sábado, 5 de enero de 2019

Red Christmas III parte y último relato serie Navidad 18/19.





Con este relato, doy por terminada esta serie especial Navidad de este año. Espero que hayáis sido buenos y los Reyes se acuerde de vosotros.

Dia 2 de Enero del Año Nuevo y tocaba volver a las rutinas después de una semanita de vacaciones, con el consiguiente palo claro. Andaba yo medio atontado en el despacho a media mañana cuando me dio por ponerle un mensaje.

-Hola, ¿como estás que tal ha ido la vuelta?

Tardó un poco en contestarme y fue con un escueto:

-Fatal....
-¿Que te pasa?
-Tengo la campanilla que me toca la lengua y la garganta en carne viva, me duele hasta tragar saliva y encima estoy como si me hubiera pasado un camión por encima.
-Te has pasado toda la noche dormida pero quejándote así que algo sospechaba, eso es que ibas muy fresquita en Nochevieja, es lo que tiene presumir.
-Ya claro y el hecho de ponerme esas medias a medio muslo igual también tiene mucho que ver.
-Jajajajajaj si claro, el dolor de garganta es porque se te enfrió el culo
-Que gracioso
-Encima, mira esas medias tienen mucha culpa que te levantase el castigo y que yo recuerde, no le pusiste ningunda objección, ni recuerdo que tuvieras el culo especialmente frio...
-Si si lo que quieras pero la culpa es tuya.
-Ahora en serio, si no te encuentras bien, vete a casa.
-Ahora a las 12 me escaparé un momento al médico a ver que me dice, pero la verdad no estoy bien.
-Ok dime algo entonces ¿vale?
-Si no te preocupes.

Ahí se quedó la conversación, aunque tanto por la voz, como por la noche que había pasado estaba claro que no estaba fina.

A la hora de comer le puse otro mensaje.

-¿Que te ha dicho el médico?

Pero no me contestó. Yo me lo monté para salir antes e irme a casa. Al llegar la encontré tirada en el sofá y no hacía muy buena cara.

-Uffff me acabo de levantar, me he quedado frita
-¿Has ido al médico?
-Si y me ha mandado para casa, anginas con placas y todo.

Me acerqué me senté a su lado le di un beso en la frente y estaba caliente.

-Tienes fiebre y todo
-Ya....
-¿Te ha recetado algo el médico?
-Si parecetamol para la fiebre y antibiótico una semana, con el palo que me da.
-Bueno, si lo necesitas, lo necesitas.
-Ya pero joder no hay semanas para caer mala, que tenga que ser esta
-¿Que pasa está semana?
-Pues la comida, te parece poco.

Entonces caí, claro la comida de Reyes, tenía la tradición de cada año organizar  ella en su casa una comida para la familia el día de Reyes, lo cual ya de por si le generaba una tensión y un estrés importante, con unas anginas encima aun peor.

-Nena, olvida la comida ahora, aun faltan días y esto en un par de días ya verás como mejora.
-Gracias por intentarlo pero no me anima

Lo decía en serio, yo sabía que suponía para ella esa comida, lo había vivido, ya no solo era buscar recetas, hacer la compra, es que la casa tenía que estar impoluta. Intenté hacerle ver que la ayudaría y que no se preocupase y aunque pareció conformarse, creo que era más efecto de la fiebre que otra cosa.

Pasó una mala noche aquella noche. Al día siguiente osea el tres seguía igual, cuando llegué con fiebre y pachucha sin embargo, aquella noche pasó mejor noche. El dia 4 cuando llegué a casa después de trabajar el panorama ya era muy distinto, ya no estaba en el sofá tapada con la manta como una gatita mimosa, la encontré haciendo faena en casa.

