sábado, 6 de abril de 2019

Caprichosa.





Llegué a casa a la hora de costumbre, tras un día con las rutinas de costumbre y con ganas de relajarme y disfrutar de un rato de tranquilidad. Ella no estaba, me había puesto un mensaje que iría a la ciudad a tomar un café con unas amigas y hacer algún recado. Así que me di un ducha, me puse cómodo, me tiré en el sofá con una cervecita, me puse algo de música y a disfrutar de ese momento de paz.

Justo cuando me levanté a por la segunda cervecita llegó ella, un beso, le dije si le apetecía una, me dijo que primero iba a cambiarse, así que cogí la segunda y me fui para el sofá, quité la música y puse la tele, al poco apareció ella ya con el pijama.

-Que tal, la tarde?
-Bien....por cierto, el viernes hemos quedado para salir con las chicas.
-Genial
-Siiii así estreno, lo que me compré la semana pasada.
-Jajajajjaja no puedes esperar
-Pues no, tengo ganas
-Me parece muy bien, te queda genial
-Gracias, aunque creo que le falta algo
-¿Que quieres decir?
-Que igual unos zapatos....
-Jjajajajaa pero si tienes al menos 100 pares, no me creo que no haya ningunos para el modelito
-Hala!!!! que exagerado

Entonces me puso ojitos y soltó sin más.

-Es que hoy he visto unos que me quedarían de bien con ese conjunto
-Nena.....
-¿Que?
-¿Que me dijiste el sábado pasado?
-No lo recuerdo
-¿Te lo recuerdo yo?
-Pufff no, no hace falta.

Ahí me puso cara de niña enfadada a la que no han comprado chuches.

-Pues ya está y además seguro que tienes algunos zapatos que le van genial.
-Pues no, pero da igual.

No insistí más en la conversación, cambié de tema y seguimos a otros temas. Llegó el viernes, yo tuve lio en el trabajo aquel viernes y llegué tarde. Cuando llegué ella estaba terminando de arreglarse, apenas me había sentado un rato en el sofá a desconectar cuando apareció lista para la guerra. Cuando la vi sonreí.

-Estoy cansado, pero igual te espero despierto
-Jjajajaja no te lo crees ni tu. ¿Te gusta?
-Me encanta.

Se dio la vuelta y cambio de postura varias veces mostrándose desde todos los ángulos, la verdad es que estaba realmente sensual, aquellos leggins imitación de cuero negro parecían una segunda piel, lo tapaban todo, pero a la vez sugerían todo también a veces la sensualidad es mas intuir que enseñar, se acercó, me dio un beso y con una carga de ironía me dijo.

-Antes que lo digas tu, lo digo yo, voy a ser buena "papá" y no vendré muy tarde, como siempre a eso de menos cuarto.
-Anda tira.

Le di una palmada cariñosa en el culo y ella se fue a coger el bolso, antes de irse me tiró un beso con la mano y ahí me di cuenta: los zapatos. Al darse la vuelta y mientras escuchaba el sonido de los tacones alejarse me fijé más y pensé, esos no me suenan, pero no dije nada. Ya tendría tiempo de averiguar.

Al final ella tuvo razón y me quedé dormido ni me enteré cuando llegó, tampoco debió llegar muy tarde, ya que el sábado no estuvo hasta muy tarde en la cama. Desayunamos juntos me estuvo contando la noche y el resto del fin de semana estuvimos descansando en casa, aunque yo andaba maquinando el tema zapatos.

Como la semana anterior tenía un  montón de horas de más que no iban a pagar decidí cogerme la tarde del lunes libre para compensar y llegué a casa a mediodía como un par de horas antes que llegase ella. No me acordaba ya de los zapatos, pero al abrir el armario los vi y pensé "esto va a ser divertido", los cogí los puse encima de la mesilla del comedor, les hice una foto y le puse un mensaje.

-Hola nena, ya estoy en cada, me he cogido la tarde libre, que tenía un montón de horas.
-Hola!!!!! genial a mi me queda un ratito aun
-¿Has comido?
-Si estoy en ello
-Muy bien entonces me preparo algo para mi
-Vale.
-Por cierto, cuando vengas me debes una explicación

En ese último mensaje adjunté una foto de los zapatos.

