domingo, 14 de abril de 2019
Caprichosa II (Continuación de relato anterior).
Después del último castigo vinieron días de calma, fuimos a devolver los zapatos y ni rechistó, pese a la vergüenza de tener que hacerlo acompañada por mi y en cuanto a la restricción del placer adulto, es algo más difícil de comprobar pero creo que se resignó a ello. Así que durante unos días todo fue como la seda.
Pero como me conozco estas calmas, sabía que era cuestión de tiempo, que tal vez no incumpliría nada de lo acordado pero saltaría por otro lado y también podía ser que fuese yo el que tuviera ganas algún día y la buscase.Lo cotidiano es lo que tiene, que a veces sin planearlo una cosa te lleva a otra y se abre la caja de Pandora.
Habían pasado ya casi las dos semanas y estaba a punto de vencer el castigo de restricción del placer y una tarde al llegar a casa me la encontré pues tirada en el sofá vestida de estar por casa, no hubiera pasado nada de no ser porque llevaba ya días advirtiéndola que se acababa el plazo y no había manera que se pusiera a estudiar, mientras ella me daba largas, así que nada más saludarla le dije.
-¿Tu no tendrías que estar estudiando?
-Puffff que pesadito, ya me pondré, estoy cansada.
-Ya te pondrás ¿cuando?
-Ya sabes que soy de última hora, ya te lo he dicho.
-Lo único que se es que llevamos ya tres o cuatro días con esta lucha y me estoy empezando a cansar.
-¿Has tenido mal día o que?
Al decir eso le lancé una mirada de esas que dicen mucho sin necesidad de nada más.
-¿Que estás insinuando?
Obviamente se dio cuenta y quiso quitarle hierro al asunto.
-Nada...era un comentario sarcástico sin más.
-Pues yo no estoy para nada sarcástico. Así que ve a por los libros
-Puffff ahora?
-Ahora.
-Ya voy, pero no creo que me concentre
No le contesté, se fue a por los libros, lo dejó en la mesa e hizo la intención de sentarse, pero la llamé.
-Ven un momento por favor.
Se acercó a mi y cuando estuvo frente a mi le dije.
-Esto me parece un "dejà vu" de ayer, solo que ayer te dije algo al respecto ¿lo recuerdas?
-¿Lo mismo que hoy?
-Si más o menos, pero hubo una amenaza en concreto, la recuerdas ¿no?
Se puso roja al instante.
-Nena, te he hecho una pregunta, ¿que te dije ayer sobre esto?
Cogió aire profundamente y soltó la frase, ruborizándose aun más
-Que al final terminaría estudiando con las braguitas en los tobillos y el culo rojo
-Nena yo cuando advierto no hablo con la pared.
Ahí ya no dije nada más simplemente la cogí del brazo y la puse en mis rodillas, empezó a protestar y a moverse, pero simplemente puse mi pierna por encima de las suyas y con la izquierda le sujeté las manos en la espalda.
-Que te quede claro que no me gusta repetir las cosas.
Tal y como acabé la frase empecé a azotarla por encima de las mallas de estar por casa que llevaba, luchó un poco, y se quejó en plan que si era injusto, que si iba a ponerse a estudiar, ni caso, me limite a decirle mientras la zurraba que estudiar estudiaría que eso podía darlo por seguro y seguí un rato, hasta que se calmó. Cuando dejó de luchar y después de un rato de zurrarle el culo ya sin resitencia, paré, le solté las manos y quité la pierna de encima de las suyas. Y entonces le bajé primero las mallas despacio y hasta los tobillos y después las braguitas siguieron el mismo camino, volvió a quejarse un poco, pero un par de azotes bien fuertes fueron suficiente para ahogar las quejas. Le acaricié un poco el culo desnudo, ese tacto suave, ligeramente enrojecido, calentito hasta que empecé a azotarla de nuevo directamente sobre la piel desnuda. Había dejado de luchar y no tuve que sujetarla de ningún modo, tampoco fue una azotaina excesiva lo justo para dejarle el culo rojo y cuando lo tuvo le dije.
-Ahora "señorita"te vas a levantar y te vas a poner a estudiar, así entenderás que si digo algo es que pienso cumplirlo.
Se levantó camino torpemente con la ropa en los tobillos hasta la mesa, se sentó en la silla sin quejarse pero avergonzada y cogió los libros. Yo me senté a observarla ahí sentada con el culo al aire y la ropa en los tobillos. Pasaron unos primeros minutos muy tranquilos y silenciosos, pero llevaría como un cuarto de hora cuando empecé a escucharla resoplar y suspirar.
-¿Te pasa algo?
-Es que no me concentro, así es imposible
-¿Así como?
-Pufff pues en esta situación
-Estás en esa situación porque tu has querido, así que vale de comportarte como una cria.
Entonces cerró el libro y se cruzó de brazos apoyándose en el respaldo.
-No puedo
-Ven aquí
-Joder!!! es que así es imposible.