-Vaya  parece que estás mejor
-Siiiii hoy ya me he levantado mucho mejor, aun me duele la garganta pero no he tenido fiebre.
-Genial impaciente, ya te lo dije, pero igual deberías descansar.
-No puedo, mañana tengo que ir a  hacer la compra y cocinar, que el día de Reyes sea solo terminar de preparar.
-Haces cara de cansada, mira hacemos una cosa, mañana me pillo el día libre y te ayudo
-Ni hablar, ya puedo sola y tenerte aquí todo el día, aun voy a acabar más nerviosa, tu ve a trabajar y ya me espabilo yo.
-Pero ¿estás bien?
-Que si pesado!!!!!!!!!!!!! fíjate que ni me he acordado de tomarme el antibiótico esta mañana, me acabo de acordar.
-Pues muy mal...
-No empieces, ya sabes que estos días no estoy de humor.
-Bueno haz lo que quieras, al final lo vas a hacer igual.
-Así me gusta que lo reconozcas jajajajaj.

Tenía razón a fin de cuentas iba a hacer lo que le saliera del "chichi" igual, así que mejor dejarla en cambio aquella noche tuvo algo de fiebre y eso me mosqueó, cuando a media noche me pidió un parecetamol y fui al botiquín me dio por mirar el antibiótico y los que había tomado, e hice mis cuentas sin decir nada.

Dia 5 o día D según de mire yo me fui a trabajar tal y como habíamos quedado, pero me monté una excusa para salir pronto y a la tres estaba en casa.

Al llegar me la encontré atareada en la cocina, con el pijama, seguía haciendo cara de cansada, pero estaba desatada, de arriba para abajo haciendo 20 cosas a la vez.

-¿En que ayudo?
-¿Sinceramente?
-Si claro
-Pues si quieres ayudar, vete al sofá te pones la tele y no hagas nada.

Le hice caso, a veces es mejor no insisti, me puse cómodo y me fui al sofá sin hacer nada, ella seguía como un torbellino, hasta que apareció blanca y con mala cara.

-¿Te pasa algo?
-Uffff me ha dado un bajón voy a echarme un rato, hay una cosa en el horno, hazme un favor, cuando suene la alarma apágalo.
-Vale
-Pero ¿estás bien?
-Si, si no he comido nada y debe ser eso
-¿En todo el día?
-Siiii y no me des la brasa, ahora no.

Se estiró en el sofá la toqué y no tenía fiebre.

-No seas cansino, que estoy bien ya se me pasa.

El asunto me empezó a mosquear al cabo de un rato, se sintió mejor.

-Uffff ya está, ya se me ha pasado.
-Me voy a dar una ducha caliente a ver si me espabilo del todo.
-Muy bien

Se fue al baño, una cosa estaba clara, que no estaba bien del todo y se había metido un tute de impresión y claro le había pasado factura, conforme lo iba pensando me iba mosqueando más, soluciones hay mil para un caso así, incluso si hace falta se pide comida que para eso están las empresas de catering, y no se porque se me ocurrió mientras se duchaba ir al botiquín y mirar el antibiótico recordaba el número de pastillas y al comprobar vi que el número era exactamente el mismo que el que recordaba, vamos que no se había tomado el antibiótico desde ayer y eso terminó de encenderme, ya no era solo el estrés de la puñetera comida, era ya dejadez con la salud y eso si que no.

Salió de la ducha con otra cara.

-¿Mejor?
-Si, mucho mejor
-Pues venga come algo
-Uffff no me entra nada de verdad, y encima la garganta aun me duele al tragar.

Ahí vi el momento de entrar y sacando la cajita de antibiótico que tenía escondida le dije.

-No me extraña que sigas con dolor de garganta.
-No me digas que has controlado lo que me tomo, como si fuera una cria. Porque no estoy para tonterías hoy.
-¿Como?
-Lo que has oido.
-Creo que te estás equivocando y mucho "señorita".
-El que se equivoca eres tú.
-¿Yo?, de eso nada, si crees que las cosas van a ser como tu quieras y cuando tu quieras, lo llevas claro, si me das autoridad es para que la ejerza y no cuando tu quieras...
-Tio que no me des la chapa!!!!!!!!
-Ya está bien.

Fue lo último que dije, me levanté y me fui a por ella, no le dio tiempo a reaccionar, la cogí de la  mano, al principio se resistió algo, después vino con la excusa que estaba mala.

