sábado, 20 de octubre de 2018

Quien busca encuentra.





Nada más verla entrar por la puerta supe que algo había pasado, su saludo frio y distante, el hecho que no fuera a cambiarse y ponerse cómoda nada más llegar o que se fuera sola a la cocina a fumar sin invitarme a ir o simplemente sentarse en el sofá a fumar allí. Algo había pasado estaba claro y era algo que hacía que su cabeza estuviera dándole vueltas.

En estos casos siempre surge la misma duda ¿que hacer?. Yo tenía unos días libres y los había aprovechado para pasarlos con ella, pero claro ella trabajaba, así  que salia a las 7 y hasta las 4 no volvía, menos el fin de semana y la verdad me apetecía estar bien sin discusiones, pasarlo bien, así que decidí sondear la situación y me fui para la cocina, allí estaba fumando apoyada en el mármol con la mirada perdida, me acerqué sin decir nada la cogí de la cintura la miré sonriendo, me echó el humo del cigarrito en la cara, una sutil forma de decirme "no está le horno para bollos" captado el mensaje me senté en una de las sillas de la mesita de la cocina y como quitándole hierro al asunto le dije.

-Anda que has preguntado si quería acompañarte, con las ganas que tenía que volvieras.

Me miró puso una mueca que simulaba una sonrisa y no dijo nada. Ya vi que o atacaba de frente o no iba a sacar nada.

-Te pasa o ha pasado algo?
-Creo que está bastante claro ¿no?.

Entonces apagó el cigarrillo a medio consumir y se fue para la habitación dejándome por segunda vez compuesto y sin novia. Decidí esperar a ver que hacía, a los pocos minutos la vi salir de la habitacion con el pijama puesto y entrar en el comedor, puso la tele y se tiró en el sofa. Me fui para allí sin decir nada me senté, tenía los pies encima del sofa desnudos fui a cogerle un pie, pero lo retiró.

-Bueno que? piensas estar así toda la tarde?
-Puffffff no, no quiero hablar, ni discutir, quiero estar sola nada más.

Lo dijo sin mirarme, tenía la vista fijada en la tele, me fije tenía los ojos vidriosos como apunto de llorar.

-¿Estás llorando?

Entonces si se giró y me miró para decirme seria

-No

Pero si le caian dos lágrimas por las mejillas.

-Me lo vas a contar o no?
-Déjame en paz por favor.
-Ok, está bien, tu misma.

Me levanté cogí la chaqueta, hacía mucho viento y las llaves.

-Ya te dejo sola me voy a dar un paseo.

Sin decir nada más, me fui. Estuve un buen rato deambulando sin rumbo, pero el puñetero viento agota, así que entré en un bar a tomarme un café, no podía dejar de darle vueltas a que le había ocurrido, la conozco y bajo esa apariencia de persona dura como una roca, se esconde en realidad alguien muy sensible, así que una mínima discusión en el trabajo por ejemplo, en la cual alguien hubiera soltado un comentario que hubiera golpeado esa sensibilidad era suficiente motivo para su comportamiento, pero también podía ser algo peor, algún problema familiar por ejemplo, miré el móvil varias veces haber si tenía algún mensaje, estuve tentado a ponerle alguno, pero no lo hice. Anochecía ya cuando salí del bar camino de nuevo a casa, el puto viento era cansino a más no poder, llegué jadeante del esfuerzo de caminar a contraviento. Abrí la puerta de entrada, subí la escalera, abrí la puerta del piso, estaba todo a oscuras, solo los destellos de la tele encendida iluminaban algo, al entrar el comedor ella seguía en la misma posición que la había dejado, me dijo un tímido.

-Hola, donde has estado con este aire?
-Tomando café

Le dije mientras me quitaba la chaqueta, me fije en sus ojos y no hacian pinta de haber llorado, malo pensé, sigue reteniendo.

-Y tu? que has hecho?
-Nada aquí tirada viendo la tele.

Me senté actuando en todo momento con mucha calma sin alterarme.

-¿Sigues queriendo estar sola? por que si eso me voy a la habitación.
-No, no hace falta
-Entonces me vas a contar, que ha pasado o que?

Resopló y sin decir nada se levantó.

