lunes, 31 de diciembre de 2018
Red Christmas II parte.
Estábamos de lleno en aquellos días tontos entre Navidad y Nochevieja, ninguno de los dos trabajamos aquellos días, ya debíamos ir por el 4 día de castigo y hasta ahora las cosas habían ido bien, lo cierto es que yo tampoco, había tensado mucho la cuerda y que ella se había "portado" bien.
Pero aquella tarde yo salí tenía que hacer algún encargo y comprar algún regalo de última hora. Ella se quedó en casa con la promesa de estudiar para las oposiciones. Cuando llegué a casa ya era de noche, aquella hora tonta entre que cae el sol y la hora de cenar. Dejé algunas de las cosas en el trastero antes de subir porque no quería que las viera y subí a casa.
Al llegar estaba estudiando, le di un beso y me fui a dar una ducha al salir ella recogía los trastos de estudiar, estuvimos charlando un rato, tomando algo y me puse a preparar la cena, después de días de atracones algo suave para relajar es lo que apetece, mientras yo preparaba la cena ella se dio una ducha. Nos sentamos a cenar, cenamos, recogimos y directos al sofá.
Apalancados un rato, nos dio a los dos esa morriña y le dije.
-Y si nos vamos a la cama?
No puso ninguna objección, nos preparamos y nos fuimos a la cama. Como de costumbre yo tiré primero así que cuando apareció ella en la habitación, yo la esperaba sentado en la cama, sin haberme metido dentro aun. Cuando me vio ya se puso roja y dijo.
-Pensaba que hoy te habías olvidado.
Nunca me olvido de un castigo, es más si lo digo se cumple, salvo muy rara excepción y su última falta era merecedora de que no hubiera olvido y el castigo era muy claro. Revision de marcas, azotaina de recuerdo y el placer restringido, hasta el Año Nuevo.
-Lo que digo lo cumplo ya deberías saberlo. Así que ya sabes.
Resopló como para expresar cierto desacuerdo, pero aun debía tener reciente el castigo, y si tener que decir más, ella misma cumplió todo el ritual. Que consistía en ponerse de espaldas a mi, muy cerca, bajarse el pantalón del pijama y la ropa interior si la llevaba y que yo revisara la evolución de las marcas de la última azotaina. Lo cual hacía con una gran satisfacción y sin ahorrarme detalles, ni táctiles por supuesto, ni explicativos, ya que a la vez que le acariciaba el culo, que pasaba mis dedos sobre las marcas, también solía narrarle el estado y comentar, cosas como por ejemplo "uff aquí aun tiene que doler al sentarte". Aquel día lo hice a conciencia, ya habían pasado varios días y las marcas estaban ya bastante difuminadas, pero aun así hice un recorrido con mis dedos por los restos de las mismas a la vez que comentaba en voz alta. Ya os podéis imaginar el efecto humillante en una adulta, ya no solo de mostrar el culo para que lo "revisen" sinó que encima quien lo hace comente.
Cuando terminé, le dije que era el momento del siguiente paso, que no era otro que la azotaina de recuerdo. La azotaina de recuerdo, es algo que solo usaba en casos muy determinados, donde consideraba que la falta había sido lo suficientemente grave y tras el castigo principal, durante unos días despues a diario, le daba una azotaina siempre suave y a mano, pero que sirviera de recuerdo, muchas veces solía ir acompañada de algún otro tipo de castigo. En ambos casos tanto la revisión de marcas, como la azotaina de recuerdo, en realidad sirven sobre todo, para que aquello desemboqué en algo más, pero no era el caso aquella vez, ya que el castigo era una semana sin placer, así que tal vez el castigo era ese "calentarla" y dejarla sin "premio".