-¿Que les pasa a los zapatos?
-Que son nuevos
-Eso ya lo se ¿y?.
-Pues eso cuando vengas hablamos, te dejo que me quedo sin batería.

Lo cual era cierto, y aunque me contestó con la excusa ya no leí el mensaje. Cuando escuché la cerradura abrirse, yo estaba tirado en el sofá y los zapatos seguían ahí encima de la mesilla. Entró se acercó hasta el comedor, saludó.

-¿Que tal el día?
-Puffff duro, el tuyo creo que mejor.
-Si yo también lo creo, pero vamos ya viste la semana pasada. ¿Me puedes explicar esto?

Le dije señalando los zapatos y sin dar tiempo a mucho.

-Mira que eres cansino, pues un capricho sin más, además creo que no te debo explicaciones de ningún tipo sobre en que gasto "MI" dinero. Ni que los hubieses pagado tú.
-"Señorita" vigila ese tono chulesco, que yo te he hablado muy tranquilo.

Ahí le subieron un poco los colores y se echó un poco para atrás.

-Ya lo se, pero son solo unos zapatos no hay para tanto, además no eran precisamente caros.
-Nena, creo que no tienes muy claro aun, que no es una cuestión de dinero, además ya eres mayorcita, es una cuestión de honestidad ¿tengo que recordarte tus palabras la última vez que fuimos de compras?.

Empezaba a estar en un aprieto.

-Ya sabes como soy, hablo más de la cuenta a veces.
-Me dijiste exactamente eso: "no dejes que compre nada más este mes, que al final acumulo cosas que ni me pongo".
-Bueno pero estos si me los he puesto
-Ya pero cuantos ahí que no? ...
-¿Y que más te da?
-Si tienes razón me da igual, pero si me pides algo eso va a misa y punto. Me pediste que no dejase que comprases nada más este mes y a las primeras de cambio no me haces ni puñetero caso y te lo dije, además con el añadido de hacerlo a mis espaldas. ¿Captas la diferencia?
-No
-¿No?, pues mira que es sencilla, si no dices nada allá tú con tú dinero, pero si me pides que intervenga, intervengo y ahí si se hace lo que yo digo o se atienden consecuencias, ni más ni menos.

Se hizo un repentino silencio tenso, ella me miraba como intentando seducirme con la mirada y decidí cortar por lo sano.

-Coge los zapatos, ve a la habitación  ponte exactamente lo mismo que llevabas el viernes para salir y vuelve. Ahhhh y te aviso no me hagas repetirlo.

Sorpredentemente me hizo caso, ni  una réplica, ni una excusa y ni una queja. Cogió los zapatos y se fue a la habitación. Unos diez minutos más tarde apareció, vestida de guerra con el viernes, con los zapatos por supuesto.

-¿Contento? No se a que viene esto, pero si quieres que te haga un pase, solo tenías que pedirlo.
-Sigues sin entender nada, aunque reconozco que te queda genial
-Entonces ¿cual es el problema?
-¿Sigues sin entenderlo?
-Si
-No te preocupes que enseguida lo vas a entender.

Me levanté del sofá, pasé por su lado sin hacerle caso, cogí una de las sillas de la mesa y la puse en todo el centro del comedor. Sin decirle nada me senté en la silla, me remangué ambas mangas y entonces si le dije.

-Ven aquí.
-Joder tío, son solo unos zapatos.
-Como tenga que ir a buscarte yo no te sientas en una semana.
-Puffffffffff!!!!!!!!

Se acercó y cuando estuvo a tiro, de un tirón la hice caer sobre mis rodillas, La escena era del todo contradictoria, ella vestida de "femme fatale" sobre unos tacones de diez centímetros, con unos leggins de cuero que más parecían una segunda piel, pero tumbada boca abajo en mis rodillas como una niña traviesa que se ha portado mal y merece un castigo. Empecé a acariciarle el culo y le dije.

