jueves, 2 de mayo de 2019

Añoranza spankee (Por A.)





Es de noche cuando estoy escribiendo esto, hace un rato que por fin todo esta en calma, menos mi cabeza. Y en este momento de calma recuerdo y añoro aquellos tiempos en los que vigilabas mis andanzas nocturnas, como cuando me decías.

-Venga va a la cama ya que es tarde madrugas y mañana te quejarás de sueño.

Y yo te pedía un ratito más que siempre me concedías, hasta el tercer o cuarto intento de cinco minutos más en que te ponías serio, seguido de aquella advertencia.

-Y que sea verdad, no te vayas a quedar encantada con alguna tontería.

Y yo te contestaba con un largo y resignado si, al que seguías con un.

-Sabes que me enteraré de todos modos.

Luego sopesaba pros y contras de hacerte caso, la verdad es que la mayoría de días te lo hacía, pero bueno ya sabes que siempre había alguno que me "encantaba" con la luna. Y lo rápido que me pillabas al día siguiente, bueno tampoco te lo ponía muy difícil el malhumor me delataba queriendo sin querer. No se como lo hiciste, jugando, pero conseguiste poner un poco de orden en todo el caos que era mi vida en aquel momento y encima pasándomelo pipa. Como ves a hora las cosas han cambiado mucho y soy una mujer ordenada....bueno en algunas cosas, pero hoy como aquellos días no tengo ganas de irme a la cama aún.

Me estoy acordando de aquel día en el que la promesa de irme a la cama, tras el beso de buenas noches, se quebró y me quedé  hasta las tantas jugando a la play. Como aquella mañana te puse un excusa para hablar poco, pero a mediodía me dijiste que al salir te llamara, como si sospecharas ya algo. Recuerdo aquellos nervios tontos y contradictorios, quería que me pillarás, pero a la vez no. Y claro me pillaste, no pude disimular, dos preguntas y me pudo la culpa, termine por confesarte con la risa tonta, como si aquí no hubiera pasado nada y recuerdo que casi me quedo sin respiración cuando me dijiste.

-Esta tarde nos vemos y me cuentas con detalle.

No estaba previsto, no me lo esperaba, me pase toda la tarde pensando que idea pasaba por tu mente, así como preparando mi defensa. Cuando por fin llegaste, intente usar todos mis encantos para seducirte y recuerdo aquella sensación mitad jarro de agua fría, mitad chute de adrenalina cuando dijiste.

-No he venido aquí para esto, he venido para cobrarme las consecuencias y eso es lo que voy a hacer.

Me soltaste un discurso que sinceramente no escuche, demasiadas cosas en mi cabeza, recuerdo lo más difícil, reconocerte que merecía un castigo, disculparme y prometerte que no se volvería a repetir, me sentí pequeña, sin control,  pero a la vez excitada como nunca antes me había sentido.
Lo demás es fácil de imaginar, un primer paso por tus rodillas,  una larga y por fase zurra con la mano. Después tocó cambiar el calor y la comodidad de tus piernas, por la fría mesa y tu voz mientras escuchaba como de desabrochabas el cinturón diciendo:

-Seran 10 por hora de retraso.

El límite era medianoche, las cuentas eran claras: 30

Me pediste que dijera el numero, tras lo que añadiste.

-Y 10 mas de propina por tomarme el pelo. Cuéntalos.

Fuiste implacable, me diste los 40 azotes. Tras los cuales pase directamente a la penitencia del rincón, bajo tu atenta mirada, me quemaba el culo, deseaba alivio y en vez de eso tuve un nuevo reto, me hiciste plantarme frente a ti y me pediste otra vez explicaciones, balbuceé algún tipo de excusa, pero no te resultó valida.

-O escucho lo que quiero escuchar o vuelvo a quitarme el cinturón...

Suficiente persuasión avergonzada reconocí mi "falta", volví a pedir perdón y a prometer cumplir los horarios. Entonces te levantaste, inconscientemente me abracé a ti mientras tu volvió a levantar mi falda, para poner tus manos en mi culo dolorido, respire profundo aliviada levanté la mirada y todo se descontroló, pero eso queda entre tu y yo.

Relajados en la cama después, me acariciabas el culo, que aun me picaba, yo cerré los ojos, disfrutando del momento, me sentía como la niña que hacía tiempo que no era y que alguien cuidaba de mi. Tras un rato dejaste de acariciarme, me tapaste y te quedaste dormido, yo seguía despierta te mire  mientras dormías, y sonreí yo y mi niña interior.

Al día siguiente no pude dejar de  pensar en ti, cada vez que me sentaba, dolía pero en vez de una expresión de dolor, mi cara sonreía y mi cuerpo a su manera también. Es algo que solo tiene esto, la posibilidad de recrear horas y días después, porque algo de sensación queda. No es como un polvo que por bueno que sea,  solo puedes recordar sin sentir. Es lo que me pasa ahora, que solo puedo añorar, volver a sentirme esa niña.

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