domingo, 12 de marzo de 2017

Padre he pecado.



Que no os espante el título no vamos a hablar de religión. Quiero hablar de algo que me sucedió y me dejó muy mal sabor de boca en una conocida y puritana red social (caralibro que decía Leo Harlem) a propósito de un post de Pablo Malo titulado: "¿Por que a las chicas les atraen los malotes?" el cual recomiendo leer, aunque para mi trata una evidencia visible para todos aunque no entendamos sus causas, a las que el post ilumina. Pues bien la publicación de este post en un muro de "caralibro", tuvo una reacción para mi del todo inesperada y más teniendo en cuenta, que quienes comentaron, eran en gran parte profesionales de la salud mental. En un principio la reacción podíamos decir que fue la negación y claro para negar algo hay que buscar excusas y de entre las excusas salió a la palestra el sadomasoquismo visto como algo patológico y medicalizable. Como podréis entender me sublevó bastante la cerrazón de miras de ciertos "profesionales".

Tengo la fortuna y el placer, de tener muy buena relación personal con diversos profesionales de la salud mental, a uno de ellos directamente lo considero una especie de segundo padre y eterno profesor. Curiosamente estas persona tienen ya una edad respetable,  y uno estaría tentado a pensar que pudieran ser más conservadores por una razón meramente generacional en lo que respecta a la sexualidad. Nada mas lejos de la realidad, no solo he encontrado en ellos comprensión, curiosidad, ayuda y aportaciones en forma de su sabiduría, sino que también jamás me he sentido juzgado ni yo, ni terceras personas de las que en algún momento les he hablado. Siempre que se han decantado lo han  hecho aportando datos y o explicaciones. Por eso me resultó especialmente llamativo como una generación o dos más jóvenes juzgaban desde el más absoluto de los desconocimientos. Una cosa es ver un masoquista en consulta, que acude por algún problema y allí muestra su masoquismo y otra muy distintas es tener una o varias relaciónes sadomasoquistas sexuales. Vamos que uno puede ser un masoquista moral destructivo y ser virgen y al contrario se puede ser un masoquista sexual muy activo y ser una persona alegre y optimista.

Yo se que les pasa y que les choca tanto. En primer lugar, es la mente cerrada en algunas cosas y claro nosotros vamos en contra del abc del psiquismo: el principio del placer. De alguna manera lo invertimos y claro entiendo que cuesta de entender, pero para eso se estudia  una carrera, entre otras cosas para hacerse preguntas, sino fuera así los arquitectos seguirían construyendo con bóveda latina. En segundo término está la ideologia, se supone que la ciencia no tiene ideología, pero los científicos si y claro el sadomasoquismo es muy políticamente incorrecto, en este mundo del positivismo, del digo diez veces que guapo soy frente al espejo durante un mes y me curo de la depresión. Y en tercer lugar, algo que cada vez me preocupa más, muerto Dios en las sociedades occidentales, necesitamos que alguien ocupe el lugar del padre y parece que lentamente estamos delegando ese papel de rector moral de nuestras sociedades en la medicina y todos sus derivados. Hoy en día te enciendes un cigarrito mientras esperas a tu hijo a la salida del colegio y cientos de miradas censoras te fulminan, que son las mismas miradas que sonríen felices a los mando del Porsche Cayenne en marcha soltando co2 a kilos por los tubos de escape mientras esperan al niño con el bocata de pan integral y pavo en vez del bollycao, para llevarlo a ingles, sueco, violín, crossfeet y zumba en vez de jugar, que es aquello que antes hacíamos los niños al salir de colegio.

Por desgracia y seguro que hay excepciones, la medicina y las ciencias de la salud en general parecen olvidarse de algo en los últimos tiempos y son sus propias limitaciones y que en un determinado momento todo buen profesional de la salud, debería saber que lo único que puede hacer es paliar, no curar. O bien porque llegado un momento la ciencia tiene por fortuna sus límites y no se puede hacer nada más que eso o bien porque también puede ser que haya quien simplemente no quiera curarse. Esta obviedad parecen no tenerlo muy claro algunas profesionales y eso que creo que el primer punto del juramento hipocrático habla de ante todo no dañar.

Se puede dañar de muchas maneras y una de ellas es negando que la perfección que ansía la medicina en todas sus ramas no existe. Nunca existirá  una psique perfecta, es muy sencillo no podemos elegir, no elegimos el sexo con el que nacemos, los padres que nos tocan, el barrio o pueblo donde nos criamos, ni las experiencias que nos van sucediendo en todo el proceso de formación como personas. Por lo tanto al igual que todos tenemos cicatrices en la piel, que todos nos caímos con la bici, o nos hicimos una brecha en la frente, también tenemos cicatrices en la psique y esas cicatrices nos recuerdan lo que fuimos y son parte de lo que somos.

Por supuesto que dentro del sadomasoquismo sexual hay patologías mentales, más graves o más leves, pero en la misma medida que las hay en la sexualidad "normativa", que uno tenga depresión o un trastorno límite no significa que no pueda tener sexo, ni ser consciente de lo que hace y con quien lo hace faltaría más. Calificar de enfermos y medicalizar ciertas prácticas sexuales, no solo me parece una falta de respeto a la propia profesión, sino también otorgarse una superioridad moral que nadie les ha otorgado y así solo conseguimos actitudes como la de mi hermano, que cada vez que entra al médico, antes que nada le advierte: "si me va a decir que deje de fumar porros, nos ahorramos la visita". Y digo esto más que nada, porque ese proceso interno, de aceptación de nuestra sexualidad no es nada fácil. Dentro de nuestra cabeza como bien saben los profesionales, hay un Dios, que Freud llamaba SuperYo, que otros llaman Pepito Grillo y que los dibujos de la Warner representaban como un angelito, que lucha con un diablillo interno, que Freud llamaba Ello y que ambos dan por saco todo lo pueden al pobre Yo, que recibe por todos lados. En esa lucha interna en todos nosotros, hubo un tiempo en que el Dios ganó al Diablo en forma de vergüenza. Porque esa es la primera sensación que tenemos cuando somos conscientes de que nos gusta: vergüenza. Hasta que un día descubrimos que no hacemos daño a nadie y ente el diablo  y el dios llegan a un pacto y dejan de atormentar al Yo.
Por eso, porque se lo duro de ese proceso, me indigna que  profesionales, vengan a juzgar desde la moralidad y la ideología y no desde la ciencia y aún llegado el caso en el que la ciencia les diera la razón, podría optar por la solución de mi hermano. Osea me la pela la ciencia y sigo a lo mio que me gusta, siempre y cuando no haga daño a terceros, que eso sería otra historia. El problema es que estos profesionales juzgan sin tener ni puta idea, así que para terminar voy a poner una frase de Anita Phillips en  "una defensa del masoquismo":

"El sexo sadomasoquista es voluntario y acordado por lo tanto guiado por los intereses masoquistas...."

La palabra sado doctores, es a título descriptivo, osea para describir la práctica, nada más. Eso es quizás lo que no entienden y quienes pecan son ustedes.

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