sábado, 23 de noviembre de 2019

Tonificante y relajante.






Es lunes, un lunes cualquiera hace rato que se ha puesto el sol ya, en apenas unos días ha llegado de golpe el invierno y lo poco que llega a calentar el sol, se disipa en cuanto se pone. Yo llevo un rato en casa ya, estoy leyendo uno de esos "papers" sobre el consentimiento, menudo coñazo pienso y que alegría estar ya en  plena madurez y haberme librado de todos estos falsos dilemas.

Suena la cerradura de la puerta y se enciende la luz del pasillo es ella, viene del fisio abrigada, con un gorro de lana, el "plumas" y unos leggins gordos de esos de hacer deporte, yo estoy sentado en el sofá frente al ordenador, la miro, aun así vestida, me transmite sensualidad, hace cara de cansada, me saluda sin mucho afán, se quita toda la parafernalia de gorro, chaquetón y se sienta un momento a mi lado, me pregunta.

-¿Que lees?
-Un "paper" sobre el consentimiento....
-Joder yo no se como puedes con tanta tontería
-Solo trato de entender
-Pues nada sigue entendiendo, yo me voy a dar una ducha caliente
-¿Como ha ido el fisio?
-Bien, aunque me ha dejado machacada

Estornuda....

-Jesús
-Gracias, solo me faltaba un resfriado ahora.
-No un resfriado no necesitas, calmarte si....
-Puffff no empieces, hoy no tengo cuerpo, me voy a la ducha
-Vale...

Se levanta y desaparece hacia la habitación, la veo pasar y meterse en el baño. Yo sigo a lo mio leyendo, me paro en una parte del texto que dice lo siguiente:

"Más allá del lenguaje verbal, de un no o un si, hay otro lenguaje, el corporal que también puede ofrecer un consentimiento".

Me paro y pienso, escucho como enciende la ducha, mientras pienso en esos mensajes ambiguos, en cuando un "hoy no tengo cuerpo" puede decir o significar "deseame, haz que mi cuerpo cambie y se abra a la vez que mi mente".

Sin pensar mucho más me voy directo al baño, está lleno de vapor, pero aun se ve su silueta tras la mampara. Me desnudo y entro, ella está debajo del chorro de agua que cae sobre su cabeza, me mira, sonríe y no dice nada. Yo también la miro, su mirada, su media sonrisa, me acerco despacio, mirándola o más bien admirándola. Me fascinan todas esas pequeñas imperfecciones de su cuerpo desnudo, un cuerpo perfecto, parece salido de una cadena de montaje todos iguales sin embargo la naturaleza no es así, lo que nos hace distintos son esas pequeñas asimetrías, esa peca en determinado lugar, esa forma personal de las caderas, esas rodillas más salidas de lo que marcan los cánones, cada cual tiene su marca personal en forma de imperfección y eso es lo bonito. Me paro a unos pocos centímetros a admirarla desnuda pero por poco rato, mis manos van directas a sus pechos, los agarran con suavidad y los masajean, en silencio y ahí entiendo eso que estaba leyendo, ese otro lenguaje de la piel que también consiente aunque a veces contradiga a las palabras.

Ella suspira y cierra los ojos, yo rompo el silencio y le digo:

-Déjame hacer...

La cojo de la cintura y le doy la vuelta, cara a la pared de la ducha, le cojo los brazos por detrás y hago que los apoye contra la pared el agua caliente enrojece su piel, cojo el gel, unto bien mis manos y muy suavemente empiezo a acariciarle los hombros casí como un masaje pero sin serlo. El tiempo se detiene por un momento, sigue extendiendo el gel espumoso que arrastra el agua, por el cuello, por la espalda, al llegar al final de la espaldo, paró cojo más gel, me agacho y empiezo por sus piernas desde abajo hacía arriba despacio y ahí me da la señal definitiva sin decirle nada me da acceso a todo su cuerpo, separando las piernas, sonrió a la vez que me levanto y le acarició desde atrás, empezando por ese pequeño monte de su pubis, hasta otra vez los pechos, pero ahora ya no la estoy enjabonando, todo se vuelve más lascivo, los pezones están duros como los de una adolescente virgen y sus suspiros me invitan a explorar otras zonas.

