Un juego muy húmedo

Como aunque nadie comentó por estadísticas se que la sección que inauguré la semana pasada de casos reales, tuvo una buenísima acogida, hoy voy a seguir con a ella a través de uno de los casos de experiencia personal, más complicados, pero a la vez uno de los más bonitos de terminar por dar con la clave de todo y todo lo que eso supuso para la persona implicada a nivel de superación de barreras y vergüenzas. Es un caso que creo que puede generar opiniones muy dispares, pero precisamente por eso por peculiares, creo que no somos los más adecuados para juzgar a nadie, aviso por si alguien tiene tentaciones de juzgar, si a alguien simplemente le parece que le supera en sus gustos simplemente que deje de leer, más que suficiente.

Z. así voy a llamar a la persona. Z. me escribió cuando tenía entre 30 y 35 años, me llamaron la atención dos cosas,  una es que era alguien que pedía consejo, pero no especificaba de que y la segunda el tono de su mail, que era como excesivamente tímido y en el que parecía pedir perdón.

Cuando ya establezco cierta confianza con ella, me cuenta que es soltera, que se dedica profesionalmente a la sanidad y que desde hace un tiempo tras una relación infructuosa vive sola y se mudó a un pueblo tras vivir toda la vida en una ciudad. Hay un par de factores de la vida de Z. que creo que son importantes para centrar este caso. En  primer lugar los padres de Z. son de distintas nacionalidades, padre holandés, madre española, aunque ella ha crecido y se ha criado en España, se siente un poco apátrida, ni de aquí, ni de allí, sus padres se separan siendo ella una niña y la relación con el padre es distante, el vive en Holanda, aunque ella adora a su padre. Con su madre mantiene  una relación difícil a pesar de que es quien ha cargado con el peso de su crianza y tiene una hermana 7 años menor fruto de una relación posterior de su madre. El otro factor es su aspecto físico, muy llamativo en  aquí: es pelirroja, muy blanca de piel. Así que todo eso hace de ella una persona con poco arraigo tanto social como familiar.

Bien al poco de conocernos, empezamos a intercambiarnos relatos y ahí empiezo a ver cosas que me llaman la atención, su relatos tienen un componente muy alto de humillación/exposición, que muchas veces resaltan más que la escena de spanking dentro del relato. Decido incidir un poco más en el tema en conversación directa y su respuesta en simple: me lo imagino así y me excita mucho que sea así. Pero notaba en ella cierta retención, ya que siempre solía recalcarme que en la realidad no sabe si le gustaría o no. Un día decido escribirle un relato, digamos que incluyendo e incluso llevando al extremo un juego como los narrados por ella. Su respuesta es de mucho agradecimiento, encantada con el relato y que le había resultado muy excitante. Ahí yo le pregunto si esa excitación se había quedado en eso o había necesitado de desahogo y me dice que había necesitado de ello y entonces le digo que porque no me cuenta como, ahí se niega me dice que le da mucha vergüenza, no insisto y ahí se queda la cosa.

Unos días después me escribe un mail, con todo un prefacio en el que me pide que no la juzgue, que le da mucha vergüenza pero que necesita contarlo y me describe lo que sucedió tras leer el relato. Me cuenta que estaba sola en casa, es verano y está desnuda, empieza a leer y a medida que leer se va excitando, que lo nota claramente pero no hace nada, termina de leerlo y se confiesa muy excitada, entonces se levanta se va al baño, se pone frente al espejo desnuda y se hace pis encima, me confiesa que sentir como el líquido le moja los muslos, la excita muchísimo más aun, cuando termina se mete directamente en la ducha y se masturba varias veces, con cierta violencia, me confiesa que se azota el sexo y que consigue unos orgasmos que ella define como muy intensos. Al terminar lo recoje todo, limpia y a mi me transmite culpa.

