sábado, 4 de mayo de 2019
El primer día de playa.
Una de tantas conversaciones de tarde/noche y surgió el tema de que hacer aquel fin de semana. Era el primer fin de semana de Mayo y llevábamos una semana casi veraniega, así que le propuse un cambio que viniera ella, aprovechar aquel tiempo que era como un verano adelantado llamando a la puerta. No me costó mucho convencerla, la idea de un fin de semana de playa, de empezar a coger color de piel, era siempre para ella una idea seductora. Además disponer con cierta facilidad de un apartamento a coste cero a apenas 3 minutos andando de la playa, era algo como para aprovechar. Cerramos el trato rápido, el viernes la recogía en la estación y a disfrutar del fin de semana.
Al final por un tema de disponibilidad de billetes, cogió un tren tardío y llegó tarde el viernes, por lo que decidimos hacer noche en la ciudad, además los dos estábamos cansados y teníamos un fin de semana largo. Eso si lo perdido lo recuperamos madrugando al día siguiente y nos pusimos en marcha pronto. Desayunamos preparamos lo necesario y pusimos rumbo a la playa. Un rato después recogíamos las llaves del apartamento, fuimos a dejar las cosas y abrir que se ventilase un poco y ya con todo hecho nos dispusimos a disfrutar del día de playa. Debían ser sobre las 11 cuando pisamos la arena, ya el sol empezaba a pegar, me pidió que le pusiera crema de protección solar, el sol tempranero quema y se puso a tomar el sol en plan vuelta y vuelta, yo llevaba un libro y a ello me dediqué. A mediodía ya empezaba a apretar y fui a buscar unas cervecitas que nos bebimos charlando frente al mar y decidiendo si hacer algo de comer o irnos a comer por ahí, optamos por la segunda opción sin prisa eso si. Pero si algo tiene Mayo es que es imprevisible y al poco empezó a levantarse un viento molesto por momentos, incluso fresquito y decidimos irnos a comer a ver si pasaba. Cerca a pie de playa casi hay un restaurante tipo tres b's (bueno, bonito y barato). Nos fuimos a comer con la esperanza que mejorase el tiempo, pero al terminar no solo seguía el viento, sino que el cielo se había cubierto de nubes amenazantes, así que decidimos que lo mejor era volver al apartamento.
Ya en el apartamento nos apalancamos en la cama, el sofá no era precisamente muy acogedor, el cielo cada vez más oscuro hacía que entrara poca luz y ella me dijo.
-La idea era echarme una siesta en la playa, pero casi mejor aquí.
Estaba tumbada boca arriba en la cama, con el vestidito de playa, empecé a acariciarle las piernas y cerró los ojos, tampoco dijo que no, así que metí mi mano derecha por debajo del vestido y empezar a trepar con ella por el túnel entre el vestido y su piel, hasta encontrar sus pecho desnudo debajo, lo cogí con toda la mano, empecé como a masajearlo, ella respiraba despacio, pero el pezón endurecido era como un semáforo verde que me daba paso, jugué con su pecho izquierdo un rato, lo masajeé, lo apreté suavemente, le pasé la palma de la mano abierta rozando el pezón cada vez más duro, lo estiré suavemente, ella seguía con los ojos cerrados como concentrada en las sensaciones, pase a hacer lo mismo con el otro pecho, provocando la misma reacción, entonces por un momento saqué la mano de dentro del vestido, lo levanté un poco y sin decirle nada ella levantó un poco el culo, separó las piernas y las dobló un poco, el vestido le quedaba por encima de la braguita del bikini y empecé a pasar mi dedo por todo el borde de la braguita, por los lados y por la cintura, la miré seguía con los ojos cerrados y de repente llevé toda mi mano a su sexo,como queriéndolo agarrar con fuerza un instante, para empezar a frotarlo despacio por encima de la tela del bikini. La respiración le empezó a cambiar, en especial cuando mis dedos apretaban la tela, que marcaba su sexo debajo y que ya empezaba a calar la humedad, seguí un rato con ese juego hasta que agarré los laterales del bikini y se lo bajé por las piernas, hasta quitárselo del todo. Ya no se interponía nada entre mis dedos y mi mano y su sexo.
