sábado, 7 de septiembre de 2019
La caja negra.
Todavía recuerdo aquel día tomando café, la cara que puso cuando saqué un paquete envuelto en papel de regalo.
-¿Y esto?
-Ábrelo y lo sabrás
Nerviosa lo abrió y su cara de asombro se torno un poco en rubor cuando vio el contenido: un cuarderno clásico y un bolígrafo.
-¿Me lo explicas?
-Es muy sencillo, esto será la caja negra de los juegos
-¿Como?
-Pues al igual que la caja negra de los aviones registra toda incidencia de un vuelo, en ese cuaderno quedará registrada cualquier incedencia que incumba a nuestros "juegos" y tu serás la encargada de registarlo y obviamente de traer el cuaderno a todas las citas.
Al escucharme aun se puso un poco más ruborizada.
-Pero ¿que tengo que apuntar exactamente?
-Ya te iré diciendo yo que tienes que apuntar
Sonrió y me dijo:
-Suena interesante
-Depende, a lo que suena es que no vas a poder escaquearte de nada.
-Jajajaja no lo había pensado así.
-Yo si.
-Y si se me olvida apuntar algo?....
-No se te olvidará por la cuenta que te trae.
Seguimos conversando hasta que ella se tuvo que ir feliz y contenta con su cuaderno, que de alguna manera era como la escenificación que a partir de aquel día la cosa iba en serio. Los primeros meses pasaron y el cuaderno fue empezando a ser el registro de nuestros juegos. En el apuntaba las faltas cuando las había, yo le decía apunta: "hoy hice esto o no hice aquello", también quedaba constancia de cada cita, ya que le hacía escribir un resumen los días posteriores y fue cómplice de algún castigo, para el cual el propio cuaderno fue colaborador necesario.
Una mañana la escribí como de costumbre solía hacer de buena mañana, me extrañó que pasaran las horas y no tuviera respuesta, así que le puse un whatsapp, me contestó.
-Estoy en el médico luego te cuento.
Unas horas después recibí un correo.
"Hola, que tal?.
Bueno te cuento que debes estar impaciente, no es nada, llevaba unos días dándome caña en el gimnasio, pero ayer me noté como un pinzamiento en un costado, no le dí importancia pero esta mañana me he levantado doblada y como sabía que todos os ibais a poner pesados, he ido yo por mi cuenta. ¿Ves que buena?. Y nada un pinzamiento, me ha recetado un cremita antinflamatoria y un par de días de reposo".
Yo no tenía mucho tiempo se me había liado el día y la contesté tipo telegrama.
"Hola.
Igual te das mucha caña, pero bueno ya me quedo tranquilo y ahora ya sabes culo inquiero, reposo y cremita. Luego hablamos. Un beso".
Por la noche después de cenar la llamé, a la primera no me cogió el teléfono, al segundo intento si.
-Hola, estabas durmiendo?
-No que va
-Ahhh vale como no me cogiste
-Perdona no vi la llamada
-Y esa vocecita te duele el pinzamiento.
-No, el pinzamiento muy bien
-¿Entonces?
-Es que si te lo digo te vas a enfadar
-Y si no más así que cuenta.
-Puffff vale pero no te enfades. Pues....nada que llegué a casa, me puse la crema y tal, iba a descansar te lo prometo pero al rato me encontré genial y aburrida, pues me fui a montar a caballo y bueno me caí, no ha sido una caída bestia, pero me dado en la espalda y ahora estoy que no se como ponerme.
-No te dijo el médico que dos días de reposo
-Si, pero es que me encontraba bien de verdad.
-¿Y? si te dijo dos días son dos días y punto.
-Ya lo se, no me eches la bronca ahora.
-Ahora no, pero ya imaginarás que esto no va a quedar así, ya sabes apuntado en el cuaderno.
-Jooo vaaaa que ha sido solo una tontería.
-Una tontería a mi me parece una irresponsabilidad total, asi que apunta y ya hablaremos la semana que viene.
-Valeeee
-Vas a ir al médico mañana.
-Si sigo así si porque no puedo moverme.
-A ver que te dice, pero ves.
-Siiiii pesado
-No te imaginas cuanto puedo serlo.
