sábado, 7 de agosto de 2021

El vestido




El verano seguía vivo, aunque llevaba días ya dando síntomas de cansancio, anochecía antes y amanecía más tarde, así que las noches se habían vuelto más frescas, sobre todo soportables y aunque el sol de las horas centrales del día seguía picando furioso, su brillo ya no era el brillo cegador de Julio, a finales de Agosto el sol tiene ya otra luz como más otoñal y sus puestas tienen un aire de melancolía ya, que anticipa la nueva estación.

Yo la esperaba sentado en la mesa de una terraza, un día entre semana de finales de Agosto, era nuestra segunda cita la primera había sido accidentada, no había plan establecido simplemente eso, charlar tomando unas cañas a solas y tranquilos.

Mi natural tendencia a llegar antes hizo que me pusiera nervioso, cuando ya llevaba 15 minutos de espera y que pensara que igual se había arrepentido a última hora, una mirada al teléfono me tranquilizó aun no era la hora concertada y ya había apurado la primera caña, me encendí un cigarro y empecé a repasar mentalmente semanas de conversaciones, no se con que intención, de vez en cuando miraba de reojo la hora, los minutos parecían horas, estaba tan metido en mis cavilaciones que no percaté que llegaba puntual a la cita hasta que estuvo frente a mi. Me levanté nos dimos un par de besos y algo que se quedó a medio camino de un abrazo, se sentó frente a mi, me hizo gracia ver un toque de rubor en sus mejillas, los expertos dicen que el pudor y el sexo están íntimamente ligados. 

Llevaba un vestido blanco, como con pequeños y casi imperceptibles topos azul celeste, de escote recto tipo peto, estrecho hasta casi el inicio de las caderas y a partir de ahí cogía cierto vuelo, muy de verano y con cierto toque pin-up.



-Me gusta ese vestido

-Gracias...

-Aunque no se porque, no lo veo muy de tu estilo

-Jajajaaj si apenas me conoces, no sabes mi estilo

-Ya, pero uno tiende a hacerse ideas

-Bueno tal vez transmito otra idea entonces

-No supongo que el saberte siempre activa, siempre haciendo cosas, me ha creado una imagen concreta

-Jajajaja bueno pero a una cita a tomar  unas cañas no voy a ir en mayas y camiseta

-Jajajajaaj también tienes razón.



Pedí un par de cañas y empezamos a charlar, al principio de lo típico trabajo, ocio, pasado, lo que se llama una conversación de romper hielo, pero era cuestión de tiempo que de estar cómodos acabase por surgir el tema que nos había hecho coincidir y salió justo cuando el sol empezaba a esconderse y el cielo se teñía de rojo entre nubes inofensivas. Tal vez también algo desinhibidos por las cañas, enseguida vi que habían diferencias en nuestra forma de entender todo, pero eran diferencias a nivel detalles, el fondo era común, de hecho de haber visto diferencias insalvables las hubiera visto simplemente conversando virtualmente y no era el caso, de ser así aquella desvirtualización probablemente no se hubiera dado nunca. Aunque lo cierto es que aquellas diferencias en pequeños detalles de como entender el juego, nos llevó a debatir intensamente y llegar a conclusiones muy interesantes, pero también a jugar, un juego sibilino, sagaz, furtivo del que difícilmente nadie aun observando se hubiera percatado, juego de mirada, de gestos, de provocaciones, de dobles sentidos de palabras y gestos, hasta el punto que la conversación  pasó a un segundo plano y el juego a protagonista principal, la conversación era solo el hilo conductos del juego. Es curioso como a veces resulta mucho más excitante o al menos a mi este tipo de juego, que haberla tenido desnuda frente a mi.

En un determinado momento ya empezaba a caer la noche se levantó, la terraza semi vacía la seguí con la mirada, mientras caminaba de espaldas a mi, cuando salió de nuevo, hice lo mismo, llegó se sentó y me soltó sin esperarlo.

-Me has mirado el culo...sin verte he sentido tu mirada...

Al decirlo y pese a que ya caía la oscuridad noté como volvía a ruborizarse un poco.

-Jajajaja, me has pillado, aunque con ese vestido, no se marca nada

-Por que crees que me lo he puesto?

Solté una carcajada y entonces me dijo.

-Cenamos algo?

-Vale, pero tal vez que cambiemos de sitio ¿no? conozco uno a 20 minutos de aquí, que se debe estar genial hoy.

