sábado, 31 de diciembre de 2016

La mudanza (Diario de unos jugadores XX)





Aunque yo lo he comentado muchas veces, nunca está de más insistir. Una de las cosas más divertidas de estos juegos, es que te permiten jugar y por lo tanto destensar y minimizar situaciones tensas que se dan en el día a día. Y más aún cuando tienes enfrente un carácter explosivo con patas, que si no explota por si misma, puedes hacerla explotar si te lo propones. Sin necesidad de disfraces, sobre actuaciones o disponer de una habitación roja en casa como en 50 sombras de Grey, simplemente aprovechando las situaciones que te pone en bandeja la vida normal y rutinaria.

Lo gracioso de todo esto, es que no pocas veces, intuyes situaciones que te da el pálpito que van a acabar desembocando en un juego si o si. Hoy voy a narrar una de esas situaciones, en la que ya días antes piensas: " ufffff me da que esta haciendo acopio de boletos y tarde o temprano los tendrá todos".

Todo empezó cuando me dijo una tarde de aquella semana que el Sábado se había comprometido a ir a echarle una mano a una amiga que estaba de mudanza. Yo reaccioné como debe ser en estos casos, apoyando su decisión. Creo que a todos nos han pillado alguna vez para una mudanza o nosotros hemos pillado a otras personas, abusando en cierta manera de aquello de que la confianza da asco.

Pero desde el mismo momento en que me lo dijo, tuve la sospecha que el final de la mudanza iba a ser el de una "señorita" con el culo muy rojo. Las intuiciones no caen del cielo, ni tan siquiera son un sexto sentido, se basan en algo tan terrenal como observar y la experiencia, después todo eso se confirma con los indicios, siempre he pensado que hubiera sido un buen policía de investigación.
Los días pasaron y el tema no se tocó más, hasta que llego la víspera osea el viernes. Estando cenando, ya se quejó varias veces, de las pocas ganas que tenía de ir a la mudanza, de que si estaba cansada de la semana, de que si nunca sabe decir que no, etc, etc. Lo fácil hubiera sido en ese momento, entrar al trapo y recordarle la de veces que le había dicho eso, osea lo rápida de boca que es y que su boca va por libre de su cerebro muchas veces, pero de hacerlo probablemente hubiera acelerado el desenlace y todo pescador sabe, que para coger un pez gordo, lo mas importante es la paciencia y no tirar de golpe en la primera picada, sino dejar que coma y se encegué y eso hice, dejarla comer el señuelo, me limité a decirle que seguro que lo pasaban bien, que se lo tomara como un día diferente, sin hurgar en la herida, aunque por dentro sabía que eso era una pista clara, de que los boletos ya estaban todos comprados.

De hecho su reacción fue curiosa, como de frustración, como si esperara el discursito y la charlita moralista y al no tenerla, se mostró distante el resto de la noche. De hecho no tardó en irse a la cama con la excusa del cansancio  y del madrugón del día siguiente, como en un intento desesperado de una regañina de última hora. Me limité a darle las buenas  noches y decirle que yo no tenía sueño aún y me quedaba  un rato viendo la tele.

A las 8 de la mañana del sábado sonaba el despertador, que ella apagó refunfuñando, yo me levanté enseguida y me puse a preparar café, al poco la escuché levantarse de la cama y apareció en la cocina, con carita de sueño y en pijama aún, para decir.

-Quien me mandará a mi, meterme en estos líos joder.

Entonces si vi el momento de meter baza...y sin pensármelo le solté la muy moralista frase.

-Es lo que tiene comprometerse...
-Puffff no empieces, que no tengo el chichi para farolillos

Me dio por reír con la respuesta y me gané una mirada de esas de si puedo te fundo. Me acerqué a ella en plan juguetón, metiendo las manos por dentro de la parte de atrás del pantalón del pijama para tocarle el culo...y le dije.

-Yo prefiriria empezar el día de otra manera, pero ya si eso mañana.

Le di un beso que ni me devolvió a la vez que quitaba de malas maneras mis manos de su culo y se preparaba un café.

Decidí esperar acontecimientos. Cuando terminó de desayunar se vistió  y antes de irse le pregunté.

