sábado, 26 de noviembre de 2016

¿Reconciliación? (Diario de unos jugadores XV).





En la convivencia tarde o temprano llegan los conflictos, aquellas primeras semanas habían sido de luna de miel y tal vez por eso no supimos ver la tormenta que se avecinaba, la desencadenó una tontería, un mal día y un exceso de confianza por el otro lado precipitaron lo que parecía imposible. Tras lo cual decidí poner distancia unos días y pensar y decidir.



Volví a mi lugar de origen, en busca de poner en orden mis ideas y sentimientos. Después de tantas semanas juntos si me hizo extraño estar 48 horas sin saber nada de ella, además dos orgullosos en guerra fría, es todo un peligro.
Me estaba dando un paseo por la playa la atardecer cuando me sonó el móvil, era ella.

-Hola
-Hola que tal?
-Bueno no se rara y tú?
-Te echaba de menos...
-Eso no vale, no puedes desmontarme así
-Pensaba que eso te gustaba de mi...
-Ya sabes que me quejo por todo. Oye voy a ir este fin de semana a ver a Miriam, voy a coger los billetes, cojo uno para ti de vuelta verdad?
-Estas segura?
-Si, ademas tienes tu coche aquí y el lunes tendrás que ir a trabajar no?
-Si,
-Pues ya está.
-Quieres que hablemos, yo por mi parte siento mucho como me puse.
-Tenemos el viaje de vuelta para hablar, pero si te voy a pedir una cosa piénsatelo bien estos días
-Si lo haré
-Me voy a volver que hace frío
-Muy bien un beso, te echo de menos
-Y yo un beso. Por cierto coge los billetes de vuelta para el domingo por la mañana a primera hora
-Vale.
-Hablamos?
-Hablamos.

Por la noche me envió una foto de los billetes y estuvimos hablando un rato. Al día siguiente la llamé yo y le pedí que trajera con ella en la maleta tres cosas, todas muy explicitas y lo cual le respondí que toda paz necesita de una firma y que firmariamos la paz a mi manera.

Aunque ya era claro no había salido aun el sol por el horizonte, cuando me encendí un cigarrito en el anden de aquella pequeña estación en la misma playa, mientras maldecía la elección de aquella chaqueta demasiado fina para la brisa húmeda y fría que me llegaba del mar.Estaba nervioso, cuando no debería estaba claro que había la determinación de hacer borrón y cuenta nueva, supongo que aquel nerviosismo era la expresión de algo que no quería ver, aquella mujer/niña  me desestabilizaba. Tiré la colilla en la vía cuando vi aparecer la luz del cercanías, entrando a la estación. Esperaba que al ser domingo por la mañana el tren iría vacío, me equivocaba, varias decenas de adolescentes poblaban en andén para volver a sus pueblos después de una larga noche de fiesta. Me senté en el primer vagón al lado de la puerta, así  habíamos quedado, ya que varias estaciones  mas adelante subirla ella, en el tren que nos llevaba de vuelta. Medio adormilado por el madrugón el tren se puso en marcha, aunque el volumen de los chicos que volvían a casa, me impedían relajarme. Fueron cayendo las estaciones una a uno, cuando la megafonía del tren anuncio la suya, se me puso un inexplicable nudo en el estómago, como si fuera la primera vez. El tren se detuvo en la estación, se abrió la puerta, ella era la única persona que subía, me sonrió, se acercó y se sentó a mi lado, nos miramos y nos dimos  un beso, tenía los labios fríos, y sin decir nada puso su cabeza en mi hombro mientras yo le acariciaba el pelo y así sin decirnos nada llegamos a Sants. Allí nos bajamos del cercanias en busca de las vías del AVE, teníamos mucho que decirnos y sin embargo los dos parecíamos buscar el silencio y el calor humano nada más. Subimos las escaleras mecánicas pegados el uno al otro, pasamos el control y volvimos a bajar a las vias, cuando llegamos ya estaba el tren en el andén así que buscamos nuestro vagón y asientos ella colocó la maleta y yo le dije de ir a hacer un café al vagón cafetería. Nos fuimos y con el café empezamos a hablar, me contó el día con Miriam y cuando quiso empezar a tocar el tema de la discusión le puse el dedo en los labios.