A ciegas desde atrás empiezo a palpar ese tesoro escondido entre sus piernas, acariciar, moldear, dibujar con mis dedos como queriendo hacer un calco de cada pliegue, de cada rincón, en su respiración escucho el deseo y un agua caliente pero más espesa que fluye de su tesoro me lo confirma, todo va in crescendo, las caricias suaves, dan paso a otras más enérgicas, en ese juego en la frontera del dolor y el placer, pero que siempre es estímulo y sensación, quiero entrar en su cuerpo y lo hago, un dedo, luego dos, intento descifrar con el tacto, lo que hay dentro de ese túnel del placer. Ella arquea más su cuerpo y gime tímidamente, mis dedos empiezan a entrar y salir, marco un ritmo constante, ni muy rápido mi muy lento, me importa mantener viva la sensación, o más bien la excitación.

Me queda una mano libre que irremediablemente se va al surco entre sus nalgas, buscando ese otro lugar secreto meta de muchas sensaciones, Lo acaricio, ese ano rugoso, con pequeños gestos circulares, en cortos ciclos suaves, deambulantes y mimosos, casi juguetones, en fin, al inicio se contrae, pero enseguida se relaja, dándome acceso también a investigar en esa segunda cueva del placer, el juego se alarga unos minutos, mis dedos dentro de ella, cada vez más inquieta y excitada pidiendo que termine la tortura, que aumente el ritmo, pero no lo hago me recreo un rato mantenerla en la meseta antes de dar el paso a la cumbre. Hasta que mis dedos salen de todos sus orificios, sin decir nada, simplemente la cojo de la cintura, la estiro hacia atrás, haciendo que me ofrezca todo el conjunto de sus tesoros y alli bajo el vapor del agua caliente, la poseo desde atrás, mi polla entra en su coño y ahí todo se acelera, las respiraciones, los movimientos, los gemidos y el descenso vertiginoso hasta el orgasmo o mejor dicho los orgasmos, el suyo y el mio. Reposamos un instante eterno bajo el agua caliente, salgo de dentro de ella, la abrazo por detrás, se apoya en mi hombro, recuperamos el aire, jugamos a enjabonarnos, hasta que decido salir, ella se queda unos minutos más.

Yo me seco me visto y decido ir a esperarla a la habitación, un rato después aparece, lleva un pijama de invierno la cara roja del calor, yo estoy sentado en la cama, se acerca hasta mi y me dice.

-¿Como has sabido que lo necesita?

La miro, la cojo de la cintura y le contesto.

-Pues como se que necesitas esto.

Un movimiento rápido y seco y el pantalón el pijama termina en sus tobillos. Me mira sorprendida y aun más roja, pero sin oponer ninguna resistencia, ni cuando la invito a tumbarse en mis rodillas, lo hace ya no hay marcha atrás posible, hay motivos de sobra, aunque no haga falta enumerarlos, no al menos esta vez, en la que el diálogo es con la piel, le acaricio las suaves y carnosas nalgas desnudas expuestas en mis rodillas y hago un comentario o declaración de intenciones.

-Durante un rato, vamos a dejar de jugar...

Es terminar la frase y mi mano empieza a percutir sobre su culo desnudo, seco, rítmico y constante, esa otra cara oculta empieza a ruborizarse bajo el peso de mi mano constante,  la misma de las caricias en la ducha, la misma de los dedos investigando en sus cavidades, la misma del placer, ahora da otro tipo de calor, algo más incómodo o no.....no escucho ni una sola queja, ella parece concentrada en sentir. Aumento el ritmo, más fuerte y más rápido, entonces tensa los glúteos, paro para decirle que relaje, lo hace, llevo un dedo a su linea más sabrosa, la que dibujan los labios de su sexo, está mojada muy mojada, pero es una pasada fugaz, enseguida reinicio la azotaina, con ganas, la piel está cada vez más incandescente y palpitante, cuando lo tiene rojo muy rojo paro, la escucho respirar, juego a presionar diversos puntos de la piel de su culo, que por un momento se torna blanca, para después enrojecerse más, dejo que sienta la sensación viva, el calor, el picor y entonces le digo:

-Sabes que estos días he sido muy paciente, y que por eso merezco de tu parte una colaboración, vas a ser tu quien va a elegir como va a continuar el castigo, quiero que elijas un instrumento y un juguete, si quieres pensarlo, vete al rincón y cuando decidas vas a buscarlo y me lo traes, sino tu misma te levantas y aquí te espero.

Durante un minuto, sigue en mis rodillas en silencio, mientras le paso la yema de los dedos rozando su piel en llamas. Finalmente se levanta va  hacia el armario, coge algo y sale de la habitación para mi sorpresa, no tarda en volver, en la mano lleva el cepillo de las faltas graves, es ovalado, denso y pesado, me lo entrega, ante mi sorpresa, en la otra mano lleva el plug de acero grande, liso pero bastante ancho, otra vez habla sin palabras, esa elección me dice mucho, sobre que quiere y que necesita.

Pongo la almohada sobre mis piernas, le pido que se acomode, no hay prisa, quiero ver ese culo bien expuesto y sin decir nada ahí lo tengo rojo y ofrecido, la acaricio con el cepillo un momento antes de empezar a aplicarle lo que ella me ha pedido, el cepillo es corto y manejable pero pesado, denso y doloroso tras una veintena de azotes empieza a retorcerse, decido centrarme solo en la parte baja del culo, más sensible, una docena más y es suficiente, para llegar a ese punto límite donde seguir ya no es necesario. Paro, la dejo un instante sin ningún estímulo que distraiga su cabeza de la sensación, espero a que se relaje no tarda enseguida desaparece cualquier síntoma de tensión. Entonces cojo el plug, le separo las nalgas, juego un poco con el en su sexo, lo paso entre sus labios, froto el frío acero en su clítoris, se lo meto en el coño, lo recibe con un gemido, pero enseguida lo saco, le separo las nalgas, lo paso por su ano, se contrae, juego con el alrededor, hasta que se relaja y entonces despacio empiezo a hacer presión, hago varios intentos, para dilatar un poco, sin meterlo del todo, hasta que en  uno de ellos, el plug desaparece en su culo, ahí va a estar un rato.

Aun en mis rodillas juego un rato con mis dedos en su coño, pero sin dejar que se corra, jugando a llegar casi, pero sin culminar, hasta que en un determinado momento, la invito a levantarse, lo hace. La cojo de la mano, nos vamos hasta el salón directos al rincón, antes cojo un cojín del sofá, lo pongo en el suelo.

-Ahora de rodillas, manos sobre la cabeza, mientras hago la cena, un ratito de soledad y de pensar que irá bien.

Espero a que se coloque y allí la dejo mientras hago la cena, un cuarto de hora, hasta que vuelvo a poner la mesa, allí sigue inmóvil, nos sentamos a cenar, ella sabe perfectamente como debe hacerlo, con el pantalón en los tobillos y el culo castigado directamente apoyado en la silla. Cenamos, al terminar mientras recojo, otro rato en el rincón ahora de pie, cuando termino la voy a buscar, la cojo de la mano sin decir nada y nos vamos a la cama, ella boca abajo y yo empiezo a ponerle crema en la piel marcada de su culo, hasta que un determinado momento, la hago apoyar las rodillas sobre la cama, lo hace se agarra al final del colchón, me desnudo, le quito el plug, llevo mi polla a su culo, que acostumbrado al plug, no me ofrece resistencia, mi polla entra suave y entera en el, la cojo de la cintura, empiezo embestir despacio, subiendo el ritmo poco a poco, en determinado momento noto sus dedos tocándose mientras le follo el culo, hasta corrernos los dos.

Otra sesión de caricias y cremas después, hasta quedarnos dormidos y relajados.

Continuará....

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...>