sábado, 28 de septiembre de 2019

Jugar y jugar





Aquel viernes salí tarde de trabajar y como llegaba justo y aprovechando que ella andaba por la ciudad quedamos en un local para cenar allí.  Cuando llegué no estaba, aunque se suponía que debía estar, me apalanqué en la barra y me pedí una caña para hacer tiempo, aquel día estaba realmente cansado. Le puse un mensaje para decirle que ya había llegado y que la esperaba, me puso la excusa oficial.

-Upssss no había mirado la hora ya voy.

Aquella justificación ya me hizo sospechar algo, además tardó un poco en llegar aun, cuando apareció me llamó la atención que iba vestida de "guerra" vestido, tacones, algo de maquillaje, me dio un beso al llegar, se sentó a mi lado y pidió  una copa de vino blanco. Empezamos a charlar de lo típico la semana, el trabajo al principio no me percaté, el viaje y el cansancio me tenían algo despistado, pero un gesto me puso alerta, se hizo el silencio y ella me miraba con esa sonrisa tan particular arrugando el labio inferior, mientras con los dedos alargados acariciaba juguetona el pie de la copa de arriba a abajo. La miré y serio le dije.

-¿Vas a parar?

Se de sobra lo que provoca en ella, este tipo de reacción, deseo mucho deseo, depende como igual para, pero siguió explotando su parte más niña, no dijo nada, paró le dio un trago, me miró mientras se mordía el labio inferior, dejó de tontear con la copa, pero empezó a coquetear descaradamente, jugando con el tirante del vestido, que movió un poco dejándome ver el tirante del sujetador de encaje rojo y sonriendo con picardía me dice.

-¿Y si cenamos aquí en la barra?
-Vale, ¿piensas parar?
-Jjajjajajaj ¿que pasa te molesta?
-No pero ahora no es momento y vengo cansado
-Vaya.....pues que pena, yo tengo ganas
-¿Ganas de que?
-De jugar....
-¿Seguro? tus juegos tienden a acabar de una manera y lo sabes
-Vaya que tienes mal día.
-No, no he dicho eso, solo he dicho que no es lugar ni momento
-Pues me aburro.

Esa frase, ese comportamiento infantil y caprichoso, sabe perfectamente que también tiene un efecto sobre mi.

-Tienes todo un fin de semana por delante.
-Ya pero las cosas son del momento, igual de aquí media hora se me ha pasado.
-Puede o igual terminas la noche con el culo más rojo que tu sujetador.

Ahí levanté algo el tono de voz, en el bar había más gente y a los lados seguro alguien me escuchó, su reacción fue en plan acto reflejo se ruborizó un poco, bajó la mirada, en ese momento ya se me había olvidado el cansancio y la tontería que se te queda en la cabeza después de conducir horas, sin pensármelo la cogí de la barbilla, le levanté la cara para que me mirase y le dije:

-Yo también se jugar ¿No es lo que querías?
-Y si cenamos algo, tengo hambre.
-Ahora te acuerdas de cenar? llevas aquí provocándome un rato.
-Joder!!!!! solo jugaba un poco.

Lo dijo levantando la voz, hasta el punto que otra pareja que había al lado se nos quedó mirando, no la contesté, llamé al camarero, le di un billete de 20 y cuando me trajo la vuelta, la cogí de la mano disimuladamente pero con fuerza y le dije al oído.

-Pues te vas a quedar sin cenar y prepárate cuando lleguemos a casa.

Salí del local con ella cogida de la mano, en cuanto nos alejamos unos metros le dije.

-Enhorabuena si esto es lo que querías lo has conseguido

Yo sabía perfectamente que todas aquellas amenazas, lo único que provocaban en ella eran cosquillas en la barriga y humedad en su sexo.

-Tengo el coche allí

Me dijo señalando un cruce. Mi respuesta fue tajante.

-Ya vendremos a buscarlo mañana, llevas toda la tarde cañas y vinos, no estás para conducir.
-Puffff de verdad no quieres cenar nada?
-No, de lo único que tengo ganas ahora es de enseñarte modales.

