sábado, 25 de enero de 2020

Jugar quiere decir arriesgarse a perder.






Cuando llegué aquella tarde a casa, desde que le vi la cara supe que algo tramaba, son sensaciones, la mirada, la sonrisilla de pícara, hasta el tono de voz. Vamos que tenía la tarde tonta, de buenas pero tonta y que supe desde el primer momento que iba a empezar a comprar números para un sorteo cuyo premio era irse a la cama calentita.

Y la verdad yo también tenía ganas, pero a veces me gusta jugar a hacerme el tonto, no es cuestión de malacostumbrar y ceder ante sus caprichos a la primera, al revés puede ser muy divertido cuando está así jugetona jugar a ignorarla, por dos motivos. El primero para ver donde es capaz de llegar, para conseguirlo y el segundo es que aunque llegue un momento que se canse, como todo queda registrado en esa agenda que se llama cerebro, igual cuando ya se da por vencida y abandona pensando que no, es el momento de darle la sorpresa y de alguna manera dejar claro "quien manda". Así que empecé a interpretar mi papel, vamos el del currante cansado que llega a casa y quiere tranquilidad y que no ve las provocaciones de la que tiene ganas de jugar.

Me puse cómodo y me instalé en el sofá, tal y como pensaba fue hacerlo y empezar, primero con la técnica de la ironía y las malas contestaciones, al mínimo comentario saltaba y me soltaba un zasca, por dentro me tenía que contener y mucho para no ponerla en mis rodillas y dejarle el culo como un tomate maduro, pero aguanté como un campeón, entonces cambió te táctica y se puso en plan "tocahuevos" ¿eso que sígnifica?. Pues básicamente en no dejarte hacer nada o molestar, que estás bien algo en la tele, te cambia de canal o se levanta y se pone en medio, que te vas a buscar un cervecita, cuando vuelves y se lo has dicho que ibas decirte.

-Anda que me traes una

Y cuando te la abres y le vas a dar un trago quitártela, poniendo carita de no haber roto un plato y decirte.

-Vaaaaa ve a por otra "porfa".

Y tu vas a por otra mientras piensas: "Todo esto tarde o temprano lo va a pagar tu culo".

Llegas con la otra, piensas por fin parece que se ha quedado a gusto, le das un trago, te da por mirarla y ves esa carita de traviesa mirándote y piensas "que estará pasando por su cabeza" entonces coger un "piti" lo enciendes y no te da tiempo de darle una calada, que desaparece y termina en sus labios, la miras ya en plan "me estás empezando a hartar" y te suelta.

-Es que solo miras por ti

Resoplas y te enciendes el tuyo, ahora ya es una lucha entre paciencias, ¿quien podrá más?. La cosa se tranquiliza un momento y crees que has ganado y de repente te invade una sensación de impresión, al notar unos pies congelados que se han colado por dentro de tu camiseta del pijama, para posarse en la piel caliente de tu barriga y exclamas.

-Diossssssssssss, ponte calcetinas hostias!!!!!!!!
-Jooo es que descalza se está cómoda y tu estás siempre tan calentito.

No os podéis imaginar la capacidad de colapsar el sistema de autoregulación de la temperatura corporal que pueden tener unos pies de mujer en pleno invierno, osea tu hipotalamo se convierte en una conexión a internet de aquellas por modem al fijo y la única manera de recuperar el funcionamiento normal es 20 minutos de ducha caliente, vamos que hasta los huevos pierden su nombre vulgar, para convertirse en huevecillos. Y no os creáis que se conforma con ponerlos es que además los mueve, para asegurarse de que tu sistema se parezca más al de un reptil que al de un humano, eso si con una sonrisa y exclamando con cara de placer.

-Mmmmm que gustito....

Mientras tu piensas al borde de la hipotermia: "hay otra parte del cuerpo que fijo que tienes fria,..pero no por mucho rato".

Si todavía llegado a ese punto de provación resistes, aunque maquinando tu venganza, pensando en aquel cepillo tan bonito que hay detrás de la puerta del baño, pueden pasar dos cosas que deje de insistir o que siga y por un rato la cosa pareció tranquilizarse e inocente de mi, creí que había salido victorioso del émbite, aunque claro todo lo tenía apuntado y a la cama calentita se iba a ir, pero a fuego lento o al menos eso creía yo. Entonces se lavantó y volvió a poner aquella cara que no presagiaba nada bueno y recogiendo la cervezas me dijo.

