miércoles, 13 de febrero de 2019

La rabia y los juegos.





Los que lleváis tiempo en esto, seguro habéis leído alguno de esos decálogos o similares de normas básicas para afrontar un juego que quedan muy bien, en fetlife y similares, pero que a la hora de la verdad no los suele cumplir ni quien los escribe.

De esas normas básicas de juegos hay una, en la que estoy de acuerdo al 50%:

-No se debe jugar enfadado o con rabia.

Y estoy a favor al 50% en lo que al o la spanker se refiere, si estás enfadado con tu pareja o con el mundo, vete a dar una vuelta, fúmate un porro, hazte una paja, lo que sea menos jugar, ya que el riesgo de descargar tu rabia en cuerpo ajeno es muy grande e injusto.

Sin embargo, en lo que respecta al otro 50% del juego osea la parte spankee, no solo creo que puede jugar con rabia sinó que incluso el juego puede ser una forma muy divertida de canalizar ese sentimiento y erradicarlo. Poner el culo tiene alguna ventaja, como todo en esta vida hay una cara A y una cara B y en este caso, a mi entender ser spankee tiene esa ventaja.

Quienes me seguís ya sabéis que desde siempre he defendido una postura al respecto de los juegos y es que nosotros no elegimos a los juegos, fueron los juegos quienes nos elijeron a nosotros, por lo tanto pienso que no es únicamente una cuestión de morbo erótico, que también , que hay algo más y que dentro de ese más la canalización de emociones está muy presente, consciente o inconscientemente.

Voy a intentar explicar la génesis de la rabia. Y esta solo es posible de entender a través de dos sentimientos: la vergüenza y la culpa.

La vergüenza es una emoción, además es una emoción muy confusa, ya que se siente lo mismo con el pudor. Lo que las distingue es que mientras que el pudor es una sensación asociada a lo sexual, de ahï tanta frase hecha que erroneamente nos confunde: "quedar con las vergüenzas al aire, bajarse los pantalones, o quedarse en bragas" son frases hechas que aluden a la vergüenza usando el pudor como ejemplo. La vergüenza tiene que ver con la imagen de nosotros que proyectamos a los demás y aparece aproximadamente a los 8 meses de edad.

La culpa es un sentimiento cognitivo, osea que se aprende, aparece más tarde sobre los 2/3 años de edad y está ligada al lenguaje.

Ambos sentimientos cumplen una función fundamental, tienen un papel decisivo en la socialización. Nos regulan frente a los demás y  nos hacen acatar las normas sociales. Por lo que podemos afirmar que en su justa medida, son beneficiosas para nuestro desarrollo, La ausencia de culpa y vergüenza  es lo que antiguamente se llamaba: psicopatía.

Ahora bien el ser humano y el término medio se llevan muy mal y es muy frecuente la aparición de la culpa tóxica. La culpa tóxica es la mezcla de dos procesos, uno emocional: la vergüenza y uno cognitivo: la culpa y sus efectos más perniciosos son una culpa excesiva, perfeccionismo obsesivo, culparse siempre a uno mismo, remordimiento y un miedo exarcebado a juicio externo que lleva al inmovilismo.

Y es esa culpa tóxica la puede llevar a la rabia o más bien a no ser capaz de canalizar la rabia de una forma sana, un ejemplo.

Imaginad un mal día de trabajo, por ejemplo un discusión con un compañero/a en la cual ese persona nos ha hecho daño y que lo comentas con otro compañero/a y este te dice que hagas los mismo, pero tu pareja te ha dicho mil veces que nunca te pongas a su altura. Esa contradicción de mensajes hace que esa rabia no se canalice adecuadamente y se enquista. Primero había rabia, que se convierte en vergüenza al ser acusado de no saber defenderte y que luego se vuelve culpa con el otro mensaje que te hace sentir culpable de querer defenderte.

Pues bien yo he vivido seguro de forma inconsciente, romper ese bucle a través del juego. La persona siente rabia y provoca un juego, además provoca descaradamente un juego que culmina en un supuesto castigo, que neutraliza la culpa, la fija, ya que digamos aunque sea a través de una "representación" hay un mecanismo de causa/efecto. Provoco ergo me castigan ergo me perdonan, total que al final sin pretenderlo o al menos sin calcularlo, se da salida a esa rabia, se neutraliza la culpa y la vergüenza.

¿Habéis provocado un juego un día que sintiáis rabia?.

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