-Vale

-Pues pido la cuenta.

-Ya está pagado?

-Y eso?

-Ya que he entrado....

-Eso se avisa, la cena pago yo

-Ya veremos

-¿Como?

-Eso que ya veremos

Nos levantamos y nos montamos en mi coche que estaba más cerca. 20 minutos de carretera y llegamos al lugar, también tenía terraza, un sitio informal de cenas rápidas, nos sentamos, tampoco había mucha gente, así que pudimos coger una mesa algo apartada y fue sentarnos y volver a surgir de forma natural los juegos que tuvimos en la otra terraza, pero ahora ya más descarados, más perceptibles y más claros, que duraron toda la cena, ella pidió postre y yo café, cuando terminamos, yo me encendí un cigarro y ella me dijo.

-Tengo algo para ti.

Abrió el bolso y sacó un cuaderno, me lo dio otra vez un poco ruborizada.

-Hace tiempo me pediste algo, hubiera sido fácil enviártelo por mail, es más me hubiera dado mucho menos trabajo, pero me lo había reservado para el día que nos viéramos con calma, aquí los tienes.

Me quedé por un instante en blanco. Hasta que dije.

-¿Son los relatos?

-Bueno solo hay uno, salió más largo de lo que esperaba, pero vamos seguro que es el que más esperabas.

-Vaya, me dejas sin palabras.

-No lo vas a leer?

-Ahora?

-No estaría mal...ahora vengo voy al baño.

Ella se levantó y yo empecé a leer, iba leyendo líneas de escritura con una sonrisa, tardó un poco en salir, cuando salió se sentó sin decir nada y yo la miré y seguí leyendo, cuando terminé, cerré el cuaderno y lo dejé sobre la mesa. Me miró y me dijo

-¿Nada que decir?

-Bueno mucho más bien.

-¿Te ha gustado?

-¿Tu que crees?.

-No se, lo que se, es que me abierto mucho escribiendo eso

-Lo se.

-¿Y ya? no se esperaba algo más, la verdad

-¿Quieres saber más?

-Si

-Pues vamos a un sitio solos

Se quedó en silencio un instante.

-¿Donde?

-Un sitio neutral, aquí cerca hay un hotel, está bien y seguro tienen habitación.

-Puestos a hacer locuras, venga.

-Ok, voy a pagar.

-Vale.

Me levanté y entré cuando pedí la cuenta el camarero de barra me dijo que ya estaba pagada, salí y ni me senté.

-¿No habíamos quedado que pagaba yo la cena?

-Ya.....pero ya que me había levantado

Me dijo con una sonrisa irónica.

-Venga vamos.

El hotel está a un par de minutos en coche de donde estábamos cenando, aparcamos en el parking, hicimos el check-in como imaginaba había habitación, nos dieron la llave, tercer piso y nos metimos en el ascensor.  A solas y cerca muy cerca el uno del otro, fue un momento de tensión contenida, todo el juego que llevaba acumulado me tenía en ese punto de máximo y lo del relato escrito a mano y leído en público habia sido ya la mecha, ella estaba apoyada en la pared del ascensor, con lo brazos levantados, moviéndose sensualmente, provocándome, el ascensor se detuvo y se abrió la puerta, salimos un largo pasillo con puertas a los lados, con ese olor a pachuli de los limpiadores de moqueta, entonces canalicé toda aquella excitación hacía hacerme con el control y sin que ella lo esperase, la cogí de la oreja y le dije.

-Te había dicho que la cena la pagaba yo y no me gusta repetir las cosas y menos aún cuando entiendo que es un provocación en toda regla.

La situación era arriesgada, había que recorrer el largo pasillo para llegar a la habitación, se se hubiera abierto alguna puerta y hubiera salido alguien, se hubieran encontrado una escena de difícil comprensión, a mi tirando de ella de la oreja por todo el pasillo, pero en ningún momento se resistió, ni se quejó, ni me dijo que soltara, al revés su lenguaje no verbal, me daba a entender que aquella situación la excitaba y mucho. Sin soltarla abrí la puerta de la habitación, cuando ella  estuvo dentro la solté, puse la tarjeta en el tarjetero para que se hiciera la luz y si decir nada le solté un bofetada que atronó en toda la habitación, de inmediato se le enrojeció la mejilla esta vez no de pudor precisamente.

