domingo, 3 de agosto de 2025

Decoro (Por E.)

 






Se lo había repetido en numerosas ocasiones. No quería que dijera palabras malsonantes. Era vulgar y de mal gusto, y ella estaba de acuerdo. El problema es que cuando se enfadaba o estaba cansada el genio la podía y acababa pareciendo un camionero. 


El trato había sido el siguiente. Nada de palabrotas, sobre todo si estaba él delante y había habido ya una advertencia previa para ayudarla a controlar sus revoluciones.


Los primeros días parecía que funcionaba. Intentaba controlarse, estaba más pendiente de lo que salía por su boca, y en las ocasiones en las que le costaba más bastaba con esa advertencia para controlarse, pero ese jueves fue distinto. 


Ahí estaba, en el rincón del baño, con el culo rojo y la pastilla de jabón en la boca. 

Sentía mucha vergüenza. Que le lavará la boca con jabón era muy regresivo y no podía dejar de mirar al suelo.


- Ahí quietecita hasta que venga a buscarte! Me has oído?


Sonaba autoritario todavía. Aún no había bajado el tono, y eso significaba que quizá el castigo aún no había concluido...




Todo había empezado un par de horas atrás. 


Se supone que los jueves puede salir pronto y llegar a comer a casa. Eso le viene bien porque muchos miércoles tiene guardia y acaba muy cansada. Pero ese jueves la cosa se empezó a complicar. 

Le habían doblado la consulta sin preguntarle, la residente no solucionaba nada sola y habían ingresado un par de pacientes complicados. Total, que comió cerca de las cinco y tardó más de una hora en llegar a casa.


Cuando llegó él acababa de entrar. Lo encontró en la habitación cambiándose. La saludó cariñoso.


- Hola Nena, qué tal el día? Cómo tan tarde hoy?


Ella le devolvió el beso pero enseguida empezó a despotricar.


- Porque son subnormales! Las secretarías son incapaces de contener a las pacientes. Me las meten dobladas y como ellas no las van a ver les da igual! Estoy harta!


- No entiendo cómo no te preguntan primero, la verdad...


- Ni yo!! Se las quitan de encima y ya! - su tono iba subiendo por momentos.


- Estoy muy cansada... Anoche dormí fatal y mira a qué hora llego!


- Lo sé Baby. Intenta relajarte, ven...- se la acercó y la abrazó.


Ella aceptó el abrazo, pero algo por dentro no iba bien. Estaba cansada y muy enfadada con la situación. Esa mezcla no solía acabar bien.


- Venga, cámbiate y descansa un rato.


- Vamos a la piscina...


- Uff...hoy hace fresco Baby, no me apetece.


- Un rato...


- Bajamos luego, dame un respiro anda, que yo también acabo de llegar.


- Si no vas a bajar dímelo ya! - su tono sonó muy impertinente.


- No he dicho eso, te he pedido un rato que acabo de llegar. Y no me hables así.


- Es que siempre me dices lo mismo y luego no bajas!


- Siempre? Me parece a mi que tienes memoria selectiva...


- No estoy para "gilipolleces" Santi!


Ahí él se paró, la miró serio y se lo dijo.


- Esa boca Nena. Primer y último aviso. 


Ella lo miró enfadada pero, consciente del trato que tenían, se calló.


Él decidió sentarse un rato a mirar la prensa. Ella ya estaba inquieta, de mal humor, y no era capaz de relajarse. Se fue a la cocina a por un café, pero no podía estarse quieta 


No habían pasado ni quince minutos cuando volvió a insistir.


- Vas a bajar o no?


- No seas pesada por favor. Si quieres bajar ya ve bajando tú. Yo necesito un rato tranquilo.


- Lo sabía!! Para qué me dices que luego si no vas a bajar!


- Me da a mi que al final no bajamos ninguno... 


La conocía de sobra y sabía que cuando estaba así solo una cosa la hacía parar, y no era muy compatible con ponerse la braguitas del bikini, pero quería dar margen a ver si se calmaba sola 


- Ya me bajo yo sola!


Se dió media vuelta enfadada y se fue a la habitación a cambiarse.

Se probó al menos tres bikinis, pero ninguno estaba bien ese día. Él escuchaba el sonido del cajón abrirse y cerrarse constantemente. 

Se sintió "culpable" y decidió acompañarla, pero al entrar en el cuarto vió el desastre.

Más de media colección de bikinis en la cama. La ropa del día tirada por el suelo y los zapatos en medio de eses caos. Y eso ya no lo pudo pasar por alto 


- Antes de bajar deja esto recogido por favor.


- Luego.


- No, luego no. Has visto esto?? Recógelo por favor.


Sabía que estaba tensa, pero había ciertos mínimos que había que cumplir. 


- Joder Santi!! Estoy y hasta los c#@#...


Ahí estaba. Ni piscina ni nada. La iba a relajar de la única forma que funcionaba. 


