Sofá, serie y manta

 

Había amanecido un sábado totalmente hibernal, frío, lluvia , más bien aguanieve, un sábado de aquellos de salir de casa lo necesario.

Pero claro toda la semana fuera trabajando, los sábados es el único que día que queda libre para hacer aunque sea las cosas básicas de subsistencia, limpieza, compra...así que pasamos la mañana haciendo y ya empalmamos con la comida. Total que ya eran casi las 4 de la tarde cuando por fin caímos en el sofá.

Los dos en pijama apalancados y cubiertos con una de esas mantas finas y suaves.

- Se ha puesto una tarde de sofá, serie y manta no crees? 

- No lo sabes bien...

Pusimos la tele y ella puso su serie favorita que mi no me decía nada, típica serie de treintañeras largas añorando la adolescencia, pero ideal para echarme una siesta, no muy profunda porque no me dejó, comentando cada momento y soltando algún que otro "bah...pero si estás dormido no me haces caso" total que cuando vio dos o tres capítulos se cansó. 

- Voy a hacer café ¿Quieres? 

- Venga.

Me levanté y fui a la cocina puse una cafetera y esperé que subiera, preparé un par de cafés, sólo para mí, con leche para ella y me fui para el salón, ella seguía allí enroscada en la manta, me senté, dejé los cafés en la mesita y la miré.

- ¿Toda para ti la manta o qué?

Me puso cara de niña enfadada y me contestó.

- Si tengo frío y es mía, ve a buscar la tuya.

Me hizo gracia y no dije nada tampoco es que hiciera mucho frío, cogí el mando a distancia y me puse a zappear y de repente una cabecera de seria que enseguida me encendió un recuerdo.

- Es Shaft!!!!!!

Dije ilusionado, Shaft era una serie policíaca de los 70 que no me perdía de niño.

- ¿Y eso que es?

- Pfff que recuerdos una serie que veía de niño...

- Jajajajaja ahora se nos va a poner nostálgico. Quita eso anda.

- Cómo que quita!!!! Me he tragado yo dos episodios de las chicas cuquis, déjame ver uno no? Me hace gracia.

- Jajajaajjaa pero si estabas sobado!!!

- Y? Ya comentas tú sóla, además no me dejas la manta.

Dejé el mando en la mesita y me dispuse a ver un capítulo de Shaft cómo cuando tenía 10 años,  pero enseguida vi su mano intentando coger el mando. Y se la aparté de un manotazo. 

- Pfffff voy a tener que tragarme esto?

La miré serio, puso morritos y se recostó resignada .

Me puse a ver la serie tranquilo, que recuerdos de verla en aquella Grundig de apenas 21 pulgadas del salón de casa de mis padres..andaba yo en esos recuerdo bucólicos cuando se cambió el canal, la miré tenía esa sonrisa de traviesa juguetona.

- Nena dame el mando va...

- Si lo quieres cógelo - mi dijo escondiendolo detrás de la espalda- 

- Esto va a acabar mal y lo sabes.

- Esto va a acabar mal y lo sabes (dijo imitando mi voz) 

Me tire hacia ella buscando sus costados para hacerle cosquillas y empezamos un pequeño forcejeo, durante el cual se levantó dio un golpe a la mesa y cafés, mando...todo por el suelo, se acabaron las risas de golpe.

- Será que te he avisado.

Ya no dije nada más, me levanté, la cogí del brazo, la encaré para la pared y la llevé hasta allí dándole un par de azotes de camino.

- Ahí quieta y tranquila , hasta que vea el episodio y cuando termine lo primero que vas a hacer es recoger todo esto ¿Estamos?

Al terminar de decirlo y ya estando cara a la pared, le di un par de azotes más .

- No quiero escucharte ni respirar!!!!

Me senté esquivando el desaguisado que luego ya recogería y me vi tranquilamente un par de episodios, cuando empezó a sonar la sintonía del final , apagué la tele.

- Ya puedes venir a recoger esto.

No dijo nada se dio la vuelta recogió las tazas, fue a la cocina, volvió con una bayeta y recogió todo el café desparramado por el suelo. 

- ¿Ya estás?

- Si.

- Pues ve a dejar eso a la cocina y vuelve.

- Pfffff no me encuentro muy bien 

- ¿Que te pasa? 

- Me duele la cabeza y tengo frío.

Me levanté y le puse la mano en la frente.

- No parece que tengas fiebre, trae ya lo llevo yo. 

Sonrió y se tumbó en el sofá y le salió como una tos muy forzada...

Fui a dejar la bayeta a la cocina y de vuelta, pasé por el botiquín del baño y cogí el estuche con el viejo termómetro de cristal y mercurio. 

Me senté dejando el estuche en la mesita, lo abrí y empecé a agitar el termómetro. 

- ¿Que haces? 

- Ya lo ves, así que vete preparando.

- Pffff no tengo fiebre solo me duele un poco la cabeza.

- Mejor asegurar, venga a que esperas...

- Santi es muy humillante.

- Y así será mientras tengas comportamientos caprichosos cómo antes, y te aviso cómo tenga que levantarte yo, si vas a tener fiebre, te lo aseguro.

Rechistando se levantó yo dejé el termómetro ya preparado en la mesita y la miré, allí estaba de pie con los brazos cruzados. Actitud que se ganó un par de azotes más.

- No sé a qué estás esperando o también tengo que hacerlo yo...