-Mala para lo que te interesa - le contesté

Total que no se como, pero la cosa terminó conmigo con una pierna levantada apoyada sobre la mesilla de café de enfrete del sofá doblada de tal forma que mi muslo hacia de una especie de valla sobre la que ella se inclinaba de un tirón en la mano, después puse mi mano izquierda en su espalda para evitar que se incorporase y con la derecha zurrándole el culo por encima del pijama mientras le decía.

-Tu mal humor, tus malas contestaciones, tu bordería y tus nervios los puedo entender, pero que tontees con ciertas cosas, por ahí no paso y mucho menos que pongas en duda mi autoridad, sino haberlo pensado antes.

Ella se resistía y ponía excusas otra vez, hasta el punto de tener que sujetarla contra mi pierna cogiédola con fuerza de la cintura con la mano libre, momento que aproveché para bajarle el pantalón del pijama, lo justo para dejarle el culo al aire y seguir en aquella  posición, mi mano no dejaba de golpear sus nalgas descubiertas dándoles un colorcito muy interesante y pronto llegó aquel momento de la rendición, cuando deja de luchar, con lo que me fue más fácil seguir con la zurra dándole color al culo, la posición era muy excitante pero incómoda para los dos,así que una vez hice el calentamiento de rigor paré y le acaricié el culo un rato en la misma posición, hasta que con una palmada le dije.

-Tira un rato a la cristalera del balcón y bien pagadita quiero ver el vaho de tu respiración en el cristal a relajarte.

No se movió hasta que le dije.

-¿Te llevo yo?

Entonces refunfuñando se fue  hasta la cristalera, que se había convertido desde hacia tiempo en el rincón de pensar.

Yo me senté un momento a maquinar el resto del castigo, quería que fuera algo especial y pensé en algo que consiguiera ese efecto. Tras un rato me levanté sin decir nada y fui a la habitación a por la regla de madera larga, la de 60 cm, con ella en la mano la llamé, se giró y señalando con la regla le indiqué un lugar del medio del salón.

-Ponte aquí mirando a la cristalera (osea de espaldas a mi) mano en la nuca y saca el culo.

Nunca había usado esa posición la recordaba de haberla visto en alguna antigua película con alguna escena de castigo escolar. Es una posición que me pareció interesante para lo que buscaba, está de pie sin apoyarse en nada, tampoco está completamente inclinada, solo un poco, lo justo para "sacar el culo" con lo que la piel de las nalgas no queda tensa del todo y pica más además tiene que aguantar los azotes sin apoyo y sin moverse como le advertí, lo cual lo hace una posición bastante indecorosa y más cuando puedes decir en el momento adecuado una frase como.

-Saca más ese culo. Van a ser tres docenas cuéntalos (para los castigos "serios" me gusta usar las docenas y medias docenas, en vez de números redondos, obligas a calcular la cifra y le da un punto de seriedad que me gusta). En este caso el número eran 36 azotes con la regla.

Me puse en la posición ideal, para azotarla, la idea era seguir desde el primero el mismo ritmo e intenisdad de azote, golpe seco de movimiento rápido de brazo, pausa que contara, que sintiera bien el efecto de cada azote antes de proceder al siguiente y así lo hice, si lo hacia muy seguido en esa posición acabaría por moverse, tomándome mi tiempo entre azote y azote no solo conseguía que mantuviera la posición sino también que notara el quemor entre azote y azote. Al terminar la primera docena ya suspiraba como pidiendo que aquello acabara cuanto antes, pero un castigo es un castigo y su culo no se libro de las tres docenas de azotes con la regla, al darle el último y decir:

-36

Por acto reflejo, se incorporó y empezó a frotarse con ganas.

-¿Se puede saber que haces?

Al instante se puso recta con las manos en la nuca otra vez.

-Sabes perfectamente, que nada de tocarse sin permiso después de un castigo, para eso ya estoy yo. Extiende las manos hacia delante.

Resopló pero lo hizo. Le puse la regla encima de las manos.

-Sujétala así me aseguro que no te tocas mientras preparo unas cosas, que aun no hemos terminado tu y yo.

