miércoles, 10 de abril de 2019
He pecado (Por Nadia)
Sin duda uno de los descubrimientos de todo este tiempo, fueron sido los artículos de Nadia. Lástima que nos los ofrecía a cuentagotas y que dejó de hacerlo pronto, porque no tienen desperdicio ninguno y además tienen un aspecto muy interesante. Nadia es canadiense aunque francófona, lo cual me facilita enormente la traducción, pero sin embargo su cultura es mucho mas parecida a la americana que a la europea y eso se nota en artículos como el que os comparto hoy. Es un artículo muy interesante en el cual mezcla varios conceptos, que pueden parecer incompatibles, pero que demuestran la influencia de la cultura en algo tan íntimo con la construcción de las fantasías y es que a fin de cuentas, el spanking se basa en eso, en la perversión de ciertas normas culturales, aunque por su componente parodia tal y como nos mostrará Nadia, no es siempre lo que parece.
" Si de algo estoy segura, es que ninguna de nosotras le decimos a nuestra pareja de juegos: castígame. ¿Verdad?.
Aunque también estoy muy segura, que no pocas veces lo pensamos y lo deseamos, aunque usamos nuestros métodos para hacerlo entender sin decirlo directamente. Voy a centrar este artículo en esa situación concreta, en aquella en la que diríamos : castigame, y que deseamos ese castigo. Yo creo que esa necesidad nace de la sensación de haber pecado. Y mi visión carnal del pecado, es la culpa es el equivalente secular del pecado. Esa culpa la desencadena un fallo, un error, un pecado que es el que genera esa necesidad de castigo que podemos decir que entra en la categoría de lo irracional, ya que a la vista de la sociedad carece de racionalidad. Pero ¿quien quiere racionalidad en las emociones? y mas cuando simplemente escuchar ciertas palabras, me provocan una cascada de emociones irracionales, pero deseadas. Literalmente se podría entender como una necesidad de corregir mi comportamiento ¿pero es así?.
Si cogemos literalmente el significado cultural de pecado, es muy fácil de entender. Pecar es oponerse a la voluntad de dios, que por extensión es oponerse a la voluntad y las normas de la sociedad y eso merece un castigo. Sin embargo la culpa o el sentimiento de culpa, no es exactamente lo mismo, la culpa es una instancia interna, única e intransferible. Uno puede pecar y no sentirse culpable, sino todo lo contrario muchas veces, produce una gran satisfacción esa transgresión, por lo tanto aquello que satisface no puede expresarse nunca en necesidad de castigo. Cuando surge esa necesidad, ese sentimiento interno que te dice: Cuanto necesito unos buenos azotes, podemos estar seguro que el conflicto es con nosotros mismos, que esta jugando la culpa.
Es difícil de explicar, porque de esa necesidad del castigo para alcanzar el paraiso. Pero hay algo que tengo muy claro, cuando surge esa necesidad de lo que os hablaba al principio, nunca es por la sensación de haber fallado a alguien, esa sensación ya es de por si lo suficientemente dura y por supuesto al menos a mi no me concita ningún deseo más allá de intentar minimizar mi error. Esa necesidad de castigo surge siempre internamente porque te sientes culpable de haberte fallado a ti misma.
Y para mi no hay nada mas gratificante que alguien que sepa ver esa necesidad y actuar en consecuencia. Mi insolencia, mis malas contestaciones, mi falta de constancia para algunas cosas (como ir al gimnasio o estropear días de sacrificio dándome un atracón de chocolate), llevarme a casa las rabietas del trabajo, o no saber relativizar según que cosas, como el comentario de una amiga. No son acciones que supongan un prejuicio a terceros, no son una transgresión de las normas, sin embargo si me generan mucho sentimiento de culpa, son cargas que me impongo a mi misma y que rendirme o perder el control ante ellas, no suponen una decepción hacía el, sino hacia mi misma.
La diferencia principal es que antes me las comía y me hinchaba cada vez o las pagaba con quien tenia cerca y entonces si perjudicaba a quien no se lo merece. En cambio ahora cada vez que se me despierta ese pequeña voz dentro de mi, que me pide encarecidamente el enrojecimiento de mi culo, tengo quien se encarga de mi, de darme eso. Puede parecer un mecanismo complicado y rebuscado, pero estoy segura de que muchas me entenderéis perfectamente, que una vez puestas en el regazo de esa persona, sintiendo el picor y el calor, os sentis relajadas, desinhibidas y reconciliadas con vosotras mismas, sin culpa. Nunca os olvidéis de agradecer esa atención tan especial."
Bueno pues ya diréis que os parece, si Nadia tiene razón. Eso si tened en cuenta que pese a la idea que nos pueda llegar aquí de las sociedades norteamericanas, el peso de a religión en ellas es mucho mayor que aqui y en el Quebec francófono son profundamente católicos.
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Completamente de acuerdo ��
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