No la dejó ni acabar la frase. La cogió de la muñeca y tiró de ella hasta la cama. 

Se sentó y se la tumbó sobre sus piernas.


- Se acabó Nena! Te advertí antes! En casa no hablamos así y lo sabes!


- No, no.... para!!


- No paro! Estabas advertida Baby.


Llevaba solo el bikini puesto. Uno de esos de triángulo que tapan más bien poco. 


Empezó directamente con la mano. Ella todavía luchaba un poco. Pataleaba, intentaba levantarse, pero él la tenía bien sujeta. 

Cuándo empezaba así solía calmarse a medida que su culo se iba calentando, y está vez no fue distinto.

Él se empleó con más fuerza hasta que vio que empezaba a aceptar su destino. Entonces paró por un momento.


- Ya Baby? Vas a dejar de patalear?


No dijo nada, pero su lenguaje corporal contestó por ella. Se encogió en su sitio y bajó la cabeza.


- Dime por qué Daddy te está castigando.


- Por hablar mal...- costaba oírla.


- Más alto Baby. Que te oiga bien.


- Por hablar mal Daddy.


- Hablamos así en casa? 


- No...


- Y qué pasa cuando desobedeces?


- Que me castigas...


- Eso es. Así que ahora pórtate bien y estate quietecita. De acuerdo?


- Sí Daddy...


Entonces notó como soltaba los nudos laterales de la braguita del bikini. No se la iba a bajar, le iba a descubrir el culo destapandola. Eso le daba más vergüenza y llevó su mano atrás para taparse.


- Las manos delante Baby.


- Daddy...


- Ahora. 


Obedeció y dejó su trasero de nuevo a su disposición. 


Sintió de nuevo su enérgica mano. El culo ya le picaba, pero sabía aquello acababa de empezar. 


Estuvo así unos minutos hasta que lo tenía bien rojo. Entonces hizo una pausa. 


- Lavantate.


Lo hizo e inmediatamente perdió la braguita que cayó al suelo. 


La cogió de la mano y la llevó al baño.


- Al rincón.


Obedeció y se colocó mirando la pared con las manos en la cabeza. 

Escuchó el agua corriendo y se imaginó lo que venía. 

Lo odiaba. No era solo el sabor. Era le vergüenza de verse así a su edad. 


Se la acercó y le indicó que se diera la vuelta. 


- Daddy por favor...


- Abre la boca y saca la lengua.


Ella lo cogió de los brazos y lo miró suplicante 

.

- Daddy...


- Obedece Baby. La última vez te prometí que ésto es lo que pasaría si volvías a decir palabras malsonantes y sabes de Daddy cumple lo que dice.


Roja como un tomate y sin poder mirarle a la cara abrió su boca y sacó la lengua.

Él le agarró por la barbilla con cuidado y empezó a restregarle la pastilla de jabón.


- No me gusta que hables así Nena. No es propio de ti y no me gusta. Vamos a ver si con esto aprendes la lección.


Ella solo emitía pequeños ruidos. Era una mezcla de lamento y de no poder tragar saliva.


- Ya ahora vuelve de cara a la pared y reflexiona.


Se giró sobre sus pies y se colocó de nuevo como la había indicado 


- Ahí quietecita hasta que venga a buscarte! Me has oído?


Asintió con la cabeza y se quedó obediente en su rincón castigada 


La tuvo así unos cinco minutos. No parece mucho pero con una pastilla de jabón en la boca esos cinco minutos fueron eternos.


Entró de nuevo en el baño. Estaba con la parte de arriba del bikini y nada más. Su culo estaba aún rojo de los azotes previos. Y su cabeza se inclinaba hacia el suelo, señal de la vergüenza que sentía.

Él sabía de sobra que ya con eso la furia y el mal humor previo se habían esfumado, pero no acababa ahí él escarmiento.


- Mírame.


Se giró despacio e intentó mirarlo. Lo intentaba de verdad pero no era capaz de sostenerle la mirada.


- He dicho que me mires Nena.


Estaba muy roja.


- Y ahora mírate.


Se vio en el espejo. Desnuda de cintura para abajo y con la pastilla de jabón en la boca.


- Como una niña pequeña! De verdad que estoy es lo único que funciona Nena? 


Cada vez sentía su cara arder más. Y su cuerpo por dentro estaba encendido. Se notaba empapada y le daba pudor que él lo notara.


- Dame eso y enjuágate bien la boca.


Le quitó la pastilla de jabón y no tardó ni medio segundo en llevarse agua a la boca.


- Lávate bien y cuando estés vienes al cuarto. 


Tardó un par de minutos. Necesitaba quitarse ese sabor de la boca.

En cuanto terminó se dirigió al dormitorio. Al entrar lo vió de pie al lado de todo el desastre de ropa con los brazos cruzados.


- Y ahora explícame este desastre.


- No me veía bien con ninguno Daddy... - su voz era suave. 