-Así no vendrás a comer no?
-No que va comeremos unos bocatas, tú sabes el curro que tenemos..en fin, me voy a ver si acabamos pronto.
-Muy bien aquí estaré.

Mi día fue muy tranquilo, hice las tareas de casa, para así no tener que hacer nada el domingo, hice también la compra de la semana y  por la tarde me limité a esperar. Al final tuve que esperar hasta las 20:30 de la tarde, para escuchar abrirse la puerta, me levanté para recibirla.

-Joder ahora termináis?.
-Nooo que va, nos hemos ido de cervecitas no te jode...

Aquella contestación en otro momento, ya hubiera sido excusa más que suficiente para tomar medidas, pero preferí esperar. Sin decir nada mas se dejó caer en el sofá.

-Estoy muerta de verdad, sin parar en todo el puto día
-Pues venga va date un duchita relajante y luego te hago un masajito.
-Paso no tengo ni fuerzas para ducharme y no me hables con diminutivos que no soy tonta.

Segunda castaña, pensé, a la tercera pillas si o si. Entonces empezó a  hablar.

-Si es que encima que va con toda tú buena fe, exigencias y tu crees que me ha dado las gracias o algo?...Pues con la boca pequeña, si es que ya me está bien por tonta...
-Bueno vale, ya está hecho para otra vez ya lo sabes, no les das más vueltas anda.

Entonces le cogí los tobillos y los subí a mi regazo para empezar a desabrocharle las botas.

-Que haces?
-No preguntes, algo que te va a ir muy bien.
-Te he dicho que no!!!!!!!

Hizo un movimiento brusco volviendo a bajar los pies, me la quedé mirando, con mala hostia.

-Mira tía si no tenías ganas de la puta mudanza, habértelo pensado que eres muy rápida para decir que si. Punto número uno. Pero lo que no voy a permitir es que pagues tu enfado conmigo, porque yo no tengo ninguna culpa. Punto final.
-Pues olvídate que estoy, ya se me pasará.
-De eso nada, yo no tengo que aguantar una cara hasta el suelo, por algo que no es mi culpa, así que ya puedes cambiar de actitud o te la cambio yo.

Su respuesta fue un risa irónica y hasta ahí habíamos llegado.

-Levanta!!!
-Paso.

El que se levantó y de golpe fui yo, para levantarla del sofá cogiéndola de la oreja y tal y como se puso de pide quejándose, se llevó lo tres primeros azotes con fuerza. Para terminar sentenciando.

-Hoy se acabo la tontería, veras que suavecita te dejo lo que queda de día.

Su siguiente destino fueron mis rodillas tumbada boca abajo sobre ellas y sujeta con fuerza con la mano izquierda de la cintura empecé a azotarla con ganas con los vaqueros puestos aún. No fue digamos una azotaina de calentamiento sino, más bien yo diría que de desfogue de hecho paré porque me picaba la mano, al parar estaba ya tranquila, quiero decir que no oponía ya ninguna resistencia. La hice levantarse, y nada mas levantarse, me fui directo en busca su cinturón lo desabroché y tras el empecé a desabrochar uno a uno los botones del vaquero, cuando termine empecé a bajarlo maldiciendo los vaqueros ajustadísimos y lo que cuestan de bajar a veces, los deje justo a medio muslo y como habían arrastrado algo las braguitas, pensé para que y terminé de bajarlas también y de un tirón otra vez a mis rodillas.

-Ya puedes levantar bien el culo, que tenemos para rato.

Y retomé la azotaina con ganas y sin ninguna protección ya..mientras a la vez le iba recordando, la necesidad de dulcificar ese carácter y más cuando yo no tenia ninguna culpa. Con el culo bien rojo ya, hice una pausa, para  coger algo de aire y mientras le acariciaba las nalgas palpitantes se me ocurrió una perversa idea. No tenía la intención de usar ningún instrumento, me apetecía darle una ración de mano, que tardase días en olvidar, pero tenía que darle un toque especial de algún modo y recordé algo que me podía ser muy útil. Lo primero que hice, fue pelearme con los vaqueros, para bajárselos un poco mas, a la altura de las rodillas, después la hice ir al rincón, con las manos encima de la cabeza mostrando el culo enrojecido. Yo fui a la habitación, al cajón de los juguetes, cogí el juego de plugs, eran tres plugs negros, de menor a mayor tamaño, uno pequeño, uno mediano y el último de un tamano considerable, sobre todo de ancho, cogí también lubricante y de vuelta me senté de nuevo en el sofá, los dispuse de menor a mayor a mi derecha y la llamé de nuevo a mis rodillas.