-Pschttttt, luego cuando estemos solos hablamos.

El viaje de vuelta fue plácido, no salió más el tema y recuperamos nuestra normalidad, risas, bromas esa parte en la que me sentía tan cómodo con ella. 2 horas después llegamos a nuestro destino, hacía un día bonito algo fresco pero se estaba bien. Cuando salíamos de la estación le dije.

-Sabes estoy muerto de hambre, te invito a desayunar sabes algún sitio que se desayune bien?.
-Mmmmmm si, ya veras.

Me llevó a un  bar de barrio, donde por cierto nos dimos un atracón a dulce y salado en una especie de desayuno/almuerzo que nos tuvo sentados hasta mediodía y ya cuando estábamos sentados digiriendo tranquilamente, fue cuando me preguntó.

-No se porque me hiciste traer aquello...si no nos hemos visto.
-Jajajaaj quería hacerte cargar la maleta, no eres tonta y sabes que es por algo no?
-Ya y es lo que me intriga.
`-Pues ten paciencia y lo descubrirás.
-Que hacemos vamos para casa?
-Aun no hemos firmado la paz
-Por mi parte si...
-Ya, pero hay que seguir el protocolo
-Me estás poniendo nerviosa.
-Es que tu te alteras muy rápido, pero ya encontraré la forma la calmarte...
Su rictus cambió, una sonrisa nerviosa y cierta incomodidad.
-Te sientes culpable?
-Un poco si
-Eres consciente de como te pusiste verdad?
-Si, porque no me paraste?
-Estabas demasiado agresiva
-Después me calmé y si te soy sincera esperaba alguna reacción, no que te fueras
-Ya pero no siempre puede ser lo que tú quieras

Bajó la mirada sin decir nada.

-Ciertas cosas es mejor hacerlas en frío, da más tiempo a pensar. ¿Nos vamos?

Se levantó se colgó el bolso y empezamos a andar a buscar el coche, por el camino le di unas indicaciones de donde quería que me llevara. Atravesamos la ciudad, hasta llegar al lugar, aparcó y nos bajamos del coche.

-Donde vamos?
-Coge las maletas.

Cogió las maletas y andamos unos metros hasta la puerta de un hotel. Allí le hice el gesto para que pasará delante de mi. Me puso una sonrisa. Le dije que esperase junto al ascensor, mientras yo pagaba y recogía la llave. Nos montamos en el ascensor, en silencio, mirándonos.

-Siempre vas un paso por delante
-Me lo pones muy fácil.

Cuando entramos en la habitación , ella se sentó a los pies de la cama, con las maletas en mitad del pasillo. Me la quedé mirando de pie.

-Cansada?
-Un poco
-Salisteis ayer con Miriam?
-Fuimos a tomar algo, pero no estoy cansada por eso.
-Has traido lo que de dije?
-Si
-Pues sacalo ya.

Soné convincente, porque se levantó abrió su maleta y sacó la libreta en una mano y en la otra el plug joya.

-Contento?
Le cogí ambas cosas.
-Falta algo
-Impaciente espera que lo tengo debajo de la ropa.
-No hace falta que lo saques, vete a dar una ducha y sales con ello puesto.
-Una ducha?
-Si, una ducha.

Cogió la maleta y se metió en el baño de la habitación, escuche como encendía el grifo, cuando oí cesar el sonido del agua, me puse a preparar la escena que quería crear . Frente a los pies de la cama había en un escritorio, con una silla. Y en el espacio entre la cama y el ventanal de la  habitación habia una pequeña mesilla con otras dos sillas. Retiré la silla del escritorio, la mesilla y otra de las sillas, que dejé pegadas al ventanal. Dejando así una única silla donde me senté, con la libreta abierta en mis manos, justo cuando salía del baño vestida con el uniforme, que esa era la tercera cosa que le había dicho que metiera en la maleta.