-¿Querías jugar pues vamos a jugar de verdad?

La cogí del brazo, la llevé hasta el balcón sin soltarla abrí las cortinas, el balcón daba a una plaza del interior de un centro comercial y le dije.

-Mira el paisaje un rato, las manos encima de la cabeza, quiero ver el vaho de tus respiración en el cristal, mientras voy a pensar como lo hago, para que la próxima vez te lo pienses dos veces antes de intentar volver a vacilarme.

Ahí la dejé, desde abajo era imposible que nadie la viese, no había el suficiente ángulo, pero la sensación de estar "visible" seguro que la tenía, yo me senté en la cama, me encendí un cigarro y empecé a observar todo lo que tenía a mi alrededor, abrí el armario, fui al baño como buscando algo, finalmente me vino el click, se me encendió la bombilla vamos.

La fui a buscar, yo mismo le cogí una de las manos que estaban entrelazadas en su cabeza, sujeta de la mano la acompañé hasta el lateral de la gran cama, yo me senté a ella la dejé de pie frente a mi, volvía a tener las dos mejillas rojas y le dije.

-A partir de ahora, quiero colaboración absoluta, ya que por las buenas hiciste lo que te dio la gana, lo vas a aprender por las malas, no quiero tener que repetir nada, no quiero tener que usar la fuerza para nada, simplemente que a la que te diga hago lo hagas y vamos a empezar por algo muy sencillo, te quiero ya tumbada en mis rodillas.

Como imaginaba hubo un instante de duda por su parte, era como si necesitase asumir o procesar todo, pasado esos pocos segundos se encaminó a su destino, se situó a la derecha de mi y despacio se tumbó boca abajo sobre mis rodillas, la cogí de la cintura y la puse en la posición ideal, empecé a acarciarle el culo por encima del vestido con la mano derecha, mientras acerqué la izquierda a la suya, la puse encima y me la cogió con fuerza. Ya no hablé más ni ella, un pequeño momento de intimidad absoluta de caricias y silencio, hasta que una primera palmada con mi mano rompió ese silencio, a esa siguieron unas cuantas seguidas, ella aflojó la presión de la mano que me tenía sujeta y seguí azotándola, el vestido amortiguaba bastante el ruido, aunque era fino, al tener algo de vuelo hacia capa de aire, así que tras unos minutos de azotaina continuada sobre el vestido, paré.

Alargué la mano para coger el mando a distancia y puse la tele, busqué un canal de música y subí algo el volumen. Volví a dejar el mano en la mesilla de noche y despacio con las dos manos le levanté el vestido por encima de la cintura. Debajo un pequeño tanga blanco también, y esos dos globos carnosos, suaves, redondeados y algo sonrosados  tan apetecibles, que no puede evitar acariciarlos un rato. Volví a alargar mi mano izquierda hasta la suya me la cogió, mas suave y tal como me la cogió empecé a azotarla con la otra mano directamente sobre la piel desnuda, mi mano impactaba sin pausa contra su piel, que vibraba en cada impacto a la vez que palmada a palmada iba cogiendo un color más vivo, poco a poco fui aumentando el ritmo, azotes más rápidos y más fuertes, llegando a un punto de sostener la intensidad, ahí pude recrearme un rato, pero cada vez la presión de su mano en la mía era más fuerte, lo que me indicaba que empezaba a picar de verdad la azotaina, decidí parar. 

El escándalo de la ruidosa zurra dio paso al silencio, ni tan siquiera la tele sonando se escuchaba, estoy seguro que ni ni ella en ese momento hubiéramos identificado que canción sonaba, es más escuchaba más su respiración que el ritmo machacón de la música comercial. Así permanecí  un instante, como fuera de este mundo hasta que empecé a acarciarle muy suavemente solo rozando con la yema de mis dedos, la piel incandescente de su culo.  Es como si el juego necesitaras de estas transiciones de disfrutar del momento sin perturbaciones antes de pasar a otro estadio, poco a poco fui bajando al suelo mientras la acariciaba, y la transición terminó con una palabra.

-Levanta.

Desde la misma forma que se había colocado se levantó, la miré un momento sentado aun y me levanté, cogí la silla que había frente a una especie de escritorio la puse junto a la cristalera del balcón, con el respaldo casi tocando el cristal y le dije.

-De rodillas en el asiento de la silla, mirando la calle y sujetando el vestido levantado. 

