jueves, 30 de marzo de 2017

Enseñar y presentar. (Por A.)



Dentro de nuestra fantasía hay multitud de momentos muy excitantes. Imagino que como en todo cada cual tendrá sus preferencias particulares sobre esos momentos. Yo hoy os voy a hablar del que para mi es el mas "fuerte", que pese a las veces que lo haya podido repetir sigue siendo el momento cumbre para mi: el de desnudar, osea enseñar y presentar el culo para los azotes. Creo que ya anteriormente he escrito alguna entrada sobre ello, pero da igual, me apetece insistir en el a través de sus múltiples variantes y sus distintos efectos.

Este acto se produce en un momento muy concreto del juego y para mi representa el momento definitivo de la cesión de control. Es una especie de acto simbólico de rendición, en el momento en que tu ropa interior abandona su posición original y desciende para descubrir sin miramientos tu pudor, no hay marcha atrás, de alguna manera estás aceptando que no tienes el control y yo al menos me empequeñezco, me hago pequeña, mas que sentirme desnuda y expuesta, me siento vulnerable. Aunque el grado de esas sensaciones varía mucho en función de quien y como lleve la escena.

Recuerdo haberle leído al jefe en alguna entrada, que en confianza e intimidad la desnudez total es mucho más llevadera que la parcial. Tiene razón, cuando has intimado con alguien, el hecho de que te vea desnuda deja de tener importancia, yo diría que incluso te da cierto poder, te sientes deseada. En cambio la desnudez parcial es diferente, y mas cuando sabes que es por algo y para algo muy concreto. Este momento de desnudar y presentar como digo yo, tiene muchas posibles variantes, no voy a entrar en definir todas, cada cual tiene sus preferencias y sus juegos, voy a limitarme a definir cuatro formas y explicar un poco las sensaciones que a mi me producen.

Para empezar, lo voy a hacer por la distinta. Antes os hablaba que ese momento para mi representa la rendición, pero hay una excepción que me es a veces muy excitante. Cuando quien lo hace es el y a la fuerza. Vamos que aun no me he rendido, que sigo luchando y negándome y entonces hace uso de su fuerza física para desnudarme. Es una opción arriesgada, ya que seguro que las consecuencias van a ser severas y que cuando llegue la rendición, que llegará pagaré con creces mi rebeldía, pero a veces me así me lo pide el cuerpo.

Las otras que os voy a narrar tienen todas algo en común, ya llego a eso momento rendida y ese momento me lo recuerda. En mi cabeza se cruzan las contradicciones, no quiero pase y deseo que pase, es difícil de explicar y eso momento es la confirmación que va a pasar, además de la vergüenza de saberte y sentirte expuesta de cintura para abajo. Aquí imagino que para gustos los colores. Habrá para quien sea mas difícil ser una misma quien se desnude, no es mi caso, para mi es más fácil, aunque tal vez implique mayor sumisión, pero para mi implica también un poquito más de control. En cambio cuando es al revés cuando es el quien me quita la ropa, mi sensación de vulnerabilidad y de pudor es mucho mayor.

Ahora bien no es lo mismo, que lo haga cuando ya estoy en sus rodillas y simplemente me levanta el vestido o la falda y me baja las braguitas, que lo haga con todo el ritual, que además muchas veces va asociado a tomar un posición muy determinada que hace que aumente la sensación de exposición. Creo que como mejor me vais a entender es con un ejemplo.

Era un dia caluroso, yo llevaba una prenda que no suelo llevar, unos pantalones cortos tipo vaqueros pero finos y de un color muy llamativo y una camiseta de tirantes básica. Yo sabía que teníamos cuentas pendientes, pero como siempre no sabía cuando sería el momento de ajustarlas. Hasta que de repente vi que cogía una silla, se sentaba en ella y me llamaba, obediente me acerqué, con la idea de poner excusas, de negociar y alargar el juego. Sin embargo su reacción me dejo sin aliento y sin palabras.

-No tengo nada de que hablar.

Y sus manos se pusieron a desabrocharme el botón del pantaloncito, me bajó la cremallera y el pantalón, yo observaba la escena paralizada, cuando metío sus dedos por los lados de la cintura de mis braguitas y estás empezaron a descender, para mostrarle mi parte delantera avergonzada, entonces me dijo.

-Ahora te vas a colocar en mis rodillas y me vas a presentar bien el culo, para que te azote...

Dos o tres segundos larguísimos de vacilación y rendida y obediente hice lo que me pedía, abrumada y empapada.

Todas las variantes me producen esa sensación, pero sin duda esta que os contado. Cuando lo hace el, conmigo de pie, cara a el, en la cual primero muestro mi sexo y después tengo que ponerme en posición, es la más "cruel" y a la vez excitantes.

¿Y vosotras, que os es más abrumador, que os desnuden y tener que desnudaros?.

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