-Tal vez ahora en esta situación lo tengas más claro así que me vas a decir porqué tengo que zurrarte el culo.

No dijo nada, yo seguía acariciándola mientras esperaba una respuesta.

-Bueno como veo que no dices nada, dentro de  un rato te volveré a preguntar.

Dejé las caricias y empecé a darle sonoras palmadas en el culo, alternando mejilla y mejilla, cadencioso y sin parar, ella tenía las manos apoyadas en el suelo y no decía nada, tampoco se quejaba, estuve como unos cinco minutos de azotaina continuada hasta parar, la volví a acariciar por encima de esa segunda piel hasta que le dí un par de palmadas y le dije:

-Levanta.

Se levantó, se quedço quieta y de pie mirando al suelo a mi lado.

-Las manos encima de la cabeza.

Ahí si suspiró en plan queja, pero lo hizo, sin perder el tiempo busqué la cintura de aquellos leggins y empecé a bajárselos, pensé que me costaría más, pero no los dejé a medio muslo, no necesitaba más. Evidentemente debajo de aquella segunda piel solo habia un diminuto tanga negro semitransparente, le cogí de la mano y de nuevo a mis rodillas, le acaricié un poco con el dorso de la mano, ambas nalgas que presentaban ya cierto colorcito y entonces le volví a preguntar.

-¿Tienes claro ya el porque de este castigo?

Otra vez silencio conté mentalmente hasta diez y al no obtener respuesta volví a empezar a azotarla con la mano, si bien aun llevaba el tanga, a efecto protección es como no llevar nada y esta segunda tanda fueron los azotes más rápidos e intensos, de nuevo sin pausa, unos cinco minutos más, cada vez conforme iban cayendo los azotes se le iba enrojeciendo más el culo, pasados los cinco minutos parecía ya un semáforo. Pero repetimos ritual, unás ligeras caricias y un par de azotes, para que se volviera a levantar. Lo hizo, otra vez de pie a mi lado, sin mirarme, otra vez le hice poner las manos encima de la cabeza y esta vez fue el tanga lo que bajó hasta medio muslo.

-¿Has descubierto ya el por qué de tu castigo?

Otra vez se hizo el silencio, entonces llevé el dedo corazón de mi mano derecha entre sus piernas, se lo pasé por entre los labios y mostrándoselo húmedo le dije.

-No es la reacción que espero de un castigo, pero parece que la "señorita" disfruta cuando le ponen el culo como un tomate, igual es que hay que ponérselo más. Ve a buscar el cepillo.

Resopló, lo que le costó un par de azotes.

-¿Te tengo que llevar yo de la oreja?

No hizo falta, subida en los tacones, con los leggins de cuero y el tanga a medio muslo fue a buscar el cepillo que me entregó de vuelta, lo cogí lo dejé en el suelo a mi lado derecho, la cogí de la mano para "ayudarla" a ponerse de nuevo en mis rodillas. Una vez en posición cogí el cepillo y empecé a pasárselo por el culo desnudo y rojo, alternando la parte de la madera lisa para luego girarlo y pasarle suavemente la parte de la púas. Esta vez no repetí la pregunta, cuando me cansé del jueguecito de las caricias empecé a azotarla con el cepillo a ritmo más lento que con la mano, pero la rígida y densa madera enseguida hace efecto y tras un par de minutos empezó a moverse inquieta, hice una pausa y volví a usar el cepillo de "acariciador" un ratito más, hasta volver a empezar con la azotaina y cuando volvía a notar síntomas de agotamiento volvía a parar, acariciar y vuelta a empezar, hasta que una de las pausas dejé el cepillo otra vez en el suelo y usé mis manos para acariciarla suavemente, tenía la piel algún tono más allá del rojo y caliente muy caliente, la estuve acariciando un rato, hasta que de nuevo un par de azotes y unas instrucciones claras.

-Levanta, vete al sofá te subes en el de rodillas mirando a la pared, las manos encima de la cabeza y cuando tengas una respuesta a la pregunta avisa.

