lunes, 6 de mayo de 2019

Niño adulto.





En todos estos años, hay una pregunta que me han hecho en multitud de ocasiones y aunque con diferente formulación la podría resumir en : ¿Esto tiene algo que ver con la infancia?.

Ciertamente ante esa pregunta la gente reacciona de forma muy diversa, hay a quien le genera una importante inquietud de uno y otro rol, digamos que a los que tienen el rol spankee, les genera inquietud por si en su infancia algo se "torció" y provocó este gusto y desde el rol spanker genera mucha inquietud que puedan haber tendencias "pedófilas" ocultas. Para los segundos la respuesta es clara. Te gusta con adultos ¿verdad?, pues no le des más vueltas.

La cosa es un poco más complicada en cuanto al rol spankee, porque la infancia si influye en nuestra sexualidad, pero no desde la forma que muchas veces pensamos.

Si tenéis la oportunidad de observar a un niño, descubriréis que lo que más aprecia es atención y que usa cualquier método para conseguirla, nada le provoca más satisfacción de la atención. Pero por atención no tenemos la tenemos que entender siempre como juegos o mimos, para un niño es tan importante jugar como tener una estructura dentro de la cual se sienta seguro y protegido. La falta de esa estructura les genera ansiedad y no hay mejor ansiolítico que el placer y evidentemente  un niño que siente no tener atención, el placer se lo autoinflinge como forma de calmar la ansiedad de la indiferencia. Todos hemos sido niños y hemos visto como actúan los niños y todos recordamos habernos portado mal o haber visto un niño hacer travesuras simplemente para llamar la atención.

Esto nos puede dar una pista, desde luego no significa ni mucho menos que quienes tienen este gusto sexual, hayan sido desatendidos de niños, pero todos hemos sentido alguna vez y de manera inconsciente desatención, los niños son de naturaleza narcisista. La otra paradoja infantil es que pese a necesitar una estructura, el niño va a buscar constantemente los límites de la misma, pero por lo mismo va a probar cuan estable es esa estructura y la única manera de saberlo es explorar sus límites y si hay consistencia en ellos, volvemos a la paradoja, pruebo hacerme con el control, pero si lo obtengo me siento defraudado. Curiosamente salirse con la suya puede ser un triunfo consciente, pero generar mucha inseguridad inconsciente la mente es así.

Dicho esto achacar a la infancia un papel definitivo en la génesis de un gusto sexual me parece muy arriesgado, influye si, pero lo que cuento lo hemos sentido todos en mayor o menor medida y no todo el mundo desarrolla las mismas fantasías eróticas.

El Doctor Traver en su libro "un estudio sobre el masoquismo" dice: "Todo masoquista quiere ser tratado como un  niño, pero sobre todo como un niño malo". Esa idea del adulto que se infantiliza con el objeto de obtener un castigo está presente en nuestros juegos, pero convenientemente "adultizada" y expresando necesidades adultas.

Los adultos nos tenemos que generar una propia estructura, de la que somos responsables, llega un momento en el que nadie da la cara por nosotros y eso nos lleva a asumir responsabilidades, errores, a decepcionar a terceros o peor a nosotros mismos, vamos que no podemos pasarle la responsabilidad a otro y muchas veces eso culmina en sentimientos de culpa. Gestionar la culpa no es siempre fácil y menos cuando el juez que condena a ese sentimiento somos nosotros mismos.

Yo creo que culturalmente hemos aprendido que hay un ciclo culpa/castigo/perdón y quien castiga y quien perdona debe ser otro, el objeto. En algún momento del desarrollo ese ciclo se liga con el erotismo y la sexualidad de dos dualidades: placer y dolor, privación y alivio. Si os fijáis ese nudo entre ese ciclo de culpa/castigo y perdón y la dualidades dolor, placer, privación alivio están muy presente siempre en los juegos. La búsqueda del castigo es también la búsqueda del perdón que vence a la indiferencia.

Y os pongo un ejemplo ¿Por que en los juegos está tan presente la vergüenza? pues para enfatizar el mal comportamiento, cuanto mas marcado sea, más aliviará el perdón de después.

Pero la infantilización también reporta otro beneficio, y es que los niños están exentos de cumplir determinados formalismos sociales, digamos que son más libres, infantilizarse es una divertida forma de dejarse llevar, de no estar amordazado por esa opresión de lo que se supone que es correcto, en definitiva los niños pueden jugar.

Al principio os decía que es una pregunta muy habitual, espero haber resuelto alguna duda, aunque hay quien lo tiene muy claro, como me dijo  una vez alguien.

"Yo siempre seré una niña; la niña que en su momento no pude ser".

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