No se si lo vio, supongo que si, se tumbó de nuevo en mis rodillas, y antes de nada la estuve acariciando de nuevo un ratito, caricias que no se limitaron solo a sus nalgas, fueron mas allá, entre otras cosas comprobaron su estado de excitación, que me pareció muy interesante. Entonces cogí el primero de los plugs, el más  pequeño, le eché unas gotitas de lubricante, lo extendí por toda la base y separando sus nalgas con la mano izquierda, lleve la punta a su culo, jugué un poco por la zona, hasta que se lo metí sin mucho miramiento, apretando de golpe, ella se quejó un poco, me aseguré que estaba bien metido, hasta el fondo y empecé de nuevo con la azotaina manual, unos tres minutos de azotaina seguida y sin pausa. Cuando paré volví a comprobar su humedad, como imaginaba era aun mas evidente. Cogí el segundo plug, el mediano,  lo lubriqué un poco también y sustituí el pequeño por el mediano, una vez introducido vuelta a la zurra, esta vez mas larga, del doble de tiempo de duración. La ventaja que tiene la mano es la precisión y sobre todo que puedes repartir muy bien los azotes, y para mi nada deja un color mas bonito en un culo azotado que la mano, ese rojo oscuro que da la sensación de arder y así lo tenía cuando pare. No le di ni una sola caricia en las nalgas, me fui directamente a su sexo y dos dedos entraron en el, quería que sintiera el picor en el culo y la vez mis dedos en su coño, que entraban y salían, dos dedos de mi mano izquierda buscaron el tope del plug, mientras seguía masturbándola con los dedos de la derecha, y suavemente con pequeños movimientos a lado y lado a la vez que estiraba hacia fuera, lo saque. Entonces pare de masturbarla para coger, el plug mas grande. Lo pase entre sus labios y lo metí en su coño, un momento, ya que su destino era otro, y a el que se fue, a su culo, despacio y ya preparado con los dos anteriores entró sin demasiada dificultad, entonces le dije.

-Ahora te vas a levantar y te vas a dar esa ducha.

Se levantó despacio, nada mas levantarse, se frotó el culo. Yo me levanté detrás, la cogí del brazo y la acompañe hasta el baño. Allí la puse de espaldas al espejo y le dije.

-Mira, las consecuencias de tu mala hostia

Se quedó un rato mirando, el culo rojísimo después de la larga azotaina, que reflejaba el espejo. Hasta que se desnudó y se metió en la ducha, yo esperé un par de minutos, cuando pasaron me desnudé yo y me metí en la ducha, ella estaba frente a mi debajo del chorro, me acerqué la cogí de la cintura y bruscamente le di la vuelta cogí sus manos y las puse contra la pared de la ducha, la cogí de la cintura estirando para detrás, haciendo que me expusiera el culo bien rojo, llevé mi mano a su coño, lo froté desde atrás despacio, escuchando como gemía, le volví a meter dos dedos y finamente la polla, cogiéndola de la cintura empujándola contra mi, follándomela con todas mis fuerzas, hasta hacer que se corriera. Mientras ella jadeante recuperaba fuerzas bajo el chorro de agua, le quité el plug del culo que preparado como estaba no opuso ninguna resistencia a que mi polla entrara hasta el fondo, para follarle el culo con las mismas ganas con las que le había follado el coño,  hasta correrme a la vez que ella que se masturbaba a la vez que le follaba el culo. La ducha se alargó un buen rato.

Después ya secos y relajados, me dediqué un buen rato a darle alivio y cremitas en el culo y entre medias cayó alguna que otra sesión de placer más. Terminamos cenando muertos de hambre sobre las 11 de la noche. Y de allí al sofá, al sentarme la cogí de los tobillos y puse sus pies en  mi regazo, para empezar con un masaje, solo que en el segundo intento, no tuve ni un reproche, es más cuando me di cuenta, esta dormida.

Continuara....




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