-Donde vas?
-A la cocina a fumar.
-Osea vuelves a huir
-Joder voy a fumar te he dicho.
-Puedes fumar aquí, de hecho fumamos siempre aquí
-Pues hoy prefiero fumar en la cocina ¿que pasa?
-¿Que pasa? eso me pregunto yo que pasa, porque no entiendo este comportamiento de niña insolente, sabes no puedes llegar aquí, después de todo el día, no decir nada aislarte en tu mundo, contestar mal, rehuirme, encima se te caen las lágrimas, me digo ten paciencia, te doy espacio, me voy un rato, a la puta calle, con este puto viento, porque pienso "va no la presiones igual necesita tiempo" aunque eso si todo el rato preocupado y comiéndome la cabeza porque coño te pasa, decido volver ¿y que me encuentro? la misma actitud de niñata.

Me retahila seria pero sin levantar la voz ni perder la compostura, la hizo dudar un momento si contratacar, se mordió la lengua se giró y siguió camino de la cocina.

-Ven aquí

Obviamente ni caso y decidí cortar, por lo sano me levanté y me fui a por ella, la cogí del brazo.

-Suéltame que haces.
-Ya está bien de tanta tontería que ya tienes un edad para tener esa actitud.

Ahí algo me dio una pista definitiva si bien tenía que tirar de ella para que avanzara, fue la única resistencia que puso, tanto activa como verbal, vamos que parecía que era lo que buscaba, pues lo iba a tener pero bien.

Como no quería que se lo repensara al mismo momento de sentarme yo en el sofá la tumbaba en mis rodillas, tampoco opuso ninguna resistencia más allá de alguna pequeña queja con la boca pequeña, ni tan siquiera tuve que retenerla de ninguna manera, cuando me empecé a azotarla encima del pantalón del pijama, no tenía ninguna prisa y en mi mente se dibujaba una azotaina bien larga, así que inicié la operación con calma, sin prisa calentamiento antes de pasar a mayores, tomándome mi tiempo sin dar muy fuerte pero si seguido y constante, quiero una rendición absoluta y esa es la primera parte. Cuando creo que es suficiente, paso a comprobar si esa rendición es real. La hago levantarse y con calma pero firme de pie delante de mi le digo que sea ella quien se baje el pantalón del pijama, se que estando en casa debajo no hay nada, y que tener que hacerlo ella y más de pie frente a mi, aumenta su sensacion de pudor, protesta algo, pero lo hace sin mirarme y le indico de nuevo que mi regazo la espera. Espero que se coloque en la posición ideal, quiero ese culo desnudo bie expuesto, ahora ya el objetivo no es calentar son las sensaciones, aunque ya tiene algo de color, la idea es subir el tono mucho más y empiezo ahora el contacto es directo piel con piel, voy jugando con las sensaciones, empiezo lento y subo la velocidad y la fuerza, de repente vuelvo a bajar, incluso me detengo y de repente vuelvo a empezar intenso de golpe, la piel se va enrojeciendo de forma  uniforme, y yo sigo jugando a cambiar las sensaciones, muy rápido muy intenso, insistiendo varias veces en el mismo situo, ralentizando, parando, aprovecho alguna parada para hacer una excursión a su entrepierna para comprobar que esta mojada y entonces vuelvo a los azotes.