Cuando se lo dije volvió a rechistar un poco, pero sabía que no le quedaba más remedio y se puso en mis rodillas, como estaba sentado en la cama, lo hizo comodamante como quien dice en realidad tumbada sobre mis rodillas. Antes de empezar la acaricié un poco, como una continuación de la revisión de marcas y empecé. El sonido de mi mano golpeando sus nalgas, enmudecía la tele puesta de fondo, para ser una azotaina de recuerdo, aquel día y a la vista que las marcas estaban a punto de desaparecer, me emplee bastante más a fondo, no como en los días anteriores que me había limitado a darle un poco de color a la piel, aquel día estuve un buen rato, hasta ponerle el culo bien rojo, hasta el punto que al terminar ya no eran visibles las marcas, eso si se quejó un poco cuando paré en plan que aquello había sido algo más que una azotaina de recuerdo. Pero sus quejas duraron poco, en cuanto mis dedos hicieron una incursión entre sus piernas. Es gracioso como todas, esas quejas, todos esos rubores y vergüenzas de estos rituales, no tienen continuación en su cuerpo, desde el momento que le dije que me enseñase las marcas, sabía que se había mojado al instante nada mas escucharlo y durante todo el proceso, cada vez un poco más, así que cuando me puse a explorar con mis dedos su coño en mis rodillas y lo encontré como un lago, no me extrañó lo más mínimo, le metí un dedo y dos, hacerlo en esa posición osea en las rodillas, te permite llegar muy bien a la parte oculta del iceberg que es el clítoris, solo tienes que meter la mitad de los dedos y justo ahí hay un zona más rugosa, en el interior de la vagina, friccionar haciendo cierta presion con la yema de los dedos justo en esa zona es muy efectivo, así que no tardé mucho en escuchar su respiración acelerándose y sus gemidos, aumenté un poco más la velocidad, de seguir así y con la sensación del culo caliente y rojo presente, no hubiera tardado mucho en correrse, pero entonces paré, saqué los dedos, le di un cachete en el culo y le dije.
-Venga a por la crema, que me lías y estás castigada.
Tardó un poco en levantarse y su cara me decía que realmente aquello le había hecho más pupa que la azotaina, volvió con la crema, me la dio, sin mirarme pero con cara seria y se tumbó boca abajo en la cama.
-No pongas esa cara hasta el suelo, que sabes perfectamente, que te lo ganaste.
No contestó a esas alturas creo que cualquier intento de picarla hubiera fracasado, se puso en plan termina ya y a dormir. Pero tiene un problema y es que le encanta que le soben el culo y yo lo se, así que me recree en ello, cremita, caricias, masaje sin prisa, se que se podría estar horas así y tras un ratito de sobeteo, cremitas y demás tenía los ojos cerrados pero una sonrisa. Así que me fui a zonas cercanas, a las que podía llegar perfectamente y le dije para ver que pasaba.
-Puffff esta semana te deshidratas nena....
Mientras pasaba mis dedos entre sus labios.
Entonces le quité del todo el pantalón del pijama, no se que pasaría por su cabeza al hacer aquel gesto, pero imagino que tal vez me rendía, de alguna manera ella estaba castigada sin placer, pero en aquellos días yo también...así cuando volví a sobarle el culo y entre las piernas debíó pensar que me rendía. Pero de nuevo paré de repente y le dije.
-Voy a guardar las cremas y fumarme un piti, métete ya en la cama que vas a coger frio, sin pantalón.
Y ahí le dejé otra vez con la miel en los labios, era un tira y afloja divertido, a ver quien podía más. Dejé las cremas en el baño y me fui a la cocina a fumar, con el pasillo a oscuras se podía ver la luz de la cocina desde la habitación, me encendí el cigarrito le di un par de caladas y me descalce, pegado a la pared fui caminando sigiloso por el pasillo, llegué hasta la puerta casi, estaba a oscuras, solo la luz que irradiaba la tele, tampoco podía mirar sin ser descubierto y la puñetera tele no me dejaba escuchar su respiración, pero vamos tenía la corazonada que me desafiaria y aparecí de repente bajo la puerta de brazos cruzados, no me vió tenía los ojos cerrados, pero su cara cambio cuando dije.