Nos montamos en el coche, conduje por la ciudad, ella hizo algún tímido intento de destensar la situación, aunque no se yo, si en el fondo esa tensión teatralizada en realidad, ya le gustaba. Cuando salimos a la carretera puse música y silencio, ya no hubieron más palabras, hasta llegar a casa, en cuanto metió la llave y abrió yo entré detrás y sin que se lo esperase, la cogí del brazo la puse a tiro y le di un par de azotes que retumbaron en toda la casa.

-Tira para el salón

Ahí se revolvió por un momento.

-¿Y no estaríamos más cómodos en la habitación?
-Jajajaja cómoda estarás en cualquier sitio menos sentada. Tira al salón, voy a cambiarme y cuando vaya quiero verte sin el vestido mirando la pared, vamos solo con la ropa interior y los zapatos, ¿está claro?

Nos quedamos mirando un instante cara a cara, finalmente se rinde, se da la vuelta avanza hacia el salón, yo me la quedo mirando desde la entrada, como camina por el pasillo en  un momento dado lleva su mano a uno de los cachetes del culo y se frota, cuando entra en el salón, yo me voy para la habitación, me pongo cómodo, me quito la ropa del viaje y me pongo un pantalón corto de deporte y una camiseta. Entonces voy hasta el comedor, está a oscuras, enciendo la luz, allí está en su rincón de pensar, el vestido cuelga de una de las sillas de la mesa, ella sigue subida en los tacones y como únicas prendas  el sujetador de encaje rojo a juego con un tanga liso, pero también rojo. Sonrió la miro está muy sexy, allí quieta y obediente, me acerco, le acaricio el pelo, le doy un beso en el cuello y le digo.

-¿Así que ganas de jugar?, lástima que siempre calculas mal y sabes lo peor que creo que esas ganas, pretendían tapar algo que teníamos pendiente tu y yo. Quédate un rato mirando la pared así de paso haces memoria y de paso yo planeo que "corrección" mereces.

Le doy un beso en el hombro, me parecen muy sensuales los hombros femeninos, y a la vez que me voy le paso el dorso de la mano, por una de las nalgas. Me siento, ese rato de rincón es aburrido, pero también hace que su cabeza adelante acontecimientos, por supuesto que sabía a que me refería con ese algo pendiente, es más estaba convencido por su comportamiento que no había puesto solución. No dije nada, esperé unos cinco minutos y entonces le dije.

-Voy a ir un momento a la habitación multiusos, ¿recuerdas, lo que hablamos la última vez y tu promesa verdad? pues espero no tener sorpresas.

Todo esto se remontaba a la última vez que había estado, ella tenía una habitación, que yo la llamaba la multiusos, estaba vacía, la usaba para planchar, pero también para acumular cosas como cajas repletas de papeles inservibles, la última que había estado apenas se podía entrar, me ofrecí a ayudarle, pero me se negó, es maldito orgullo, eso si me prometió ponerse y que la próxima vez estaría la habitación ordenada. No se porqué me daba que la promesa había caído en el olvido, así que imagino sus nervios al levantarme y escuchar mis pasos con destino a la habitación, abrí la puerta, más que suficiente ni entré la cerré y volví sobre mis pasos, pero en vez de sentarme me fui directo hacía ella, la cogí de la oreja, haciendo que se diera la vuelta.

-Ahora lo entiendo todo....¿que pensaste que me ibas a camelar?
-No, no era eso de verdad
-Espero, porque vamos como mucho te hubiera colado hoy, te hubiera pillado igual
-Pero todo tiene un explicación
-No me interesa, nada puede explicar que algo que haces en dos horas haya estado 10 días así y más sabiéndolo y lo peor el burdo intento de camelarme, para evitar un castigo. ¿Sabes? el tonteo me ha puesto a mil, se te da bien, mi idea era seguirte el juego incluyendo algo de severidad, pero con el objeto de ponerte más, en cambio ahora, en mi cabeza solo está la palabra castigo, castigo de verdad.
-No quieres escucharme, no es eso.
-Si lo es y lo sabes, mírate vestida como una mujer, pero con un comportamiento de niña caprichosa y malcriada, no me dejas más remedio que tratarte como tal.

En ese momento le solté la oreja y le dije.

-Ve a buscar el cinturón de los castigos.

Esa  "orden" le cambió la cara.

¿El cinturón? ya...
-Ya me has oído, voy a tener contigo la misma consideración que has tenido tu conmigo.