-Acércate por favor.

En ese momento la libreta estaba cerrada entre mis piernas. Ella se acercó con pasos lentos, mientras yo sostenía la mirada clavada en ella. Cuando estuvo delante de mi, volví a abrir la libreta y le dije.

-Como es que hay dos días en blanco?.
-Bueno es que después de lo que pasó....pensé...
-Pensaste? o decidiste?
-Con todo lo que había pasado la verdad es que lo que menos me importaba era la libreta.
-Siempre tienes excusa no?. Mira cuando pactamos algo es para que se cumpla
-Ya, pero..
-Estoy hablando yo!!!!!!! Pon las manos encima de la cabeza y limítate a escuchar. Si alguna vez tienes dudas sobre tus "obligaciones" preguntas, pero si yo no te he dicho lo contrario, se cumplen pase lo que pase y si alguna vez por el motivo que sea, porque no te encuentras bien o con fuerzas o lo que sea me lo dices. Pero mientras eso no pase, cuando no se cumplan habrá un castigo y como esta vez no se han cumplido ya sabes lo que te espera.

Cerré la libreta de golpe y le dejé en el suelo. Sin decir nada más metí las dos manos por debajo de la falda buscando la parte de arriba de su ropa interior para lentamente ir bajándosela hasta justo por encima de sus rodillas y por debajo de la falda. Antes del siguiente paso me la quedé mirando, quería ver su cara, sintiendo la desnudez por debajo de su falda a sabiendas que iba a ser castigada de inmediato. Un instante tras el cual le ordené colocarse en mis rodillas. Le pase dos dedos por la piel que quedaba al aire entre sus bragas enrolladas por encima de sus rodillas y el final de la falda, sin decir nada. Entonces puse la mano libre justo encima del final de la falda y le di unos primeros azotes sin levantar la falda aun, en una especie de calentamiento, una tanda corta, porque enseguida procedí al ritual de levantarle la falda despacio, notando como  al hacerlo se estremecía. Le acaricie un poco las nalgas, ligeramente sonrosadas y empecé la parte seria de la azotaina manual, el sonido rítmico de las palmadas acompasadas invadió la habitación solo roto por algún tímido gemido de queja, mientras el leve sonrosado de su piel al descubrirla se iba tiñiendo de un color mas vivo, no hubieron pausas, ni caricias, solo una larga y constante azotaina siguiendo un ritmo marcado desde el principio.

Cuando me detuve, le acaricié suavemente los muslos pero sin tocar las nalgas, para que sintiera el calor y el ardor del castigo y de paso cogiera aire para lo que le esperaba.

Tras esa pausa de un par de minutos,  alargue el brazo hasta el suelo para coger una pequeña paleta de madera, del tamaño de un cepillo, con tres corazones grabados en la madera. Con ella acaricie sus nalgas ya rojas, frotándolas suavemente con la madera, pasándola también por la cara interna de sus muslos, hasta su sexo y por la hendidura entre sus nalgas varias veces, hasta que empecé a usarla para seguir la azotaina golpes secos y seguidos, en especial en la parte mas baja de sus nalgas, allí donde la nalga se convierte en muslo, ella se empezó a mover y a quejarse, me serví de la mano izquierda para sujetarla con fuerza de la cintura y seguir con el castigo, haciendo alguna pequeña pausa en la que usaba la paleta para acariciar. Hasta que volví a dejarla en el suelo y otra vez empece a pasar mis dedos por sus muslos sin tocar para nada sus nalgas, que le debían arder, me fui por la cara interna hasta su sexo, del cual chorreaba humedad que mojaba sus muslos centímetros antes de llegar a sus labios. Sin pensármelo le metí dos dedos, ella gimió, los dejé quietos dentro un instante, mientras las yemas de los dedos de la otra mano rozaban sus nalgas y le decía.