En conversaciones posteriores profundizamos sobre ello, me confiesa que en momentos de mucha excitación desde adolescente fantasea con el hecho de orinarse encima y que cuando lo hace eso le provoca muchísima más excitación, que termina siempre masturbándose varias veces, pero a la vez con un gran sentimiento de culpa. Entonces le pido que me escriba su fantasía ideal y que en ella incluya todo sin cortarse. Días después recibo un relato.

La escena es muy simple, pero a la vez muy contudente. Ella cree estar sola, en este caso esta vestida, empieza a imaginar y se excita, entonces se lo hace encima creyendo estar sola y en ese momento aparece alguien figura de autoridad que la pilla y que le pide explicaciones, en ese momento empieza a sentir una gran vergüenza no sabe que decir, entonces la figura de autoridad empieza a regañarla de modo muy infantil y la manda a ducharse. Cuando sale de la ducha, esa figura de autoridad la espera, ella se presenta ante la figura de autoridad, ahí es regañada y castigada de nuevo, el castigo lo describe como largo, severo y con mucho momentos de incidir sobre el acto y la vergüenza. Una vez terminado el castigo, es obligada a limpiar y poner la ropa a lavar. Al terminar ella pide perdón que le es concedido, pide consuelo y también y eso deriva en juego sexual que suele terminar con ella practicando sexo oral a la figura de autoridad. Así es a modo resumen la fantasía ideal de Z. Cosas a destacar.

-Es pillada haciendo algo totalmente "prohibido"
-Desde ese momento la vergüenza es el hilo conductor de la fantasía hasta el desenlace.
-El castigo tiene efecto purgar pecado
-Necesidad de ser perdonada
-Agradecimiento final a la figura de autoridad.


Pues bueno vamos a por el análisis de la fantasía de Z. Yo creo que estamos ante una fantasía primaria, que es digamos el centro de todo. La excitación de hacerse pis encima. Lo que pasa que es una fantasía en exceso transgresora tanto que a modo defensa su mente genera una fantasía secundaria, que haga posible la primaria. En este caso la fantasía inicial le genera a Z, mucha excitación, pero también mucha culpa y vergüenza, de ahí nace esa otra fantasía la del castigo, la de ser pillada transgrediendo ese tabú. A los niños se les educa para la sociedad imponiéndoles tres barreras: la vergüenza, el miedo y el asco. De alguna manera a los niños se les educa prohibiéndoles tres cosas: el placer en la expulsión, el placer autoerótico y la exhibición. En el caso de Z. en su fantasía primaria se dan esas tres prohibiciones, el placer de hacerse pis encima que le provoca una excitación que la lleva a la masturbación y en la fantasía ya elaborada, se le une la exhibición de ser pillada. Saltarse esas tres normas con su fantasía es lo que genera la secundaria, ya que eso le genera una gran culpa y vergüenza, como evitarla, pues a través del castigo infantilizado, de alguna  manera esa infantilización hace que la Z. adulta rompa la barrera del pudor, por lo tanto pierde esa vergüenza que limita su goce.

Además es un estado transitorio, su escena tiene una transición de la normalidad a la fantasía y vuelta a la normalidad, la vuelta a la normalidad adulta la obtiene mediante el perdón y la gratificación sexual.

Para terminar si bien descubrí que la fantasía original de Z. era esa, también descubrí que durante todo aquel tiempo, había ido desarrollando la segunda, hasta el punto de no necesitar siempre de la primera en su versión literal para conseguir la excitación, digamos que había conseguido fórmulas a través de comportamientos y actitudes que simbólicamente representaban una transgresión similar a hacerse pis encima y que sus resultados eróticos eran equivalentes.

Eso si sus juegos y fantasias siempre seguian un esquema, transgresión muchas veces en forma de comportamiento o actitudes de "niña mala" que eran merecedoras de un castigo severo y con mucha importancia dentro de el al efecto purgar pecado y humillación, al que seguía una necesidad de perdón tras el cual se iniciaba el retorno a la normalidad a través de la gratificación sexual.

En próximas entregas os expondré más casos reales que analizar.
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