domingo, 29 de diciembre de 2019
Fin de semana intensivo.
Este juego tiene a mi juicio una gran ventaja y es que obliga a la comunicación fluida y aunque como todo llega un momento que conoces a fondo los gustos del otro, siempre se van introduciendo pequeñas novedades, experimentos, salen a la luz deseos ocultos o descubiertos y todo eso es fruto de esa comunicación.
Una tarde/noche hablando surgió algo de forma natural por su parte, me dijo algo así.
-¿Sabes que me gustaría probar alguna vez?
-Dime
-La disciplina estricta
-¿A que te refieres?
-Pues eso probar como me sentiría durante un tiempo cediendo el control absoluto.
-Interesante
-Ya me conoces, sabes que me gusta, donde están mis límites mentales, sabes como no quiero sentirme, que no soy, pero a la vez me gustaría probar hasta que punto sería capaz de soportar no tener ninguna capacidad de decision...
Me quedé en silencio y pensativo.
-¿Estás ahí?
-Si, perdona estaba pensando
-¿Y?
-Jajajajajaja dame tiempo a digerir
-¿En serio? ¿te he asustado?
-No, no es eso no, es todo un reto, se trata de conseguir que sientas eso y a la vez que no sientas cosas que no quieres sentir y que yo se que cosas son.
-Vale, de todas maneras es un hablar
-¿Y esto se te ha ocurrido así de repente?
-Bueno, estoy bastante cansada últimamente pero de cabeza ya sabes y fantaseando me puse a imaginar situaciones y creo que podría ser divertido, sobre todo porque creo que podría desconectar, aunque también te digo que algo de miedo me da.
-Normal, ya iremos madurando la idea ¿te parece?
-Claro que si
Seguimos con otros temas y ese quedó aparcado, hasta que colgó y ahí mi cabeza empezó a centrifugar y a darle vueltas a aquella confesión en forma de fantasía. Tenía muy claro que quería, la conocía lo suficiente o más bien tenía claro es lo que no quería sentir. Las palabras clave: disciplina, ceder todo el control, no tener capacidad de decisión, pero esa ecuación no podía dar nunca el resultado: sumisión, quería sentir todo lo anterior pero sin sentirse sumisa, tal vez era la parte más complicada de todo aquello como darle eso sin dejarle esa sensación, entonces recordé una frase que había leído en un cuento erótico antiguo del XIX: "Los tratados deben llevarse a cabo y las promesas deben cumplirse o como puedo esperar el placer de provocarte de hacerte probar mis cosquillas verdes de nuevo".
Esa frase me dio la idea de como llevarlo a cabo, ya tenía la confesión, también tenía los motivos y necesidades, me lo había puesto en bandeja, solo faltaba un tratado, unas promesas y las cosquillas.
Cuando partía aquel viernes camino de su encuentro, salí con una idea en mi cabeza, todo se amplifica con el efecto sorpresa y el "experimento" sería aquel fin de semana, que seguro no lo esperaba, de hecho no habíamos vuelto a comentar el tema, ese era mi as en la manga. Llegué con normalidad a la hora de siempre, una tarde ya oscura, ventosa y fría de Viernes, las calles desiertas, las luces de los edificios encendidas, todo el mundo protegido en el calor hogareño, que noté nada más entrar en el edificio, a pie de puerta me esperaba, recibimiento caluroso, risas y relax. Aun quedaba tarde, pero los dos cansados después de una semana larga, tarde/noche de sofá, tele y manta.
Cenamos algo en el sofá sin ni tan siquiera poner la mesa, usamos de mesa la mesilla del sofá y entre charlas y risas fuimos pasando las horas, fue entonces cuando ella me propuso de irnos a la cama, cuando vi el momento ideal para lanzar la bomba.
-¿Entonces sigues queriendo llevar a cabo aquella idea que me comentaste?
Aunque estábamos solo con luz de cortesía, al mirarle comprobé que se había ruborizado un poco al escuchar mi pregunta, aunque me respondió serena.
-Si claro, si no, no te lo hubiera dicho.
-Muy bien, pues he estado pensando y para que esperar más, a partir de mañana cuando nos levantemos y 48 horas hasta el domingo cuando me vaya, vas a estar bajo un régimen de disciplina intensiva, en el cual no vas a tener ninguna capacidad de decisión. Se quedó callada estaba claro que no esperaba que aquello fuera ya y entonces le dije.
-¿Quieres hacerlo?
Cogió aire profundamente, lo soltó y contestó.
