sábado, 10 de diciembre de 2016

El ginecólogo (Diario de unos jugadores XVII).






Una de las cosas más divertidas de estos juegos, es como se gestan. No es que se siempre sea del mismo modo, depende mucho de la paciencia que tengas en el momento exacto o de la capacidad para hacerte saltar que tenga la otra persona. Pero en muchas ocasiones sigue un patrón que podríamos definir con el titulo de: "esta comprando todos los números del sorteo". Que viene a ser como que la ves venir, que te vas percatando, que no va a parar hasta terminar con el culo rojo y lo bueno es que es proceso puede durar días y va in crescendo. Generalmente lo desencadena una situación que genera angustia, aunque también un capricho o simplemente orgullo o cabezonería, incluso no pocas veces es al suma de las tres. La situación que os voy a narrar a continuación, es el perfecto ejemplo de este tipo de situación.

Aquella semana le tocaba visita al ginecólogo, rutina femenina. Pero me sigue sorprendiendo como ese carácter de piernas largas, se aniña a veces ante cosas en apariencia insignificantes como es una visita rutinaria. A eso se le unía una semana compleja en el trabajo. Así que las tardes se convirtieron en una continua queja, que iba desde lo brujas que son sus compañeras, hasta que duro es ser mujer....Yo me lo tomaba con humor, aprovechando también para picar y así restarle trascendencia, pero aunque la hacia reír por momentos el orgullo le podía más y acto seguido se agarraba una de esas pateletas divertidas, en plan..

-Como se nota que a los tíos no os tienen que hurgar ahí...
-Es que a mi que me metan cosas en frío..
-Encima te cachondeas, bla, bla, bla....

Eso si sin pasar a mayores, más que el momento ese de fuegos artificiales y luego vuelta a la calma. Pero a pesar de ese juego divertido y gracioso, en el ambiente notaba algo. La sensación que os describía antes y que no es otra que a medida que se acerca el día vas notando que eso va a explotar y de malas maneras además con lo cual no queda más remedio que tomar medidas.

Y la cosa empezó a dar síntomas evidentes la tarde antes de la cita con el ginecólogo. Desde que llegué a casa el nivel de impertinencia relativa ambiental era altísimo. Que si que bien se está en el sofá, que si este no es el sitio de las chaquetas, que si no fumes tanto y ella dando vueltas por la casa cual tigresa enjaulada. Encima decidí tomármelo con sarcasmo, lo cual todavía hacía que las contestaciones fueran mas borde y llegado un momento me empezó a picar la mano y eso significa que los niveles de paciencia están empezando entrar en reserva y que la orgullosa y vacilona propietaria de ese culo, lo está empezando a poner en peligro. Vamos que le empezaba a tener ganas aunque me contuve y conseguí amansar un poco a la fiera, le dije que se diera una ducha, me hizo caso y al terminar se vino conmigo al sofá a tomar una cervecita, tranquila incluso dulce. Pero la experiencia es un grado y en el ojo de la tormenta siempre hay calma, lo cual no significa que haya pasado la tormenta.

Poco a poco fue soltando y me estuvo contando que llevaba unos días difíciles en el trabajo,  que iba hasta arriba y que encima mal rollo con las compañeras. Entonces con toda mi buena intención me salió algo sin pensar.

-A que horas tienes la visita mañana?.
-A las 16:15... ¿por?.
-Si quieres me escapo y te acompaño.

Al decirlo se hizo un sospechoso silencio y el ambiente se cargo de repente de una extraña tensión. Hasta que esa voz recargada de orgullo y con cierta retranca.

-Bahhh lo que me faltaba ni que fuera una niña.
-No he dicho eso, solo que si te agobia tanto, igual si te acompaño no se...
-Si claro, y me vas a llevar de la mano, solo te ha faltado decirme, no te olvides de ponerte unas bragas limpias.
-Estas sacando las cosas de contexto, no me seas demagoga.
-Y tu idiota, no necesito que me acompañes hasta la puerta del ginecólogo.
-Muy bien, pues no se hable mas, que te apetece cenar.
-No tengo hambre.
-Pufffff....en fin  haz lo que te la gana yo voy a cenar.
-Muy bien.

Cené solo, ella seguía en el sofá ausente, además se había puestos los cascos en el teléfono por lo que supongo que escuchaba música. Cuando terminé de cenar me acerqué  y le quité los cascos, sentándome en la mesilla enfrente de ella.

