miércoles, 24 de abril de 2019

Ceder el control y no comprometer la autonomía personal.




En otra entrada reciente recibí un interesante comentario, del cual me quedo con un fragmento para expones esta entrada:


"....A mi sin embargo me llama la atención y eso pero por otra parte me da reparo a la hora de pensar en ceder a la autoridad de la otra persona así como estar en sus manos a su merced, que choca un poco con la autonomía de una, no sé cómo una puede compaginar las 2 cosas"
El comentario expresa una duda muy lógica, además de una importante contradicción mental, entre deseo y aprendizaje cultural, al que yo lo voy a dar forma de pregunta para intentar responderla: ¿Como puede ser que a mi, que me considero alguien libre, no supeditada a nadie, autónoma y no depediente me atraiga esto que en apariencia es todo lo contrario a esa idea que tengo de mi misma?.
Y la respuesta tiene dos fases o explicaciones. La primera es invertir el argumento o ¿acaso no hay mayor demostración de independencia y autonomía personal que poder hacer realidad tus fantasías?. Yo no encuentro mayor demostración de esa palabreja tan de moda llamada "empoderamiento" que esta. Que experimentar libremente lo que tu quieres, con quien tu quieres y cuando tu quieres.
Y ahora vamos con la segunda explicación tal vez muy osada por mi parte, pero estoy casi convencido que quien hizo ese comentario, es alguien en cuya vida social acarrea con muchas responsabilidades, muy probablemente de forma temprana tuvo que empezar a tomar decisiones, quien toma decisiones se equivoca, no somos infalibles y quien se equivoca asume consecuencias a veces muy crueles, tanto por la reacción de los demás, como peor aun, cuando esos errores provocan sentimiento de culpa o de decepción hacia uno mismo. Vivimos inmersos en unas sociedades donde el rendimiento está por encima de todo, donde tenemos que estar constatemente demostrando y es exigencia social se ceba especialmente en la mujer, la mujer tiene que ser asertiva, autónoma, competitiva, productiva y ademas parafraseando al doctor Traver:

"La «mujer moderna» no es —con rigor— una mujer: es una imagen adolescente insertada como reclamo, medio, fin y presa publicitaria; dependiente de patrones de conducta comercializados, presionada para mostrarse en continua disponibilidad sexual, obstaculizada para tener hijos, obstaculizada para criarlos aún teniéndolos"

Vamos que además de las mismas exigencias laborales que al hombre, se le exige también otra serie de condiciones, entre ellas la de el físico y cuando digo se le exige me refiero a la sociedad formada por hombres y mujeres no solo a los hombres.

Por todo esto no es tan extraño, que las fantasías eróticas se puedan convertir en una especie de "oasis" que libere de esa tensión, de esa ansiedad de rendimiento en todos los aspectos. Tener un espacio que además es secreto y compartido donde poder además de dar rienda suelta a las fantasías, conseguir liberarse de por ejemplo tomar decisiones , permitirse el errar, incluso darse el gusto de transgredir unas normas "simuladas" queriendo, simplemente por provocar, sin que ello supongo ni decepcionar a nadie, ni sentimiento de culpa puede ser muy liberador.

Ceder el control, cuando es deseado, consensuado y dentro de unos límites nunca puede comprometer la autonomía personal mas al contrario la refuerza, por los dos motivos que explicaba anteriormente. La autoarfimación de la autonomía personal y de una seguridad tan fuerte como para ser capaz de ceder el control a un tercero sin que ello signifique dependencia a ese tercero. Y por otra parte está el aspecto liberación, el efecto oasis, el permitirse un respiro a tanta presión. Yo estoy convencido que mucha gente encuentra en los juegos una válvula de escape a esa presión impuesta desde fuera, que nos exige ser de una manera que muchas veces va en contra de nuestra propia naturaleza. Además de por supuesto darse el gustazo de darle una patada en el culo a toda esa pseudomoral polítcamente correcta.
Así que si te gusta esto, hacerlo no solo no compromete tu autonomía sinó que por el contrario, la reafirma, es un acto de rebeldía contra todo aquello que aceptamos como normal, pero que realmente si la compromete día a día sin enterarnos de forma sutil. De alguna manera y aunque la comparativa pueda parecer exagerada, jugando, cumpliendo nuestros deseos estamos haciendo la revolución.



1 comentario:

  1. Mil gracias por la respuesta. Y procuraré seguir lo que dices, sobre todo la valentía a hacer realidad esta fantasía.

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