martes, 29 de diciembre de 2020

Las primeras veces nunca se olvidan (Por T.)

 




Las primeras veces siempre marcan y cómo bien sabía, esa no iba a ser diferente; por mucho que vivas en este mundo, siempre puedes vivir algo nuevo de alguna manera, y eso haré ahora, contar mi primera vez como spankee. 

Digo primera vez como spankee, porque no es lo mismo recibir una azotaina en medio de un juego bdsm, que prepararte y jugar solo con tu spanker. 

Estaba nerviosa cuando me dirigía a encontrarme con él, me había pedido que llevara unas cosas, así que parte de lo que pudiera pasar, lo tenía claro. Demasiado tiempo sin tenerlo cerca junto a la prohibición de tocarme que tenía impuesta por él, hacía que mi cuerpo ardiera al más mínimo pensamiento de sus manos sobre mi cuerpo. 

Llegué a la estación cuando faltaban 5 minutos para que pasara su tren, me pinté los labios y esperé paciente con el corazón que se me salía del pecho al ver la luz acercarse. Subí y nada más verlo y sentarme mi corazón paró de golpe, me deja sin respiración a veces y más después de tantos días separados y sabiendo el día que nos esperaba. Empezamos el viaje pegados me sobra espacio incluso cuando no podemos acercarnos más. Fuimos todo el viaje jugando, aprovechando cualquier momento de descuido para rozarme con él, para avergonzarlo, ponerlo nervioso delante de la gente, besarlo apasionadamente sin importar quién nos viera. 

Al llegar fuimos directamente al hotel, pensamos que no nos darían la habitación hasta más tarde, pero nos pasaron la llave en el mismo momento, la 309, mi cuerpo ardía pensando que íbamos a subir a dejar las maletas y que estaríamos solos. En cuanto se cerraron las puertas del ascensor se acercó a mí y metió sus manos por debajo de mi falda acariciándome el culo que quedaba libre solo con el tanga. Estaba a mil.

Dejamos las maletas en la habitación y apoyada en la ventana, se me acercó desde atrás, levantándome el vestido para poder cogerme bien el culo y rozarse conmigo, nos besamos pero pusimos freno porque sabíamos que si no salíamos en ese momento nadie iba a sacarnos de la habitación. Nos recorrimos las calles ya conocidas, escuchaba todas y cada una de las anécdotas que me contaba aunque a veces, no puedo negarlo, desconectaba y solo podía mirarlo y pensar dónde estarían luego esas manos, esa boca, las cosas que luego me obligaría a hacer a mí con la mía…

Voy a ahorraros los momentos que para vosotros pueden ser aburridos, así que pasaré directamente a la hora de comer, cuando me llevó a un restaurante en el que nos metieron en un cubículo y nos sentamos los dos juntos. Me subí el vestido aposta para que mi culo tocara directamente el asiento, y por la parte delantera dejé que se viera el borde de mis medias que llegaban al muslo. Sus manos se escaparon más de una vez entre mis piernas, en una de ellas hundió su dedo en mi sexo y el muy cabrón se lo llevó a la boca delante de mí…iba a explotar, nuestras miradas lo decían todo y más de una vez estuve tentada a agacharme allí mismo y premiarlo, pero había demasiada gente mirando. 

Acabamos de comer y nos fuimos al hotel. ¡Sí!, mi cuerpo lo llamaba a gritos. Fui al lavabo y al salir, encima de la cama había extendido el uniforme de colegiala, en la mesita de noche estaba la pala de bambú, el plug y mi libreta. Me dijo que me acercara y me pusiera delante suya de pié. Cogió la libreta y empezó a preguntarme:

¿Esta marca qué significa?

Que eso no lo hice

¿Y esta?

….que me toqué...

¿qué te tocaste?, ¿sabes que lo tenías prohibido no?

Sí, pero solo fue una vez en toda la semana sabes que….

Sssshh...no repliques, voy a encargarme de que no se repita.

Me subió la falda y mirándonos, me bajó las bragas hasta los muslos y me dijo que me pusiera en sus rodillas. Mi respiración se aceleró todavía más y empezaba a notar un calor ardiente entre mis piernas, seguro que estaría muy mojada y sería imposible disimularlo, eso me dio algo de vergüenza, pero deseaba a la vez que se diera cuenta. Empezó la azotaina con la mano, dando golpes rápidos para calentar la zona, pero a la vez iba subiendo de intensidad lo que hizo que toda mi idea de no demostrarle el más mínimo dolor se fuera al traste y al poco tiempo ya estaba moviendo las piernas para que parara, cosa que por supuesto, no solo no hizo, sino que cambió la mano por la paleta de bambú, picaba, pero me encantaba. Me sentía pletórica. 

