martes, 10 de agosto de 2021

Aceptación.






Cuanta historia se puede esconder detrás de la palabra aceptación. El miedo a no ser aceptados o estigmatizados por los demás, es una de las mayores amenazas a nuestra autonomía personal. Sin embargo en contra de lo creemos no pocas veces en realidad ese miedo a no ser aceptados, nace de dentro. Si tu no aceptas a ti mismo, es muy probable que tengas muchísima inseguridad, con respecto a tu percepción de la aceptación de los otros. Y de eso por desgracia es algo que sabemos muchos de nosotros; osea de la falta de aceptación y estigmatización propia.

Un estudio publicado en la revista "American Jounal of Sexulity Education", afirmaba que la mayoría de amantes del sadomasoquismo sexual, comenzaron a sentir su inclinación en la adolescencia (en concreto se cita los 15 años como edad mayoritaria) y un efecto secundario mayoritario a ella toma de conciencia es la ansiedad y la vergüenza. Y aunque la mayoría de los encuestados del estudia declararon que es imprescindible para ellos, tener este tipo de juegos en una relación, un alto porcentaje de ellos sigue expresando dificultades y ansiedad para  hablarlo directamente. ¿Os imagináis como sería este mundo antes de internet?. Pensadlo bien, ahora podemos buscar directamente osea conocer a personas que sabemos que comparten nuestros gustos.

Si esto ya es difícil, con uno mismo y en  un clima de intimidad, como para ir contándolo por ahí. Digamos que si pesa una estigmatización social sobre algunos tipos de sexualidad y esta claro que el sadomasoquismo en especial. Lo curioso es que es un práctica que se desarrolla en la intimidad y que no hay nada externo, que nos indentifique como practicantes, vamos que puedes pasear perfectamente con tu pareja por la calle, ir al cine o de cena y pasar como una pareja "normal". Sin embargo eso demuestra que el estigma va por dentro, que es cosa nuestra. En ello tiene mucho que ver, la imagen patológica que se ha construido a su alrededor. En cambio, hace ya años que desde la psiquiatría y la psicología, se ha indultado al sadomasoquismo. De hecho la biblia de la psiquiatría: el DSM ( Diagnostic and Statistic of Mental Disorders) en su quinta versión, cataloga al sadomasoquismo como una parafilia y hace una distinción entre parafilia y trastorno parafílico: "La parafilia es una condición necesaria pero no suficiente para tener un trastorno parafílico, y una parafilia por sí misma no necesariamente justifica o requiere intervención clínica" . Hablando en plata, se puede tener una parafilia (spanking) y estar totalmente sano. Está claro, que parte de ese estigma nace de la medicalización de la fantasía, que puede llevar a uno a hacerse la pregunta de si está bien o si su gusto se debe a algún tipo de trauma, el famoso bicho raro. A eso se le  une otra variante y es que nos ha tocado vivir en la época de la "igualdad", de la negación de todo aquello que suponga o pueda parecer violento o desigual. Por desgracia las poquitas ocasiones, en las cuales desde la industria con impacto se ha tratado el tema, esta siempre ha contribuido a perpetuar el estigma, el ejemplo más conocido: 50 sombras de Grey.

Desde estas líneas siempre he dicho, que como colectivo, si es que lo somos, si algo nos falla, es explicarnos. Para alguien de fuera es fácil quedarse con la imagen de una persona sádica sin corazón abusando de otra débil y sin autoestima. En esto se cumple aquello de que las apariencias engañan más que nunca. Un ejemplo es un estudio publicado en otra revista america: "The journal of sex research", en el cual se concluye que los practicantes de sadomasoquismo sexual, son más intolerantes por ejemplo en lo que respecta a la violación y al maltrato, así como se muestran en mayor porcentaje en completo desacuerdo con las políticas de género  la sobreprotección y el paternalismo institucional hacia la mujer. El estudio achaca estos resultados a una subcultura acostumbrada a la negociación y al respeto.

En otro estudio este en: The Journal of Sexual Medicine", en un muestro con 935 personas practicantes se concluye que el sadomasoquismo sexual, cumple con los criterios de ocio recreativo: en torno al 90% de los encuestados liga su actividad con un sentimiento de libertad personal, sentido de la aventura, relajación, reducción del estrés y autoexploración. Para el 96% el BDSM es fuente de emociones positivas, y más del 98% disfruta de una experiencia placentera.


Lo que esta claro es que para jugar se necesita, confianza, respeto, implicación y comunicación. Tanto si es para ceder el control, como para tenerlo, se necesita de todo ello. Donde tan importante es como te sientas tu, como tu capacidad para hacer sentir a la otra persona lo que quiera hacer sentir. Los azotes, en nuestro caso, como puede ser las cuerdas en el shibari, no son más que una puesta en escena para conseguir un espacio de libertad y desconexión de los agobios y rutinas de la cotidianidad.

Lo dicho deberíamos explicarnos más o mejor, incluso por nosotros mismos, para aceptarnos mejor.

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