-La verdad me pillas descolocada como siempre, pero fui yo quien te lo pidió y soy mayorcita ya para jugar a calentar y luego echarme para atrás, si acepto.
-Bien, esto en el fondo es muy sencillo, necesitamos establecer un tratado y ese tratado es simplemente ¿estás dispuesta a cumplir tu promesa de cederme el control totalmente esas horas?
-Si, pero ya sabes que no quiero.
-Lo se, lo tengo muy claro ¿entonces tengo tu promesa?
-Si la tienes.
-Bien, vamos a la cama.
Nos metimos en la cama, ella puso la tele de la habitación, se notaba cierta tensión, intentó juguetear un poco, puse la excusa del cansancio, antes de dormirme puse el despertador del móvil a las 8 en punto y caí en un profundo sueño del que me despertó la alarma del móvil. La apagué y me levanté, fui al baño y a la vuelta ella se había dado media vuelta y seguía durmiendo.
-Señorita en pie, hay que aprovechar el día.
Con voz de dormida me dijo.
-Pufff que hora es?
-Las 8 y cinco
-Santi es sábado es muy pronto.
-Ayer hicimos un tratado y me hiciste un promesa, el tratado hace 5 minutos que está en vigor, así que levántate de la cama y la ducha.
Rechistó y aunque a regañadientes lo hizo, se levantó y se fue al baño. Yo abrí el armario, de allí saqué algo que llevaba desde que no habíamos conocido allí, era un uniforme escolar: blusa blanca, jersey rojo de pico, faldita a cuadros escoceses, calcetines por debajo de las rodillas, lo puse todo sobre la cama y del cajón de la ropa interior saqué también algo especial, unas braguitas blancas con dibujos, eso si bajas de cintura, juveniles pero con un toque sexy. Lo dejé todo sobre la cama y me fui a la cocina a preparar el desayuno. Cuando escuché la puerta del baño abrirse le dije desde la cocina.
-Sobre la cama tienes la ropa preparada, vístete, haz la cama y ven a desayunar.
Cuando entró en la habitación y vio la ropa que había preparado desde allí me dijo.
-Santi, esto es ridículo, no voy a ponerme eso.
-En diez minutos te quiero vestida y desayunando, no voy a repetirlo.
Ya no la escuché más, hasta que oí sus pasos por el pasillo, ya había servido el desayuno en la mesa de la cocina, cuando entró vestida con el uniforme y al verme se ruborizó.
-¿Es necesario esto?
-Siéntate a desayunar.
Lo hizo, la verdad es que aunque a ella le pareciera ridículo, estaba realmente sensual así vestida y a la vez era un forma muy sutil de establecer lo que me había pedido, simbólicamente aquel uniforme representaba que ni sobre la forma de vestirse iba a tener capacidad control las próximas horas. Cuando se sentó le dije.
-Te lo voy a decir solo una vez, cuando estemos en casa te quiero así vestida, si salimos que saldremos, igual elijo ya, igual te dejo elegir a ti según te portes, pero en cuando entremos en casa sin que yo te diga nada te irás a cambiar y te pondrás el uniforme ¿está claro?
Contestó con un tímido si y desayunamos. Cuando terminamos le dije.
-Ya recojo yo, tu desde hace tiempo me llevas diciendo que quieres ordenar la habitación de la plancha, pues ponte a ello.
-¿Ahora?
-No me explico bien o que?
Resopló, pero se levantó y se fue hacía allí, yo me quedé recogiendo la cocina, lavé las tazas y los cuatro platos y camino al salón la escuché hablar, entré en la habitación de la plancha y estaba sentada en la cama individual hablando por teléfono, me miró y desde la puerta le hice el gesto de las tijeras osea corta , siguió me miró otra vez, le volví a hacer el gesto y dijo a quien estaba al otro lado.
-Bueno guapa te voy a dejar que tengo cosas que hacer háblamos
Y colgó. Nada más colgar le dije.
-Dame el móvil
-¿Que?
-Ya me has escuchado, dame el móvil ya lo guardo yo.
-Pufffff en serio?
-Muy en serio y como tenga que repetirlo, no te lo devuelvo hasta que me vaya ¿está claro?
Me lo dio algo enfadada, pero me lo dio.
-Cuando termines te lo daré un rato.
Me fui con el salón, me senté, cogí el portátil y me puse a hacer unas cosas mientras. No llevaba ni cinco minutos cuando apareció en el salón.
-¿Ya estás?
