sábado, 30 de noviembre de 2019

Un castigo muy casero.






Después de toda la vorágine de la fiestas y la posterior depresión de la famosa cuesta de Enero, las cosas poco a poco vuelven a la normalidad, que en el fondo es como más cómodos estamos, pero ya sabéis que somos un país de encadenar fiestas, siempre hay alguna excusa para celebrar algo.

Así que aun con media resaca navideña, me dijo que el Viernes cuando llegase la fuese a recoger a un bar del pueblo, el motivo es que estarían alli reunidas para decidir el tema de los disfraces de carnaval.

Me fui para allí como siempre, y como de costumbre allí estaba a la hora de siempre. Paré en una gasolinera y le puse un mensaje.

-En 5 minutos estoy allí.

Me contestó enseguida.

-Vale, pues ya salgo
-Que si quieres me voy para casa y cuando estés te voy a buscar.
-Quita, que así tengo excusa para pirar...
-Jajajajaj, pesado o que?
-Pufff ya te contaré.
-Pues nada voy a por ti.

De la gasolinera al bar, habían ni cinco minutos en coche, al llegar la ví enseguida en la esquina de la calle y pensé (siempre tan discreta) no me llamó la atencion que fuera con vestido, porque no lo vi hasta que se montó en el coche.

-Hola!!!!!!!!! que tal el viaje?
-Bueno ya sabes, muerto de hambre. Has estrenado el vestido veo.
-Siiiiii, me apetecía arreglarme un poco, que siempre voy con cualquier cosa y ya que saliamos.

El vestido en cuestión, lo habíamos elegido unos días antes, ella estaba entre el que llevaba, uno de invierno de manga larga rojo oscuro con algún motivo floral y otro de un color más apastelado que no iba tanto con ella o eso al menos me pareció a mi.

-Que tal reunión?
-Pufffff llevaba un rato ya esperando tu mensaje...
-Jajajajaja ya veo ya
-Es que un rato vale, pero llega un punto que me saturan.

Entramos en el parking del edificio y subimos a casa. Al entrar ella se fue directamente a la nevera, estuvo un instante mirando y dijo.

-Genial

Entonces sacó un cerveza y la dejó en la mesita de la cocina y otra en la encimera.

-Te apetece ¿no?
-Si claro

Le dije con cierta extrañeza.

-Me has dicho que tenías hambre antes
-La tengo si.
-Pues voy a preparar una receta que me acaban de dar, que es muy sencilla y tiene muy buena pinta, ¿te parece?
-Vale...

Lo primero que hizo fue ponerse el delantal y empezar a sacar ingredientes de la nevera. Yo me bebía la cerveza en silencio observándola y no se porque aquella escena me empezó a parecer muy erótica y más cuando paró un momento y me dijo que iba a ponerse cómoda pero se limitó a cambiarse los botines por las zapatillas de estar por casa y volver a la cocina. Lo cierto es que lo habitual era invertir papeles yo cocinaba y ella miraba, así que quizás fue aquel cambio de papeles, pero de repente me empecé a imaginar la escena de ella en mis rodillas, con el vestido levantado y su redondo y suave culo enrojecido por mi azotes, no me la podía quitar de la cabeza. Entonces encendió el horno, metió  una fuente en el con lo que había preparado y se giró hacía mi.

-Yo me voy a tomar otra, ¿quieres?
-Por supuesto.

Abrió la nevera y me sacó otra cerveza ella también se sirvió una pero permaneció de pie apoyada en en la encimera. Ahí decidí rascar a ver si conseguía esa escena que llevaba rato imaginando.

-Bueno al final habéis decidido algo o no?
-Si te soy sincera ha habido un momento que he desconectado....están entre dos disfraces, ya se lo harán.

Ahí me le dejó botando al borde del área para rematar.

-Ya, ya pero al final me juego lo quieras que pringas.
-Eso ya lo tengo asumido, así que ni me preocupa

Buen despeje pensé. Por ahí no podía seguir, me quedé un momento en blanco, pero me podía más el deseo de la escena. Miré la puerta de la nevera y dije.

-Veo que la libreta bien....

