miércoles, 8 de marzo de 2017

Acatar.



Hay palabras, que han adquirido una mala fama a veces injustificada. Una de ellas es la que da título a esta entrada. Cuando hablamos de acatar, lo primero que nos viene a la cabeza seguro, es un imposición, el tener que hacer algo porque no hay más remedio y eso choca mucho con la falsa idea de libertad que tenemos. De hecho nos pasamos media vida acatando, como lo más normal del mundo, solo que disfrazado adecuadamente nos parece otra cosa. El problema con acatar sucede cuando somos conscientes de esa obligación y entonces nos escuece. Teniendo en cuenta todo esto, la pregunta que surge es: ¿Que puede llevar a una persona a encontrar la excitación en el hecho de acatar?. ¿Si en teoría es algo molesto, como puede ser que haya quien busque tener que acatar en la intimidad?.

Alguien a quien conocéis por sus artículos decía que: "la spankee no acata, ataca..." y tiene razón en parte. De hecho la spankee ataca, para tener que acatar. Lo cual no es un acatamiento porque si, si no que más bien se provoca, se busca una reacción en el otro, para así ser "forzada" a acatar. Por lo tanto ahí tenemos un primera pista, ya que no se trata de un acatamiento propiamente dicho, ya que carece de la pasividad de quien se limita a acatar. Hay un actitud proactiva, cuyo objetivo final curiosamente es llegar a la pasividad de quien no tiene más remedio que acatar.

Hemos escrito mucho, como la obediencia entendida como se entiende en otros juegos sadomasoquistas, osea como objetivo final del juego, como muestra de sumisión y sobre todo como lo que se pretende con los castigos, no es el objetivo del spanking. En el spanking la obediencia se limita a un momento muy determinado y digamos que es un obediencia que no se supone, sino que  hay que ganarse. Pero también es evidente, que  se da, que hay un momento en el juego, en el cual hay una obediencia y que parte de la gracia de todo esto, es conseguir esa obediencia. Los caminos para llegar a ella, son diversos y pueden ir desde provocar la rendición a través de la excitación, vamos que el deseo sea tan potente que no haya resistencia posible, hasta llegado el caso y cuando hay la confianza y el conocimiento adecuado el uso de la fuerza física, en un principio, en forma de ese golpe de autoridad que ponga a cada uno en su sitio. Podemos decir que los juegos tienen, una seducción doble. La que todos conocemos, esa seducción necesaria para tener una relación sexual/erótica y otra seducción que busca precisamente eso, la rendición, la obediencia y el acatamiento. Seducciones que no operan de forma independiente, sino que se solapan, que van unidas, para conseguir el objetivo. Aunque esto no responde a las preguntas que me hacia al principio del post.

Acatar, obedecer, va en contra de los principios de la cultura, que nos dice que alcanzada cierta edad, no debemos dar explicaciones ante nadie y que solo debemos rendir cuentas a la sociedad. Obedecer y acatar las decisiones de una persona, incluso dando espacio a cierta arbitrariedad, contradice la idea de libertad imperante. Sin embargo debemos tener en cuenta algo muy importante. Y es que las conductas, no vienen nunca dadas por  una única motivación, son multideterminadas. Eso no significa que no pueda haber detrás de ellas una motivación finalista, sino que seguro que también existen ganancias o beneficios secundarios a ese motivo principal.

Vamos que dentro de la conducta de obedecer o acatar dentro de los juegos, parece evidente que hay un motivo finalista. El de alcanzar un grado de excitación sexual, que sabemos que nos provoca esa conducta y tras ese motivo finalista, a buen seguro que hay otros beneficios secundarios, que llevan a en un determinado momento a agachar la cabeza y obedecer. Acatar es lo contrario a tener derechos, desde el momento que acatas, aceptas lo que venga y renuncias a revelarte, pero también acatar es enfrentarte a lo negativo a todo eso de ti, que te molesta, que te limita o que incluso odias. Es una forma de ponerte frente al espejo y ver tus miserias. Eso no es nada fácil, la cara B es algo que no solemos mostrar. Ahí esté tal vez la respuesta a la pregunta, hacer que sea otro quien te "obligue" a enfrentarte que tus propias limitaciones a sabiendas que después no habrán reproches, ni decepciones, solo comprensión y premio.

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