martes, 31 de diciembre de 2019

Reflexión de fin de década





Hoy no solo cambiamos de año, cambiamos de década, iniciamos la andadura por los años veinte de este siglo y atrás dejamos una década convulsa en todos los aspectos y para despedirla me gustaría hacer una reflexión a modo resumen de década. No os asustéis no voy a entrar a en plan resumen político-social de lo que ha sido esta década, no es el objetivo de este blog, me voy a centrar en cosas que guardan relación con lo que aquí se expone.

Empecé a escribir a mediados de 2011, así que el blog ha ido un poco paralelo a la década y su desarrollo, apenas estaba en pañales cuando comencé esta andadura y a medida que ha ido creciendo yo también he ido creciendo en mi forma de escribir, que también son reflejo de las etapas por las que ido pasando en este periodo vital.

Cuando empecé a escribir estaba en fase de descubrimiento personal y de mi fantasía en la realidad, no hacía mucho que había dado el paso de fantasía a realidad. Ese proceso de "embarazo" y "parto" como digo yo, no es sencillo implica primero un proceso de escrutinio interno que lleve a la conciencia y aceptación y no es sencillo, no era en este caso, la realidad social de entonces mediados de la década de los dos mil, ya era muy opresiva y empezaba a virar hacía la criminalización de cualquier sexualidad no normativa, entendiendo por norma una serie de dogmas aplicados a sexos y orientaciones sexuales, permitiendo una mayor compresión a aquellas combinaciones de sexo y orientación sexual que se han hecho dominantes. Pero convertir una fantasía en realidad implica, la obligatoria participación de "otro" y no vale solo con ese proceso de auto comprensión y auto aceptación, sino que va obligatoriamente ligado a la necesidad de comunicarte y abrirte a ese otro, a la vez que escuchar y comprender a esa persona. Sin conexión y comunicación fluida no hay fantasía real. Esto que puede parecer una obviedad, nunca me fue necesario para tener sexo, ni pareja antes de. Nunca necesité de esa comunicación y conexión más allá de la simple atracción sexual, así que solo por eso ya valió la pena dar el paso.

Conforme han pasado los años he pasado por distintas etapas, cuando empecé a escribir diría que estaba en la etapa de asentamiento, había pasado aquella fase de novedad, en la que todo está por descubrir y todo te parece maravilloso y empecé a escribir en el momento que tomé una decisión crucial, no tendría nunca más una relación en ausencia de juegos. Esto es una decisión dura, supone limitar tus expectativas mucho, ya que esa decisión reduce y mucho el mercado disponible, pero fue una decisión madurada y creo que correcta, después he conocido mucha gente, que no la tomó en su momento y que su vida ha sido un constante auto engañarse, con falsas creencias de conversión o lo que es peor vivir relaciones bajo la sombra de la represión y la insatisfacción. No las culpo, entiendo que las convenciones sociales son asfixiantes y al final cada cual elige su camino y sus prioridades.

Y ahora digamos que estoy en una etapa a la expectativa y con mucha inquietud con respecto al futuro, que voy a intentar explicar.

Esta década que dejamos atrás también ha significado el asentamiento un proceso que ya venía gestándose antes, pero que ha ido acelerándose en esta década de destrucción del erotismo, cuyo objetivo principal es la mujer. Es una obra de ingeniería social que determina la castración del hombre y la masculinización de la mujer y que en gran parte está siendo impuesto a través de ese gran hermano orwelliano llamado feminismo. El feminismo actual no busca la igualdad, busca la uniformización de hombres y mujeres, la eliminación del erotismo sustituido por las relaciones meramente epidérmicas, el menosprecio de la sexualidad heterosexual en favor de la homosexualidad y el placer rápido, contable y sin vinculación como único objetivo de las relaciones sexuales.