-¿Quieres otra?
-Venga

Entonces al pasar por delante de mi sacudió  una de las latas, en las quedaba algo de cerveza a la altura de mi cara y autoámticamente echó a correr riendo. Ahí si fue acto reflejo, no soporto que me tiren ninguna clase de líquido ni en broma, así que me levanté como un resorte para ir detrás de ella y cuando iba a dar el primer en paso en plan si te pillo te mato, sentí un pinchazo repentino, bueno más bien como una puñalada en la parte baja de la espalda que enseguida se me irradió a medio cachete del culo, escuché la puerta de la cocina cerrarse y su risa, pero yo me quedé quieto llevándome la mano a la espalda con un abuelo, vamos que me acaba de dar una contractura de elefante y me había quedado literalmente doblado, con la otra mano me apoyé en la mesa, seguía escuchandola reirse en la cocina, pero cuando tras un rato no me vio aparecer por allí abrió la puerta extrañada, yo había conseguido avanzar a duras penas hasta el marco de la puerta y alli estaba apoyado. Al verme me dijo sin acercarse aun.

-¿Te pasa algo?
-Buaaaa me acabo de quedar clavado nena.
-¿En serio?
-¿No me ves?
-Jajajajaajja si pero no me fio
-¿Crees que ibas a ir muy lejos? lo digo en serio.

Entonces como que pensó, a fin de cuentas tenía razón, para que hacer cuento si en casa la iba a pillar tarde o temprano y se acercó. Cuando ya estuvo a tiro y no hice nada, la cara la cambió, estaba claro que iba en serio.

-¿Como ha sido?
-Pues al levantarme, de golpe he sentido el pinchazo.
-Jjajajaajjaaja te haces mayor
-Si eso encima riete.

Ahí ya se dio cuenta del todo y me ayudó a volver al sofá. Pero tampoco es que estuviera mucho más cómodo no sabía como ponerme, entonces se empezó a preocupar, pero como no era la primera vez, le pedí un analgésico y a ver que tal pasaba la noche.

La noche fui infernal, de aquellas que no sabes como ponerte, que no encuentras la posición. Así que cuando sonó el despertador llamé al trabajo, para decir que no iría que no me encontraba bien y que iba a ir al médico. Después la desperté y le dije que de camino al trabajo me dejase en el centro de salud. El centro de salud está muy cerca de su trabajo así que depende que me dijeran la podía llamar y que me llevase a casa. El rato entre vestirnos y llegar al centro de salud fue infernal, de hecho tuvo que ayudarme a vestirme ella, porque era incapaz de doblar la espalda, subir y bajar del coche tres cuartos de lo mismo. Ya por fin en el centro de salud mientras esperaba que me visitaran, ni me senté solo por no tener que levantarme cuando me tocase. Cuando por fin me tocó todo fue muy rápido, comprobar que no hubiera afectación a nivel nervio ciático, contractura de elefante, vamos lo que se conoce coloquialmente como "lumbago". Chute de antiinflamatorio y relajante muscular y se hace el milagro a los 10 minutos ya me podia enderezar. Del centro de salud a la farmacia, medicación, reposo y paciencia. Después la llamé como ya me encontraba mejor para conducir, decidimos que me llevase su coche y que ella ya se vendría con una compañera y eso hicimos.

Cuando llegó por la tarde yo estaba en el sofá, mucho mejor por la medicación pero claro renqueante aun.

-Jo vaya carita haces
-Pues ahora estoy que al menos puedo moverme.
-Que te han dicho?
-Lumbago
-Si era de suponer, que te han dado.
-Pues para empezar un pinchazo que tengo un morado en el culo
-Jajajaajjajaja, bueno no está mal que de vez en cuando pruebes de tu propia medicina
-Ahhh que te haces gracia?

No se si fue la mirada que le tiré, pero de inmediato dijo.

-Perdón, solo era para destensar un poco

 Lo cierto es que los días siguiente me cuidó muy bien, igual algo tuvo que ver en ello el sentimiento de culpa, pero me hizo de enfermera, también es verdad que no soy mal enfermo, pese a la mala fama de los hombres, no soy de quejarme, de pedir, es más prefiero que me dejen tranquilo y si me están muy encima tiendo a ser borde, pero no fue el caso, me cuidó sin ser invasiva.