-Las cuentas por la libreta ya están saldadas, pero aun falta quitarte el sentimiento de culpa, ahora te levantarás.

Se levantó de mis rodillas, yo también me levanté la miré y le dije.

-Quítame el cinturón, dóblalo y dámelo.

Bajó la mirada, sus manos buscaron mi cintura, me desabrochó nerviosa el cinturón, lentamente estiro de un extremos hasta sacarlo del todo, bajo mi atenta mirada lo dobló por la mitad y me lo entregó. Yo lo cogí y le dije.

-Termina de quitarte del todo las braguitas y después te doblas apoyando las dos manos en la cama.

Las braguitas se quedaron en el suelo de la habitación se dio la vuelta y se dobló apoyando las dos manos en la cama, dándome la espalda. Me acerqué el volví a levantar la falda del todo y me puse  detrás el izquierdo con el cinturón empuñado para azotarla. Y empecé a hacerlo, tres o cuatro azotes hacia un pausa comprobaba los efectos en su piel y otra nueva tanda de tres o cuatro mas. No los conté debieron ser una treintena mas o menos cuando decidí que era suficiente castigo. Estuve un rato viendo de cerca los efectos de la azotaina, pasando mis dedos por toda la piel castigada, entonces le di unas palmaditas en la cara interna de sus muslos para que separara mas las piernas. Y me fui a buscar el plug joya, cuando notó el frío acero pasando por su sexo caliente  y palpitante no pudo reprimir un largo suspiro de sorpresa, y un gemido cuando lo introduje en su sexo desde atrás, pero esa no era su ubicación, si no que lo que buscaba era lubricarlo con su propia humedad. Finalmente el plug acabo en su sitio, en su culo. Y ya con el plug dentro su siguiente destino era reflexionar pegada al ventanal, con las manos encima de la cabeza, la nariz tocando el cristal y la falda levantada y enrollada en su propia cintura.

Yo me tumbé en la cama, mirándola, allí de espaldas a mi, con el culo rojo entre el que destacaba la piedra azul del plug joya. Miré el reloj y pensé 5 minutos. Cuando pasaron me levanté me acerqué por detrás sin decir nada le pase la mano por entre sus piernas, me mojó toda la palma de la mano y le dije.

-He dicho la nariz tocando el cristal, cuando lo hagas bien podremos firmar la paz.

Rechistó pero acercó mas la cara hasta tocar con la punta de la nariz el cristal. Me dí la vuelta y antes de volver a tumbarme en la cama me desnudé, esperé otros cinco minutos pasados los cuales le dije.

-La próxima vez que tenga un mal día, piensa que es mucho mejor para los dos que hablemos y que si lo que quieres es pillar, se inteligente, busca la manera y pillarás, en el momento. Ven aquí.

Bajó las manos de su cabeza, se dio media vuelta despacio y se acercó. Se subió a gatas en la cama y le dije.

-Firmamos la paz?.

Su respuesta fue buscar mi polla, cogerla con la mano y empezar a pasar sus labios y su lengua por la  punta despacio mientras me miraba, se la iba tragando más y más. Así siguió un rato hasta que a hice parar, entonces sin soltarla pasó un pierna por encima de mi cuerpo y llevándola a su sexo, se la metió entera y empezó a moverse y cabalgarme, hasta corrernos. Después seguimos mientras yo me recuperaba la masturbé varias veces con mis dedos, después tumbada boca abajo, me lo volví a follar desde atrás, para terminar sacando el plug de su culo y cambiarlo por mi polla y correrme por segunda vez esta en su culo.

Antes de dejar el hotel nos dimos un ducha y de camino para casa, en el coche me pregunto.

-¿Por que me hiciste duchar antes?
-Porque queria saber como de rebelde estabas...

Continuará...

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