Al día siguiente fue al médico, un buen golpe, a seguir con el antinflamatorio, un calmante para el dolor y calor, osea esterilla, lo cual para su vanidad y orgullo no dejaba de ser un pequeño castigo, pero nada que ver con el que le esperaba cuando nos viéramos. No era la primera vez que hacía algo así, la reincidencia siempre tiene más pena y además quería algo especial que no lo olvidara fácilmente, para que la próxima se lo pensara dos veces.
Casualidades de la vida hicieron que la cita se adelantara unos días, ya había dejado la esterilla, pero aun seguía con el tratamiento y algo renqueante o eso me dijo.
Quedamos para comer juntos, teníamos toda la tarde, noche y hasta mediodía del siguiente para estar juntos. Quedamos en un restaurante, de un pueblecito medieval. Yo ya estaba cuando la vi llegar, en la forma de caminar no parecía muy perjudicada. Nos saludamos y se sentó.
-¿Como va la espalda?
-Ahora mucho mejor
-Si es que eres un puñetero bicho inquieto.
-Eso ya lo sabes
-Si lo se
-Pues ya está no tiene solución.
-En su conjunto no, pero alguna cosa si "debe" cambiar.
Al decirle eso se ruborizó y cambió de tema, yo la dejé ya habría tiempo de entrar a fondo en el tema. Se nos alargó la comida y encima después decidimos y a tomar un café a una terraza en el centro del pueblo y allí estuvimos un buen rato también, tanto que casi pasamos la tarde.
-Por cierto que no te lo he dicho, mira.
Puse unas llaves sobre la mesa.
-¿Y eso?
-Me han dejado una casita en el mismo pueblo para nosotros.
-¿En serio?
-Si está nada a dos minutos de aquí.
-Genial ¿no?
-Pues espera que la veas.
-¿Y a que esperamos?
-Eso venga vamos.
Nos fuimos para la casa, abrí la puerta, era una casa de pueblo restaurada, de dos plantas, pero lo mejor estaba detrás, un patio interior con césped que rodeaba una piscina, cuando la vio lo primero que me dijo fue:
-Podrías haberme avisado que hubiera cogido el bikini
-¿Para que?, todo lo que rodea es la propiedad nadie nos puede ver, nos podemos bañar desnudos
-Jjajajajajaj por eso no has dicho nada.
-Buenooo la verdad es que no pensé. Pero antes que el ocio está la obligación, así que ve a ponerte cómoda y aquí te espero....ah y trae el cuaderno.
-Puffff no podemos y disfrutar de esto.
-No además cuanto más tardes peor, porque tenemos para un rato.
Se puso roja y entró dentro, yo me apalanqué en una de las tumbonas del césped, junto a la piscina. Apareció enseguida imagino que nerviosa y expectante por lo que tenía que venir, llevaba solo puesta una camiseta y aunque era un poquito larga, y tapaba, las braguitas, se sentó en la tumbona de al lado con el cuaderno entre las manos, me miró.
-¿Te he dicho que podías sentarte?
-No
-¿Entonces?
Se levantó, yo estaba semi tumbado y quedaba de lado a ella.
-Empieza a leer lo que apuntaste.
-Puffff ya sabes que me da mucha vergüenza leerme en voz alta.
-Vale bien, pues entonces bájata las braguitas y lee en voz alta.
-No vale ya leo.
Me giré, la miré serio y le dije, quiero ver las braguitas en los tobillos. Resopló pero dejó el cuaderno un momento en la tumbona, metió las manos debajo de la camiseta y se bajó apresuradamente las braguitas, cuando estuvieron en sus tobillos, cogió aire fuerte y tomó de nuevo el cuaderno, yo volví a mi posición quería escucharla, no mirarla de momento. Empezó a leer, la voz le sonaba más aniñada, como más tímida.
-El pasado dia 12, tuve un pinzamiento en el gimnasio, el día 13 por la mañana como era bastante evidente y molesto, decidí ir al médico, después de explorarme determinó que era una contractura, me recetó una crema antinflamatoria y me recomendó dos días de reposo absoluto.
Ahí hizo una pausa.
-Vamos sigue.
-Me fui a casa, con la idea de reposar, me puse la crema y me relajé, enseguida me hizo efecto y dejé de tener molestias, como era pronto, hacía calor y estaba un poco agobiada decidí ir a montar a caballo, con la mala suerte de tener un caída que repercutió en el mismo sitio de la contractura, teniendo que volver al médico al día siguiente, que me tuvo que poner un tratamiento de analgesia, antinflamatorio y calor localizada, que me ha tenido casi una semana impedida.
