miércoles, 28 de agosto de 2024

De Rodríguez (Por E)

 



Estaba sola en casa. Él se había ido unos días con sus hijos de vacaciones. Ella trabajaba, así que no tuvo opción, además a ambos les vendría bien unos días solos 


Por la noche hablaban un rato largo, se ponían al día y hacían planes para la vuelta.

Él volvía en un par de días.


- Y es bonito? Lo estáis disfrutando?


- Sí! Esto es una maravilla. Es tranquilo y además mucho más fresquito. Se duerme de lujo.


- Aquí es imposible...entre el calor y l humedad aquí no hay quien pegue ojo. Tenemos que mirar lo del aire acondicionado.


- Nena, ya sabes que no que el aire. Me sienta fatal. Acabo con la garganta hecha polvo y con dolor de cabeza.


- Ya, pero los veranos son cada vez más insufribles! Algo habrá que hacer! Te pones una bufanda!


Ahí quedó la cosa. No quiso discutir. En el fondo tenía cierta razón. Eran temperaturas un poco angustiosas.


Un par de días después por fin llegó a casa. Ella le recibió con ganas. Había estado bien estar de "rodríguez", pero le echaba de menos 

Deshicieron las maletas, se dió una ducha y pasaron la tarde tranquilo.


Al día siguiente ella se fue a trabajar. Él seguía de vacaciones. Estaba tranquilo casa cuando oyó el telefonillo.


- Sí?


- Soy el técnico del aire acondicionado. Abra por favor.


Él extrañado le abrió la puerta. Vió a un par de operarios dispuestos a tomar medidas y revisar la casa.


- Disculpen, no soy y no hemos llamado a nadie.


- Es esta dirección, no? 


Se la enseñó y efectivamente era esa.


- Tenemos un encargo de la semana pasada. Ya está abonado la mitad del pago.


- Esperen un momento por favor 


Molesto se retiró a otra habitación buscando intimidad. La llamó.


- Hola Santi, dime que estoy en consulta.


- Nena tú has comprado un aire acondicionado??


Y se acordó de repente. Se había olvidado de que irían hoy.


- Ay Santi! Se me olvidó decírtelo...


- Se te olvidó? Hablamos de esto la semana pasada y ya te dije que no me gusta nada la idea.


- Ya nene, pero es que es imposible vivir así...lo pondremos bajito. - su voz empezaba a sonar como un ruego infantil.


- Ya hablaremls de esto cuando vuelvas. - le dijo muy serio y colgó.


Volvió al salón y les dejó trabajar. 

Era consciente de que vivían los dos en esa casa y que tenía que ceder en algunas cosas, pero le molestaba la manera de hacerlo.


No terminaron, les quedó por colocar algunas cosas. Vendrían al día siguiente a terminar.


Sobre las cinco y media apareció ella. 

Venía de perfil bajo. De buen humor, complaciente y tanteando su estado de ánimo.


- Qué tal el día?


- Aquí pringado con los técnicos más de tres horas. Me han pillado sin preparar. Al menos me podías haber avisado, no? Tenía que ir a hacer unas gestiones.


Se le acercó mimosa.


- Ya...es que no me acordé de que venían hoy...perdona. Ya verás qué fresquitos vamos a estar.


Él se retiró molesto.


- Y esa es otra. Por qué has tomado la decisión sin hablarlo? El otro día ya te dije mi opinión.


- Sí, claro! Y mi opinión no cuenta?? Además, lo he pagado yo! A ti qué más te da!


Se empezaba a poner un poco prepotente.


- Cómo que qué más me da?? Aquí vivimos los dos, no? Esas decisiones se hablan primero.


- Eres un exagerado! Yo no soporto estás temperaturas y está humedad. No estoy acostumbrada. Si no te gusta pues no lo pongas tú pero yo lo necesito!


- Así va a funcionar esto ahora? Cada uno va a hacer lo que le de la gana?? 


- Santi no seas pesado! No es para tanto! No te gusta? No lo uses! Punto!


- Baja la chulería nena. Me estoy cansando.


- Es lo que hay. Si no te gusta te das un paseo!


Ahí ya no pudo más. Se fue directo hacia ella, la cogió del brazo y ahí mismo de pie le soltó unos cuantos azotes sobre el camisón corto de verano que la hicieron saltar. Debió de doler por cómo sonaron 


- Vete ahora mismo al rincón. No te quiero oír. Y piensa bien en qué es lo próximo que vas a decir porque de eso depende que te puedas sentar esta semana.


Sonaba muy severo. Estaba enfadado e iba en serio.


Iba a resistirse, pero le dolía el culo ya solo con los primeros. No se la jugó.


Se colocó en el rincón con las manos en la espalda.

Mientras tanto él salió a la terraza a respirar hondo. Quería tranquilizarse antes de actuar.

Estuvo al menos diez minutos.

Durante ese tiempo ella pudo reflexionar. Tenía razón, debería haberle comentado lo del aire. 

A veces era muy caprichosa y lo quería todo para ya.

Ese genio del principio se empezó a diluir. 


Le oyó acercarse al salón. Bajó la cabeza y movía sus manos nerviosa.


Se sentó en el sofá y la llamó.


- Nena ven aquí.


Se dió la vuelta y le obedeció. Su lenguaje corporal ya era otro. Más tranquila, nada desafiante.