Subí otra vez con mis dedos por la cara interna del muslo, la volví a agarrar con toda la mano fuerte y a frotar con la palma toda la vulva, mojándome toda la mano, entonces usando solo un dedo empecé a recorrer todos esos misteriosos pliegues, los labios externos, los internos, el clítoris, la entrada de la vagina, todo como a cámara lenta recreándome, haciendo y deshaciendo el mismo recorrido, en una lenta agonía que su impaciencia pedía más velocidad, en un determinado momento puse la palma de mi mano hacía arriba y el mismo dedo con el que había estado jugando se alojó en su cueva carnosa, caliente y húmeda, como queriendo palpar dentro de ella y descubrir que secretos se esconden en esa cueva. Ella seguía con los ojos cerrados cuando mi dedo empezó a entrar y salir haciendo una ligera presión hacía arriba, entraba y salía despacio y ella parecía impacientarse de la excitación y le hice un pregunta.
-¿Quieres que termine?
Me respondió jadeante.
-Tu que crees?
-Que si
-Chico listo..
-Ahora si termino, aceptarás mi juego?
-Ahora mismo aceptaría lo que fuera, pero termina
Fue terminar de decirlo y otro dedo acompañó al que ya se alojaba dentro de ella, solo que ahí ya no jugué a ir despacio, nada más entrar empecé a meterlos y sacarlos rápido, la posición de la mano hacía que al entrar y salir, la palma chocara contra su vulva empapada, haciendo ese sonido tan característico a golpe mojado, ella empezó a gemir y a moverse, y yo a acelerar cada vez los dedos entraban y salían más rápido, con la mano izquierda le agarré la derecha suya fuerte mientras seguía el ritmo frenético, era una forma de decirle que yo tenía el control, estiró las piernas movía el cuello de un lado para otro gimiendo, mis dedos se movían más rápido, empezaba a ver venir ese orgasmo que quería, y no tardó, unos gemidos más fuertes casi gritos, contracciones que notaba en mis dedos y todavía más humedad, hasta que paré dejando mis dedos dentro, sintiendo aún esos últimos espasmos y como de progresivamente del pico iba bajando poco a poco, relajada con cara de goce aunque seguía con los ojos cerrados.
Primero le solté la mano, después saqué los dedos, ella me pidió que le subiera el bikini, me tumbé a su lado, sin decir nada, nos quedamos dormidos.
Nos despertó a los dos al cabo de un rato el estruendo de un trueno. Me levanté enseguida hacía mucho viento y empezaba a gotear.
-Voy a cerrar que va a caer gorda
Fui a cerrar todas las ventanas del apartamento y al terminar me encendí un cigarrillo en el salón cocina, entonces empezó a caer con fuerza entre rayos y truenos. Al terminarlo volví a la habitación y al entrar vi una imagen muy caliente, ella otra vez con el vestido levantado, las piernas abiertas y algo dobladas y su mano dentro del bikini.
-Se puede saber que estas haciendo descarada?
-Mmmm creo que es evidente ¿no? Debe ser la tormenta
-¿Y no teníamos un trato tu y yo?
-No me acuerdo.
Me senté en los pies de la cama a mirarla, eso pareció excitarla más, cerró los ojos y siguió, la dejé hacer, poco a poco aumentó el ritmo, volvió la respiración agitada, los gemidos, el morderse los labios, entonces cuando creí que estaba a punto, la cogí de la muñeca de la mano que tenía metida dentro del bikini y se la saqué. Todo fue muy rápido abrió los ojos me preguntó:
-¿Que haces?
No le contesté la levanté tirando de ella, me volví a sentar y con otro tirón enérgico la puse en mis rodillas, le levanté el vestido y empecé a acariciarle el culo por encima del bikini.