La cogí del brazo la puse delante de mi y le di un solo azote, que le dejó los cuatro dedos marcados en el cachete.

-No te lo voy a repetir.

El cinturón de los castigos era uno muy especial, de  hecho lo tenía ella en su casa, en su armario, de cuero marrón, ancho y grabado, periódicamente lo engrasaba a conciencia. Apareció con el cinturón sujeto con las dos manos y la mirada baja, se lo quité y le dije.

-Túmbate sobre el brazo del sofá.
-Así sin calentar.

Hice el gesto de darle un cinturonazo en las piernas, sin darle, pero el mensaje era claro y rotundo. Así que lo hizo se tumbó por encima del brazo del sofá, como siempre los pies en el suelo y las manos debajo del cojín para evitar tentaciones de protegerse, desenrollé el cinturón, haciendo que la hebilla sonara, lo doblé a la media exacta, lo dejé encima de su espalda, le dije.

-Levanta el culo

Lo hizo y le bajé el tanga hasta los tobillos sin quitárselo del todo, las piernas semi abiertas, cogí el cinturón y le di una primera tanda de 10 azotes, no muy intensos, fue el único gesto de condescendencia aquel día, dados dejé de nuevo el cinturón en su espalda, le acaricié un poco las nalgas, recordándole que empezaban a estar calentitas, pero que iban a terminar despiediendo fuego, acto seguido cogí el cinturón y le di 10 más, estos ya fueron de verdad, azotes de castigo, de los que pican y tras ellos volví a dejar el cinturón en su espalda, esta vez no le acaricié el culo, la cara interna de los muslos, entonces me dijo.

-Santi....de verdad, así sin calentar, duele demasiado, te prometo ponerme mañana con la habitación...
En ese momento mis dedos empezaron a juguetear con sus labios mojados, incluso uno entró sin problema en su coño húmedo y caliente, luego fueron dos que empezaron a entrar y salir, entonces se empezó a mover.

-Jajajajaj así que no puedes más, pero tu coño parece un fuente y te mueves buscando placer....

Saqué los dedos de su coño, cogí el cinturón y le cayeron diez más intensos, al terminar lo tenía ya bastante marcado. Volví a comprobar lo cachonda que estaba, pero esta vez diciéndole algo muy claro.

-Hoy olvídate del placer, además vas a estar todo el fin de semana castigada, según te portes igual cedo, pero ya veremos.

Le terminé de quitar el tanga, le hice levantarse, que fuera a guardar el cinturón y de vuelta que fuera a la cocina y trajera  una botella de agua, con ella de vuelta se la hice dejar en la mesilla de café del sofá y de ahí a mis rodillas, cogí la botella, llené dos tapones de agua y dejé caer el agua fría por sus culo en fuego, lo hice varías veces hasta dejarlas bien mojadas y por si acaso extendí bien el agua con mi mano, entonces le dije.

-Ahora te voy a secar el culo a azotes.

Y empecé a azotarla con la mano, sobre mis rodillas en el sofá, ya no paré hasta dejárselo bien seco a azotes, los azotes sobre la piel mojada pican bastante más, tanto para el culo que los recibe como para la mano que los da.

Al terminar, la envié de nuevo al rincón de pensar, me fui a buscar un cervecita fresca a la nevera, me senté en el sofá le hice un par de fotos para el álbum de castigos. Entonces la llamé, se acercó a mi y sin atreverse se quedó quieta, no hacía falta que dijera nada, yo sabía perfectamente que su orgullo no se lo permitiría, pero nadie es perfecto, me levanté y la abracé, enseguida me puse a frotarle el culo con las dos manos y le dije.

-Anda tira para la cama, que vas a necesitar crema y te va a tocar dormir boca abajo, y mañana tienes trabajo que hacer.

Al día siguiente sin decirle nada, ella sola recogió la habitación multiusos, después la hice sentarse en la silla en el rincón con el pantalón del pijama en los tobillos a engrasar el cinturón, al terminar, la hice pasar por mis rodillas, le revisé las marcas, le di  una pequeña azotaina de recuerdo, lo justo para volver a ponerle el culo rojito, pero ahí si que hubo premio, primero con mis dedos aun en mis rodillas y después ya cosas más compartidas.




Continuará.

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