Ayer escuchaba por Youtube una conferencia de un psicólogo y doctor en filosofía argentino Martin Lutereaux que decía unas cuantas cosas muy interesante y que creo que son síntomas de la enfermedad que nos espera la próxima década.

"La mujer liberal actual está cada vez más oprimida".

Totalmente de acuerdo, la mujer actual ha conseguido llegar a las mismas expectativas laborales que el hombre de acuerdo ¿Pero a cambio de que? ¿Acaso el triunfo en la vida es solo achacable al éxito laboral?. En estos años he conocido muchas mujeres nacidas después de 1980 y en todas ellas se da un marcador común: el cansancio, el agotamiento. Si bien la mayoría han conseguido colmar sus expectativas laborales, no pocas veces incluso en la época formativa ha sido en base a renuncias, pero lo peor no es eso, es que siguen cargando sobre si todo aquellas cargas propias socialmente de la feminidad y por decisión propia, nadie las ha obligado, pero tampoco nadie ni mucho menos el femenismo ha hecho nada por aliviar esas cargas, al revés, la mujer actual debe ser como un hombre en lo laboral, pero con la presión añadida de las cargas sociales propias de la feminidad, debe estar estupenda, debe cumplir determinados cánones y mucho más tiempo, debe ser asertiva y cuidadora y protectora con su entorno. Resultado: mujeres muy jóvenes que expresan continuamente cansancio y agotamiento sobre todo emocional.

"Hace 10 años recibía en consulta mujeres que se quejaban de no obtener satisfacción sexual. Ahora la queja más habitual en ese campo es que creen que no tienen tantos orgasmos como creen que deberían tener"

Esto es para mi fundamental para resumir la década en el campo de la relaciones humanas, esta  ha sido la década en la que la contabilidad  ha entrado en el sexo, el sexo ya no es algo íntimo sino que es algo que todos hacemos bajo paredes de vidrio transparente y exponemos al juicio de los demás, entonces irremediablemente entramos en el campo de la comparativa y la competición. Para poder medir hay que usar una referencia y como el sexo es una experiencia muy subjetiva, la única forma de medir es la cantidad de orgasmos durante una relación sexual. Y si hemos pasado de la mujer insastifecha a la mujer que tiene que ser multiorgásmica porque está de moda, porque si no, no está completa como mujer, osea seguimos con la mujer insatisfecha porque la contabilidad no da la media y encima añadimos una presión al hombre, que tiene la obligación de ofrecer a la mujer lo que la naturaleza no le ha dado y nada peor para la líbido que la presión.

"La entronización del orgasmo como única finalidad del sexo. La aparición compulsiva de juguetes destinados al placer femenino nos lleva irremediablemente a una obsesión por el placer femenino normativo y obligatorio"

Uno de los atributos que se le suponía a la tecnología es que debía hacernos la vida más fácil. Con los juguetes sexuales se da una gran paradoja y es que cada hay más variedad, cada vez son más sofisticados y cada vez están más dirigidos al público femenino sin embargo, se nos olvida algo, lo divertido de un juguete es que lo use el otro. Entiendo que en momentos de soledad puedan servir como sustitivo, pero jamás deberían sustituir al contacto humano y la mente humana, sino sumar a ello. Un juguete debería ser una herramienta para profundizar en las sensaciones y sobre todo para esquivar las limitaciones del propio cuerpo, vamos una  herramienta que sume al erotismo no que reste y sustituya al "otro". Todo el marketing alrededor del juguete sexual va encaminado a la auto satisfacción y no a lo que a mi entender es lo interesante del juguete sexual: que lo use el "otro", el erotismo de no tener el control, de la incertidumbre...Normativo y obligatorio es igual a puritano y censor, hay un tipo de sexo que es norma y se crea la obligación de tenerlo según la norma, lo cual es el fin del erotismo.

