Cada vez que alguien me dice que algún escritor, cantante, periodista en fin alguna "celebritie" ha escrito o ha hecho alguna declaración con respecto a esta fantasía me echo a temblar, más que nada porque en esos escritos, artículos o declaraciones suele aparecer algo que odio: la equidistancia y aunque entiendo que la mayoría lo hace de buena fe, al final acaban siendo en un 99% justificaciones que poco o nada contribuyen a normalizar esta fantasía. Y mira que he leido cosas desde artículos en el Vogue hasta declaraciones de Rihanna y al final siempre me queda la misma sensación: con estos amigos quien necesita enemigos. Solo hay una excepción Jillian Keenan, periodista del New York Times, que si ha tenido la valentía de escribir un par de artículos en ese medio claros, sin maquillaje y sin querer contemporizar, lo que se dice al grano.
Pues hace unos días alguien me pasó un artículo de una periodista, escritora y astróloga (esto último sospechoso) llamada Susanna Schimperna. Yo desconozco quien es la señora o señorita Schimperna y su trabajo, pero su artículo es la viva imagen de ese miedo que tengo a que escriban de esto personajes públicos, así que voy a compartir el artículo que me ha llegado ni íntrego por lo que veo y con puntualizaciones de una tercera persona y luego si os parece los destripo un poco.
"Ante todo, los golpes en las nalgas son una variante blanda de la fustigación, pero sin ninguna implicación sadomasoquista; en efecto quedan excluidos, la crueldad, el miedo y la sumision. Es un montaje, una representación: el ha de ser pacífico, paternal y con autoridad, ella ha de ser capricosa, viciosa y rebelde.Y un detalle más fascinante aun: el primer elogio de los azotes en las nalgas procede de una mujer, la aristócrata Lady Hentiete Montague que en el remoto 1786 escribe en su diario como debe comportarse el amante ideal. Ha de ser atento, comprensivo, pero por favor sin esa irritante (en un hombre) sensibilidad femenina. Lady Montague fantasea también como han de ser los castigos, que debería ser causados por causas futiles y tontas, y ejecutados con mano ligera por un hombre huraño.¿Y ella?. Ha de fingir que se lo toma muy en serio. Así pues concluye la aristócrata y descarada señorita, pueden ser muy divetidos y excitantes si se imparten y se reciben con esas premisas.
¿Resulta extraño? no tanto, si pensamos que desde la antigüedad, entre amos y criados, entre profesores y alumnos los castigos corporales constituían la norma. Incluso una gran historia de amor como la de Eloisa y Abelardo empezó con un golpe de puntero, el que normalmente propinaba el maestro meticuloso a la alumna apática. ¿Diríamos que el efecto erotizante del golpe fue fatal para su pasión?.
Lo cierto es que el spanking con alguna variación ha llegado hasta nuestros días. Sin crueldad por supuesto; lo único esencial como subraya Schimperma, que el trasero se ponga morado y escueza bajo las manos del que lo golpea. No exige desnudarse completamente, incluso es preferible que solo quede al descubierto la parte sometida al castigo.
Pues bien resulta que:
1. Se empieza a hablar de spanking como una actividad más
2. No se conceptualiza como perversión
3. Se acepta como medio de comunicación en la pareja
4. Destaca la voluntariedad de los participantes
5. No hay crueldad ni sumisión
6. Respeta los límites y personalidad de cada cual.
Vamos a ver por donde empiezo yo. Esta claro que el artículo no es íntegro y que está modificado con la opinión personal de un tercera persona que solo reproduce parte del mismo, pero bueno. Empezaremos por Schimperna.
