viernes, 31 de marzo de 2017

Libertad de elección. (Por D).



El jefe que hoy estaba chistoso, me ha puesto unos deberes facilitos. Quiere que escriba sobre las ventajas que tiene una mujer del siglo XXI, que elige la sumisión y la disciplina por parte de un hombre…se habrá quedado descansado.

Bien, para empezar creo que debería dejar algo claro y seguramente no guste a todo el mundo o haya mujeres que sientan cierta disonancia con mi comentario, pero es mi visión personal. En estos tiempos que corren en los que el feminismo se usa como un arma de doble filo, es motivo de crucifixión el proclamar tu gusto por algún tipo de sexualidad que se salga de la norma (la norma que se sale de lo que no sea normativo a ojos de las ultramodernas) y cualquier mención a la sumisión, acabará en un círculo de antorchas encendidas si no decides delante de quién lo sueltas
.
Dicho esto, lo que voy a hacer va a ser explicar en qué me beneficia a mí la sumisión y la disciplina impuesta por un hombre. Yo, que soy una mujer de este siglo, que me gusta la cultura, que no soy tonta, que estoy en todas mis facultades psíquicas, decido someterme frente a un hombre al que considero mi igual ¿por qué? Pues porque creo que es un privilegio que tengo. Para una persona que durante todo el día es el pilar, poder tener la ventaja de saber que tocando las teclas adecuadas va a poder disfrutar de una desconexión y relajación instantánea, es como digo, un privilegio.

Durante algunos años en los que mi mente era digamos, algo más moldeable, tenía dudas y sentimientos contradictorios cuando notaba esa potente sensación que me provocaba el más mínimo acto de sumisión en mi día a día frente a un hombre que me atraía, aunque no estuvieran en este mundo de juegos. Me decía a mí misma que como una mujer podía rebajarse de esta manera y dejarse influenciar y mancillar por el poder del patriarcado opresor…pobre niña.

Menos mal que pronto mi mente se volvió clara, pude hablar con mucha gente que me ayudó a reforzar mis teorías y todo se encauzó. El beneficio que yo saco de la sumisión y la disciplina, es la paz. Ese es mi mayor beneficio, Junto a ella, tengo la libertad de poder expresarme tal cual soy sin miedo a nada, sabiendo exactamente cuáles serán las consecuencias de mis actos tanto para bien como para mal. Conozco gente que está absorbida por esta vida de prisas, tecnología, redes sociales, estrés y no tienen un minuto de descanso real, de desconexión verdadera. Gracias a que la disciplina entró en mi vida, pude conocer lo que iba a ser mi oasis de tranquilidad para siempre.

También es verdad que no todo son ventajas ya que otros hobbies o métodos de relax son más fáciles de llevar a cabo y por tanto más accesibles, pero creo que si miramos en perspectiva, es más fácil y más potente una frase o una palabra que pueda centrarte en un momento y llevarte automáticamente a ese estado de alerta que cualquier clase de Pilates. Para una persona tan perfeccionista y exigente como yo, la disciplina impuesta por otra persona me ayuda a no volverme loca con los detalles, me enseña a delegar y a confiar. Y eso influye también en mi relación con el mundo.

Así que si tengo que decir en una palabra, qué beneficios me aporta, sería: cura.

Es una cura para mi mente inquieta. Me centra y me pone freno cuando voy a mil. Aunque me sigan llamando loca o juzgándome por mi elección, yo seguiré una y mil veces escuchando lo que pide mi cuerpo.

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