Inconscientemente miró ella también a la puerta de la nevera, donde deberían estar colgadas las novedades si las había. Y sin excusas me dijo:

-La verdad es que la tengo dejada desde Navidad
-Vaya y eso a que es debido.
-Bueno quedamos en eso ¿no? que en Navidad había tregua.
-Ya, pero ya hace tres semanas que terminaron las navidades
-Es que entre una cosa y otra no he tenido tiempo la verdad.
-¿Que no has tenido tiempo? Si  tienes un montón de horas libres
-Es que ni he pensado, tu tampoco me has dicho nada.
-Se supone que eres adulta, vamos o es necesario preguntar cada día si has hecho los "deberes" como a una niña.
-No tampoco es eso, pero....
-El pero ya lo se y es muy sencillo, has vuelto a decidir por ti misma.
-Joder ni he pensado
-Haber como te lo explico, la disciplina doméstica es eso, creo que ya eres mayorcita para que no sea necesario andar encima de ti siempre, creo que quedó muy claro que había unas normas, que la libreta era para dejar constancia de ellas y que en caso de no cumplirse habría consecuencias ¿no?.

La verdad es que la tenía totalmente acorralada, no podía decirme nada, ese era el trato, su silencio y su actitud (mirada baja, medio ruborizada) hicieron que siguiera hablando.

-Es que esto es ya le segunda vez que pasa si no recuerdo mal. Osea que me pides "ayuda" consensuamos unas normas y una disciplina que TU aceptas y luego cuando a la señorita le viene bien se toma unas vacaciones. Y si en la Navidad acordamos tregua, pero el 7 de Enero se acabaron las navidades y de eso hace ya unas semanas. Así que te voy a hacer un pregunta y quiero una respuesta. ¿Al menos has hecho algo, vamos te has puesto a estudiar algún día?

Roja ya del todo dijo un "no" muy flojito. No dije nada, negué con la cabeza, me terminé la cerveza y me levanté. La cogí de la mano y cogí algo del bote de los utensilios de cocina, de entre espátulas, cucharas y demás había  una cuchara muy especial, algo más maciza que lo demás y artesanal, su uso era también muy peculiar, ya que su única función era la de "cocinar" su culo. Con ella agarrada de la muñeca con una mano y con la otra sosteniendo la cuchara recorrimos el pasillo, en una imagen que recordaba tiempos pasados, formas de disciplina tradicional.

Al llegar al comedor, yo me senté en el sofá, dejé la cuchara a un lado y me remagué el jersey, ella permaneció de pie inmóvil, supongo que su cabeza buscaba alguna explicación que no encontraba. La miré y le dije:

-Te mereces un largo y severo castigo, tal vez lo de menos, sea que no hayas hecho nada estos días, que también merecería de por si un castigo, pero creo que es mucho más grave y que urge mucho más que entiendas que en el momento que me cedes la autoridad para disciplinarte en algo, quien pone las reglas soy yo y en caso del por el motivo que sea no poder cumplirlas o hacer un tregua, hablarlo. Lo de tomar decisiones unilaterales como que no. Esto no funciona así. Hicimos un plan juntos, aceptaste, pues toca cumplir y si no cumples creo que conoces de sobra cual es la consecuencia principal.

Entonces habló.

-Creo que lo estás interpretando mal, quiero decir ha sido totalmente un despiste, no pensé, ni le di importancia, no ha habido intención de verdad.
-Pues tal vez te irá bien reflexionar un poco sobre ello, pero eso sera después de tu castigo. Ponte en mis rodillas.

Imagino que la charlita resultó convincente, porque ni rechistó se puso en mis rodillas, nada más hacerlo le levanté el vestido fácil de levantar, debajo unas medias negras gruesas hasta la cintura, me froté las manos para calentarlas y empecé a azotarla, ella tenía los pies en el suelo y se apoyaba sobre los codos en el sofá. La estuve "calentando" un rato por encima de las medias, pero en la escena que había imaginado en la cocina, había un momento en el que se las bajaba y ese momento se iba a hacer real.

-Levanta el culo

Lo hizo, cogi la medias de la cintura y despacio las bajé hasta medio muslo, el tanga que llevaba bajo las medias dejaba a la vista los dos precioso globos carnosos de sus nalgas, sonrosados de la azotaina con protección, pero también el tanga siguió el recorrido de las medias. Le pasé suavemente las uñas por la piel rosada de las nalgas antes de empezar de nuevo a azotarla sobre la piel desnuda como en la imagen de la cocina. El primer minuto de zurra continuada siguió apoyada sobre los codos, hasta que tras  un largo suspiro estiró lo brazos y apoyó la cara sobre el sofá, yo seguí sin parar un buen rato, la piel se le fue enrojeciendo y subiendo de temperatura. Hice una pequeña pausa me quedé observando el rojo intenso de la zona castigada, hasta que cogí la cuchara, con ella la estuve acariciando un rato, escuchándola respirar hasta que empecé a azotarla con ella a ritmo cadencioso y constante alternando nalga y nalga. La cuchara es mas ligera y menos contundente que el cepillo, la superficie del golpe es menor, pero puedes jugar mucho con ella, acelerar y ralentizar, una serie de azotes rápidos y de repente frenar, acariciar con ella, unos "toques" más lentos pero más fuertes y de repente una ráfaga de azotes rápidos y seguidos. Además es muy precisa puedes jugar a repartir los azotes o insistir con absuluta precisión dando varios justo en el mismo lugar. Usé todos esos trucos, cambios de ritmo, repartí bien por toda las nalgas los azotes, haciendo que todas ellas tomaran un color rojo intenso, pero insistí hacía el final en la parte baja del culo y también alguno que otro en la alta de los muslos, incluyendo una corta serie en la cara interna de las nalgas. Fue una azotaina larga y dura, sin compasión. de castigo, con un instrumento muy casero.