-He dicho que vengas.
Se levantó y volvió a acercarse con el mismo caminar torpe de la ropa en los tobillos. Y fue ahí cuando algo llamó mi atención, estiré las manos y le subí las braguitas hasta por encima de las rodillas, eran unas braguitas rojas muy monas y diminutas, dos pequeños triángulos tapaban delante y detras, unidos por unicamente una tira en las caderas.
¿Y esto? -le dije mirándola
-Unas braguitas
-Eso ya lo se, pero estas no las recuerdo
Se puso roja al instante.
-Es que eran una sorpresa para ti
-Para mi
-Si.....
-Vamos que las has comprado
No dijo nada.
-Nena mírame a los ojos, ¿te has vuelto a saltar el castigo?
-Joooo solo son unas braguitas y pensé que te gustarían.
-A ver que parte de que estás castigada sin comprar nada no has entendido
-Va no te pongas así, no me dirás que no son monas y sexys
-Yo lo que veo es que son de mujer y tu no te portas como una mujer. Ni te muevas que ahora vengo.
Me levanté fui a por el cepillo al baño, cuando me vio llegar con el en la mano, su cara cambió, me senté en el sofá y le dije.
-Date la vuelta, las manos detrás de la espalda.
Se quejó un poco, pero lo hizo, al hacerlo le volví a bajar las braguitas hasta los tobillos y allí de pie de espaldas a mi con las manos en la espalda, empecé a azotarla con el cepillo, sujetándola con el brazo izquierdo por la cintura, para asegurarme que no se moviera, mientras la azotaba le iba soltando el discursito.
-Al final aprenderás, ya son demasiada las veces que estando castigada te saltas el castigo pero te aseguro que después de hoy no te van a quedar ganas de volver a tentar a la suerte.
Seguí con la azotaina, en un determinado momento le di unos toquecitos con el cepillo en la cara interna de los muslos para que separase las piernas ligeramente y seguí dándole rítmicamente en esa posición tensar los glúteos es más complicado y digamos que al no estirar la piel, son más superficiales pero pican más. Hice varias pausas, pero la intención era dejárselo casi morado, vamos que al día siguiente en el trabajo se acordara al sentarse y me tomé mi tiempo para ello, cuando ya ví que estaba llegando al límite paré, me levanté la cogí de la mano y sin decir nada la puse en el rincón aunque más bien fue en el centro del salón con los brazos extendidos y las palmas juntas y hacia arriba y en ella deposité el cepillo para que lo sujetase y así de paso no podía frotarse, que seguro que le hubiera sido de alivio.
Me senté a observarla un rato, los dos globos carnosos de sus nalgas presentaban dos grandes círculos de color rojo oscuro. Unos minutos después me levanté y fui a buscar algo, me senté en el sofá de nuevo y la llamé. Se acercó otra vez, me dio el cepillo que lo dejé en el reposabrazos del sofá, le indiqué que se pusiera en mis rodillas y lo hizo. Le acaricié suavemente las dos nalgas pero no mucho, enseguida paré y cogí algo que ella no había visto, le separé las nalgas y debió notar algo frio y líquido que caia entre sus nalgas, eran unas gotas de lubricante, enseguida debió notar algo duro que se frotaba contra el líquido, entonces le dije.
-Yo también había comprado algo para ti, para enfatizar los "castigos"
Ese algo era un plug pequeño de acero quirúrgico, cuando lo embadurné bien de lubricante empecé a apretar contra su ano despacito y con ligeros movimientos a lado y lado, poco a poco fue entrando no era excesivamente ancho y hacia unos 5 cm en total, hasta que entró entero quedando fuera solo la joya, al entrar entero gimió, pero enseguida me fui a comprobar que me decían esos otros labios entre sus piernas y me decían que estaba muy excitada.
Estuve un rato jugando a las caricias por todo el culo y tambien entre las piernas y ella cada vez estaba más mojada y cachonda. Hasta que en un determinado momento, le dije que se levantara, la hice poner a cuatro patas en el sofá, me desnudé, llevé mi polla erecta entre sus piernas, la froté un rato contra su sexo para terminar metiéndosela de un golpe de riñones entera, la agarré por la cintura y empecé a bombear a entrar y salir de su coño empapado con mi polla, en cada embestida chocaba contra su culo rojo y caliente, cada vez más rápido, ella gemía y jadeaba y yo ya no paré hasta correrme y ella se dejó caer boca abajo en el sofa jadeante.
Un instante para recuperar el aliento y me fui a por la crema hidratante, que le estuve aplicando un buen rato por todas las nalgas que buena falta le hacian, eso si mientras lo hacía le dije.
-Después me vas a dar las tarjetas que las guarde yo.
-Pufffff pero yo necesito dinero.
-Cuando necesites me lo dices y te acompaño al cajero, sacas lo que necesites y me lo devuelves ahhhhhh y el plazo de dos meses empieza a partir de mañana.
Continuará....
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