-Que estás haciendo?
-Joder que susto cabrón, me estaba quedando dormida.
Sin decir nada me acerqué sus manos salian de debajo del edredón, simplemente le cogí la derecha de la muñece y "probé" sus dedo corazón con mi boca, ese sabor inconfundible, entonces metí la mano dentro del edredón directo a su coño...
-¿Dormida? ¿encima me quieres tomar el pelo?
-Llevo así toda la noche por tu culpa...
-Nena que no me chupo el dedo, nunca mejor dicho, mira que eres arriesgada a veces, si al menos te hubieras corrido!!!!
Se puso roja como un tomate, aun a medio oscuras se notaba.
-No me has dado tiempo, un minuto más jajajaja
-Ahhhh que te hace gracia?
-Y que quieres que haga? que llore?
-No, pero me estaba pensando si levantarte el castigo hoy y me has puesto la decisión muy fácil, es más yo si no que no me voy a quedar, con las ganas.
Encendí la la luz, la destapé. Me fui directo al armario de los juguetes, cogí de el una cajita en ella habían tres plugs de silicona, idénticos de forma pero de distinto tamaño y grosor, se los di, junto con el lubricante y le dije.
-Prepárate el culo, porque te lo voy a follar.
Me quedé a los pies de la cama, con los brazos cruzados.
-Nena, si lo tengo que repetir, esas marcas se van a eternizar.
Fue muy excitante observar la escena, imaginad, ella desnuda solo con la camiseta del pijama, con las piernas abiertas, yo delante mirando, como primero se aplicaba el lubricante, como después usaba un dedo, para dilatar un poco, yo con la mirada clavada en su cara avergonzada, después como usaba el plug más pequeño, y como lo hacia entrar por el agujero estrecho, podía ver su sexo rojo y brillante de lo mojado que estaba, como se quitaba el primer plug y cogía el mediano, lo lubricaba, y lo llevaba ahí como apretaba con el dedo y como despacio iba entrando, hasta quedar solo fuera el tope. Entonces le dije:
-Date la vuelta.
Lo hizo, la hice levantar un poco el vientra para poner las dos almohadas debajo que le levantasen el culo, me desnudé no hizo falta estimularme de ninguna manera, haber visto aquella escena en primera fila era más que suficiente estimulo. Me pusé de rodillas encima de la cama, cogí el plug por el tope, lo moví, jugué a sacarlo un poco y volver a meterlo, hasta que se lo saqué, entonces llevé mi polla a su pequeño agujero, no costó mucho que entrara ya estaba preparado, y empecé a follarle el culo, que aun tenia rojito de antes, estaba muy cachondo, así que no tarde mucho en correrme. Cuando lo hice dejé la polla dentro un rato, en ese momento ella intentó llevar una de sus manos entre sus piernas, pero se la agarré.
-En serio me vas a dejar así una semana.
-Norma número uno. Nunca amenaces con algo que no seas capaz de cumplir, así que si, es más por si no te queda claro ahora me encargo que no tengas ninguna duda.
Saqué la polla de su culo, fui al baño, con la seguridad que ahora no osaría a intentar nada. De vuelta seguía en la misma posición. Me senté en la cama la cogí y a la fuerza la puse otra vez en mis rodillas y con la mano me encargué de ponerle bien rojo y caliente otra vez el culo antes de dormir, esta vez sin cremitas, ni mimos, ni caricias. Cuando terminé, hice que se metiera debajo del nórdico yo también la abracé por la espalda notando su culo caliente en mi piel y pasandole un brazo por delante justo debajo del ombligo y le dije al oido.
-Te lo iba a levantar, pero te has querido pasar del lista, así que hasta el Año que viene nada y quien sabe si sigues así igual alargo.
Continuará...
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