sábado, 19 de febrero de 2022

La Ira (los siete pecados capitales I parte)

 




Nos levantamos bastante tarde, aquel sábado, hacía un día espléndido de eso que anuncian la inminente llegada de la primavera. 

Teníamos cosas de casa que hacer, pero también nos apetecía disfrutar un poco del día, así que desayunando nos repartimos tareas y manos a la obra. 

Yo me vestí y fui a hacer la compra de la semana. Una de las ventajas de mudarnos es que justo en la esquina del edificio había un bar, que estaba bastante bien y muy práctico para cuando no había ganas de cocinar y ensuciar, así que otra de las cosas que decidimos fue bajar a comer allí y ya después algo improvisariamos.

Sábado y casi a mediodía el supermercado estaba abarrotado de gente, así que fui a la idea sin entretenerme mucho y todo y eso aún tuve que hacer cola varias veces. Por fin cargué la compra en el coche y para casa. 

Al entrar ella estaba pasando la aspiradora y yo me puse a colocar la compra, en ello estaba cuándo entró en la cocina. 

- Si que has tardado no?

- Estaba a tope de gente

- Ya imagino...pues yo ya estoy, me voy a ir a vestir.

- Si, que es tarde ya...

En ese momento abrió una puerta del mueble de la cocina..

- Has comprado mis cereales?

- Buaaa no me he acordado.

- Joder ya te vale y mira que desayunando te he dicho que se habían acabado. 

- Bueno, luego pasamos un momento, no pasa nada.

- No es eso, algo que te pido y lo olvidas, si hubiera sido al revés!!!!

- Lo siento nena, ya te he dicho que luego pasamos.

- Si claro otra vez a perder el tiempo, bahhhhh es igual, me voy a vestir.

No me gustó nada el tono final de la conversación, cómo con cierto desprecio, además eran unos puñeteros cerealecs de esos light y demás.

Poco después, yo la esperaba en la cocina y apareció ya vestida, botas, medias, vestido y un toque de maquillaje.

- Que guapa 

Fui a darle un beso y me apartó.

- Me acabo de poner el pintalabios, nos vamos? 

- Si espera que cojo las cosas.

- Y que has estado haciendo hasta ahora?

- Estás gruñona hoy o me lo parece?

- No voy a entrar, si te sirve bien...

Fui a por la chaqueta, cartera y llaves, y bajamos. El bar estaba justo en la esquina, nos sentamos en una mesa en la terraza, pedimos un par de cañitas para mientras, nos decidamos que comer. Intenté varias veces conversar, pero sus respuestas fueron monosílabos.

- Que tal los calamares a la plancha?

- Ni idea, a ver si crees que he probado toda la carta.

Levanté la mirada de la carta y su posición corporal era, piernas y brazos cruzados, o sea un bloque.

- Piensas estar todo el rato así?

- Así, cómo?

- Enfadada con el mundo.

- Pues igual sí. 

- Pues sigue buscando que igual encuentras.

- Gracias por el consejo, pero haré lo que me salga del coño. 

Justo en ese momento salía el camarero, que al percatarse de la tensión, muy disimuladamente pasó de largo. Me la quedé mirando un rato serio.

- Que vas a comer?

- No tengo hambre 

- No comer, no va a solucionar nada...

- Pfffff ya está bien 

Metió el móvil en el bolso, lo cerró y se levantó cogiendo la chaqueta.

- Dónde vas?

- A casa...

- Nena.....

Se dio la vuelta toda digna y empezó a caminar, con pasos firmes, mientras yo la seguía con la mirada sin reaccionar, no podía creerme el enfado tonto por unos cereales. Entonces se acercó el camarero y para destensar me dijo.

- Menudo carácter...

- Jajajaja no lo sabes bien, pero se le pasa rápido.

- Menos mal entonces. Van a comer.

- Pues va a ser que no, pero a cenar si vendremos. Me traes otra caña por favor.

- Hecho. 

Cuando el camarero me trajo la caña, la llamé, pero no es que no me lo cogiera, es que me colgaba. Así que a la tercera vez desistí y al final me decidí a comer, con calma y sin comerme la cabeza, ya sabría el motivo del cruce. Cuándo acabé de comer, pagué, me disculpé y antes de ir a casa cogí el coche me acerqué al supermercado y compré tres paquetes de los malditos cereales. Con ellos me fui a casa. 

Al abrir la puerta sólo se escuchaba la tele de fondo, al entrar en el salón estaba tirada en el sofá , se había quitado las botas que estaban en el suelo. 

- Hola 

- Hola 

Saqué los cereales de la bolsa y los puse dando un golpe en la mesa.

- Aquí tienes tus cereales.

- Muchas gracias 

- Y ahora me cuentas a que ha venido el numerito de hoy, porque no entiendo nada.

- Si no te importa estoy viendo la tele y no tengo ganas de hablar.

De repente todo el aguante y paciencia que había tenido desbordó. Me fui para la tele y no la apagué, la desenchufé. 

- Hasta aquí.

Me fui hacía ella la cogí del brazo y la puse de pie, mirando a la tele a la vez que le di una decena de azotes con la mano que trató de evitar sin éxito. 