Paró y me hizo levantarme solo para colocar las almohadas de la cama en medio de la misma y me hizo tumbarme sobre ellas, me puso el plug y mientras yo estaba disfrutando de mis sensaciones, escuché como se quitaba el cinturón, eso me puso a 100 e intentaba frotarme con la almohada para aliviarme un poco, pero enseguida me dijo que contara y empezó la zurra de verdad. El primer golpe cayó como un rayo y me dejó sin respiración, casi ni recordaba que tenía que contar, así que me esforcé para poder hablar y llevar la cuenta de los golpes, 5 en la derecha, 5 en la izquierda, 5 en la derecha….notaba la entrepierna mojada a más no poder y un calor del infierno en cada nalga…5 en la izquierda. 

El último fue brutal, noté como si el cinturón hubiera dejado de medir 5 cm para pasar a 20 de ancho, cayó y noté todo su recorrido hasta ese picotazo final que me hizo estremecerme. Después de eso, me hizo levantarme y me llevó al rincón de pensar, me dijo que me arrodillara pero no le hice caso a la primera y volvió a repetirlo de manera más contundente acompañado de un pequeño empujón hacia abajo en los hombros, así que cedí

Los codos en la pared y la falda levantada, no te toques y aguanta ahí.

Uuuuffffff…..notaba el corazón en el culo, quería bajar los brazos y tocarme, pero no sabía si me estaba mirando y no quería ganarme otra tanda de azotes. Así pasé unos 3 minutos más o menos que se me hicieron eternos. Lo escuché pararse detrás de mí, quitarse la ropa, hacerme una foto y tumbarse en la cama, esperó un rato más, y me llamó, me acerqué a él y me dirigió hacia su entrepierna, tenía el culo ardiendo y unas ganas locas de poder meterme en la boca esa polla que llevaba deseando todo el día. 

La cogí y empecé a comérsela, el sabor familiar me inundaba la boca, su mano cogiendo mi pelo y marcando el ritmo me estaba llevando al límite, y entonces se levantó me puso boca abajo y empezó a follarme, yo tenía el plug todavía puesto y me sentía completamente llena. Dejad que me guarde algunos detalles de todo lo que pasó después, para mí, simplemente os diré que follé muchísimo, que disfruté más todavía y que me reí como nunca, me sentí liberada no pensé en absolutamente nada más que en las sensaciones que estaba disfrutando en ese momento, me perdí entre nosotros. 

Dejamos el hotel para poder tomar algo de aire fresco y tenía una sensación agridulce, después de toda esa intensidad nos quedaba poco tiempo juntos. Sé que somos iguales en eso y nunca estropearía todo un día así simplemente por una morriña melancólica que me entra en cada despedida, Al principio llevaba fatal la distancia, el no tenerlo cerca, todo debido a mi experiencia anterior a la desconfianza que había adquirido a través de los años. Él me enseñó a ser paciente, a volver a confiar, a estar y sentirme segura de mis pasos y ahora después de un año, después de ese día en el que los nos no solo desnudamos los cuerpos sino también las almas delante del otro, vuelve el miedo pero el miedo a perderlo. Qué difícil es no poder meterte en la cabeza de quién tienes delante para poder eliminar cualquier rastro de duda, que duras son las noches en las que añoras ese calor. 

No cambio esos días por nada del mundo. Las vueltas son mortales, el día de después es brutal, la resaca de la adrenalina es mucho peor que la de cualquier droga, el dolor de la necesidad es muy duro. Pero aun así él nunca me defrauda, siempre está pendiente de mí, siempre tiene una palabra adecuada una frase que me hace sentir bien, que me da seguridad y confianza para dar un paso más. 

Después de esa primera sesión como spankee, solo hay algo que tengo seguro y es que quiero repetirlo en  mi vida una y mil veces, no he podido tener mejor anfitrión para sumergirme de lleno en él. Todo un nuevo mundo se ha abierto ante mí y quiero comérmelo entero, pero contigo. 


1 comentario:

  1. Que em 2021 continuamos as nossas loucuras nossos blogs, nosso sexicontos!
    No novo ano, depois da pandemia passar, vamos deixar nossos instintos nos guiar, sem limites, sem regras, sem juízo!
    Um tesão de 2021 para vocês!

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