-Así que estás juguetona?
-Jajajaja más bien cachonda
-Si?
-Pufffff
-Mejor nos vamos a divertir.
Y empecé a azotarla suave por encima del bikini, llovía a mares entonces, la tormenta estaba en su apogeo, poco a poco fui aumentando el ritmo de los azotes, ni se resistió, ni se quejó más bien de su boca salía algún gemido de placer. Un rayo iluminó la habitación seguido de un largo trueno que hizo vibrar los cristales, entonces cogí la cintura de la braguita del bikini y tire hacia abajo, fue bajando despacio no tenía prisa, descubriendo su piel rosadita de los azotes, a medio muslo dejé de tirar, pero me entretuve en dejarla perfectamente alineada. Volví a acariciarle el culo que estaba ya algo calentito y empecé de nuevo a azotarla, progresivamente, despacio y suave para ir subiendo, cada vez más rápido y fuerte, alternando cachete y cachete de forma mecánica, la piel enseguida le fue cogiendo color, cuando le estaba dando más fuerte y más rápido el rojo ya era el color dominante en la piel de su culo, paré, suspiró aliviada aunque tampoco parecía un alivio necesitado, la volví a acariciar, y le separé más las piernas, para irme directamente su coño empapado, jugué un poco con el y volví a meterle dos dedos ahí en mis rodillas con el culo bien rojo, empecé a entrar y salir cada vez más rápido, ella se agarró del lateral del cama, hacia fuerza con la punta de los dedos del pie en el suelo, pero de repente paré, saqué los dedos y empecé a azotarla de nuevo, esta vez haciendo como un movimento de abajo a arriba al dar el azote, provocando así que aun su carne vibrase más, al tener mñas recorrido de brazo los azotes eran más lentos, yo desde mi posición privilegiada podía ver las ondas en su piel roja de cada azote, así estuve un ratito y entonces cambié, volví a la forma inicial a la de buscar los azotes que pican, rápidos como la lluvia que estaba cayendo, sin dejar ni un centímetro cuadrado de piel sin cubrir por mis azotes, incluso en la parte alta de los muslos.
En determinado momento si percibí un principio de agotamiento y paré en seco. Me quedé un rato simplemente mirando, tenía todo el culo rojo intenso desde el nacimiento de las nalgas en la espalda, hasta cuatro dedos por debajo de los muslos todo estaba de un rojo intenso, la acaricié para sentir además como irradiaba ese calor y me fui otra vez a su sexo, pocas veces lo había encontrado tan mojado como aquel día. Entonces la sujeté fuerte con el brazo izquierdo de la cintura y empecé a darle palmadas desde atras en la vulva, una ráfaga rápida y seguida, que hizo que también esa zona se enrojeciera enseguida, a la vez que se mojaba aun más. Cuando paré empecé a acariciarle directamente la vulva, pero enseguida mis dedos entraron desde atrás en ella, le solté la cintura, le saqué un momento los dedos de mi mano derecha para meterle uno de mi mano izquierda, y mojarlo bien, luego volví con los dos de la derecha a entrar y salir despacio mientras el de la izquierda mojado, buscaba entre sus nalgas ese otro agujero que empezó a masajear, los de la derecha seguían entrando y saliendo, ella volvía a jadear y a moverse, entonces el de la izquierda empezó a abrirse paso en su culo, hasta entrar también. Y empecé a sincronizar ambas manos que hacían entrar y salir dedos de sus agujeros al mismo ritmo y entonces le dije.
-Te gusta sentirte así, con el culo rojo y ardiendo y llena por los dos agujeros?
No respondió solo gimió, ya había dejado de llover y la tormenta sonaba ya lejana, pero yo ya no paré de entrar y salir con mis dedos hasta hacer que se volviera a correr en un orgasmo brutal, ahí sobre mis rodillas y con el culo rojo.
Continuará...
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