Cuando decidí que su culo tenía suficiente dejé la cuchara, pase suavemente la palma de las manos por la piel sensible desde el final de los muslos, al inicio de la espalda, en uno y otro lado varias veces. Entonces sonó la alarma del horno.

-Debería a apagarlo -me dijo susurrando-
-Bien ve, pero déjalo a algo de temperatura que aun no hemos terminado tu y yo.

Se levantó, al hacerlo el vestido cayó tapándola, cogió la cuchara, fue  hasta la cocina. Un minuto después estaba de nuevo el comedor. La miré, le indiqué el rincón ahí fue la primera vez que si hizo un gesto de desaprovación, pero se fue, yo detrás de ella, al ponerse le desanudé el delantal, lo dejé sobre la mesa y le levanté al vestido por detrás le cogí las manos y las llevé a la espalda de tal modo que mantuviesen el vestido levantado mientras estaba en el rincón. Me fui a sentar al sofá y ahí me quedé un ratito mirando la escena, el culo debía quemarle por el color de la piel, cuando sacié esa parte de voyeur del pudor, me levanté fui a buscar la famosa libreta y un bolígrafo, lo puse todo sobre la mesa retiré la silla y le dije.

-Ahora te vas a sentar a escribir una redacción de al menos dos hojas sobre la disciplina y ya sabes vestido levantado y culo desnudo directo sobre la silla.

Me senté a esperar. Tardó un rato pero al final se puso a escribir, algo incómoda claro, para mi deleite. Tardó sobre una media hora y me dijo.

-Ya estoy.
-Bien ven aquí pues.

Se levantó y le dije.

-Trae la libreta.

La cogió y me la entregó, sin leer nada la dejé a un lado y le dije.

-Termina de quitarte las medias y el tanga.

Lo hizo, dejando medias y tanga en la mesilla, me levanté, me quité el cinturón al verme le cambio la cara, con el cinturón en la mano le dije.

-Levántate el vestido

Rechistó pero lo hizo, cogí mi cinturón y le di la vuelta a su cintura, lo abroché haciendo que el vestido quedase aguantado levantado por el cinturón, me volví a sentar, le di la libreta y le dije.

-Leeme lo que has escrito

Imaginad la escena ella frente a mi de pie, con el vestido aguantado levantado por el cinturón, sin medias ni ropa interior, leyendo una redacción que acaba de escribir sobre la disciplina, medio balbuciente y con la cara casi tan roja como el culo. La interrumpí un par de veces para hacerle un par de preguntas sobre lo escrito, cuando terminó le pedí la libreta. Me fui a por el boligrafo, le hice poner la fecha y firmar. Al terminar le dije.

-Vuelve a ponerte en mis rodillas
-Pufffff
-Te pongo yo?

No fue  necesario, lo hizo.

Le di una corta azotaina con la mano a modo fin de castigo. Al terminar aun en mis rodillas le separé las piernas, y directamente le pasé el dedo corazón entre los labios. Mientras con la otra mano le sobaba las nalgas.

-Tienes el culo como un mapa y pareces un fuente...

Gimió y la masturbé con mis dedos hasta que se corrió.

-No se si te habías ganado este final, pero yo también tengo debilidades.
-Mmmmmm pues sigue
-Señorita tampoco nos pasemos

Le di un 4 o 5 palmadas en el coño desde atrás.

-Ahora deberíamos probar esa cena que has hecho y después si te portas bien ya veremos que pasa.

Continuará.....

2 comentarios:

  1. Que buen relato! Me animo a pasarte otro con una historia 100% real con mi sumisa.

    https://brunoymia.blogspot.com/2019/12/oidos-sordos.html

    ResponderEliminar

"

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...>