Ahí la dejé sujetando la regla con el culo en llamas en medio del salón. Yo me fui a preparar unas cosas, primero a la habitación, cogí el felpudo áspero de los castigos, una libreta y bolígrafo, ella seguía inmóvil de espaldas sujtando la regla y mostrándome su culo recién castigado. Coloqué el felpudo en una de las sillas, abrí la libreta y escribí en ella la frase: "No volveré a tontear con la medicación". Después me fui a la cocina allí estuve un algún minuto más atareado. De vuelta seguía allí me acerqué le cogí la regla y le indiqué fuera hasta la mesa. Lo hizo sin quejarse.

-Antes de sentarte apóyate en la mesa, con el culo hacia fuera.

Lo hizo, me acerqué la acaricié un poco, me gusta el tacto de culo recién azotado, calentito, sensible, en determiando momento con la mano izquierda le separé las nalgas algo debió imaginar porque se le escapó un pequeño quejido, que se transformó en suspiro cuando empecé a pasar algo fresco por su ano, era un trozo de jengibre pelado del tamaño de un dedo aproximadamente tras varias pasadas, apreté y entró en su culo.

-Ahora siéntate y empieza a copiar la frase que te he escrito en la libreta.

Se sentó sobre el felpudo y con el jengibre que seguro empezaba a hacer efecto, los primeros diez minutos aun los aguantó, a partir de los segundos diez minutos no sabía como ponerse, entre la espera del felpudo sobre la piel recién azotada con ganas y el jengibre, la pobre iba de un lado para otro, cuando llevaba algo más de 20 minutos copiando le dije.

-¿Quieres terminar lo que te queda copiando de pie?
-Si por favor.
-Vale, hazlo.

Se levantó y siguió copiando hasta que sonó la alarma de la media hora.

-Trae la libreta.

Se acercó y me entregó la libreta, la vi y se la devolvi.

-Numera las lineas.

Cogió el boli y se puso a numerar, cuando estuvo me la volvió a entregar.

-143.....muy bien ahora se cuanto puedes copiar en media hora. Date la vuelta.

Lo hizo, le quité el jengibre y acto seguido le subí el pantalón del pijama.

-Ahora vamos a ponernos los dos a terminar de preparar y cuando estemos ya veremos que pasa.

Y eso hicimos como un equipo nos pusimos a trabajar, ya sin nervios, sin contestaciones bordes y en un momento tuvimos todo listo, cenamos algo y nos apalancamos ya con todo hecho, en el sofá tuvo su dosis de cremita, masaje y algo más y nos fuimos a la cama, nos esperaba un día ajetreado así que puse el despertador pronto. Nos despertamos y le dije.

-Vístete
-Ahora para que?
-Vamos a ir un momento al centro de salud
-Joder que hay que preparar,
-Esta todo listo y será un momento por el camino te cuento.

Su cara era todo un poema cuando de camino al centro de salud le dije que nuestro motivo de ir era para pedirle al médico que cambiase la medicación oral, por alternativas, ya que como oral se olvidaba habría que buscar soluciones. Estando en la sala de espera, todavía me discutía, pero le amenace con entrar con ella. No tardo en salir,  todavía ruborizada con la receta correspondiente. Me la imaginaba dándole al explicación al médico para cambiar el sistema. Antes de ir a casa pasamos por la farmacia del guardía. Tuvo suerte el antibiótico solo era posible por via oral, pero no así un antiinflamatorio que le recetó para tres días.

Cuando llegamos a casa, nos pusimos a preparar, ella se fue a vestir ya estaban a punto de llegar. Entonces la llamé a la cocina. Le hice tomarse el antibiótico delante de mi y al terminar, me senté en el taburete y la hice ponerse en mis rodillas, le levanté el vestido le bajé las medias y el tanguita, aun lo tenía bastante marcado, cogí la caja de los supositorios y saqué uno, le separé las nalgas y se lo puse acompañado por el dedo, comprobé como estaba y flipé de lo mojada que estaba en aquel momento, justo entonces sonó el timbre, le subí el tanguita y las medias, ella se levantó apresurada poniéndose bien la ropa y roja como un tomate.




2 comentarios:

  1. Ha sido estupendo el relato, si es posible haz por favor más de este tipo!!! Y muy original los audios.

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