Llevaba varios días dándole vueltas en mi cabeza, era arriesgado muy arriesgado podía no salir bien o incluso podía salir más de lo que podía gestionar, también podía ser que no lo entendiera o incluso hacerlo para no lograr nada con lo que implica. Pero pesaban más dos consideraciones, la primera que estaba convencido que ella lo necesitaba, que había llegado un punto en que necesitaba soltar lastre en vez de acumular. La segunda me veia capacitado y preparado para hacerlo y sobre todo para asumir los riesgos.
Me había dado muchas pistas, los últimos días, distante, encerrada en si misma y cuando intentaba penetrar la coraza, salía con algún desplante o mala contestación. Yo sabía cuando hacía eso para jugar porque si la ignoraba seguía y seguía hasta conseguirlo, pero aquella vez era diferente soltaba la fresca y callaba, claro que podía haber reaccionado justo en el momento, lo más probable es que cuando lo hacía lo desease, pero hubiera sido poner un parche, acallar por unas horas sus pensamientos, derivarlos a la diversión, pero no eliminarlos y creía que era el momento de hacer limpieza.
Como enfocarlo lo tenía claro, me faltaba un poco el cuando y algún detalle más. No quería que fuera la típica escena de castigo efecto acción-reacción, eso hubiera fijado la culpa en la causa concreta del castigo por ejemplo una mala contestación y se hubiera purgado eso en concreto y luego premio, no, yo buscaba otra cosa, algo buscando sobre todo la parte emocional, apoyándome en la física. Tenía muy clara la escena, iba a tener una previa corta, pero importante, un durante largo y diferente y si conseguía el objetivo un después que gestionar, pero eso es lo que quería llegar a ese después.
Había dibujado tan bien la escena en mi cabeza, que una de las cosas sobre la que más dudas tenía era el instrumento a usar. Porque solo iba a usar uno, que tenía que tener unas características determinadas, que fuera un instrumento que pudiera usar largo rato, tenía que picar, pero que pudiese sostener mucho tiempo si era necesario el umbral del dolor, en zona tolerable. Mi idea era el cepillo pero tenía mis dudas, sabía que lo temía especialmente y que eso podía hacer que rompiera fisicamente y no emocionalmente. Y fue haciendo limpieza cuando descubrí algo que me pareció ideal, en una caja encontré sin saber de donde habían salido un par de alpargatas blancas, estaban viejas pero impecablemente limpias fue verlas y acto reflejo, cogerla y probar en mi antebrazo, aquello picaba, además con un escozor muy especial, pero a la vez, creía que podía sostener ese escozor vivo sin llegar al límite físico largo rato si convenia. No me lo pensé además sería una novedad inesperada y le daba al asunto un toque infantil que podía ser muy útil.
Con todo resuelto solo faltaba encontrar el momento para llevarlo a cabo y fue una tarde, de aquellas en casa, en la que decidí que aquel era el momento, hacía un rato me había dado una contestación de las suyas, que había ignorado, desde entonces había estado callada en su mundo. Entonces se levantó y se fue a la cocina, escuché como se encendía un cigarrillo y esperé un par de minutos antes de ir.
Cuando entré sin decir nada yo me encendí otro y le dije.
-Quiero hablar contigo
-Puffff déjalo no tengo ganas
-He dicho que quiero hablar yo, tu solo tienes que escuchar. Así que por favor vamos al comedor.
-Y no podemos hablar aquí?
-Allí mejor que estamos más anchos.
Por supuesto podiamos hablar en la cocina, pero tenía que darle desde el principio un rol de autoridad al juego y al pedirle que viniese al comedor, yo me sentaría y a ella no le dejaría sentarse y eso hice. Llegué antes me senté y cuando llegó ella ya empecé a hablar. Lo hice con un tono sereno y amable, aunque tengo la voz que tengo y eso no lo puedo cambiar.
-Te lo tengo que decir, no me gusta para nada tu actitud de estos últimos días (usar la palabra actitud abarca muchas cosas, por lo que no me estoy centrando en algo en concreto) estas encerrada en ti misma, cuando intento hablar contigo, literalmente muerdes.
Ahí intentó explicarse o excusarse, pero no la dejé elevando un poquito el tono de voz le dije.
-No te estoy pidiendo ninguna explicación, solo que escuches, cuando llegue el momento ya tendrás la oportunidad de explicarte. Como te decía tu actitud me tiene preocupado y te voy a ser muy claro, queiro que cambie porque creo que no te beneficia en nada y por supuesto porque de rebote recibo yo, y me parece injusto para los dos.
Ahí ya empezó a ceder un poco, la expresión más tímida, algo de rubor, como no quería alargar mucho, pero si quería que tuviera un momentito de soledad el dije.
-Ahora ve a la habitación, te pones el uniforme y vienes ahhhh y en mi maleta hay una bolsa de plástico coge lo que hay dentro y cuando vengas lo traes.
Solía quejarse mucho con tener que ponerse el uniforme aquel día no, simplemente al decírselo fue para la habitación así que algo había hecho bien. Lo del uniforme tenía también un objetivo, que se desprendiera simbólicamente de lo que la protegía.
Cuando apareció ya vestida, llevaba en su mano la alpargata blanca, la hice acercarse y que me la diera, la dejé encima del respaldo del sofá y le dije otra cosa que suele darle bastante rabia por la que suele quejarse mucho.