Se levantó y se fue hasta el sofá, se puso de rodillas mirando al respaldo, las manos encima de la cabeza, yo giré la silla para tener buena vista, al imagen era muy curiosa, vestida a lo "femme fatale" pero con la ropa a medio bajar, el culo rojo como un tomate y ahí mirando a la pared del sofá de rodillas, con las manos encima de la cabeza, en resumen: castigada. La estuve mirando un buen rato, esperando, pensé que algún momento el orgullo diría basta, pero pasaron 5 minutos, 10.....y sobre el cuarto de hora me dijo.

-Creo que ya tengo respuesta.
-Muy bien pues ven aquí.

Se levantó y roja se acercó, imagino que no debía ser fácil caminar con tacones y la ropa a medio muslo.

-Tu dirás.
-Que tienes razón, que si te pedí que no me dejases gastar más este mes, debí hacerte caso.
-Ha costado, pero si es eso, es que me lo pediste tú. ¿Lo tienes claro?
-Si.
-Bien vuelve a ponerte de rodillas en el sofá, pero ahora apoyas las manos en el respaldo y sacas bien el culo.

Suspiró pero lo hizo, se fue hasta el sofá se subió de rodillás, se apoyó en el respaldo y arqueó la espalda ofreciéndome su precioso y rojo como un tomate culo. Yo me levanté, me acerqué y me desabroché el cinturón. Imagino el escalofrió al escuchar la hebilla suelta, pero no llegué a quitármelo, me acerqué más y empecé a acariciarle el culo, lo cierto es que la zurra con el cepillo había sido larga y debía arderle en aquel momento. La acaricié un rato y de repente con la mano, le di una tanda rápida de azotes, suspiró, y entonces empecé a acariciarle la cara interna del muslo y al llegar al límite mis dedos empezaron a jugar con su sexo, rozándolo por fuera, haciendo alguna pequeña incursión entre los labios hinchados de la excitación, buscando el clítoris también hinchado y sensible, dándole alguna palmadita desde atrás, para de repente agarrárselo con fuerza, soltar y darle una nueva tanda de azotes con la mano, para terminar diciéndole.

-Más expuesto el culo y las piernas más separadas.

Lo hizo y volví, a jugar con mis dedos en su coño que era ya una fuente, entonces le metí el pulgar y con el índice y el corazón frotaba todo el resto del coño a la vez que el pulgar entraba y salía, ya no paré, los suspiros se hicieron jadeos y más tardes gemidos y todo terminó en un orgasmo con el culo rojo en aquella posición. Cuando recuperó, aun recibió una última tanda de azotes con la mano a modo final y al terminar le dije.

-La promesa era lo que quedaba de mes sin comprar, pero como has desobecido vamos a ampliar un mes más, pero ni compras en tienda, ni compras por internet, ni nada, ¿esta claro?
-Si.....muy claro.
-Pues nada ve a la habitación desnúdate y espérame tumbada boca abajo en la cama que este culito travieso necesita mimos.

Ella se fue para la habitación y yo a por crema.

Después de aquel día pasaron dos semanas muy tranquilas tal vez demasiado tranquilas, además a mi el puñetero trabajo me consumía me pasaba las horas allí. El viernes por la noche estaba literalmente reventado y encima llegué a las tantas, nada más entrar a casa, me invadió un agradable olor a comida, ella estaba en la cocina, con el delantal y todo, me acerqué a saludarle.

-Pufff vaya cara haces, estás cansado no?
-Tanto se nota
-Pues si, anda vete a dar una ducha que te he preparado una cenita "especial"
-Eres un sol cuando quieres
-Y tu

No me sorprendió su actitud, no es que fuera habitual, pero a veces tenía esos detalles, me di la ducha me puse cómodo y al salir ya estaba la mesa puesta, se lo había currado, un pescadito al horno, una botella de buen vino blanco en la cubitera y hasta velitas, consiguió que me olvidara del trabajo y de la pesada semana en un momento, nos sentamos a cenar, nos echamos unas risas disfrutando de la cena y por supuesto nos terminamos la botella de verdejo entre risas. Al terminar me dijo.

