sábado, 23 de octubre de 2021

Juegos de agua






Mis relatos tienen una gran parte de realidad, están basados en experiencias propias, aunque también incluyen licencias literarias, o lo que es lo mismo, situaciones, localizaciones o escenarios imaginarios o inventados. Este de hoy, no. Este narra una situación real vivida tal y como sucedió.

Era un domingo por la tarde de invierno, pero había amanecido un día radiante y soleado, así que decidimos ir a la ciudad a hacer el vermut. Cañas y tapas y ya comimos, así que a aquella hora dónde la gente se retira a casa y durante unas horas la ciudad entera parece hacer la siesta nos fuimos también. Durante todo el rato entre cañas y tapas, habíamos mantenido un juego de seducción y provocaciones, que había ido subiendo la temperatura, así que al llegar a casa rematamos el deseo en la cama. Ya con el deseo apagado momentáneamente, nos quedamos allí tumbados y relajados, desnudos. A mí empezó a entrarme ese sueño tan apacible, ella puso la tele y miraba una de esas películas de tarde, cuando estaba empezando a quedarme dormido, ella empezó a buscarme de nuevo, y a restregarme juguetonamente el culo contra mi entrepierna como una gata en celo.

- Joder nena, eres insaciable...-dije medio dormido- 

Entonces noté la humedad caliente de su lengua en mi oreja, para susurrarle después.

- Tú, tienes la culpa, no calientes lo que no te vas a comer.

- Vaaa que tenemos toda la tarde, déjame media horita...

- Eres un aburrido 

Se dio media vuelta haciéndose la ofendida y se tapó, yo seguía desnudo sin taparme. Ella siempre se lleva a la cama una botella de agua que deja en la mesita de noche de su lado. Me quedé frito, pero me despertó de repente agua fría corriendo por mi pecho, cuando abrí los ojos, la vi con el tapón de la botella en la mano y esa sonrisa de traviesa...Si algo no soporto en esta vida es el agua fría de imprevisto. Me incorporé de golpe y tuvimos un pequeño forcejeo que gané fácilmente porque le entró la risa floja, la conseguí tumbar boca abajo, atraveseda en la cama, puse mis rodillas sobre sus muslos y le sujeté las muñecas a la espalda, en plan reducción policial y cómo ya estaba desnuda empezaron a lloverle palmadas en el culo. Al principio seguía riendo, pero pronto se acabaron las risas y el culo le empezó a coger color, entonces paré, la solté y me tumbé eso sí apoyando la almohada en el cabezal, ella se levantó a los pies de la cama, me puso morritos y se frotó el culo.

- Eres un borde, sólo era una broma 

- Ya sabes que hay bromas que conmigo no. 

Me sacó la lengua y se tumbó otra vez boca arriba, un momento de calma y empezó a tocarse, vamos a masturbarse a mi lado, cogí su mano y se la quité.

- Que haces???? Ya que tú no quieres, duerme que no haré ruido.

- Pufff nena al final lo vas a conseguir 

- El que?

- Ya lo sabes.

Volvió a decirme que era un aburrido y abrió la botella de agua, llenó un vaso y le dio un trago, yo estaba pendiente de la tele cuando sentí algo frío y húmedo en mi cara y cómo se levantaba de la cama entre risas. Me acababa de tirar el vaso de agua en la cara. Me quedé sin reaccionar unos segundos pero cometió un error ella misma se arrinconó, así que cuando reaccioné no tenía vía de escape aunque eso si ella venga a reír. La risa se le cortó cuando la cogí de la oreja y tiré de ella  rodeando toda la cama hasta sentarme junto a la mesita de mi lado de la cama. Ahí de repente todo fueron excusas, que si era una broma, que si sólo quería jugar un poco.

- Así que querías jugar? Pues no te proecupes que vamos a jugar.

Creo que aquel día fue la primera vez que la puse en mis rodillas totalmente desnuda, pero claro ya lo estaba y no iba a hacer que se vistiera. De un tirón a mi regazo e inmovilizada, mi pierna sobre las suyas y las manos sujetas a la espalda.

Para empezar le di una ráfaga de palmadas tan intensas que me pidió que subiera el volumen de la tele por los vecinos, no le hice ni caso y seguí. Dándole con ganas a cada azote mis dedos se marcaban en rojo en su piel, hasta ponérselo bien rojo. Entonces le solté las manos y la hice levantarse. Ya de pie la cogí otra vez de la oreja y la puse mirando la puerta. 