- Y por eso hay que sacar medio cajón y dejarlo todo por el suelo?


- No...


- Las cosas que no se usan se dejan recogidas. Y si Daddy te dice que las recojas tú obedeces Baby. No discutes. 


Bajó de nuevo la mirada avergonzada.


- Recoge esto, vamos. 


Obediente guardó los bikinis en el cajón y dejó la ropa usada en el cesto de la ropa sucia. 

Al acabar se giró hacia él y lo vió con una chancla de piscina en la mano. 

Era una chancla que no usaban para la calle. Fue una compra anterior suya, de esas impulsivas, y se equivocó de número. Cogió dos tallas más. Como no se podía devolver él decidió que le darían otro uso ...


- Daddy...


- Qué Baby?


No dijo nada. Sabía lo que venía así que se limitó a esperar. 

Él se sentó en la cama, ya recogida, y la llamó. La puso de nuevo sobre su regazo y le dió un par de azotes flojitos con la zapatilla. 


- A Daddy no se le discute cuando tiene razón. De acuerdo?


- Sí Daddy...


- Y ahora vamos a reforzar bien el mensaje. Ni malas palabras ni mala actitud. Repite.


- Ni malas palabras ni mala actitud...


La habitación se inundó con el ruido de la chancleta. Era un poco escandaloso y picaba de lo lindo. 

Con cada azote su culo se iba poniendo más y más rojo. El escozor era ya difícil de aguantar. 


Intentaba quedarse quieta pero con algún golpe no podía evitar retorcerse.


- Ha sido suficiente?


- Sí Daddy...


- Repíteme otra vez la frase.


- Ni malas palabras ni mala actitud...


- Va a haber próxima vez? 


- No Daddy...


Escuchó el ruido de la chancla contra el suelo y enseguida notó su mano acariciando su culo.


Estaba muy caliente. 

Sintió mucho alivio .


- Ya sabía yo que hoy ibas a acabar así Nena...


Ella emitió un gemido tierno 


- Solo Daddy sabe calmarte, verdad?


- Sí...


Le separó un poco las piernas buscando confirmar lo que ya intuía. 

Al llevar su mano a su coñito encontró un manantial. Estaba hinchado y caliente.

Al acariciarselo ella no pudo evitar moverse y cerrar sus piernas. Estaba muy sensible. 


- Shhhh...abiertas Baby.  - se las separó de nuevo.


Empezó a acariciarle la cara interna de sus muslos.


- Voy a tener que coger la pastilla de jabón de nuevo Baby?


Llevó un dedo a su intimidad y recorrió delicadamente el interior de sus labios 


- Mírate cómo estás... 


Le metió el dedo en su interior y ella emitió un jadeo.


- Te gusta?


- Sí Daddy... Méteme otro por favor...


- Otro dedo Nena?


- Sí...


- Eres una cochina...lo sabes, no?


Ella en respuesta abrió más sus piernas dejándole espacio.


Le metió dos dedos notando el calor de su interior.


Empezó a moverlos despacio observando su respiración. La tenía muy cachonda. 


- Lo que debería hacer ahora es mandarte bajar a la piscina para que todos vean lo traviesa que eres Baby.


- No!! 


Sacó sus dedos y le dió media docena de azotes.


- A Daddy no se le dice que no!!  ya lo has olvidado??


- Lo siento Daddy...


Él volvió a meterle dos dedos y a jugar despacio con ellos.


- Sí. Debería ponerte la braguita y hacerte bajar así, con el culo rojo para que los vecinos vean cómo te has portado hoy Baby...


De imaginárselo aún se excitaba más. Estaba muy, muy cachonda.


- Y después bajar yo y explicarles que cada vez que te portas mal te tengo que bajar las braguitas y calentarte bien ese culo de niña traviesa. No crees?


- Daddy...


- Te daría vergüenza?


- Sí...


- Pero cada vez estás más mojada Nena... Levántate.


La hizo ponerse de pie delante de él. Él se levantó también y le desanudó la parte de arriba del bikini dejando sus pechos al descubierto.


Él llevó sus manos a ellos y la acarició.


- Y quizá deberías bajar así, con las tetitas al aire como una niña pequeña, que es lo que has sido hoy en casa Baby...


- Daddy....


- Qué Baby...? Dime


- No aguanto más...


- Y qué quieres Nena?


- Que me folles...


Súbete a l cama, vamos.


Se subió de rodillas, apoyó su cara en la cama dejando bien subida la cadera. 

El no tardó en quitarse la ropa. Estaba igual de excitado que ella. 

La penetró desde atrás sintiendo ese calor húmedo en su polla. 


La oyó jadear con esa primera penetración.


- Así Baby? Esto es lo que quieres?


- Sí...


- Y yo Nena...


Y así la folló hasta que ambos acabaron. 


Fue una tarde intensa y divertida, y la mejor manera de rebajar su estrés ...


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