-Tu siéntate que ya recojo yo.

Cualquier otro día me hubiera negado a cargarla con todo, pero aquel día realmente necesitaba eso. Cuando terminó, se acercó y me dijo.

-Aun falta el postre, ahora vengo.

Yo que soy muy inocente a veces, pensaba que había preparado algo de postre, hasta que la vi aparecer, con un camisoncito negro transparente, corto no, lo siguiente, con unas medias musleras y con tacones.

-Creo que me va a encantar este postre.
-Pschttttttt, limitate a disfrutarlo.

Se acercó a mi, me quitó la camiseta del pijama, se agachó entre mis piernas, me empezó a acariciar el pecho y fue bajando, intenté unirme a la fiesta, pero no me dejó.

-Hoy mando yo -me dijo-

Terminó de desnudarme y se dedicó a darme placer, hasta dejarme relajado no lo siguiente. Me sabía mal dejarla a ella con las ganas, pero no me dejó, me dijo que había todo el fin de semana por delante y que a ella también le gustaba verme disfrutar, caí rendido en la cama.

Amanecí el sábado, después de unas largas horas de plácido sueño, ella dormía aun así que decidí compensarla y me levanté a hacerle el desayuno, café, tostadas, zumo una bandeja y para la habitación, la entrar, estaba ya despierta con el móvil en la mano que se apresuró a dejar en la mesilla al verme entrar.

-Mmmmm me haces sentir una reina a veces.
-Bueno quid por quo nena y esto es solo el inicio
-Mmmmmm a saber que tienes pensado.

Nos pusimos a desayunar y sin ninguna segunda intención le dije.

-Que mirabas en el móvil?
-Ella misma se delató
-Si te lo digo no te enfadas?
-No me enfado nunca ya lo sabes
-Vestidos jajajaja
-Bueno eso no es delito que yo sepa, mientras solo sea mirar.

Entonces se le escapó una risa muy sospechosa. Y le lancé  una mirada.

-¿Estás castigada te acuerdas no?
-Si....pero es que está tirado de precio
-¿El que?
-Un par de vestidos, que te encantaran.
-Que no y punto, no pienso discutir que hemos empezado el fin de semana muy bien.
-Valeeeeeee

Terminamos de desayunar, pero la chica dulce del inicio de fin de semana ya no volvió el resto del fin de semana.

A mediados de la semana siguiente, una noche antes de cenar fui a bajar la basura y al ir a echar en el container del papel y el cartón empecé a sacarlo todo de la bolsa y ahí vi un carton que levantó mis sospechas, en el se leia la palabra "Amazon" y no lo tiré subí con el a casa.

Con el directamente me fui al salón ella estaba en el sofá y enseñandole el cartón le dije:

-¿Y esto?

Su cara al verme hablaba más que el silencio entonces le dije.

-Se más por lo que callas que por lo que dices.
-No es lo que parece
-Pues si no es lo que parece, vamos a ver el armario
-Ahora?
-Si ahora....

Ahí se dio cuenta que la había pillado de todas todas.

-Jooooooo es que no podía resistirme, va que los pruebo y ya verás como te cambia la cara cuando me veas.
-No "señorita" no, aquí lo único que va a cambiar hoy es el color de tu culo
-Jooooo tampoco hace falta ponerse así.

Ahí si que ya me fui para ella, la levanté del sofá y agarrada del brazo la llevé a azotes hasta el rincón, azotes que intentaba esquivar como una lagartija sin mucho éxito todo sea dicho.

-Ya que tu no terminas de entender, tendré que conversar con tu culo haber si así llegamos a un acuerdo. Aquí quietecita mientras pienso como te voy a castigar.
-Venga va....lo siento, te prometo que los devuelvo.
-De eso nada, a lo hecho pecho, ahora te toca acatar las consecuencias.

La dejé en el rincón y me senté en el sofá y a los dos minutos o así le dije.

-Como ya hay reincidencia, vete bajando el pantalón y lo que lleves debajo, quiero ver ese culito blanco, antes de ponerlo rojo.