- Ahora me toca a mí gruñir. Ponte de rodillas. 

Me sorprendió que si bien resopló varias veces, apenas se resistió o más bien nada y se arrodilló.

- La espalda recta!!!!

Lo hizo y entonces me desabroché el cinturón, me lo saqué con energía, me agaché le subí el vestido y usé mi cinturón para sujetárselo levantado, abrochándoselo por debajo del pecho. Al terminar de un tirón le bajé las medias y el tanga. Me fui a por las cajas de cereales, tres. 

- Extiende los brazos hacia delante con las palmas mirando el techo.

Otro soplido, pero lo hizo y allí en sus manos estiradas le puse las tres cajas de cereales. 

- Ve pensando una explicación coherente para tu comportamiento y más te vale que sea buena. 

Me senté en el sofá, a esperar. Yo sabía que aunque había empezado a rendirse, todavía su orgullo estaba muy vivo. Cuando la escuché suspirar varias veces seguidas, me levanté y le quité las cajas que sujetaba. Bajó los brazos.

- Los brazos encima de la cabeza.

Y de nuevo me senté, hasta que me di cuenta que era capaz de dormir de rodillas antes que reconocer algo. 

- Ven aquí.

Se levantó y se acercó, sería. 

- En serio que todo esto ha sido por unos cereales?

- Si 

- Que poco aprecio le tienes a tu culo.

- Pfff

- Guárdate los soplidos, que te van a hacer falta.

Alargué el brazo para cogerla de la muñeca y llevarla a mis rodillas. Cuando estuvo le terminé de colocar bien las medias y el tanga por encima de las rodillas y sin charlas, ni sermones, empecé a dialogar de única manera posible. Mi mano conversando, una conversación picante con su culo totalmente desprotegido y expuesto. Empecé suave, me daba que iba para largo y calentar bien era necesario, pero a medida que progresaba, también el ritmo era más rápido e intenso y a la vez su piel se iba calentando y enrojeciendo. El continuo sonido de mi mano percutiendo en su culo y su respiración era lo único que escuchaba. Tuve que hacer una pausa porque me picaba la mano y ya tenía el culo como un tomate maduro desde cuatro dedos por debajo de la espalda, hasta la grieta donde nacen los muslos. 

Cuando se me enfrió un poco la mano, empecé otra vez ahora ya a ritmo constante desde el principio y no paré hasta que me hervía la mano. La dejé unos cinco minutos reposar y sentir el calor que desprendía su culo, en mi regazo.

- Levanta. 

Se levantó y la actitud era un poco diferente. Mirada baja, manos detrás de la espalda  si decirlo. La miré y le dije.

- Entonces el motivo de tu comportamiento se debe al tema cereales? 

La callada por respuesta.

- Muy bien, pues a mí me sigue pareciendo una chiquillada intolerable, traeme el cepillo.

- Pffffffff 

Pero se dio media vuelta, y volvió con el cepillo, me lo entregó, y con un gesto la hice ponerse de nuevo en mi regazo. Dejé el cepillo sobre su culo, para quitarme el jersey, cuando lo cogí, no hubo tonteo de ningún tipo, empecé a usarlo alternando nalga y nalga, sin mucha fuerza, pero continuo y machacón, el cepillo es muy efectivo y más ese. 

Además toda la dosis de cepillo, fue muy bien apuntada a la mitad inferior del culo, asegurándome que sentarse no le fuera cómodo durante unos días. La piel se fue oscureciendo y cada golpe primero dibujaba un círculo blanco, que enseguida volvía a coger color cada vez más intenso. Cuándo dejé de usarlo, tenía ya el culo con recuerdo para unos días. 

Otra vez le di un tiempo de descanso, en mis rodillas. Pero sin caricias, creo que podía sentir el latido del corazón en la piel del culo. Esta vez aún la tuve más rato, unos diez minutos.

- Levanta.

Se levantó y si poder evitarlo nada más levantarse las manos al culo.

- Las manos en la cabeza!!!

Cuando las tuvo, le dije.

- Vuelvo a repetirte la pregunta, tu comportamiento de antes se debe a los cereales?

Empecé a contar segundos mentalmente, hasta que con la voz aniñada y suave dijo...

- Es que cuando te fuiste me llamó mi jefa y me hizo enfadar, también...

- Bueno ha costado, pero parece que ya hay algo más.

- Que te dijo?

- Una tontería, pero me sentó cómo un tiro además llamarme un Sábado...

- Ya y porque le coges el teléfono.

- No lo sé...

-En fin, así a modo resumen, toda esa ira acumulada por la llamada a explotado con el olvido de los cereales y de ahí el comportamiento de enfado con el mundo de después, es eso?

- Más o menos. 

- Y crees que vale la pena?

Me levanté y la cogí del brazo, la llevé hasta el espejo de cuerpo entero y la puse frente a él.

- Mírate el culo...

Se dio la vuelta y se giró para ver. Empezó a Resoplar a la vez que se tocaba alguna parte.

- Dime crees que merece la pena enfadarse con el mundo por un comentario de tu jefa el sábado?

- No 

- Verdad? 

