Llevaba una racha de trabajo de varias semanas ya de aquellas estresantes y agobiantes así que lo que más me apetecía era que llegase el viernes, irme a casa tirarme en el sofá paz y tranquilidad.
Por eso cuando me dijo que el viernes había una exposición de fotografía que hacía un amigo de ella en el centro cultural de la ciudad, no es plan que más me apetecía para ser sincero, pero pensé que igual tampoco estaría mal desconectar un poco y por el hecho de acompañarla. Se me empezó a girar la cosa porque contaba con poder salir antes, pasar por casa cambiarme e ir juntos, pero al final se me complicó la cosa y cuando ya vi que no llegaba la llamé.
-Nena, que voy a salir más tarde, quedamos directos allí ya mejor, que si no,no llego.
-Joder siempre igual....vale.
En aquel momento, no le di más importancia a aquella contestación, es aquello que te pilla a otras cosas, pero después se me repetía incesantemente en la cabeza, en plan "osea estoy haciendo algo que no es que precisamente lo que más me apetece y encima que pese a todo acepto ¿me contestas así?. Pero bueno se me olvidó momentáneamente y cuando por fin fui libre con el tiempo justo me fui para el lugar de la exposición, busca y encuentra parking, esa manía de hacer los centros culturales en los centros históricos, pero que le vamos hacer, finalmente y teniendo que dejar el coche a tomar por saco, llegué andando. La reconocí de lejos a pesar de ser todavía invierno, primeros de Marzo pero invierno hacía una extraña noche primaveral y agradable. La vi de lejos allí de pie esperando, llevaba una mini vaquera, una chaqueta vaquera y unos botines negros, la acercarme vi que llevaba unas medias de reja negras, vamos especialmente sensual. Me vio, nos dimos un pico sin mucho afán.
-Vamos va que ya ha empezado...
Entramos en la sala de actos, típica sala de actos, en la que se dio una breve conferencia, mientras la cual yo iba pensando en aquella actitud, con digamos ese egocentrismo de quien reclama comprensión tal vez, pero en mi cabeza toda aquella actitud para conmigo me parecía del todo injusta y a la vez, la miraba de vez en cuando con esa lujuria que me provocaba la sensación de estar poseyéndola aun cuando ella no me hacía el más mínimo caso. Creo que no hay sensación más capaz de cambiar estados de ánimo incluso el cansancio más atroz, que el deseo y en aquel momento en el silencio de aquella pequeña conferencia, sentía ante todo deseo.
Tras la conferencia pasamos a otra sala donde estaba la exposición en si, ella estaba como pez en el agua, comentando las fotos con toda una camarilla alrededor de su amigo el fotógrafo, yo me mantuve más en segundo plano, mi cabeza hacía rato ya que no estaba allí y de alguna manera es lo que me mantenía activo. Hora y media después más o menos, de comentar las fotos una a una parecía que el acto terminaba cuando alguien sugirió ir a tomar algo, ella aceptó y cuando salimos en un momento de soledad le dije.
-Nena yo estoy agotado, ve tú si quieres.
-¿Me vas a dejar sola?
-Que más da total hemos venido en coches distintos tendremos que volver solos
-Puffff será un rato solo, no vendrá de ahí, tienes todo el fin de semana para descansar.
Otra vez aquella actitud poco empática a mi entender, pero cedí, no se porqué y acepté acompañarla a tomar algo. Por suerte no se demoró en exceso, una hora tal vez un poco más y se deshizo el contubernio. Tocaba volver a buscar el coche cada uno por su lado y por fin a casa. Cuando me monté solo en el coche me encendí un cigarrillo antes de arrancar, estaba cansado y a la vez excitado, era una sensación muy extraña.