-Se ha terminado la tontería por hoy. Ahora vamos a tener el resto de la noche en paz, porque no me apetece nada, estar con un mueble o mejor dicho, con una niña pequeña, porque las niñas pequeñas a esta hora ya están en la cama, así que te vas a comportar como una persona adulta y como castigo mañana vas a ir a currar sin bragas. ¿Estamos?.
-Mañana tengo ginécologo te lo recuerdo.
-Pues te llevas unas en bolso y antes de ir te las pones.
-Es que....
-Que?.
-Pues que voy a ir "jugosa" todo el día
-Te las apañas con las toallitas y así otro día, te lo pensarás antes de agarrarte otra pataleta. Y mañana cuando vuelvas del ginecólogo ya hablaremos de tu actitud de esta tarde.

Sorprendentemente la bronca causo efecto y ni rechistó, tal vez algo tuvo que ver el masaje que el hice en los pies después ya tranquilos en el sofá.
Al día mientras tomaba el primer café le puse un mensaje.

-Como lo llevas

La respuesta fue una foto, sentada con el vestido levantado y donde se podía intuir perfectamente que debajo de las pantys no había nada.

-Mmmm así me gusta, que seas obediente...
-Te lo voy a decir muy claro: cabrón.
-Jajajajaja si en el fondo te lo estás pasando bien.
-...........
-No te quejes que la próxima vez ademas de ir sin bragas, igual necesitas un cojín para sentarte y a todo esto, esta tarde tenemos cosas pendientes.
-Cuando me las puedo poner?
-Cuando vayas el  médico.
-Ok

El resto del día no supe más de ella, hasta media hora antes de la cita en el médico cuando recibí el siguiente mensaje.

-No me encuentro nada bien, creo que tengo fiebre, he anulado la cita y me voy para casa.
-Y eso? que te pasa?
-Me duele todo, creo que estoy cogiendo algo, luego te cuento, voy a echarme  un rato.
-Vale, vale en cuanto salga voy

No voy a negar que me pareció sospechoso, ese cambio tan repentino en pocas horas, pero en esta época a veces pasa. Al salir me fui directo para casa. Al llegar la encontré con el pijama tirada en el sofá tapada con una manta. Me senté a su lado, le di un beso.

-Como estas?
-Ahora parece que mejor, pero  hace un rato estaba malísima.
-Tienes fiebre?
-No se, creo que no.

Le puse la mano en la frente.

-No lo parece no. Y como ha sido te ha venido de golpe?
-No se empece a encontrarme mal después de comer...
-Ya pero que síntomas, dolor de cabeza? mareo?....
-De todo un poco

Esa respuesta, me encendió todas las alarmas, ¿y si fuera el viejo truco de me encuentro mal para evitar algo?.

-Para cuando te han dado cita?
-Ya me llamaran...
-Vamos que no has llamado no? simplemente no has ido.
-No estaba para llamar.

En ese momento me encendí un cigarrito.

-Enciendeme uno anda.
-Estas mala nada de fumar.
-Joder no me duele la garganta...
-Es igual si estas enferma no se fuma o tal vez tienes cuento y así te has escaqueado de ir al ginecólogo....

No hizo falta que me respondiera, su cuerpo respondió por ella sonrojándose. Me la quedé mirando serio...

-Dices que no te has mirado si tenias fiebre no?.
-No....
-Pues habrá que comprobar.

Me levanté sin decir nada más y fui al baño en busca del termómetro. Habían dos uno digital y otro de cristal de los de mercurio de toda la vida. Cogí el segundo y con el de vuelta  me presenté en el salón. Ella estaba ligeramente incorporada y me ofreció la mano para que se lo diera.

-Porque no has cogido el otro?
-Porque me fío mas de lo tradicional.

Me senté.

-Bueno me lo das o que?
-Para que?
-Joder para tomarme la temperatura.
-Ya te la tomo yo, ponte en mis rodillas boca abajo.
-Que? Lo estás diciendo en serio
-Tengo cara de estar bromeando?

Se lo pensó un instante y acabo por levantarse y colocarse encima de mis rodillas, en la misma posición de las azotainas. Nada mas ponerse le bajé el pantalón del pijama dejándole el culo aire. Agité el termómetro varias veces con fuera, para que el mercurio bajara y entonces con la mano izquierda separé sus nalgas, lleve la punta del termómetro a su ano, que al notar el frío cristal se contrajo y empecé a meterlo entre sus quejas, hasta la mitad más o menos.

-Cualquiera diria que es la primera vez que entra algo por ahí quejica.

Mientras esperaba el tiempo para que marcara la temperatura, le acariciaba suavemente las nalgas y en momento determinado, investigué en su sexo, donde si parecía tener fiebre y humedad. Llegado el momento le quité el termómetro y lo miré.