-¿Ya?
-Si
-Pues se te han olvidado varias cosas, la primera que decidiste ir a montar pese a la recomendación médica de dos días de reposo, ergo no fue mala suerte la caída fue una absoluta irresponsabilidad y esa debía ser la conclusión de tu escrito.
Ahí si me había no solo girado, sino que incorporado sentado frente a ella. Ella estaba allí de pie con el cuaderno en las manos roja como un tomate.
-Ya me conoces bastante y sabes que opino de este tipo de comportamiento y sabes que conmigo no salen gratis, que vas a pagar por ello, además la consecuencia esta vez va a ser especial, a la altura de tu comportamiento. ¿Esta claro?.
-Si
-Algo que decir?
-Que lo siento.
En ese momento yo estaba poniendo la tumbona totalmente plana.
-Con el culo marcado seguro que lo sientes más. Deja el cuaderno en la tumbona, y colócate en mis rodillas.
Una de las ventajas del cuaderno es esa, al quedar constancia, no hay mucho margen de replica. Dejó el cuaderno y se colocó en mi regazo, agarró el cojín de la tumbona con las dos manos. Yo muy despacio le subí la corta camiseta, dejando al aire su culo redondo y suave, se lo acaricié un poco.
-Este fin de semana te vas a ir bien marcada.
Acto seguido empecé a azotarla con la mano, allí en aquel patio interior, nadie nos podía ver, ni oír, pese a la sonoridad de las constantes palmadas con la mano, pero el hecho de estar al aire libre, ya le daba un plus de perturbación. Lo de la mano era calentamiento, pero me gusta el tacto de los azotes a mano, así que seguí azotándola sin pausa varios minutos, viendo como el culo le iba cambiando de color, rosado, enrojecido y finalmente rojo intenso. No se quejó en ningún momento de hecho paré yo porque empezaba a picarme la mano. Le toqué o más bien agarré los dos cachetes enrojecidos con la mano.
-Levanta.
Se levantó nada más hacerlo la cogí de la mano y la arrastré hasta uno de las esquinas de la piscina justo una en la que había una bouganvilla y un foco que la alumbraba directamente a ella. Una vez estuvo allí le cogí las manos, las llevé a su espalda y le levanté la camiseta.
-Aquí quieta aguantando la camiseta levantada, que el castigo de verdad empieza ahora.
Me metí a la casa, cogí varias cosas de mi bolsa, salí con ellas y las puse en la otra tumbona tapadas para que no se vieran. Puse un par de cojines en el centro de la tumbona y la fui a buscar al rincón. La cogí de la mano otra vez y tiré de ella hasta la tumbona, allí le dije.
-Colócate y ya sabes el culo bien alto.
Se tumbó sobre los cojines, entonces cogí de entre las cosas el cinturón especial de los castigos, que coloqué sobre su culo desnudo y le dije.
-Cuantos días de tratamiento son?
-7....
-7 más los dos primeros que decidiste saltarte ¿no?
-Si...
-7+2 son 9 entonces y ¿9x5?
-45...
-Pues ya sabes el número de azotes con el cinturón que se va a llevar tu culo. Cuéntalos.
Cogí el cinturón, lo ajusté a la medida para cubrir todo su culo, le pregunté si estaba preparada, y empecé, decidí hacerlo en tres tandas de 15 seguidos, con una pausa algo más larga entre tanda y tanda. Tras la primera tanda, ya tenía el culo bien marcadito, con esas marcas tan características del cinturón, en forma de tiras rectangulares rojas, más marcadas en los bordes. En la primera pausa, las toqué con la yema de los dedos muy suave, en la segunda tanda ya eran menos visibles, porque todo el culo estaba rojo oscuro, solo las puntas de las marcas y en la última los últimos quince fueron más duros, soltando el brazo bien, cuando terminé dejé el cinturón y estuve un buen rato pasando la yema de mis dedos por los bordes de las marcas, dejándola también respirar un poco y mientras la tocaba le dije.
-A que hora te toca medicación?
-El parecetamol, es cada 8....¿que hora es?