El sábado ya amanecí casi recuperado, de hecho la noche antes ya no me había tomado la medicación para dormir, pero por preucación decidí tomarme el fin de semana de reposo y el lunes sería otra semana. Ella tampoco me dejó hacer nada, a mediodía me dijo.

-¿Entonces no te vienes a tomar unas cañas con las chicas?
-Pufffff iría pero no es plan, ahora que estoy casi bien y después de tirarme toda la semana en casa.
-Si también tienes razón. ¿Quieres que me quede?
-No nena, ve y pásalo bien
-¿Seguro?
-Que si mujer tranquila.
-Ok pues voy a darme un ducha y vestirme que hemos quedado a la una.
-Muy bien

Yo me senté en el sofá aprovecharía para escribir que me apetecía. Pero claro teníamos algo pendiente y empecé a maquinar, decidí que sería aquel día además, cuando volviera tendríamos una larga conversación sobre saber parar a tiempo y sobre que no todo vale para conseguir lo que se quiere. Tenía que ser algo especial en consonancia con la liada que había causado su tonteo.

Cuando la escuché meterse en la habitación me vino a la cabeza aquel juguete que habíamos comprado que solo habíamos hecho servir el primer día. Era como una U de goma, los palos de las cuales eran dos vulvos uno un poco más largo y ancho y el otro algo más estrecho y corto. Uno de los vulvos se metía en el coño y el otro el culo, pero lo más interesante de aquel juguete es que se podia sincronizar con el móvil a través de una aplicación y lo podías hacer vibrar a distancia porque era vibratorio y pensé que aquel día me sería muy útil.

Cuando entré a la habitación solo se había puesto las medias y la camiseta. me senté en la cama, me miró y le dije

-Ven

Se acercó, la cogí de las caderas, la pegué a mi y empecé a acariciarle las piernas por encima de las medias.

-Imagino que sabes que en algún momento tu y yo tenemos que hablar muy en serio ¿verdad?

Se ruborizó un poco y se balanceaba ligeramente nerviosa, sin pensarlo más cogí la cintura de las medias y empecé a bajárselas, no dijo nada, cuando hice lo mismo con el tanguita tampoco.

-Sergio, voy a llegar tarde.
-No te preocupes será solo un momento.

Alargué la mano, abrí la mesita de noche, allí estaba el juguete en su cajita, lo dejé en la cama, ella lo vio y suspiró.

-Esto va a ser para que no olvides que cuando vuelvas, vamos a hablar.

Saqué el juguete de la caja, jugué un poco con el por la zona, sin tocarla ya estaba mojada, y metí cada vulvo en su sitio. Le subí el tanguita y las medias.

-Ufffff tio, se me va a caer

Abrí el cajón otra vez y saqué un culotte de estos super austados de hacer deporte.

-Con esto seguro que no, además así no cogerás frio en el culo, que te conviene tenerlo calentito para cuando vuelvas. Se lo puso. Me levanté y me fui al salón. Mientras terminaba de vestirse, busqué la aplicación del movil y la activé, ahora podía manejar la vibración del juguete en la distancia.

Cuando ya había terminado de vestirse y arreglarse vino a despedirse.

-Estás muy guapa.
-Gracias
-Pues aquí te espero pásalo bien.
-Gracias.

Me dio un beso y se fue, al ir a abrir la puerta la llamé, se giró. Y entonces activé la vibración.

-Uffff joder cabrón...
-Parece que funciona, cuidado ahí fuera.

Cerró la puera y se fue. La idea no era usarlo, sinó que estuviera todo el rato pensando que podía usarlo en cualquier momento, a veces es más potente el juego mental, que la realidad física y creo que saber el poder que tenía la perturbaba mucho más, la incertidumbre de saber que en cualquier momento podía poner a vibrar el cacharro estoy seguro que la mojaba más que hacerlo. De hecho no lo hice, le mandé algún mensaje amenazante, pero no lo hice. Yo sabía que aquella incertidumbre, haría que no tardase en exceso en volver, y así fue a las 5 ya estaba en casa. Cuando llegó yo estaba en el sofá.