-No, si aun no me ha dado casi tiempo a empezar, vengo a poner música.
-Pues va a ser que no.
-¿Por qué?
-Porque parece que aun no has entendido nada, vuelve a la habitación no hay música y espabila.
Se dio medía vuelta y se fue, yo creo que en aquel momento estaba en ese punto de entre rebelarse o seguir. En cuanto se fue seguí con lo mio, hasta que pasado un rato largo apareció otra vez, levanté la mirada.
-Ya estoy.
Me levanté
-Vamos a ver.
Me acompañó hasta la habitación, entré y si digamos que estaba bastante adecentada para como estaba, incluso el armario.
-Muy bien señorita.
Junto a la cama había una silla de madera sencilla la cogí la puse entre la cama y la pared y me senté.
Ella de pie un poco desconcertada y entonces empecé a hablar.
-Ayer llegamos a un acuerdo y un compromiso que aceptaste, muy sencillo además, sino recuerdo mal tus palabras exactas fueron: "ya soy mayorcita para jugar a calentar y echarme para atrás acepto". Pues bien, en un rato salo, ya he tenido que escuchar resoplidos y quejas por la ropa, por la tarea, por haberte quitado el móvil y por no dejarte poner música que te hubiera dejado de haberlo pedido en condiciones, no unilateralmente, así que para que no quede ninguna duda de como van a ser las próximas horas, he decidido dejártelo claro a modo preventivo, así que ya puedes colocarte en mis rodillas y cuando estés te levantas la falda.
-Joder Santi....dame un periodo de adaptación
-Eso estoy haciendo, los azotes que te voy a dar ahora, son de adaptación, si tengo que volver a castigarte te vas a acordar, a mi rodillas ya!!!!!!!!.
Se acercó despacio por mi derecha perpendicular a mis piernas, suspiró en el momento de colocarse y cuando se inclinaba levantó la parte de atrás de la falda, la silla me gusta le da un toque especial de castigo de verdad, hubiera podido usar la cama, mucho más cómoda, pero la silla en el centro de la habitación con ella en posición como una niña traviesa, le da un toque mucho más severo. Nada más colocarse cogí la cintura de las braguitas, tiré de ellas hacia arriba haciendo que parte de ellas se metiera entre sus nalgas, no dije nada, tampoco caricias, sujetando la cintura de las braguitas con la mano izquierda empecé a azotarla con la derecha, en un sucesión de palmadas constantes en el ritmo y la intensidad, que caían en parte sobre la piel medio desnuda de su culo y lo poco que tapaban las braguitas estiradas. La piel empezó a sonrosarse a medida que los azotes se acumulaban, entonces paré un instante, solo para decirle.
-Ya sabes que los castigos siempre terminan con el culo desnudo, así que levanta bájate las braguitas y vuelve a la posición.
Yo sabía que hacer que fuera ella quien se desnudara, le tocaba el orgullo, pero creo que en aquel momento empezó a sentir lo que quería sentir, no tener el control, ni la capacidad de decisión ni tan siquiera para decidir sobre su ropa interior. Se levantó metió las manos bajo la falda, y las braguitas descendieron hasta las rodillas, con un gesto le dije que se pusiera de nuevo en posición, lo hizo, se olvidó de levantar la falda, pero me encargué de recordarlo, llevó las manos al bajo de la falda y tímidamente la levantó descubriendo los dos globos carnosos y sonrosados de su culo. Tampoco hubo caricias esta vez, solo el continuo e incesante sonido de la palma de mi mano impactando con su piel desnuda, que se ondulaba temblorosa en cada azote a la vez que se enrojecía simultáneamente. Aunque la idea inicial era una simple azotaina en plan "preventivo" para que tuviera claro que las próximas horas iban a ser de disciplina pura, el ambiente me fue animando, el sonido de los azotes, sus tímidos gemidos que más que de dolor parecían de excitación creciente, el color de la piel cada vez más roja y brillante, seguí un buen rato, unos diez largos minutos de azotes constantes sin pausa y cada vez más intensos y rápidos, hasta que jadeante paré, me detuve a contemplar su culo incandescente y palpitante posado sobre mi regazo, mientas recuperaba el aliento, ya que realmente la había azotado con ganas, mi mano también palpitaba caliente. Entonces recordé la petición y ya habría tiempo para otras cosas. La hice levantarse de mi regazo, puse la silla en un rincón con el respaldo hacia el rincón, la hice subirse de rodillas en la silla mirando al rincón y que pusiera ambas manos en la espalda sujentando la falda levantada. Antes de salir de la habitación le dije.
