Exhibicionismo, voyeurismo y fetichismo

Hace ya algún tiempo una persona me envió una foto personal suya, con la intención de que fuera foto de cabecera de una entrada. Yo en aquel momento solo conocía a esa persona de redes, aunque había una relación fluida que a día de hoy continua. Era un foto realmente bonita, aparecía ella de espaldas apoyada en una baranda mirando al mar, con un vestido muy corto y la posición en la que estaba hacía que se le viera medio culo. No se porqué la foto me hizo pensar en el cuadro de Dalí: "Muchacha en la ventana" aunque con algo menos de recato.

Esta anécdota me va a servir para exponer el tema de esta entrada y que creo muy presente en el erotismo y la sexualidad y especialmente en los juegos.

Al enviarme aquella foto, quien lo hizo imagino que satisfacía cierto deseo exhibicionista, consciente que me gustaría, es más a sabiendas que la iba a publicar. Por su parte en mi generaba un goce voyeur en un principio que mutaba hacía el fetichismo. Al final yo no veía a esa persona en la foto, veía  una parte de ella e imaginaba aquello que se intuía pero no se veía. Esto ya nos da una pista: el voyeur no mira la persona o el subjeto sino el fetiche y el fetiche es una parte del sujeto. Por eso el exhibicionismo erótico no es tanto, ver la totalidad sino parte que deja intuir esa totalidad.

Podemos decir que la mujer es más exhibicionista y el hombre más voyeur y eso tiene su lógica, para empezar la variedad de vestuario femenino es mucho más amplio, no hay conciencia de ello, osea una mujer no se viste con el objetivo de exhibirse, la elección de uno u otro vestuario responde a múltiples factores, pero si es cierto que si preguntaremos a los hombres, la mayoría responderían que les atraen más aquellos que sin terminar de enseñar la totalidad dejan intuir el fetiche. Una minifalda,  un vestido corto, un escote generoso a la vista, son muestras de eso, no dejan ver la totalidad, pero si intuirla, dejando una parte a la imaginación. El vestuario masculino más sobrio y monótono es menos propenso a esa exhibición sutil y entonces el hombre se convierte en voyeur y fetichista. Además el cuerpo femenino es más misterioso, en el hombre todo está fuera incluidos los genitales, los genitales femeninos están ocultos y encima el pecho de la mujer es considerado sexual, el del hombre no. Tal vez por eso misterio y esa sexualización del cuerpo por encima de los genitales, el hombre sea más propenso al fetichismo corporal, osea adorar una parte concreta del cuerpo y curiosamente hay hombres de pechos, de culo, de piernas pero es raro el fetiche por el coño, ya que estos otros fetiches sustituyen precisamente a los genitales.

Un fetichismo en el fondo es un atavismo o arcaicismo mental que responde a la pulsión humana de desmontar algo para ver como funciona. Suena fuerte pero es muy probable que nuestros ancestros cuando mataban a algún rival de otro clan, lo diseccionaran con gran curiosidad y excitación, para ver como eran por dentro. Afortudamente eso ha cambiado y ahora esa curiosidad tan propia tiene vías de escape, y podemos destripar infinidad de aparatos, pero parece ser que nos sigue produciendo una gran excitación, intentar comprender como funciona el otro, el hombre con la mujer y la mujer con el hombre y para saciar eso hay que deshumanizar ¿como? pues a través de la parcialización momentánea.

Pero el fetichismo no se limita al cuerpo, hay objetos que guardan o no relación con el cuerpo que son susceptibles de ser fetiches:tacones, ropa interior, determinado vestuario...y también otros objetos como por ejemplo un cepillo del pelo. Al final recodificar estos objetos ordinarios como sexuales supone una extensión del espacio sexual que borra límites entre vida cotidiana y ordinaria, y vida erótica.

Así que podríamos hablar de dos tipos de exhibicionismo. El visible y el invisible. ¿Como puede haber un exhibicionismos invisible os preguntaréis? Un par de ejemplos lo explican genial. Ir con un vestido corto y sin ropa interior es exhibicionismo invisible, nadie se va a percatar, salvo quienes lo saben y eso convierte a quien lo hace en exhibicionista invisibles y a quien lo sabe en voyeur invisible también. Y otro ejemplo sería un exhibicionismo invisible fetichista, recuerdo el caso de alguien a quien la "obligación" de llevar encima un objeto como era un cepillo del pelo, le provocaba una perturbación muy potente.

Tanto fetichismo, como voyeurismo, como exhibicionismo están muy ligados al sentido de la vista. De alguna manera el exhibicionismos es enseñar lo que exhibicionista permite, pero en los juegos se le da un giro, si el exhibicionista cede ese control, entonces exhibicionista y voyeur, pasan a ser ambos voyeures. Uno mira y el otro mira como es mirado. En la previa de un juego los papeles son exhibicionista y voyeur pero durante la escena del juego, al ceder el control sobre que enseñar el exhibicionista se vuelve también voyeur. Un ejemplo que para mi lo explica, es el momento rincón. Si analizamos ese momento hay dos factores muy relevantes. Inmovilidad y silencio. El sonido dismunuye el placer de mirar, aunque hayan sonidos fetiches (gemidos, jadeos, el sonido de los golpes....) pero el momento cumbre de mirar es en silencio y la inmovilidad, hace que el centro de atención sea el fetiche y quien está quieto se sepa mirado y aunque no vea,  puede sentir el deseo domesticado de quien mira. La desnudez parcial, que limita el campo de visión es también muy habitual, retirar la ropa solo parcialmente centrando la visión al fetiche corporal. Y ese es precisamente uno de los cambios o retorcimientos del orden normal. Es quien mira quien tiene el control y la decisión sobre que se enseña y que no, ahí nace ese énfasis en la exposición y la sensación de vulnerabilidad hacia determinadas zonas del cuerpo, pero también puede explicar la excitación que provoca en mucha gente, mirarse después las consecuencias en su propio cuerpo del juego, convirtiéndose en voyeurs de su propio cuerpo fetichizado.