-36'3, no tienes fiebre, pero tengo la impresión que al menos en una parte de tu cuerpo vas a tener mucha fiebre dentro de un rato, asi que empieza a contarme la verdad.
-Hay poco que contar, me has pillado jajajajaj.
-Y te hace gracia? A mi me parece que usar un truco de niña que no quiere ir al cole....ya tienes una edad no crees?. Hoy has ido sin bragas a currar y mañana te vas a tener que poner siete para poder sentarte.

Sin decir nada mas empece a azotarla directamente con el culo desnudo, intentó poner las manos así que con mi mano izquierda se las sujeté a la espalda para poder seguir con la azotaina sin impedimentos. Nada de calentamiento una azotaina con la mano como dios manda desde el principio, sin pausas  de corrido hasta que me picara la mano a mi. Solo cuando empezó a picarme la mano a mi y su culo tenía ya un color rojo intenso paré. Para volver a coger el termómetro agitarlo, separar sus nalgas y volvérselo a meter en el culo, mientras lo sujetaba con la mano derecha con la  izquierda rozaba con mis uñas la piel palpitante de su culo. Al sacarlo no había subido la temperatura, pero claro usarlo no era más que una forma  más de hacerle sentir vergüenza por su comportamiento.

-Sigues sin tener fiebre, levántate y ve a buscar el cepillo, a ver si así sube la temperatura.

Se quejó un poco, pero fue al baño a por el cepillo, sabe perfectamente que en esas circunstancias no puede subirse el pantalón de pijama, osea o va con el a media pierna o se lo quita del todo, que es lo que hizo. De vuelta con el cepillo, yo había puesto un cojín sobre mis piernas para que al colocarse aun expusiera mas su culo, al tratamiento que le iba a dar. Una vez colocada y rectificada por mi, empecé la azotaina con el cepillo, con intención que picara y tuviera recuerdo para el día siguiente, me centré en darle sobre todo en la parte mas baja de sus nalgas, esa que hace frontera con los muslos y que los ingleses llaman "seat zone", osea zona de asiento, donde apoyamos el peso del cuerpo al sentarnos, que ademas es la zona mas sensible y que después de un rato de azotaina resaltaba por el color rojo oscuro con zonas moradas que presentaba. Antes de terminar con la azotaina, le di una serie en la cara interna de las nalgas, que es especialmente dolorosa. Cuando dejé el cepillo su respiración era agitada, podía imaginar el escozor que tenia en el culo en aquel momento, merecido por cierto. Pase mis dedos suavemente por la piel ardiente de su culo.

-Yo creo que ahora si tienes fiebre y voy a usar un remedio casero muy eficaz ya veras.

La hice levantarse, cogí una de las sillas de la mesa, la puse en el centro del comedor e hice que sentara en ella sin protección, para que anticipara la sensación que iba a sentir el día siguiente. Yo me fui a la cocina a preparar el remedio casero. Abrí la nevera y saqué una raíz de jengibre, corte un trozo del tamaño y el grosor de mi dedo corazón, lo pele dejando solo la base sin pelar, cogí un trozo de papel de cocina y me fui de vuelta al salón, ella seguía sentada aunque tenia las manos debajo de los muslos e iba moviéndose de un lado a otro cambiando el peso. Me senté y la llamé de nuevo a mis rodillas, esta vez sin cojín. Cuando estuvo en posición le dije.

-Cuando tienes fiebre localizada, es un remedio, provocar mas calor en otra parte del cuerpo así alivias la primera.

Le volví a separar las nalgas...y como está vez tenía que entrar algo de mas tamaño que el termómetro usé mi saliva para humedecer su ano, cogiendo con mucho cuidado el plug de jengibre de la parte sin pelar lo llevé al estrecho a agujero y comencé a apretar moviéndolo en cuartos de vuelta a un lado y a otro hasta que fue entrando justo hasta el límite de la zona sin pelar. El efecto no es inmediato, pero tampoco tarda mucho en hacer efecto y sus resoplidos al empezar a notar el escozor, eran la pista que esperaba.

-¿Verdad que notas menos el efecto de los azotes? -le dije irónicamente

Y entonces me fui a buscar con mis dedos directamente sus labios, que yo no estaban jugosos eran directamente una fuente, así que indice y corazón entraron en su coño, mientras el pulgar golpeaba rítmicamente su clítoris, no tardó ni un minuto en correrse mientras se movía inquieta en mis rodillas frotándose con mi polla erecta.

Continuará

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