La cogí otra vez del brazo y al salón de nuevo. 

- Voy a asegurarme, que te vas a quedar bien relajada y suave como una gatita de angora. Colócate sobre el brazo del sofá!!!!

Ahí me puso algo de carita de pena...

- Ponte y los pucheros antes, ahora ya van tarde.

Terminó por ponerse sobre el brazo del sofá, algo que parece diseñado por una mente perversa, tiene la altura ideal y da la inclinación ideal y la exposición también.

Cuando estuvo, fui a buscar el aceite de masajes. Eché un buen chorro en cada nalga que extendí bien pero procurando que quedarán bien aceitosas. La imagen era muy especial, su culo expuesto y ya de varios colores brillante con el aceite. Entonces le desabroché mi cinturón que había estado todo el rato sujetándole el vestido levantado. Lo doblé, a la medida exacta, para ello lo posé varias veces sobre su culo. Y le dije.

- Tres docenas, al final de cada docena, te dejaré descansar un minuto, cuenta.

El primer azote sonó cómo un trallazo, si ya de por sí el cinturón, tiene un sonido especial, cuando la piel está mojada o engrasada aún el sonido es más potente. 

- Uno...

- Dos...

- Tres...

A medida que avanza parte del aceite impregna el cinturón y parte lo absorbe la piel, así que a mitad de la segunda docena, la piel estaba seca pero el cinturón engrasado pesaba más y su mordisco era más punzante. 

Al llegar al número 36....volvía a tener otra vez el culo coloreado uniformemente, ya no era rojo, era una colección de franjas que se solopaban,  en un color entre el rojo y el violeta... Dejé el cinturón en el suelo y le puse de nuevo aceite en el culo magullado. 

Le dije que no se moviera, recogí las cosas y fui a la habitación, dónde preparé otras.

De vuelta la ayudé a levantarse, una vez de pie el hice poner de nuevo las manos sobre la cabeza, frente a mí. 

- Ahora aunque tarde vamos a volver al punto de partida. Es casi hora de cenar ya y tú no has comido, así que en la habitación tienes ropa, te vistes, te arreglas y vienes.

- Dónde vamos a cenar?

- Al bar de abajo...

- Pfffff me da vergüenza

- Cuando te sientes la vergüenza va a ser lo menos incómodo, te lo aseguro.

Un rato después apareció, llevaba un jersey de punto con un hombro al aire, una minifalda vaquera bastante cortas, medias y botas.

- Que guapa

- Pffff se me van a ver las medias es muy corta esta falda.

Le había hecho poner unas medias autoadhesivas al muslo, y no llevaba nada bajo la falda, de hecho la falda vaquera bastante ajustada sobre la piel desnuda y como se la había dejado, ya debía ser bastante molesta.

Me di unas palmadas en el regazo, resopló de nuevo pero se puso, le levanté la falda cómo pude. En el brazo del sofá había un plug de acero y lubricante. Lubriqué el plug...

- Colabora...

Otro soplido pero sus manos fueron hacia atrás hasta agarrar los cachetes y suspirar, cuando lo hizo mostrándome toda su intimidad, el plug ocupo su lugar sin mucha resistencia. La hice levantarse, de pie le bajé la falda, cogimos las cosas y nos fuimos a cenar. Antes de salir le dije.

- Y quiero ver la mejor de tus sonrisas, cómo si no hubiera pasado nada.

El camarero debió alucinar con el cambio, e igual también notó algún extraño gesto al sentarse. Cenamos tranquilamente y ya decidimos subirnos a casa.

Ella fue a desmaquillarse y quitarse las botas, yo estaba en el sofá cuando me asaltó.

- Ya no estás enfadada por los cereales?

- Joooo no seas rencoroso

- Vamos a la cama va.

Me levanté la cogí de la mano y nos fuimos a la habitación, me senté en la cama mientras ella se quitaba la falda, que cayó hasta los tobillos, la miré.

- Vete un rato al rincón

- Pffffff y ahora? 

- Para que no te olvides.

Un poco a regañadientes pero se puso en el rincón de la habitación, tiempo de echarle unas fotos y desnudarme.

- Vente va...

Se acercó se subió a la cama en plan sensual de rodillas encima de la cama se quitó el jersey, la camiseta y el sujetador, quedando solo con las medias, gateó hasta mí y empezó a darme besos en el cuello y juguetear, entonces le di la vuelta de repente, la puse boca abajo y le dije.

- Crees que te mereces un premio? Yo si me lo merezco, mi premio es tu culo.

En ese momento le quité el plug y así boca abajo con el culo marcado y sensible, le follé el culo hasta correrme. 





























2 comentarios:

  1. Reconozco que esta historia me desafía, me preocupa, me da mariposas, me toca y me emociona...
    Porque más allá de las nalgadas, el castigo, este maldito rincón y sodomía que es para mí la entrega y abandono definitivos.
    A veces soy propenso a la ira (incluso si es mucho menos así que antes), así que tomo nota de todos sus remedios efectivos. ^^

    ResponderEliminar
  2. Deseando leer la segunda parte.
    Magnífico!

    ResponderEliminar

"

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...>