Me volví a sentar, esperando que lo hiciera, la escena fue como a cámara lenta,  no dijo nada, no se quejó, se limitó a obedecer, la sensación desde fuera es como si su cabeza,  las resistencias de su cabeza se hubieran desconectado, se levantó el vestido despacio, como recreándose ella también sintiéndose observada por mi, la escena que debió durar un minuto a mi me pareció como una película. Me levanté me acerqué, metí los dedos en la cintura del tanga y de un tirón seco se lo bajé a medio muslo, toda la sensualidad de la escena anterior contrastaba con el gesto frío pero potente de bajarle el tanga. La pasé la mano un instante por la cara interna de un muslo, como queriendo mostrar algo de ternura, tras el gesto autoritario y le susurré.

-No te muevas.

Fui hasta el baño, cogí las dos toallas grandes, volví hacia allí ella seguía quieta inmóvil, mostrándome la piel roja de mis azotes. Pase la toalla enrollada por su cintura y la até a su espalda, de tal forma que hacia de improvisado ceñidor que sujetaba el vestido levantado. Entonces la ayudé a bajar de la silla, pasé la otra toalla por la barra de colgar las cortinas, le hice un nudo, la largada del resto era ideal, le cogí las manos, se las levanté un poco y con la toalla le hice un nudo firme que sujetaba unidos ambos antebrazos pero que a la vez le permitía sujetarse con las manos de la toalla, la silla me hacía de improvisado reclinatorio, ya que ese espacio entre silla y cristalera hacía que el cuerpo le quedara inclinado hacia delante y el culo expuesto.

En la tele seguía sonando algún éxito comercial reciente, pero el sonido que seguro captó su cabeza fue el de la hebilla de mi cinturón al desabrocharlo, me lo quité despacio haciéndolo deslizar por las presillas del pantalón, una vez suelto, el tintineo metálico de la hebilla, sin contacto visual directo, los sonidos cobran mucha importancia, anticipan. Doblé el cinturón tomando bien la media de su culo, con lo que notó el cuero sobre su piel un par de veces a modo caricia y le dije.

-No te muevas, si en algún momento necesitas descansar, suelta las manos de la toalla.

Lo siguiente que hice fue armar el brazo y soltarle un golpe seco con el cinturón en el culo, de su boca salió una especie de gemido, continué el ritmo era cadencioso, azote seco como un rayo, el sonido del cuero impactando en su piel, parecía paralizar el mundo, luego esperaba  unos segundos, la chequeaba mientras, como se sujetaba, si movía los pies, como respiraba, como era su reacción a cada nuevo azote, si suspiraba, gemía o se quejaba y entonces un bueno rayo impactaba en su piel.

Debía llevar una veintena cuando noté algo, apenas se sujetaba y las piernas ya no estaban rectas, dejé caer el cinturón de inmediato y la sujeté por la cintura, tiré un poco de ella hacía arriba.

-¿Estás bien?

Tardo unos segundos en contestarme

-Si...me he mareado un poco, pero estoy bien....

-Hacemos una cosa voy a soltarte las manos vale?

-Vale

Le solté el nudo de los antebrazos, nada más hacerlo agitó un poco las manos.

-¿Mejor?

-Si

-Te voy a hacer un pregunta, quiero que me respondas sinceramente ¿quieres ir un poco más lejos?

Cogió aire con fuerza, lo exhalo y me dijo.

-Por favor lo necesito

-Bien agárrate del respaldo de la silla, te quiero bien expuesta.

Lo hizo, el respaldo mucho más bajo hacía que tuviera que doblar la espalda casi 90 grados y eso hacía que el culo le quedase muy expuesto, nada más colocarse le terminé de bajar el tanga hasta los tobillos, le di un golpecito en la cara interna del muslo que quería decir que abriera las piernas, lo entendió a la primera. Cogí el cinturón, lo volví a poner a medida y le dije.

-Ahora cuéntalos.

Tener que contarlos tiene un toque de humillación, pero también es una forma de tener pistas, por la entonación del número puedes saber muchas cosas.