Su primera reacción fue ignorarme, hasta que instantes después le dije.

-Te lo tengo que bajar yo?

Y entonces reaccionó y rechistando se bajó el pantalón del pijama primero y después las braguitas. 5 minutos después la llamé, yo estaba sentado en el sofa, así que tuvo que venir de frente a mi con la ropa bajada osea totalmente expuesta de frente también claro.

-¿Has pensado algo?

Ella no dijo nada, cara de circunstancias evitando mi mirada.

-Bien como no tienes nada que decir, quiero ver ese culito en mis rodillas bien expuesto.

Musitó un queja entre los labios que no entendí, pero se colocó.

Al ponerse le solté una charla, sobre el autocontrol, la responsabilidad , el cumplimiento de promesas y la aceptación de las consecuencias de sus actos, mientras le acariciaba el culo desnudo y frio. Al terminar la charlita empecé a azotarla directamente sobre el culo desnudo sin calentamiento de ningun tipo, lo que hace que los primeros azotes hasta que coge calor piquen y bastante, pero a medida que fue cogiendo calor y color, como que son más asumibles. Estuve un buen rato sin parar, vamos que llegado un momento paré para subir el volumen a la tele y disimular algo el sospechoso plas plas plas que podían escuchar los vecinos. Cuando paré la hice levantarse. De pie frente a mi le dije.

-¿Que es lo más lógico que suceda cuando incumples  un castigo?

Se puso roja como un tomate.

-Te he hecho una pregunta.
-Pufffff que me castigues.
-Pero si ya estás castigada, como crees que debe ser ese castigo?

Balbuceo algo, que le hice repetir.

-¿Que has dicho?
-Que debe ser un castigo severo.
-Ahora te he entendido y me pillas de buenas, aunque bueno según se mire, me basta y me sobra con la mano, para que hoy duermas boca abajo.

Me puse un par de cojines en las rodillas y la hice tumbarse sobre ellos, los cojines hacían que el culo aun le quedase más levantado y expuesto y empecé a darle con ganas con la mano, no pensaba usar nada más, pero si estarme zurrándole el culo hasta que se pudiera freir un huevo en su piel. Y eso hice, de todas las formas y con todos los ritmos, a tandas regulares, siguieron otras arbritarias, de alternar cachete y cachete a pasar a dar hasta una docena en el mismo antes de cambiar, de soltar de repente un ráfaga rápida de palmadas, a estar un buen rato lento pero constante. Cuando me picaba la mano paraba, descansaba y volvia a empezar y sin necesidad de usar nada, ningún instrumento, le puse el culo incandescente, culo y parte alta de los muslos también, y si aquella noche iba a tener que dormir boca abajo, a mi me quemaba la mano, pero a ella el culo le tenía que arder. No se el rato que entre pausas y demás estuvo en mis rodillas, pero una hora fijo.

Cuando paré y decidí que era suficiente, no le acaricié el culo, quería que sintiera el escozor de la zurra al menos durante un rato sin embargo si hice una incursión con mis dedos a su sexo, no me extrañó encontrarlo tan mojado.

-Vaya, vaya....otra mojada con el culo rojo, me empieza a preocupar esto.

Entonces le metí dos dedos que entraron sin problema, al notarlos empezó a mover las caderas y le dí una palmada.

-"Señorita" para tener placer adulto, hay que portarse como una adulta y no es el caso, así que nada de moverse.

Le saqué los dedos y le dije.

-Las dos semanas que quedan hasta cumplir el castigo, vas a estar a pan y agua "adulta" y pobre de ti que te pille tocándote, porque entonces no será solo la mano, eso para empezar, para continuar como devolver los vestidos es  un rollo, mañana iremos los dos a devolver los zapatos, yo te acompañaré y para terminar vete al rincón un rato mientras yo hago la cena.

Continuará.





3 comentarios:

  1. Es genial la historia!!! Pero me da que la pobre no va a aguantar sin tocarse... además que a la pobre la pillan de todas a toda, que siempre se deja alguna prueba. Yo quiero a una persona como él.

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