-Las 10 casi
-Pues ya tocaría si.
-Sabes? como eres tan irresponsable a veces, he decidido una cosa, a partir de ahora, cuando tengas que tomar medicación, vas a preguntar si hay alguna alternativa a la oral y si la hay vas a pedir esa.
Esta vez ya me he ocupado yo y he cogido parecetamol en supositorios.
Escuché un tímida queja.
-¿Has dicho algo?
-No.
-Bien mejor, sepárate las nalgas
Suspiró, llevó las dos manos despacio hacia detrás se agarró de la parte baja del culo y separó las nalgas, yo saqué el supositorio del envoltorio lo llevé al pequeño agujero y lo metí acompañándolo un poco con el dedo. Cuando terminé vi que iba a soltar le dije.
-No sueltes aun no he terminado.
Resopló, cogí un pequeño botecito de spray lubricante, le puse un poco en el culito lo extendí con el dedo y luego lubriqué el plug de acero quirúrgico ondulado, lubricado despacio se lo metí también.
-Ahora si puedes soltar.
Soltó la cogi de la mano para que se levantase. Lo hizo, cogí el cuaderno y el boli y la lleve de la mano hasta una mesa de madera de jardín, retiré una de las sillas de duro listones de teca y la hice sentarse en ella, puse la libreta y el boli en la mesa y le dije.
-Abre el cuaderno y escribe una reflexión sobre tu comportamiento, cuando estés no hace falta que te diga nada vienes.
Me fui a la tumbona, ya era bien de noche y más o menos al cuarto de hora vino con el cuaderno.
-¿Ya estás?
-Si.
-Bien lee.
-La semana pasada tuve un comportamiento irresponsable, puse en riesgo mi salud por una tontería, no comporté como una adulta responsable y he tenido que ser castigada severamente por ello. Así que solo puedo decir que siento mucho como comporté, que intentaré que no se vuelva a repetir y aceptaré el o los castigos que creas convenientes.
-Bueno no está mal. Deja el cuaderno y dame el cepillo que hay en la tumbona.
Yo volví a sentarme en el lado. Dejó el cuaderno y me dio el cepillo.
-Pon el culo en mis rodillas.
Lo hizo volviendo a coger el cojín, le levanté la camiseta, se lo acaricié caliente y marcado. Entonces puse dos dedos de mi mano izquierda sobre el tope del plug, para evitar que se saliera y con la derecha empecé a azotarla, alternando mejilla y mejilla con el cepillo, y solo dando en la parte baja del culo, entre el inicio del culo y el final de muslos, zona sensible y que se marca rápido. Quería que sintiera el castigo bien, así que estuve hasta que intuí el límite que empezaba a llegar a su límite de tolerancia, ahí paré. Dejé el cepillo y estuve un par de minutos sin darle ningún estimulo, más que el escozor de los azotes, pasados los dos minutos. Le dije.
-Espero que sea la última al menos en mucho tiempo que te tenga que castigar por eso.
Entonces cogí de la otra tumbona, un bote de aceite de Aloe Vera natural, le eché un par de chorros y empecé a extenderlo bien por las dos nalgas, al sentirlo ella suspiró de alivio, estaba fresquito y su culo necesitaba alivio, estuve un largo rato sobándole el culo castigado, masajeándolo, acariciándolo. Era el momento de quitarle el plug y con más mimo que cuando se lo metí se lo quité despacito y volví a sobarle el culo un poco más, en algún momento esas caricias, pasaron el umbral de su sexo y comprobaron que estaba muy mojada, pero me limité a pasar mi dedo entre sus labios fugazmente sin llegar a más.
-Esto es un castigo nena.
Le dije. Tras un largo de rato de caricias y silencio fuimos volviendo a la normalidad, despacio y sin prisa, nos acabamos bañando desnudos en la piscina a la luz de la luna. Antes de irnos a dormir, la puse frente al espejo, para que viese con sus propios ojos como le había puesto el culo y como advertencia.
Al día siguiente desayunamos juntos, pero antes de irnos volvió a mis rodillas, mas crema para las marcas y la medicación.
Continuará....
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Santi mi novio compro una vara y la va a probar en mis nalgas esta semana que hago? Duele mucho? Tengo miedo no debia haberme portado mal crees q me merezco el castigo
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