Y empecé, ahora algo más rápido sin dejar tanto tiempo entre azote y azotes, pero fue una cuenta corta, no llegó ni a diez....se quedo en 8, cuando decidí parar. Dejé el cinturón en el escritorio, la dejé un instante en la posición, como un minuto sin hacer nada, hasta que le cogí una muñeca, la ayude a incorporarse, la hice acompañarme de nuevo a la cama por el camino se quedó el tanga en el suelo de la habitación. Me senté en la cama, y con un gesto la hice sentarse en  mi regazo, tenía el culo marcado y dolorido, pero no se quejó al sentarse, se apoyó en mi hombro y la empecé a acariciar los hombros con una mano y las piernas con la otra.

A partir de ahí todo ocurrió en silencio, le bajé los tirantes del vestido, dejando sus hombros desnudos, después la cremallera de atrás, liberando sus pechos, estuve un rato en silencio acariciándolos y masajeándolos suave y despacio, enseguida noté sus pezones duros y reactivos, la mano de mis piernas fue subiendo por sus muslos y llegó a su sexo, uno de mis dedos se deslizó entre sus labios, esa pequeño surco era como un arroyo de agua espesa y caliente, ella cerró los ojos y suspiró, mi dedo hacia pequeños movimientos arriba y abajo encima de su clítoris hinchado, luego cambié a círculos alrededor cada vez más rápidos, su respiración se aceleró, empezó a moverse ligeramente a la vez que abría las piernas, seguí un poco más y de repente paré y le dije.

-Parte de la lección de hoy, es que si juegas debes tener claro que el control lo voy a tener yo, en todo, hasta en si te dejo o no correrte y de momento no creo que te lo hayas ganado aun.

Suspiró profundamente, pero la reacción de su cuerpo fue curiosa, al parar aun lubricaba más. Otra vez solo la tele de fondo y nuestras respiraciones, hasta que en un momento empecé a notar cierta incomodidad en ella, el dolor camuflado por todas esas otras sensaciones empezaba a mostrarse vivo...

-¿Que te pasa?

-Ufff ahora mismo me quema

-Si lo llego a saber cojo crema....

-En mi bolso hay un bote pequeño de hidratante.

Se levantó, fui hasta su bolso, metí la mano, encontré el bote y noté algo más al tacto frio y duro, lo saqué .

-¿Y esto?

Otra vez vi los colores del pudor en sus mejillas.

-Desde que lo compré lo llevo siempre encima, no se porque, me gusta.

Sonreí, me senté en la cama, no hizo falta decirle nada, se colocó de nuevo en mis rodillas, le puse crema dos chorros uno en cada nalga y empecé a extender despacio. Ella suspiró aliviada, cuando tuve las nalgas bien  untadas de crema pero no secas, cogí el plug de acero liso, le separé las nalgas y cogiéndolo con dos dedos de la piedra empecé a hacer como si quisiera roscar muy suavemente el plug en su ano, no me costó nada que entrase, con el plug dentro seguí con la crema extendiéndola bien, masajeándo bien las nalgas, en otro rato de aquellos de silencio e intimidad. 

En determinado momento, mis dedos fueron entre sus piernas, goteaba literalmente, empecé a jugar, con mis dedos, resiguiendo el contorno de los labios, frotando el clítoris, hasta que en un determinado momento el pulgar entró en su coño, buscando con la yema de los dedos esa zona rugosa de dentro de la vagina tan sensible, haciendo un ligera presión y fricción con la yema al vez que con ese mismo movimiento el corazón le frotaba el clítoris, fue rápido enseguida empezó a jadear y moverse, entonces le dije.

-Recuerda que yo te daré permiso...

20 segundos después se corría sin permiso, mientras yo seguía moviendo mi mano sin parar, poco a poco fue ralentizando y entonces ella me dijo entre jadeos.

-Lo siento.....no he podido aguantar más.

-No te preocupes, tendrás que pagar un extra.

Al terminar de decirlo saqué la mano de entre sus piernas, y le dí una nueva azotaina con mi mano en mis rodillas, cuando empezó a moverse y quejarse que no tardó mucho paré y aun jadeante le dije.

-El poder siempre lo tendrás tú, por eso mismo asegúrate siempre de hasta donde quieres llevar la cesión de control, porque si no recibo señal clara, yo voy a seguir administrando eso que me has regalado. 

Un rato después ya recuperada la normalidad del todo estuvimos charlando y le puse deberes.

-Aquella semana tenía diversas reuniones, a todas iria sin ropa interior.

-Debería pedirme permiso si en algún momento quería llegar al orgasmo

-Y debía escribirme una redacción en el cuaderno, con sus sensaciones de hoy.

Continuará.




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