-Bájate las braguitas y ponte en mis rodillas con la falda levantada.
Tener que hacerlo ella, conmigo mirando, se que es algo que le cuesta además que significaba que desde el principio iba a ser con el culo al aire, algo por lo que también suele protestar, pero aquel día no lo hizo.
Al colocarse, le dije:
-Ponte cómoda, que vas a estar rato aquí.
Se movió y puso los pies encima del sofá totalmente tumbada boca abajo, pero con su culo levantado por mis piernas. Ahí tuve que vencer la primera tentación tener su culo desnudo ahí y las ganas de acariciarlo, pero no era ese el plan, directamente cogí la alpargata y empecé, no hubo progresividad, empecé a un determinado ritmo y ya lo lleve constante, quería que fuera así un ritmo cansino, constante y monótono, sin variaciones, sin ráfagas más fuertes o rápidas y después ralentizar, sin dar varios en el mismo cachete y luego cambiar nada de eso, la misma fuerza, alternando cachete y cachete y la misma cadencia, un constante, plas, plas, plas, plas....estuve un buen rato a ese ritmo, paré por que necesitaba descansar un poco el brazo, ella tenía el culo como un tomate ya, pero hasta el momento ni se había inmutado. Hice la pausa en silencio, solo la cogí de la mano un momento antes de continuar siguiendo siempre el mismo ritmo constante, esta segunda racha fue más corta en tiempo se me cansó antes el brazo, no lo podía tener más rojo, pero seguía sin inmutarse, hasta llegué a dudar de la efectividad de la vieja alpargata, pero vamos a tener del color de su piel, era imposible que no sintiera todo el calor de la larga azotaina.
En este segunda pausa tampoco dije nada, pensaba que en mis cálculos a esa altura ya se habría rendido, pero no, así que retomé a por la tercera tanda, ahí si empecé a notarla claramente incómoda, a moverse y a escaparsele alguna queja, así que decidí volver a parar, darle un respiro y esperar alguna reacción y ahí le dije
-Cuando te dejes ir en vez de resistirte, te darás cuenta que es por tu bien
Al terminar empecé otra vez el ritmo cansino y constante de azotes, no recuerdo el rato que llevábamos pero mucho y la piel en algunas zonas empezaba a ponérsele morada, pero ahí ocurrió empecé a notar algo raro en la forma de respirar y mientras seguía llevé mi mano a su cara, algo mojado y caliente resbalaba por ella, estaba llorando en silencio, estaba entrando en el punto de ruptura, fue seguir un poquito más y el lloro silencioso y escondido se transformó en evidente. Paré en ese momento, fue parar y romper del todo, se puso a llorar como una niña, no dije nada, simplemente la acaricié el pelo y la mano, dejándola soltar todo, a fin de cuentas el llanto es la forma en que expresamos aquello que no sabemos expresar en ese momento, poco a poco aquel llanto fue a menos hasta casi apagarse y quedar en sollozo y algún suspiro, entonces la ayudé a levantarse y una vez de pie la hice sentarse en mi regazo, al hacerlo enseguida se escondió entre mi hombro y mi cuello y otro episodio de llanto más corto y silencioso, ahí si le acaricié la espalda y las piernas, poco a poco se fue tranquilizando y recuperando entonces le dije.
-Ahora es tu momento, suelta, habla...
Empezó a soltar a diestro y siniestro, con rabia y desorden incluso con alguna lágrima más hubo para todos, trabajo, familia, amigos y por supuesto para mi también, pero a medida que soltaba era más coherente y se tranquilizaba e incluso pudimos analizar alguna cosa y reflexionar, poco a poco se fue tranquilizando cada vez más y mis dedos jugaban ya en sus muslos con los límites de su falda, pero yo creo que ni los sentía.
Estuvimos como una hora larga así ella sentada en mi regazo y ya hablando con normalidad y hasta alguna risa se escapó, entonces ella me dijo.
-Me estaría las horas aquí, pero ahora me escuece un montón, es raro ha habido un momento que apenas notaba nada.
-Pues venga vamos a la habitación que seguro que algo puedo refrescarte.
Nos fuimos a la habitación yo fui a por las cremas, le levanté la falda y le dije.
-No me extraña que te queme...no veas como lo tienes.
Entonces me dijo algo que me sorprendió.
-Hazme un foto, quiero verlo
Cogí el móvil y le hice la foto.
-Te la envió.
-No ahora no, cuando te vayas
-Vale
Empecé a ponerle cremita con mucho cariño y muy suave, pero claro una cosa lleva a la otra y mis dedos acabaron en otras zonas, yo no dije nada ya lo dijo ella.
-Puffff te va a parecer increible, pero llevo todo el rato así empapada, desde que me dijiste que me fuera a cambiar, por momentos no me entero, pero por otros.... me da hasta vergüenza.
-Vergüenza? ni te que fuera la primera vez...
-Ya pero tio no es fácil de asumir, hoy realmente me duele de verdad, vamos me quema y estoy más mojada que nunca.
-Bueno seguro que algo puedo hacer al respecto...
-Entonces ya no estoy castigada?
No dije nada, mis dedos hablaron por mi y empezaron a entrar y salir de su fuente, ya no nos movimos de la cama el resto de la tarde noche.
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