- Algo que decir?


- Sí...siento no haberte consultado nada Santi. Tienes razón. Esto es cosas de dos. Fue un impulso. 


- Un impulso que te va a costar caro.


- Y tan caro ... Casi dos mil euros!


A él casi le entra la risa, pero aguantó.

Le dió un cachete en un muslo 


- No quiero tonterías! No sólo has sido una caprichosa impulsiva sino que en vez de reconocerlo te has puesto a contestar de un modo muy orgulloso y prepotente!


Ella bajó la cabeza. Estaba roja. Le avergonzaba que la regañara así. Una mezcla extraña de orgullo herido y excitación.


- Sabes que te voy a castigar, verdad? 


- Sí...


- Te lo has ganado tú solita, verdad?


- ...- no contestó. Empezaba a ser demasiado para su orgullo.


- Responde.


- Santi ...


Metió sus manos por debajo del camisón y le bajó las braguitas hasta las rodillas. Le subió el camisón por delante dejándola expuesta y le volvió a preguntar.


- Te los has ganado sí o no?


- Sí...


- Pues ven aquí.


Con su mano tiró de su brazo y se la colocó en su regazo. Con el culo blanquito preparado para la lección.


Empezó sin más preámbulos. Golpes secos alternos en una nalga y otra, a buen ritmo, para calentar bien la zona.

Empezaba a diferenciarse bien la marca de su mano en su culo. Un bonito color rosado intenso.

Estuvo unos cinco minutos hasta que alcanzó un tono más rojizo.


- Levántate.


Obedeció y se quedó delante de él.


- El camisón bien subido.


- Ves ese listón de madera que se han dejado los operarios para terminar mañana?


Ella se giró y lo vio. Era una especie de regla de madera algo más gruesa. 


- Sí...


- Pues cógela y dámela. Vamos a ver si bajamos un poco los humos.


Se acercó como pudo con las braguitas en las rodillas y sujetando el camisón en la cintura. 

Al cogerlo notó lo que pesaba. No iba a ser muy agradable...


Cuando se lo dió el se aseguró de que estaba bien pulido. Qué no tenía astillas ni nada que la pudiera lastimar 


- Bien nena, apóyate en el brazo del sofá.


- Santi...eso pesa y me va a doler...


- Y de eso se trata, no? De que te duela el culo para que aprendas bien la lección. Colócate.


- Santi no...por favor. - sonaba un poco temerosa.


Se acercó a ella y tirando un poco la colocó. El culo bien presentado, las piernas estiradas tocando el suelo y le dejó un cojín entre las manos para que se agarrara 


Cogió el listón y midió la distancia dándole golpes pequeñitos.


- Preparada?


Ella no dijo nada, solo se agarró al cojín.


Cayó el primero haciendo un ruido peculiar. Similar a la regla pero más pesado.

Ella se levantó inmediatamente.


- En posición nena. No me hagas colocarte yo o será peor.


Se colocó despacio.


Vino el segundo, luego el tercero ... Los espaciaba para dejarla recuperarse. Con cada uno se marcaba una franja roja en su culo.

Le estaba costando.


Después del décimo hizo una pausa. La oía respirar.


Se acercó por detrás y le acarició las nalgas. Estaba ardiendo.


- Me parece que a alguien le va a costar sentarse durante un pide días...


Ella gimió bajito, pero no dijo nada 


- Te das cuenta de a dónde te lleva esa impulsividad y esa boca? 


Continuaba en silencio 


- El aire se va a quedar porque ya está medio instalado y pagado, pero la próxima vez que hagas algo así te prometo que te hago quitarlo. Me has entendido?


- Sí...


- Y ahora te voy a dar los diez últimos para que apretar controlar ese orgullo y ese genio. Los vas a contar y vas a pedir perdón, la manera te la dejo a ti.


Se retiro de nuevo y volvió a medir la distancia.


- Uno...! Siento haberte hablado así, no volverá a ocurrir.


- Dos...


Y así, despacito pero seguido, terminó el castigo.


La dejó en el sofá un rato. Tenía el culo rojo con las marcas del listón grabadas.  Esta vez iba a necesitar un bastante crema.


Le separó las piernas un poco para observarla mejor. 

Cómo esperaba la encontró inflamada y jugosita. Su sexo pedía a gritos atención. 


Se desabrochó el pantalón y se acercó por detrás. Ella al notarle subió sus caderas dejándose más expuesta, pero sus intenciones eran otras.

Aprovechó el lubricante natural entre sus labios y la penetró por el culo, despacio pero firme, hasta que le dejó entrar. 

La cogió de sus manos para que no se tocara y la folló hasta correrse. Ella estaba muy excitada pero no la dejó.

Tras un rato dentro de ella la susurró al oído


- Mañana, antes de que vengan a terminar te voy a dar unos azotes de recuerdo con el listón de madera. Si eres buena quizá entonces te dejé acabar ....


Y ahí la dejó. Con el culo ardiendo, excitada y castigada por caprichosa e insolente hasta la mañana siguiente....


1 comentario:

  1. Jajaja! Pues en este caso es el macho alfa el que se merecía una buena zurra; vivir sin aire acondicionado es imposible, y si no le gusta que duerma en el sofá 😂

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