Rechistó, mirada y ligeramente ruborizada metió los dedos por la cintura del pantalón de pijama a cuadros y descendió a media pierna, la miré y me di un par de palmadas en las piernas, para indicarle que se colocase sobre ellas. Lo hizo aunque seguía rechistando. Cogí el termómetro, lo volvi a agitar, con mi mano izquierda separé sus nalgas, en las que se veía alguno de mis dedos dibujado y despacio le metí el termómetro por vía rectal, hasta la mitad más o menos, ella estaba totalmente inmóvil incluso sosteniendo la respiración. Miré el reloj esperé dos minutos y lo saqué haciendo que se relajara, siempre se ponía muy tensa con el termómetro. 

- No, no tienes fiebre.

Dejé el termómetro en la mesita e hizo la intención de levantarse, pero puse mi mano en su espalda impidiéndole hacerlo.

- ¿Dónde vas pequeña? Tenemos cuentas pendientes aún...

- Joooo me duele la cabeza!!!

- Ya verás como cuando termine contigo ni te acuerdas de la cabeza.

Ya no dije nada más, mi mano empezó a caer rítmicamente en su culo, con progresividad, calentando bien y a medida que cogía calor también el ritmo de los azotes se aceleraba. Un rato después cuando ya tenía un buen color paré y empecé a acariciarle la piel caliente.

- ¿Aún te duele la cabeza? La tos parece que se quedó en amago.

Al decir eso se le escapó la risa. 

- Si, si, ríe, ríe...

Pero ahora lo que se le escapó fue un gemido cuando mis dedos se pasearon entre los labios de su sexo. 

- Tienes el culo como un tomate y mojada. Levanta y traeme el cepillo.

- Pfff va Santi sólo quería jugar un poco.

- Pues mira la consecuencia.

Sonaron un par de palmadas fuertes.

- No hagas que tenga que ir a buscarlo yo.

Resignada se levantó, con el pantalón del pijama en los tobillos caminó hasta el baño y se plantó delante de mi con el cepillo, se lo cogí y lo dejé en el brazo del sofá. Le cogí la mano y la "ayudé" a colocarse otra vez en mis rodillas. Un par de veces le rectifique la posición hasta la que me pareció correcta. Entonces cogí el cepillo y empecé a pasárselo por la parte lisa suavemente sólo rozando.

- Y ahora ya sabes lo que quiero, que no te muevas y que mantengas el culo en todo momento bien presentado.

Las caricias se vivieron golpecitos muy suaves ...

- ¿Preparada?

Soltó un sonido que interpreté cómo un sí y el cepillo empezó a trabajar su culo, con ese sonido sordo, alternando nalga y nalga, llevaría una docena de azotes, cuando empezó a moverse y paré.

- ¿Que te he dicho? Quieta.

Resopló y se quedó quieta .

- Mucho mejor y presenta bien el culo!!!

Otro soplido y arqueó un poco la espalda.

- Así lo quiero ver hasta que acabe, si tengo que avisarte otra vez, iré a buscar el cinturón también.

Antes de volver estuve otro rato jugando en su piel con las dos caras del cepillo. Hasta que empecé otra vez. Los primeros estuvo quieta, pero a partir de la nueva docena más o menos empezó a moverse y a tensar los glúteos, tuve que llamarle la atención un par de veces hasta que paré. Dejé el cepillo en el brazo del sofá y empecé a pasar los dedos rozando las zonas de piel más marcadas. Aún siguió tensa un instante, pero enseguida se relajó ante mis caricias. 

No se el rato que estuve simplemente sobándole el culo, que le acababa de azotar. Pero fue un rato largo seguro, con ella totalmente relajada. Le di un palmadita y le dije.

- Venga va, voy a hacerlo bien , levanta y Túmbate boca abajo, que voy a buscar el aceite. 

Se levantó, me levanté y de vuelta estaba tumbada boca abajo en el sofá, con el pantalón del pijama en los tobillos y el culo rojo. Le hice levantar un poco el cuerpo para poner una toalla debajo y no manchar. Dejé caer un buen chorro de aceite en cada nalga y empecé extenderlo y darle un buen masaje. 

En ello estaba cuando le dije.

- Y si pedimos cena?

- Vale genial 

- Pizza?

- Perfecto.

Cogí el teléfono marqué el número de las pizzas y se lo di con el altavoz puesto.

- Tu misma.

El teléfono empezó a dar tonos a la vez que mis dedos empezaron a jugar en el charco entre sus piernas, la pusieron en espera, lo cual me dio un precioso tiempo, cuando se puso el operador ya la estaba masturbando descaradamente así que la conversación fue de lo más surrealista y justo cuando colgó explotó en gemidos de un orgasmo...unos segundos después la miraba y me miró abriendo los ojos...

- Te odio....

Sonreí y seguí aún un rato con el masaje. Hasta que sonó el telefonillo, era el pizzero, le dije que subiera y llamase a la puerta que enseguida le abriría. Me fui para el comedor ella seguía tumbada boca abajo semi desnuda, me senté junto a ella, cogí el termómetro y lo agité, me miró con cara de extrañeza.

- ¿En serio?

- ¿Lo dudas?

Justo en el momento que llamaban a la puerta le separaba las nalgas.

- Ya voy!!!!!

Le puse el termómetro y me levanté. Salí cerrando la puerta del salón, me entregó las pizzas y me dijo la cantidad a pagar, le dije que esperase un momento, volví a entrar en el salón, a por el dinero y asegurarme que seguía allí y que no le había ocurrido hacer nada. Le pagué y se cerró la puerta, entre con las pizzas, las dejé en la mesa y me fui para ella, antes de quitarle el termómetro le di un beso en cada nalga y se lo quité.

- ¿Vamos a cenar?

Antes de levantarnos mi mano fue a comprobar entre sus piernas y aún estaba más mojada que antes.