Cuando llegué a casa, ya debía hacer unos diez minutos que había llegado ella, estaban todas las luces apagadas, di por supuesto que debía estar en el baño y me dejé caer por fin el sofá, enciendo solo la lámpara de la mesita que daba una luz tenue pero cálida, cerré los ojos inconscientemente y al sentir los pasos los abrí, mi sorpresa fue verla aparecer en el salón, tan solo llevaba las medias de reja hasta la cintura, la cazadora vaquera desabrochada sin nada debajo que dejaba ver la curva ascendente de su escote y los botines de tacón, me la quedé mirando en silencio, pero no cualquier silencio, ese silencio erótico, denso, que se puede cortar, un instante de silencio, que ella rompió.
-¿No vas a decir nada?
Cogí aire con fuerza, como quien quiere coger fuerza, me levanté , fui a su encuentro, la cogí de la cintura, la apreté contra mi y la besé. Esta vez no fue un simple pico, fue un beso largo, nuestras lenguas parecían querer librar un combate y a veces no hay más excitante y estimulante que un beso, cuando aquel beso se extinguió clavé mis ojos en los suyos y todo sucedió de forma mecánica como si lo hubiéramos ensayado doscientas veces, la cogí de la mano con esa frialdad cariñosa de quien tiene el control y lo sabe, ella me siguió obediente, como quien se sabe que algo tiene que pagar, me senté en el sofá, sin soltarla, hice algo más de fuerza tirando de ella hacía mi, mis piernas hacían de obstáculo y su cuerpo debía arquearse como un puente para superarlo, al caer tumbada boca abajo en mis piernas. No huno ningún tipo de resistencia, ni de pregunta, ni la petición de un porque. Yo me puse a acariciar su culo por encima de las medias, el relieve de la red contrastaba con la suavidad del nylon.
-¿Te parece bien ir sin ropa interior señorita?
No contestó, llevé mi otra mano a su cara, estaba caliente e imagino que sonrojada entre vergüenza y excitación.
-¿Y tu actitud egoísta, te parece bien?
Tampoco hubo respuesta, solo una respiración profunda casi jadeante...
-Me gustan estás medias y creo que les he descubierto una utilidad, marcar en tu piel su dibujo.
Hasta aquel momento todo había sido calma, palabras suaves, respiraciones...pero entonces mi mano empezó a golpear sus nalgas de forma rítmica. Los primeros azotes son con calma, como queriendo saborear la textura de su culo, progresivamente voy subiendo de intensidad, de forma continúa, ya no siento cansancio al revés es como si alguna droga estimulante fluyera por mi cuerpo, cuanto más la azoto, más ganas tengo de seguir y con más fuerza, a pesar del nylon negro y la red de las medias, tras unos minutos de azotaina continuada puedo ver su piel colorearse debajo de su cobertura, sigo azotándola con tenacidad, hasta que llega un punto que empieza a moverse, como intentando zafarse del castigo, entonces la sujeto con fuerza con mi brazo izquierdo de la cintura estiro hacía arriba haciendo que eleve su culo y sigo con el castigo, ninguna zona se libra de la percusión de mi mano obstinada, ni tan siquiera la parte alta de los muslos, estoy tan ensimismado que por un momento pierdo la noción, hasta que sus gemidos, me recuerdan que tengo el control o más bien el auto control y paro. La mano me palpita, de inmediato la llevo entre sus piernas aun con las medias puestas, pero puedo notar el calor y la humedad que emana su entrepierna.
-Eres incorregible y me encanta, no importa cuanto te de, siempre vienes a por más...
Levanto mis piernas para hacer que se levante, cuando esta de pie, la vuelvo a besar y le quito la cazadora vaquera, que tiró en la mesilla.
-De rodillas encima del sofá, manos apoyadas en el respaldo.