-Hola!!!!!, como estás?
-Muy bien ya apenas siento nada.
-Y tu? lo has pasado bien?
-Si....gracias por no usar eso
-De nada.
-Voy a ponerme cómoda vale?
-Quítate los zapatos y la falda y ven. Ya tendrás tiempo de ponerte cómoda.

No se quejó, no tardó nada en volver a aparecer y tal como le había dicho, solo con las medias y la camiseta.

-Ven acércate.

Se acercó justo a tocar mis piernas y lo primero que hice fue quitarle el culotte de "seguridad", hasta los pies, ella misma movió los pies para terminar de quitárselo.

-Como te digo esto. Se que el otro día no llevabas mala intención, estabas juguetona y punto, pero creo que a estas alturas deberías saber que no iba a dejar pasar por alto tus provocaciones, aunque en el momento no te haga caso, al revés el no hacerte caso es muchas veces ponerte a prueba a ver donde eres capaz de llegar y está claro que no supiste parar a tiempo, si hubieras sabido parar a tiempo, aquello hubiera terminado, como tenía que terminar, contigo en mis rodillas, con el culo bien rojo y con un polvazo, que es lo que querías ¿no?.

Ya estaba roja y no contestó.

-¿Es lo que buscabas o no?
-Si
-En cambio acabó conmigo en el médico, media semana  perdida y tu sin tu "premio", más bien al contrario, en vez de premio lo que vas a tener es un castigo, que te prometo que vas a tardar en olvidar.

Aun se puso más roja, y se la notaba inquieta.

-Tumbate en mis rodillas.
-Vale, se que lo gané, pero puedo ir al baño antes, me estoy haciendo pis.
-A mis rodillas, ya irás, hay tiempo.

Aquella repentina confesión, me hizo replantearme todo. Se colocó en mis rodillas.

-Como ibás abrigadita, creo que podemos prescindir de cortesía, ya que no creo que lo tengas muy frio y empezar directamente con el culo al aire, así que levántalo.

Lo hizo y despacio sin prisa, la baje primero las medias y despues, el tanga, mientras le acariciaba el culo podia ver la U que unía los dos bulbos metidos en sus agujeros. Acariciandola me di cuenta que el flujo le llegaba al pliegue de los muslos, entonces empecé a azotarla sin prisa, a ritmo lento cachete y cachete, viendo como la carne de sus nalgas tiembla con cada azote, como poco a poco la piel va cogiendo un tono rosado que es uniforme varios minutos después. Entonces paré cogi el  móvil y puse a vibrar el juguete, era más potente de lo que podia parecer por su tamaño, porque sentía las vibraciones hasta yo, cuando empezó a suspirar más de la cuenta y gemir, lo paré y enseguida empecé a azotarla de nuevo, ahora con más ritmo y más intenso, ya no era cachete y cachete, eran unos cuantos seguidos en el mismo antes de cambiar, ahora ya con intención que picara y pasar del rosado al rojo intenso, esta vez más larga, más tiempo, cuando paré. La envié directa al rincón, se levantó y se fue y nada más ponerse volví a poner en marcha la vibración del juguete. Lo dejé en marcha y me fui al baño a por el cepillo, el temido cepillo ovalado de color caoba. Cuando llegué paré el juguete, mem senté me puse un cojín en las piernas y no dije nada.

Aunque obediente la notaba inquieta. Y le pregunté.

-¿Te pasa algo?
-Ya te lo he dicho Sergio tengo que ir al baño, las cervezas.
-Ya irás ahora ven aquí.

Entonces si rechistó algo y en su cara se dibujaba cierta expresión de disconformidad.

-Ponte y quiero ese culo bien alto

Lo hizo. Ya en plan "termina ya". Pero la que tenía prisa era ella no yo.

Fue ponerse y empezar con el cepillo, el cansino, insistente y doloroso cepillo y me empleé a fondo, quería escucharla quejarse de la azotaina, hasta que no lo conseguí no paré, aunque con aquel cepillo tampoco es tan difícil, unos minutos insistiendo con el doblegan cualquier orgullo y dejan un culo con recuerdo un par de días. Cuando deje el cepillo, sin quitarle el juguete comprobé como andaba de excitación, y literalmente chorreaba, incluso le metí  un dedo en el coño sin quitar el juguete. Entonces decidí que quizás llevaba ya demasiado tiempo allí y se lo quité.

-Vete al rincón otro rato.