Me llama especialmente la atención eso de "variante blanda de la fustigación", para empezar porque la fustigación es otra cosa y lo de blando según como cuando y con quien, yo le puedo asegurar a la señorita Schimperna que la mayoría de juegos de BDSM que he visto son mucho más blandos que el spanking. Dice que se excluye el miedo, la crueldad y la sumisión, pues no se que juegos habrá practicado, porque esas tres palabras si están en los juegos y se juega con ellas, cosas distinta es que esten controladas, que no aparezcan a libre albedrío, pero un juego de spanking sin incertidumbre, por lo tanto miedo, no miedo al dolor sino ese miedo a no saber y sin sometimiento a la autoridad que ella misma menciona a mi al menos no me cuadra. Y que me explique la señora o señorita Schimperna como se pone "un culo morado" (palabras textuales) sin cierta dosis de crueldad en un momento dado, osea venciendo el natural instinto de compasión de las personas que no son psicópatas. Luego basa sus referencias históricas en un caso concreto y en una fantasía concreta, el spanking o azotar las nalgas con fines sexuales está documentado mucho más allá del cercano 1789, ya en la antigua Grecia por ejemplo. El resto son evidencias, lógicamente es una representación, una parodia pero dentro de estos mundos del sadomasoquismo sexual, es de las menos grotescas sin comparamos con otro tipo de juegos, que requieren de una puesta en escena y más atrezzo que Ben-Hur y con todo el respeto pero a mi solo de pensar en toda esa parafernalia se me baja la líbido a los pies. En cuanto a la herencia cultural, otra obviedad el cuerpo humano es el que es desde hace milenios y aquí no hemos inventado nada, como mucho hemos podido darle explicación científica a lo que empíricamente ya se conocía.
Y para terminar con Susanna Schimperna, me ha hecho mucha gracia la definición de como debe ser uno y el otro en especial cuando dice que ella tiene que ser: "viciosa" ¿y el?, preguntad a las spankees si les gusta un spanker "vicioso" o prefieren un simple ejecutor, vamos una mano con patas.
Ahora ya entramos en las apreciaciones de la tercera persona, la que hace sus aportes personales y voy a responder enumerando.
1. No se empieza a hablar del spanking como una actividad más, gracias a Dios, esto no es hacer running o senderismo, hay una serie de implicaciones a nivel personal y emocional, que no lo harán nunca una actividad más afortunadamente. Si acaso podríamos decir que empieza a hablarse del spanking como un juego sexual más, pero con reparos y matices.
2. No se conceptualiza como perversión, porque la palabra perversión ha desparecido de los manuales de psiquiatría y psicología y ahora se les llama parafilia, el spanking cumple con todos los requisitos para ser considerado una parafilia (a mi me gustaba más pervesión, pero los americanos que son los que mandan decidieron llamarle parafilia). Que se parafilia o perversión no quiere decir que sea malo, simplemente es una forma de definir, algo que escapa de lo convencional.
3. El spanking como forma de comunicación en la pareja.....pues va a ser que no, es al revés la comunicación es lo que va a permitir que se de el spanking.
4. Sin voluntariedad estaríamos hablando de un delito.
5. El apartado 5 me recuerda a aquellas palabras del juez Calatayud (conocido juez de menores de Granada) que en su conferencias siempre dice que los políticos decidieron que para educar no se debía interferir y el mismo responde: "pues que me expliquen como se puede educar sin interferir". Pues eso que me expliquen a mi como se puede llevar a cabo un juego de spanking sin sometimiento en un determinado momento y sin cierta dosis de crueldad.
6. Volvemos al punto 4. Sin respeto a la integridad física y moral de la otra persona estamos comentiendo un delito.
En resumen, queremos meterla entera pero al final solo metemos la puntita por miedo, y este artículo es una muestra de ello, de cuanto miedo dan ciertas palabras, de cuanto miedo da admitir ciertas cosas y de querer vender como políticamente correcto algo que por su propia idiosincrasia no lo será nunca, ni falta que hace. Y para rizar el rizo ese para mi incomprensible sentimiento de inferioridad con respecto al BDSM. Y yo que tengo la costumbre de mojarme lo voy a decir bien claro, la mayoría de juegos de BDSM ni por asomo llegan a la intensidad en todos los aspectos de los juegos de spanking que al menos yo he vivido.
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