Lo hace, se sube de rodillas encima del sofá de espaldas a mi, suspiro profundamente, me acerco hasta el armario, lo abro en un bote juntos a lápices y bolígrafos ahí unas tijeras, las cojo, me voy hacia ella, cojo las medias, clavo una de las hojas de las tijeras y hago un pequeño corte, lo justo para meter mis dedos y desgarrarlas con fuerza y descubrir su piel, esta roja, sus dos nalgas parecen dos cerezas maduras de carne, me quedo un instante mirando su piel coloreada, ella balancea las caderas excitada y provocativa, entonces llevo mi mano a su sexo, lo agarro con fuerza, está empapado, lo estrujo, hasta la cara interna de los muslos chorrea, le doy dos o tres palmadas en el sexo desde atrás, mientras le digo.
-Nada te pone más cachonda que que te ponga el culo rojo ¿verdad traviesa?.
No me responde, jadea, le cojo de la cintura, estiró de ella hacia atrás, haciendo que saque el culo más, entonces me incorporo me desabrocho el cinturón de cuero marrón, lo sospeso, lo doblo ritualmente con calma, me lo paso a la mano izquierda un momento, paso los dedos de la derecha por su piel caliente y roja, lo vuelvo a cambiar de mano y suena un chasquido, el cuero impactando en su piel, de inmediato una linea roja cruza sus nalgas, ella suspira, espero un momento a su reacción permanece inmóvil a la expectativa y entonces comienzo una serie de azotes seguidos y rápidos como una veintena, dejo un momento el cinturón sobre el final de su espalda, busco con mis dos manos sus pechos, los agarro, me deleito con su tacto, sus pezones están erectos, los pellizco suavemente y los estiro, hasta que vuelvo a coger el cinturón y le digo.
-Has sido muy caprichosamente egoísta hoy...o tal vez es lo que buscabas.
Empiezo con otra serie de azotes con el cinturón, esta vez más lentos, dejando pasar unos segundos entre azote y azote, un par de docenas más y decido que es suficiente, deposito el cinturón en la mesilla, ella permanece inmóvil con el culo bien expuesto, esperando, le acaricio suavemente la espalda, está húmeda del sudor, bajo lentamente con mis dedos por su culo encarnado, busco algunos puntos azulados en su piel, de las marcas del cinturón, allí presiono un poco, haciéndola gemir, le acaricio el culo hasta que sus respiración se ralentiza, entonces me levanto voy a por un bote de crema hidratante, cuando dejo caer un chorro de crema fresca en sus nalgas suspira, la extiendo bien, pero dejándolas mojadas de crema, y meto mi mano entre sus piernas le acaricio la cara interna de los muslos y el coño por fuera eso provoca una reacción en ella, aun saca más el culo, exponiéndose, llevo un dedo de la mano izquierda entre sus nalgas buscando el agujero de su culo y empiezo a masajearlo lentamente a la vez, que mis dedos de la otra mano empiezan a jugar en los pliegues de su sexo, de repente la calma del masaje y la crema vuelve a transformase en tensión, en respiración agitada, en movimientos de cadera, abre las piernas, arquea más la espalda y mi dedo entra en su culo en ese momento con la voz entrecortada dice algo.
-Joder fóllame...
-Eso quieres traviesa? como?
-Pfffff que me folles
-Ya pero como?
-Fuerte fóllame fuerte por favor
-Eso está mejor.
Dejo de jugar con mis dedos, me desnudo apresuradamente, ella mueve sus caderas impaciente, hasta que la cojo de la cintura y de un golpe clavo mi polla en su coño, chocando contra su culo castigado, empiezo a moverme sin progresividad, clavo mis dedos en su cadera que empujo hacía mi haciéndola chocar contra mi pubis en cada envite, toda la excitación acumulada empieza a aflorar en mi, siento que me voy a correr en cualquier momento, me concentro, el maldito auto control, pero quiero esperarla, su respiración se acelera y cuando noto las contracciones de sus músculos apretando mi polla, me dejo ir casi al mismo tiempo nos corremos y caemos rendidos en el sofá.
Un rato después yo estoy tumbado en el sofá, ella está acurrucada en mi pecho, mientras sigo acariciando su piel...
Continuará....
brat?
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