Se me empieza a cansar la mano y mira que me gusta, pero es que además quiero llevarla hasta ahí, hasta el borde del precipicio y con la mano me llevaria más tiempo entonces decido parar. Le acaricio un poco el culo, no mucho, enseguida le digo que se levante y que vaya al armario y me traiga la paleta pequeña nueva que aun no hemos estrenado. Suspira, una mirada y basta, sabe que una de las reglas de toda azotaina es que una vez bajada la ropa, no puede volver a subirse hasta terminar, sale del comedor caminando a la vez que sujeta el pantalón para que no termine en sus tobillos pero sin subirlo, de vuelta me trae la paleta, es una paleta pequeña de de un palmo de largo, por medio de ancho, de madera de bambú, fina, muy ligera pero muy resistente. Cojo la paleta y le digo que se ponga de nuevo en mis rodillas, dejo la paleta encima de su culo rojo, con la mano izquierda le acaricio el pelo y la mejilla, después busco su mano y hago que me la coja, esa mano va a ser mi guia. Sin más cojo la paleta y empiezo a castigarla con ella, al ser ligera el impacto no es tan pesado, no aplasta tanto, pero coge más velocidad y suena de maravilla, así que empiezo la rutina alternando nalga y nalga, ahora si busco que pique, que duela, llegar casi al punto de no poder más, pero sin llegar, es continuo, pero siempre a la misma cadencia y fuerza, tras un rato empieza a apretarme algo la mano, entonces si aumento un poco la intensidad, enseguida me aprieta con mas fuerza y paro. Le acaricio las piernas, pero sin tocar para nada el culo, espero a que la mano que sujeta la mia se vuelva a relajar y su respiración vuelva a la normalidad, sin prisa. Cuando pasa vuelvo a coger la paleta y vuelvo a empezar con la misma fuerza y ritmo, esta vez tardo la mitad de tiempo en llegar a esa zona naranja de peligro y vuelvo a parar, tiene el culo color escarlata brillante, le acaricio de nuevo los muslos meto la mano en la cara interna obligandole a separarlos un poco, pero sigo pendiente de la presión de su mano y su respiración, quiero que se tranquilice todo de nuevo, la respiración, la tensión cuando pasa, mi mano entre sus muslos sube, busca su coño suave, mojado e hinchado de la excitación y empiezo a masturbarla en mis rodillas, quiero se mezclen todas esas sensaciones, el ardor de su culo por los azotes, con el placer que le dan mis dedos, literalmente chorrea mientras mis dedos entran y salen de su coño, noto las primeras contracciones del orgamos entre jadeos y respiración agitada, es muy intenso tanto que se retuerce del placer en mis rodillas, pero aun no han terminado las últimas contracciones del orgasmos cuando vuelvo a coger la paleta y vuelvo a azotarla, el orgasmo actua de anestésico por un momento, la azoto con ganas, una tanda corta pero intensa y vuelvo a parar, se retuerce de nuevo ahora de dolor, la dejo recuperar otra vez, sin caricias, sintiendo todo el calor de los azotes. No hay prisa, disfruto del momento en silencio, pendiente de ella nada más. Hasta que llega la calma otra vez.

Le digo que se levante, lo hace despacio. Yo también cojo un de las sillas del comedor y la pongo en el rincón.

-No querías estar sola? Pues ya sabes.

Se sienta en la silla mirando al rincón, suspira al apoyar todo el peso en las nalgas doloridas. Yo me vuelvo a sentar, la dejo ahí con sus sensaciones, pero sin dejarla sola, sabe que estoy, que estoy detrás mirando, no la dejo mucho tiempo 5 minutos suficiente, la voy a buscar la ayudo a levantarse, cojo la silla, la coloco en el centro del comedor y le digo.

-Las manos apoyadas en el asiento de la silla y el culo bien expuesto. Resopla está cansada ya, y aun debe doler, pero lo hace, mientras yo me desabrocho el cinturón, hago el máximo ruido posible quiero que sepa que va a suceder, lo doblo, me sitúo detrás de ella un poco desplazado a su izquierda y le digo.

-Serán 20 y contados.

Nada mas terminar le suelto el primer azote con el cinturón, espero quiero sentir el "uno".  Lo escucho tras un suspiro, me tomo mi tiempo antes de ir a por el segundo, así lo hago con los 20, muy despacio, azote a azote con su tiempo entre medio, al terminar me acerco paso los dedos por el contorno de las marcas del cinturón, ella sigue en la misma posición y acabo de nuevo con toda la mano en su coño, lo agarro y lo suelto y entonces empiezo a darle una palmaditas suaves pero rápidas y seguidas desde atrás en el sexo, empieza a gemir y le digo:

-Si sigo aun te vas a correr.

Me detengo, la ayudo a levantarse, se da la vuelta y nos abrazamos mis manos se van automáticamente al culo, lo frotan, el tiempo que dura el abrazo, cuando se suelta, nos miramos, la cojo de la mano y nos vamos a la habitación, le digo que se tumbe boca abajo en la cama. Yo voy a por las cremas y vuelvo me siento a su lado en la cama la empiezo a acariciar desde la nuca hasta los pies, pero saltádome el culo, así un rato en silencio hasta que cojo la crema dejo caer dos chorros uno en cada nalga suspira, al notar la crema fresquita en su piel ardiente, comienzo a extenderla muy suavemente no hay prisa haciendo circulos con los dedos, hasta que la piel la absorve toda, vuelvo a echarle crema ahora el masaje es mas propiamente una masaje en las nalgas, no se cuanto tiempo estoy sobándole el culo, tal vez un cuarto de hora o más, inicio un tercer masaje, este no se limita a las nalgas, tambien masajeo y estimulo toda la zona anal y del perineo. Observo sus reacciones mientras sigo ahora ya incluyendo también el sexo y le pregunto.

-¿Quieres hablar?

Su respuesta es un gemido y pienso que tal vez primero habría que apagar el fuego que acabo de encender.

Continuará.....





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