Los juegos son como un oasis dentro del desierto del erotismo que crece y crece. Quienes habéis jugado sabéis que para tener sexo con alguien solo se necesita de atracción física, para jugar no basta, se necesita algo más, conexión, comunicación, complicidad, confianza, ingredientes básicos para crear el clima de erotismo imprescindible para que el ritual se lleve a cabo. Es más muchos sabéis perfectamente que el sexo queda en un segundo plano, es la guinda del pastel y no en pocas ocasiones el sexo finalistas y contable se produce en el retorno a la normalidad. Ahora en este momento costaría mucho explicar que yo por ejemplo, puedo perfectamente pasarme horas jugando y disfrutar sin necesidad de tener un orgasmo, que el placer de  provocar sensaciones puede ser tan gratificante que baste eso para considerar un relación sexual como plena. Con esto no quiero que se me entienda mal, los juegos no son la única vía para conservar el erotismo en el sexo, pero si que es verdad que se puede tener sexo sin erotismo, pero no juegos sin erotismo.

En definitiva y a modo resumen, soy bastante  pesimista con el futuro, creo que vamos a estar en el centro de la diana, porque escapamos de esa norma y somos disidentes del rebaño de la ingeniería social y además no somos inmunes, el miedo al estigma cada vez va a ser mayor, ya que estoy seguro que van a usar algo a su favor, esa parte de violencia explícita que la van a usar para adulterar todo el resto, no se van a parar a analizar nada más, ya que solo reconocen una forma de violencia. La otra cara de la moneda es que el ser humano suele lleva mal las imposiciones contra natura y que suele surgir la necesidad de transgresión y se puede dar la paradoja que consigan todo lo contrario, una reacción en forma de transgresión. La fantasía natural en la mujer es ser objeto, más en concreto objeto de deseo. El tiempo dirá.

Solo se que ahora tenemos a nuestra disposición unas herramientas de comunicación que eran ciencia ficción hace un cuarto de siglo, que tenemos la posibilidad de escoger y no deja de darme cierta  pena, que teniendo eso lo desaprovechemos, porque a una serie de gente le interesa imponernos una determinada moral, con el objeto de controlarnos hasta en las parcelas más íntimas de nuestro ser y sentir.

Feliz año y espero que también el inicio de década nos traiga el principio del fin de esta corriente que quiere matar el erotismo. Me despido hasta el año que viene con un texto de Justine del Marqués de Sade, un libro del siglo XVIII, por el cual su autor estuvo en la cárcel, pero no por el contenido del libro, sino porque en el XVIII cuando los derechos humanos eran una utopía se consideró que Sade describía escenas en las que se daba a entender que no existía consentimientos, me parece curioso que ahora en 2020 se ponga en duda la dos cosas, la escena y el consentimiento.


"Me arrojé sobre el reclinatorio, y mientras en voz alta abro mi corazón al Eterno, Roland se intensifica aún más cruelmente, en los cuartos traseros que expongo a él, sus vejaciones y sus tormentos; con toda su fuerza él azota esas partes con un martinet de cuero lacerante, cada golpe dibuja unas tiras de sangre en mi piel ... Me agarra de los brazos, me los ata a un lado, luego desliza un lazo negro de seda alrededor de mi cuello; sujeta ambos extremos del y apretando, puede estrangularme y enviarme al otro mundo, ya sea rápida o lentamente, dependiendo de su placer ". Justine 1781.


Obviamente Sade se permitía licencias literarias que hay que ver como simbolismos, y yo esa parte de "enviarla al otro mundo rápida o lentamente" la veo como una metáfora del orgasmo (petite mort) en francés. Y esa es la esencia del erotismo que nos quieren robar, la incertidumbre, la conexión con el otro, la entrega al otro, ya sea en forma de objeto, como de sujeto. En definitiva el placer bidireccional, que viene y va, que cambia de sentido, que a veces premia más a uno y otras al otro, pero que el resultado final es el de esas caras que siempre he visto tras un juego y que no se definir, caras más allá del placer.

Feliz Año Nuevo.




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