena a piel en llamas, entonces me detuve, unos segundos en silencio, arranqué de nuevo de repente una docena rápidos y fuertes y paré de nuevo.
-Que vista más bonita, un precioso culo travieso bien rojo y calentito.
En ese momento pasaba el dorso de mis manos rozando la piel incandescente de sus nalgas. Un rato en silencio absoluto, solo respirando los dos, hasta que le dije.
-Bueno señorita, no creas que esto termina aquí, tengo trabajo para ti, así que levanta, coge un silla y sientate en el rincón, que ahora te preparo tu tarea.
Un par de palmadas y se levantó me pidió quitarse del todo el pantalón enrollado en sus tobillos, le dije que no y así cogíó una silla, la arrastró hasta el rincón de pensar y se sentó en ella mirando a la pared. Yo también me levanté fui a la cocina, abrí la nevera, del cajón de la fruta cogí jengibre fresco que había comprado antes, seleccioné un tallo del tamaño adecuado, lo puse en un platito junto con un cuchillo. Con el plato en la mano, me fui de nuevo al comedor, hasta el rincón, puse el plato en sus muslos y le dije.
-Ya tienes tarea, ya sabes que quiero que me hagas.
Yo fui a sentarme en el sofá, tardó un momento en ponerse con la tarea, como si tuviera que digerirlo, pero se puso a ello a mitad de tarea le dije.
-Cuando estés levanta la mano.
Me encendí un cigarrito y a esperar, cuando levantó la mano lo apagué. Me levanté y fui a dar el visto bueno a la tarea, cogí el plato y dije.
-Perfecto
Lo dejé en la mesilla del sofá.
-Ven aquí.
Se levantó y se acercó con el pantalón en los tobillos, eso también formaba parte del castigo.
-Ya sabes que me gusta usar cuando tengo que castigarte en condiciones ¿verdad?, pues ya sabes ve a buscarlo.
Resopló, pero tampoco intentó nada, se dio la vuelta caminando torpemente fue hasta el baño y de vuelta llevaba en la mano, el temible cepillo ovalado que era sinónimo de culo marcado. Se lo pedí, me lo dio, sobre mi regazo había puesto un par de cojines para el culo quedase más levantado y vulnerable. Se colocó, empecé a pasarle el cepillo muy suavemente por la piel bastante roja aun. Hasta que le di la vuelta y empecé a aplicarlo con ganas y dedicación sobre su piel desnuda y desprotegida. Fue una azotaina dura, como pocas le había dado antes, larga, con sus pausas, con sus momentos para que tomara un respiro, pero implacable y severa. Cuando decidí ponerle fin, realmente estaba bordeando ya su límite de aguante, la parte inferior de sus nalgas, tenía unos tonos más tirando ya al azulado que al rojo, así debía ser era un castigo por saltarse un castigo y quería evitar futuras tentaciones.
Al terminar, la estuve un rato acariciando, pero no el culo, los muslos, la espalda por dentro de la camiseta, el culo quería que lo sintiera en llamas sin distracciones. Así estuve un buen rato, más de un cuarto de hora seguro, entonces le dije.
-Levanta
Se levanto despacio, se quedo quieta frente a mi mirando al suelo, cogí los cojines que había sobre mi regazo y los puse sobre el brazo del sofá. Al verme hacerlo se quejó. Otra mirada y una frase.
-No estás en condiciones de quejarte señorita. Ya sabes como te quiero.
Se colocó, los pies en el suelo, las piernas rectas, la cintura doblada justo a la altura del brazo del sofá apoyada sobre los cojines y el cuerpo en el sofá. Lo primero que hice fue terminar de quitarle el pantalón de los tobillos ahora si, separar un poco sus piernas, coger del plato el trabajito que había estado haciendo en el rincón, entonces le separé las nalgas con la mano izquierda, con la derecha sujetaba el jengibre tallado por el ella, lo pasé varias veces alrededor de su ano, como si fuera una especie de pintalabios perverso , hasta que despacio se lo metí,hasta el tope si pelar. En un primer momento el jengibre parecía no hacer efecto, hasta que pasado un minuto más o menos empezó a suspirar, entonces le dije.
-¿Escuece?
-Si joder todo escuece.
-¿Quieres que te calme ese escozor?
-Si por favor...
-Bien, pues quiero ver como te corres y te lo calmaré osea lo que estabas haciendo en la ducha pero ahora.
-Puffff
Se hizo la dura un par de minutos, hasta que la final llevó una de sus manos por debajo del cuerpo a su sexo y empezó a jugar, yo simplemente la miraba a la vez que le acariciaba las nalgas. En un momento determinado sus dedos empezaron a mantener un ritmo constante, su respiración a acelerarse, a mover la cadera, a gemir, tensó la cintura, los glúteos marcados, cerró los ojos a la vez que levantó la cabeza mientras dejaba escapar un largo gemido, estaba en la cresta arriba del todo, y descendió poco a poco, enterrando de nuevo la cabeza en el sofá mientras los dedos bajaban el ritmo progresivamente. Entonces le di una palmada.
-Al final siempre sales ganando....a pesar de todo.
Le quité el jengibre, lo fui a tirar, de vuelta llevaba conmigo la crema, la dejé sobre la mesilla, la ayudé a levantarse, nos abrazamos un rato, mis manos enseguida fueron a su culo, caliente muy caliente aun.
-Anda `ponte en mis rodillas que lo necesitas
Se puso totalmente relajada, empecé a aliviar el escozor de sus nalgas, a base de crema hidratante, hasta que en un determinado momento, las separé y con un dedo empecé a hacerle un pequeño masaje alrededor del ano...fue entonces cuando vi que la piel, suave como la de un melocotón se le erizaba ante aquel estímulo, con la otra mano, comprobé como estaba el coño, como una fuente estaba y le dije.
-¿que vamos a hacer con esto, si hasta tienes la piel de gallina?
Su respuesta fue toda una invitación.
-La piel es para quien la eriza....
Tenía razón, la noche se alargó y terminó con un pase de modelitos, osea de los tanguita que se había comprado, sobre el fondo rojo de su culo aun le quedaba mejor.
Continuará....
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