-Ve pensando en que quedan aun muchas horas de trato, ya te llamaré.
Me fui al salón, me senté en el sofá me di cuenta que a mi también me costaba aquello, allí en mis rodillas la hubiera masturbado, o peor aun pero aquel fin de semana tenía que ser diferente. Dejé pasar unos minutos y la llamé, se presentó en el comedor, con las braguitas por los tobillos aun y roja se paró frente a mi. La miré y le dije.
-Levántate la falda.
Se puso aun más roja despacio la levantó, nada más hacerlo puse mi mano aun caliente de los azotes en la cara interna de su muslo derecho y entonces le pasé despacio el dedo corazón entre los labios, se le escapó un pequeño gemido al notar mi dedo ahí.
-Vaya señorita, estás chorreando y te acabo de dejar el culo como un tomate
A la vez le mostraba el dedo.
-Bueno espero, que te haya quedado claro como van a ser las próximas horas. Ahora ve a cambiarte, que vamos a ir a hacer el vermut, ponte falda o vestido, pero sin nada debajo salvo las medias.
Asintió con la cabeza y se fue para la habitación, cuando se metio en el baño para arreglarse me fui a vestir yo, terminé antes que ella, la esperaba en el comedor de nuevo. Cuando vino, la hice levantarse la falda de salir frente a mi otra vez, para comprobar que en efecto solo llevaba las medias, comprobado nos fuimos.
Durante el camino, todo pareció volver a la normalidad, aunque la conocía y sabia que aquel calor residual y aquel hormigueo en sus culo de la azotaina tenía seguro una reflejo en la humedad de su coño. Aparcamos por el centro y fuimos a un bar que solíamos ir, de camino caminando como una pareja normal. El viento había calmado y aunque con la Navidad a la vuelta de la esquina el sol del mediodía calentaba algo, así que decidimos sentarnos en la terraza. Entonces se acercó el camarero
-¿Que van a tomar?
-Pues yo una caña y la señorita...
No me dejo terminar cuando dijo.
-Yo también una caña
-Muy bien enseguida les sirvo.
Yo en aquel momento ya tenía la mirada clavada sobre ella...cuando marchó el camarero me dijo.
-¿Y ahora que pasa?
-¿No lo sabes? ¿ya te has olvidado del trato?
-Pufffff relaja...
-¿Que relaje? eres tú quien me pidió esto
En ese momento vino el camarero con las dos cañas y una tapita.
-Joder Santi...tampoco hace falta al pie de la letra.
-Mira tienes dos opciones, levantarte ir a la barra pedir perdón y decir que te has equivocado y prefieres un refresco o aceptar las consecuencias en casa.
Su respuesta fue mirarme desafiante a la vez que se llevaba la copa a la boca y le daba un trago. Ya no saqué el tema más, pensé para mi "me quieres poner a prueba, pues nada juguemos". De hecho hasta pedimos un par más de cañas y picoteamos algo con absoluta normalidad, hasta que le dije de irnos para casa. De camino a casa todo transcurrió con normalidad también, cuando entramos, ella iba muy decidida.
-¿Donde vas?
-Al baño, puedo ¿no?.
-Si claro, pero te quiero cambiada y en el comedor en cuanto estés.
Me fui para el comedor, me senté hasta que apareció vestida otra vez con el uniforme, se acercó, la cogí de los muslos y empecé a frotárselos.
-Mmmmmm señor duro pretende algo?
En ese momento metí las manos debajo de la falda, le bajé las braguitas hasta los tobillos y le dije.
-Vete al rincón, ya sabes manos detrás y falda levantada quiero ver bien ese culo, porque te voy a enseñar a no volver a desafiarme cuando tenemos un trato y una promesa. Su cara cambio imagino que las cosquillas empezaron a subir desde su coño que estoy seguro seguía mojado hasta su cabeza. Se dio media vuelta resopló caminó con las braguitas en los tobillos hasta el rincón, allí llevó despacio las manos a la espalda, levantó la falda por detrás, hacía horas ya de la zurra en la habitación con la mano y ya no quedaba rastro.
-Que blanquito lo tienes ya, bueno ahora me encargaré de el, de darle color y que no se vaya, así recordarás las consecuencias de desafiarme, creo que empezaré por una buena dosis de cepillo, pero voy a pensarlo.....
Continuará...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me encanta
ResponderEliminar