Al principio estuvo quieta y silencio, pero duró poco, enseguida empezó a quejarse, a intentar frotarse el culo y a seguir con lo de cómo me había puesto por un juego. Me levanté y cogí la botella de agua y el vaso, lo puse junto a mi mesita de noche y la llamé. Vino remoloneando, la hice ponerse frente a mí. Se quedó ahí quieta de brazos cruzados, cogí la botella de agua y llené un vaso, se lo di.

- Bebételo 

- Por qué? No tengo sed 

Abrí el cajón de la mesita y saqué un cepillo del pelo de madera, lo sujeté amenazante y le dije.

- Que te lo bebas.

Resopló y empezó a beber. A medio vaso paró.

- Todo!!!!!

- Pufffff 

Se lo terminó, se lo cogí, lo volví a llenar y se lo di.

- Sigue...

- Pufff Santi, no me apetece más.

Hice sonar el cepillo contra mi mano y empezó a beber otra vez, este también en dos tiempos. Cuando terminó, lo volví a llenar y a dárselo, ahí la cara de juguetona ya se había borrado, este costó más, en cuatro veces. Y al terminar aún quedaba un vaso más en la botella pero sólo llené medio y también se lo hice beber dejando medio


- No querías jugar?

La cogí de la mano y la puse otra vez sobre mi regazo. Empecé de nuevo a azotarla, ahora más lento y menos intenso, pero a ritmo constante, no quería desgastar demasiado rápido su culo, alternando cachete y cachete, viendo como el color iba subiendo, cada vez más intenso y brillante. Paré un momento eché el medio vaso de agua que quedaba en el vaso, cogí el tapón de la botella, lo metí en el vaso y dejé caer el agua fría que resbalara por sus nalgas calientes, resopló, repetí lo mismo con la otra nalga, con la mano repartí un poco el agua y empecé otra vez a azotarla, con la piel mojada los azotes suenan aún más y pican más, cuando mano y culo estuvieron secos, volví a llenar el tapón de agua y la volví a secar a base de palmadas en el culo y así hasta terminar el medio vaso que quedaba.

Entonces la envié de nuevo a mirar la puerta con las manos en la cabeza, los codos tocando la puerta y el culo como un tomate.

Pero yo esperaba algo, que no tardaría mucho en manifestarse. Y efectivamente a los cinco minutos más o menos de estar mirando a la puerta, empezó a dar síntomas de incomodidad e inquietud.

- Te pasó algo?

- Pufff tengo ganas de hacer pis....

- Vaya que curioso, yo antes tenía ganas de dormir algo y no me has dejado, cómo cambian las cosas verdad? Ahora tú tienes ganas de hacer pis y no te dejo.

- Santi, por favor.....

- Ven aquí 

Me levanté y me senté a los pies de la cama.

- Ponte en mis rodillas.

- Puffff no puedo más, por favor.

- Ponte en mis rodillas!!!!

Lo hizo supongo que esperando algo rápido y poder desahogar. Nada más ponerse le separé las piernas y empecé a pasar un dedo entre sus labios, estaba muy mojada y no era precisamente pis...le metí dos dedos en el coño y empecé a jugar con ellos, dedos que podían hacer presión en determinados puntos, luego con mi propia saliva lubrique un dedo de la otra mano y fue directo al culo, ligero masaje y dentro. Entonces empecé a mover los tres dedos rítmicamente  de tal forma que al hacerlo con los nudillos también golpeaba rítmicamente el clítoris. 

Me suplicó que parase que si seguía, no sabían si podría aguantar, pero no paré, al revés empecé a mover los dedos más rápido, ya no había marcha atrás no la dejaría irse hasta correrse y si sucedía el accidente, sucedía...creo que la presión y la excitación hicieron que en nada se corriera y fue sacar los dedos y levantarse y salir corriendo al baño. Esperé hasta que escuché el sonido de la descarga del WC. 

Entonces fui para el baño, al entrar la encontré allí de pie desnuda y ruborizada.

- Eres un cabron, lo sabes no? No he podido ni sentarme...tienes una mano, que es a la vez el infierno y el cielo.

Sonreí, la cogí de las manos le di la vuelta, le hice poner las manos contra la pared, con el cuerpo bien inclinado y el culo rojo bien expuesto, yo también estaba desnudo y con una erección así que mi polla dura encajó en su coño mojado como un guante, estuve un rato con mi polla metida hasta el fondo, sintiendo en mi pubis, el calor que desprendía su culo. 

- Al final siempre te sales con la tuya querías esto no?

Y allí apoyada contra la pared del baño y el culo rojo la posei otra vez. 















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