Se levantó y se fue, con las medias por las rodillas y el culo que si apagaba la luz seguro que iluminaba de incadescente que estaba. Me encendí saqué un "piti" me lo encendí y me puse tranquilamente a fumármelo, llevaba medio cuando empezó a moverse y me dijo.

-Sergio me estoy meando joder.
-Pues mea quien te lo impide

Entonces se dio la vuelta.

-Se puede saber que haces? vuelve al rincón!!!!!!!!!
-Me acabas de decir...
-Se lo que te he dicho, pero no te he dado permiso para moverte del rincón.

Se quedó mirando extrañada. Cogí el cepillo amenazante y se volvió a colocar en posición de rincón.

-Sergio por favor, no puedo más.
-Y dale, no te lo voy a repetir más quien te lo impide? yo no tengo prisa.

Entonces entendió.

-Lo dices en serio?
-A ver no te he dado permiso para salir del rincón, es más yo no tengo prisa, dices que te estás meando que no puedes más, yo no te impido que lo hagas, creo que está muy claro.
-No me hagas esto y la ropa?
-Que ropa  unas medias y un tanga, para eso estan las lavadoras. Además creo que ya he sido suficientemente claro. Voy a por una cervecita, que llevo días sin poder tomar, ni se te ocurra moverte.

Fui a la cocina, cogí la cervecita me senté, le di un trago. Ella ahí seguía en el rincón con las manos encima de la cabeza, aquello me recordaba a el dia que me dio el lumbago quien podría más?....No tardé mucho en descubrirlo, al poco rato vi un chorro tímido que bajaba por sus muslos, pero que una vez superado ese primer momento se dejaba ir del todo y sin perder la posición. Cuando terminó me dijo

-Eres un cabrón
-No lo sabes bien aun. Pero ya has visto que nadie te lo impedía, la única eras tú. Eso si ahora ve a por la fregona, lo recoges y una ducha no te iria mal.

Cuando vino con la fregona, ya se habia quitado toda la parte de abajo de la ducha, ni me miró, pero estoy convencido que de haber entrado en la ducha, la hubiera pillado masturbándose. Cuando salió ya con el pijama puesto, se encontró una sorpresa, en el apoyabrazos del sofá había un cojin y mi cinturón doblado. Al verlo le cambió otra vez la cara.

-Bajate el pantalón, quiero ver otra vez ese culo bien expuesto y preparado, pero antes dame el cinturón.

Lo hizo, esta vez algo más enfadada pero lo hizo. No fui muy cruel, lo resolví con 20 azotes de cinturón, lo cierto es que con el cepillo ya le había puesto el culo como un mapa, así que más que nada era alargar un poco y volver a calentar. Al terminar, le dije que no se moviera de la posición. Fui a por más juguetes, bueno en concreto uno. La tira de bolas anales, 5 bolas de silicona de menos a más y el lubricante. Se las dejé en la espalda, lubriqué bien con masajito anal incluido, cogí las bolas y también las lubriqué y empecé el proceso de meterlas una a una, de menor a mayor, hasta conseguir meter las cinco. Con las bolas dentro, me desnudé yo, era el momento de probar mi espalda. En la misma posición sobre el apoyabrazos del sofá, busqué con la punta de mi polla, la entrada de su coño y despacio entró toda, la cogí fuerte de la cintura y empecé a follármela, en vez de moverme yo, casi que con mis brazos la empujaba contra mi y la separaba, se corrió enseguida, seguí hasta conseguir un par de orgasmos más. Paré le saqué las bolas del culo y las sustitui por mi polla, ya dilatado de las bolas, tampoco me costó mucho entrar ahí e hice lo mismo, era yo con mis brazos quien la apretaba contra mi hasta meterla entera y la volvia a separar, hasta correrme en su culo.

Recuperados me senté, ella se quedó de pie ni se atrevia a sentarse ni a subirse el pantalón, de lo que le debia picar el culo, pero al quedarse así no pude evitar masturbarla así de pie, cuando le vino el orgasmo se agarró con fuerza de mi cuello y se quedó jadeante en mi hombro un rato, cuando se recuperó, la hice ir a por la crema, la primera sesión de crema se le apliqué de pie, de espaldas a mi...cuando la absorvió volví a comprobar y estaba otra vez chorreando.

-Flipo contigo...
-Tu tienes la culpa, tu y esa puta cabeza...

Continuará.






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